La realidad de nuestras cárceles

Las cárceles en Costa Rica son verdaderas fábricas de miseria, lugares de castigo que son excluyentes y que no logran resocializar a nadie, quien lo hace es, porque así lo desea y se esfuerza para ello, sin embargo, esto jamás debe considerarse producto del encierro sino, de la voluntad de cada individuo.

Se dice que las cárceles son excluyentes porque, normalmente encontramos en ellas a personas que han vivido en espacios y condiciones de vulnerabilidad (pobres, en pobreza extrema o desocupados), pero podría perder efectividad por ejemplo, para retener a algunas figuras políticas o personas adineradas que eventualmente se compruebe han cometido delito. Cuando excepcionalmente pasa, nos damos cuenta de dos cosas, o sus iguales les están cobrando algo a estos personajes, o bien, las autoridades carcelarias deben buscarles espacios “diferenciados”, por que las cárceles jamás fueron pensadas para ellos.

Entonces surge el dilema ¿Qué debemos hacer? Francamente, no nos conviene mantener encerrados y ociosos a un montón de personas por delitos menores aunque, debe revisarse detenidamente la condición de los reincidentes. Tampoco nos beneficia la aplicación desmedida de la prisión preventiva, el costo para el Estado, en estos casos, es elevadísimo y lo pagamos todos. Creo que lo correcto sería buscar algunas medidas o sanciones alternativas, que podrían ser de carácter económico o de prestación de servicio a la comunidad, dependiendo del tipo y gravedad del delito.

Sin embargo, jamás debemos menospreciar la necesidad de construir más cárceles, es necesario invertir en infraestructura, pues existe una gran cantidad de personas privadas de libertad que por la calificación de los delitos, la gravedad de los mismos y las valoraciones por parte del equipo de profesionales, no son aptos para medidas alternativas, debiendo, por lo tanto, cumplir fielmente con la pena que el juez les impuso.

La crisis del Sistema Penitenciario requiere de forma urgente medidas y acciones concretas, no se vale que algunas personas se aprovechen de la situación para ganar popularidad, hacer campañas electoreras o elevar los niveles de temor en la población. Es importante que reconozcamos que todos, en mayor o menor grado, somos responsables del tipo de sociedad que tenemos así como, del tipo de sociedad que estamos construyendo.

Pero las cosas no terminan aquí, se requiere implementar políticas de prevención y de educación tempranas, incluir la participación de los diversos sectores y actualizar las estructuras legales. Todo parte de un tema de sensibilidad, de reconocer que el descontento y los alegatos sin propuestas objetivas lo único que hacen es, generar caos.

Por otra parte, es importante comprender la crisis del Sistema Penitenciario desde una óptica integral, en la que se incluya el mejoramiento de las condiciones de trabajo de las personas que laboran en nuestras cárceles.

No es justo que los miembros de la Policía Penitenciaria deban dormir en pocilgas, que pese a arriesgar continuamente sus vidas por la seguridad del país, sigan siendo el cuerpo de policías más mal pagado de todos. No se vale que al hablar de contratación y de seguridad, la Policía Penitenciaria sea de las últimas en ser tomadas en cuenta, cuando, en este momento, la crisis real de seguridad y de alarmante violación de los derechos humanos, se están dando en nuestras cárceles.

Las continuas agresiones por parte de las personas privadas de libertad, tanto verbales, como psicológicas y hasta físicas, a las que el personal de seguridad es sometido en los centros penitenciarios, el encierro prolongado y el recargo de funciones, hacen que estos servidores necesiten disfrutar de sus vacaciones en el tiempo que corresponde. No obstante, el faltante de policías y el hacinamiento carcelario les niega el oportuno disfrute de las mismas. Si esto no es violación a sus derechos fundamentales y humanos, que alguien nos lo explique.

Finalmente, no es tiempo para estar discutiendo entre el “garantismo penal” y el “populismo punitivo”, ocupamos más cárceles, darles ocupación a las personas que están recluidas, sacar a aquellos privados de libertad que verdaderamente, no representan amenaza para la sociedad sino, un gasto innecesario, contratar más personal carcelario y mejorar el salario de la Policía Penitenciaria pues, el mismo no es acorde con el grado de responsabilidad, el costo de vida y el enorme riesgo que estos compañeros y estas compañeras asumen.

