Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP
Sin duda alguna estamos en una de las etapas más difíciles de la historia republicana costarricense, al menos desde el establecimiento de lo que se conoce como la Segunda República: es la época del caos fiscal.
Luego de meses y meses, semana tras semana y día tras día de soportar la más infame campaña de agresión psicológica y de terrorismo ideológico en contra de las personas trabajadoras asalariadas del sector Público, jamás desplegada en contra de un sector de la población y ejecutada por el periodismo violento, el del odio, este ha fracasado. Las verdaderas razones del caos fiscal nacional están en otra parte, no en el salario que devengan quienes laboran para el Estado, más allá de lo que debe y deba ser corregido.
Con la llegada del señor Rodrigo Chaves Robles -a quien no conocemos-, al cargo de Ministro de Hacienda, muchas cosas de la verdadera real realidad del caos fiscal nacional han comenzado a tomar rango de política de Estado; y, aunque de su enfoque del problema se puedan tener diferencias, varios de sus planteamientos viendo siendo formulados, hace ya bastante tiempo, desde la corriente sindical en la cual militamos. Veamos:
Ya es oficial que el robo de impuestos (como nos gusta llamar nosotros a la evasión fiscal) está llegando a representar hasta 8 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB) ¡anuales! Es decir, unos 2 billones 800 mil millones de colones. A ellos hay que agregar, los 6 puntos PIB en materia de exenciones-exoneraciones, cifra que hace ya tiempo había logrado el rango de dato oficial. Entonces, tiene aquí usted un terreno fértil de 14 puntos PIB para ir a buscar soluciones al grave problema del déficit fiscal: unos 4 billones 900 mil millones de colones anuales.
Levantar el secreto bancario como lo propone el ministro Chaves Robles, lo cual apoyamos nosotros de manera entusiasta, es algo sumamente necesario e impostergable, como consecuencia de lo anterior. Este tema de la fuerte evasión tributaria nunca fue agenda central mediática para el periodismo violento, el del odio; y, muy probablemente, se opondrán a que se levante el secreto bancario, pues, como sabemos, optaron por vilipendiar al funcionariado público, criminalizándolo socialmente por trabajar para el Estado.
Todo mundo lo sabía, ha sido secreto a voces; y, mucho mejor que todos, ha sido de amplio conocimiento para ese periodismo violento, el del odio: el dinero proveniente del lavado de dinero, del negocio sucio del crimen organizado ha llegado a representar 22 puntos de PIB al año: es decir, 7 billones 700 mil millones de colones. El ministro Chaves Robles se rajó e hizo echar pus al apretar esa llaga enferma del tejido social y político del país. Nosotros nos quedamos cortos pues manejábamos que el dato al respecto era el de unos 6,9 puntos PIB.
Al entrar en vigencia el levantamiento del secreto bancario, muchas verdades aflorarán en este asunto del fraude fiscal; y hasta el momento lo que se consideraban capitales respetables, “libres de toda sospecha”, podrían dejar de serlo. La gritería que ya se está dando para impedir que en el país se dé una transparencia tributaria total a respecto, podría estar surgiendo desde esas fortunas suciamente generadas y/o desde esos grandes capitales escondidos en paraísos fiscales.
Tenemos certeza de que la abrumadora mayoría de las personas trabajadoras asalariadas del sector Público que no tienen escapatoria alguna en cuanto a hacerles frente a sus obligaciones tributarias, aplaudirán el levantamiento del secreto bancario con tales propósitos de justicia impositiva real. Es el dinero narco el que le teme al levantamiento del secreto bancario.
También ahora todo queda claro que es el elevadísimo monto de la deuda pública y el escandaloso pago diario de sus intereses, parte fundamental del caos fiscal que nos está ahogando como país. El periodismo violento, el del odio, tuvo por mucho tiempo invisibilizado el tema y solamente hacía mención de ello ocasionalmente y como trámite informativo casual, dado que la prioridad de cobertura mediática era el ataque artero, el vilipendio, el prender la hoguera de la noticia de sesgo editorializado contra los empleados públicos y contra las empleadas públicas. Pues, fracasaron también en esta línea “informativa”.
El tripartidismo gobiernista de corte neoliberal, el del PLN-PUSC-PAC, acumula una deuda pública del orden de los 37 mil millones de dólares, con un pago diario de intereses imposible de tolerar: 5 mil millones de colones diarios, ¡cada 24 horas! La propuesta creativa del ministro Chaves Robles es cambiar deuda cara por deuda barata, pero, eso sí, que se aprueben nuevos endeudamientos, entre ellos, 4 mil 500 millones más en eurobonos, algo así como para que el gobierno de Alvarado Quesada termine su gestión y le pase la bomba explosiva, con mecha encendida, al siguiente.
Eso parece más difícil ahora dado que una de las tres integrantes la “policía financiera del planeta”, la calificadora de riesgo Moody’s, bajó la calificación de la deuda del país y, de un porrazo, esta subió en unos 250 millones de dólares. Si las otras dos, Standard & Poor’s y Fitch Ratings, hacen lo mismo, entonces el caos fiscal nos puede llevar hacia una debacle, dentro de lo cual hablar de un default (cesación de pagos) podría no ser tan lejano.
Nos queda mucho para analizar sobre la propuesta fiscal del ministro Chaves Robles como la venta de activos o el tema del empleo público. Por ahora, quisimos destacar el fracaso de la matriz mediática centralmente dominante, la del periodismo violento, el del odio pues el déficit fiscal nunca ha sido responsabilidad de quienes laboran para el empleo público. ¡Siempre hemos tenido la razón!