Posición ANEP-INCOFER por choque de trenes

El Día viernes 8 de abril del presente año, se suscitó uno de los hechos más graves que puede darse en la actividad ferroviaria, el choque de dos trenes. En el contexto que este evento se ha dado, y a pesar que todo hace pensar que fue provocado por un error humano, consideramos necesario y procedente externar, por parte de la Seccional ANEP-INCOFER algunos criterios al respecto, por cuanto en el sentido indicado en el evento están involucrados compañeros trabajadores, que conforman la tripulación de los trenes. En primer término, es necesario retrotraerse a los inicios de la prestación del servicio, hace aproximadamente 10 años. En ese entonces el primer servicio que se brindó, fue el de Pavas San José. La institución venía de un lapso de no operación, cuando desde finales de 1998, se comienza a transportar nuevamente carga tanto en el Pacífico como en el Caribe, posteriormente desde el cierre técnico acaecido en 1995. Tras décadas de franco declive de la actividad ferroviaria, cuando el cierre se dio, dejó una infraestructura con un grado altísimo de deterioro y una institución organizacionalmente hablando sumamente débil. Se puede decir, haciendo una analogía con el Ave Fénix, que el tren resucita en 1998, no de sus cenizas, sino en el buen sentido del término de la chatarra que había quedado. Y en esta gestión con mucho orgullo decimos, el poco personal del INCOFER, que había quedado después del cierre, jugó un papel fundamental, crucial y definitorio. Sin temor a equivocarnos, si no es por la respuesta que los funcionarios institucionales dieron, no se hubiera “resucitado” la actividad ferroviaria.

Cuando se inició el primer servicio habilitado: Pavas – San José, no había quien cobrara en los trenes. El personal de INCOFER (todo el personal ubicado en San José), asumió esta función. Se llegaba entre 4 y 4:30 de la mañana, se desayunaba en la institución y a las 5 en punto, se estaba en los trenes listos para realizar la gestión de cobro. El servicio terminaba a las 8:30 y a esa hora el personal se integraba a sus labores habituales. Por la tarde la labor de cobro se iniciaba a las 3:30 y concluía a eso de las 9 de la noche. El personal salía a esa hora, para integrarse nuevamente al día siguiente a las 4 de la mañana. Esto durante casi un mes, tiempo en que ¡absolutamente nadie cobro ni un “cinco” por concepto de horas extras, o viáticos!, esto podemos llamarlo como el fervor ferroviario en su máxima expresión. Se demuestra así la mística laboral que tiene el personal que trabaja en el INCOFER. ¡Ese es su carácter¡

Han pasado 20 años, después del cierre, pero la situación de debilidad organizacional de la empresa persiste, la situación de descuido, prácticamente abandono de la red ferroviaria que, desde la década de los años 70 se dio, cuando las políticas de desarrollo de la infraestructura de transporte, cambiaron su rumbo hacia el transporte por carretera, todavía hoy cobra la factura y muy cara. A pesar de que se ha retomado el tema ferroviario, los esfuerzos realizados en este sentido desde la Administración de don Abel Pacheco a la fecha, no han sido suficientes. Hoy día se apuesta a una ley de fortalecimiento del INCOFER, que a nuestro juicio tiene un nivel de incertidumbre muy grande y, mientras se espera la aprobación de dicha ley, las condiciones dentro de la cuales se da el servicio, tanto de mantenimiento de vías, como de equipo y de los controles de la operación de los trenes, mas bien se complican cada día más, ante la indolencia e inanición de la Presidencia Ejecutiva de nuestra institución. En este sentido podemos afirmar que si hubiese habido una preocupación real, por dotar de personal debidamente capacitado, al centro de control con sistema GPS, que se instaló con la finalidad de ejercer una mejor vigilancia de la operación de los trenes, este evento tan lamentable muy posiblemente se hubiese evitado. No se debe olvidar que los que operan los equipos, son humanos y como tales están expuestos a fallos. Así vemos como en países súper desarrollados, ocurren también este tipo eventos, no obstante es de forma muy esporádica, dado el nivel alto de control que se tiene.

El tema de los trenes varados y/o descarrilados y ahora que chocan entre sí, es “la punta del iceberg” del problema de la institución que regenta el transporte por tren. Debajo de la línea de flotación de este “Iceberg ferroviario”, persisten una serie de problemas institucionales, que inciden negativamente en la prestación del servicio. Es necesario y ya es hora de resolver esta problemática a través de una voluntad y gestión política clara, de cara a la realidad actual de la actividad ferroviaria. Que fortalezca la parte sustantiva de la institución en vez de debilitarla, para que esta se convierta en el precursor de aquel sistema ferroviario de primer mundo que todos los costarricenses soñamos.

La problemática institucional fue señalada a las altas autoridades del INCOFER, mediante un documento enviado por la jefatura del Departamento Electromecánico, responsable del mantenimiento de los trenes. Dicho documento se denomina: “Mejoramiento de la gestión de mantenimiento de equipo ferroviario en el sector operativo del pacífico una propuesta”, en este documento se señalan los factores exógenos y endógenos que afectan la gestión de mantenimiento de los equipo rodantes para dar un buen servicio de transporte de pasajeros y se plantea su solución. Sin embargo cuando este documento se expuso ante el Consejo Director, fue demeritado por el señor Presidente Ejecutivo, y descalificado tiempo después por él, durante su comparecencia ante los diputados de la Comisión de Asuntos Hacendarios, donde hasta se atrevió a culpar a los mandos medios, de la problemática del servicio, en un intento desesperado de encubrir su falta de compromiso y liderazgo. Ojalá que, dada la ocurrencia de este choque, no se le ocurra decir al señor Santana, que este evento es también parte de un boicot o un complot interno y/o externo para perjudicar su gestión, mediante el sabotaje del servicio prestado. Triste argumentación que ha venido esgrimiendo; que afortunadamente nadie le ha creído.

Los trabajadores de INCOFER, amamos nuestra institución, queremos verla surgir, fortalecerse. Nuestro único afán, es el de brindar el mejor servicio a los usuarios a los que nos debemos. Con seguridad, puntualidad, confort. No obstante necesitamos recursos para esto. No para realizar estudios que no hacen falta ni para contratar a dedo consultores carísimos; sino para mejorar sustancialmente lo que nos ha costado casi 20 años de esfuerzo y de lucha. Si bien es cierto que se debe pensar y trabajar en el ferrocarril del futuro, es inadmisible que esto se realice a costillas del sacrificio de los hasta ahora logrado, gracias en gran parte al aporte de los trabajadores, directos e indirectos del INCOFER.

ANEP expuso negativas del proyecto C.E.R.R.A.R ante trabajadores del Inder

La charla fue impartida por Roberto Zeledón, asesor legislativo de la ANEP quien expuso el panorama actual del proyecto presentado por el diputado Ottón Solís, así como otras iniciativas que ponen en riesgo el empleo público.

Conversamos con Walter Quesada, presidente de la Seccional ANEP-Inder sobre la exposición.

El juicio mediático

En días recientes se presentó una noticia que desacomodó el estado de “confort” de algunas personas: “Los papeles de Panamá”. Hemos visto las reacciones de casi todos aquellos que fueron señalados en esta información periodística internacional. Tan variadas fueron estas, que inclusive vimos cómo un reconocido abogado le sacó en cara a una comunicadora el haberle asesorado a una hija suya, dejando de lado la ética profesional, mostrando incluso, públicamente, mensajes que se dieron como parte de una comunicación. Entonces es necesario preguntarse si ¿somos presa de “juicios mediáticos” que nos obligan a movemos a “puñalada por bollo de pan”?

Es claro, además de entendible, que varios de los afectados, por resultar mencionados en esa información periodística, sobre los denominados “papales de panamá”, intenten defender su honor y su honra. Sin embargo; sea que la información es veraz o no, en uno o en varios casos, el daño ya está hecho, y ese es el punto de reflexión.

Precisamente para estos días, he venido dando lectura al relato que nos presenta en su libro la exprimera dama, y exdiputada, doña Gloria Bejarano de Calderón: “Sin derecho a la Ley”, que considero debería ser leído por toda aquella persona que sienta alguna inclinación por la justicia.

La situación en la cual se inculpó al Expresidente Calderón, recibió una amplia cobertura, acompañado de sendos editoriales, de tal forma que parecía innecesaria la realización de un juicio con las garantías procesales que se establecen en nuestro Estado de Derecho. Me atrevo a decir que el “linchamiento” parecía procurar una sanción a priori (o puede ser sentida como una sanción en sí misma, que afecta su imagen de manera anticipada). Posiblemente algunas de las personas allí mencionadas en los “papeles de panamá”, coincidan en nuestra apreciación, de que se hace necesario un manejo serio y equilibrado de la libertad de expresión, que no tienda a inducir la opinión de otros, como parece ser en algunos casos.

Pero por ahora dejaremos de lado la forma en que algunos medios conducen su línea “informativa”. Es importante adentrarse en la lectura de este interesantísimo relato. Nadie debe ver limitados sus derechos procesales.

La lectura de “Sin derecho a la Ley”, invita a cuestionarse ¿qué pudo haber más allá de una presunta actividad ilegal? ¿Sería acaso algún interés político? ¿Devendría esto de algún revanchismo? En realidad surgen muchas dudas sobre la forma en que fue tratado el caso en donde se imputó al expresidente Calderón; misma suerte le correspondió al expresidente Rodríguez.

Encontramos en este libro la siguiente situación: “El Hospital Calderón Guardia quedó tan ahumado como el apellido de quien lo fundó”. En este caso, según el relato, se presentó esta frase en un examen del MEP, manchando así la memoria del Benemérito de la Patria y co-creador de las Garantías Sociales, que nos han permitido ser ejemplo a nivel mundial.

Claro que esto, al menos a quien redacta este artículo, le hace sospechar que, detrás de todo ese show mediático, existía algo más que una persecución penal.

Según relata el libro, en junio del 2005 “el Expresidente Oscar Arias declaró al diario Al Día que sería maravilloso tener en su papeleta presidencial al Fiscal General Francisco Dall Anesse”. Esto puede ser algo circunstancial, pero no se puede olvidar el protagonismo que parecía obtener el señor por apresarse a dos expresidentes.

Debo indicar que en razón de mis funciones, como integrante de la Unidad de Intervención Policial, fui parte de escoltas que se asignaron en casos de mucha peligrosidad (por ejemplo homicidios de personajes públicos), y evidentemente, por la gravedad del caso, no existe punto de comparación. Por eso nunca entendí el trato criminal que se les daba a ambos expresidentes. Perreras escoltadas, y saliendo a alta velocidad de los edificios del OIJ, me parecía algo desproporcionado y más producto de un afán mediático.

Posiblemente no falte quien me cuestione por lo que escribo; más lo asumo como corresponde, porque es necesario revisar y analizar los riesgos a que nos estamos exponiendo, pues sobre todo debe alguien señalar, ¿qué tipo de Justicia queremos? La que se resuelve luego de un proceso judicial, respetando las normas escritas del Derecho; o la justicia que provenga de un “linchamiento mediático”? ¡Este es el punto de reflexión!

Es que aun hoy, no me explico el tratamiento “criminal”, Show mediático incluido, que se dio a la llegada del Exsecretario General de la OEA, y Expresidente de la Republica, cuando se dispuso a ponerse a las órdenes de las autoridades Costarricenses.

Talvez el pueblo es ajeno de las consecuencias de estos “Linchamientos mediáticos”. No hay proceso penal sobre Delitos contra el Honor que (aun siendo condenado el querellado) le devuelva la honra y la imagen al sujeto víctima del inescrupuloso colectivo de opiniones.

Una condena económica y una nota de aclaración en un medio de circulación pública, no deviene en el resarcimiento de la honra, moral (subjetiva y objetiva) e imagen de un sujeto. Una sola publicación mal intencionada, y desinformada, por parte de un medio de comunicación masiva, puede venir a dañar el proyecto de vida, que tanto le ha costado a un individuo crear a lo largo de su existencia.

El momento histórico que vive nuestro país debe obligarnos a reinventarnos. Claro que es necesario que hagamos denuncias, pero en los casos que estas revistan de interés público, y en apego de la verdad, la justicia y el respeto de los instrumentos jurídicos, que forman parte de nuestro Estado de Derecho.

Sr. Presidente: ¡faltan oficiales en todas las policías!

Señor Presidente: ¡faltan más policías en todas las policías! Se ha quedado corto, señor Presidente, cuando de manera acertada ha llamado la atención acerca del faltante de oficiales y policías en la Fuerza Pública de nuestro país, faltante conservadoramente calculado en 1.500 nuevas plazas.

Señor Presidente: debe usted incorporar en su reclamo la dura realidad que están viviendo los otros cuerpos policiales del Gobierno Central, cuyos actuales servidores, al igual que sus homólogos de la Fuerza Pública, están viviendo situaciones de sobreexplotación laboral, caída acelerada de sus condiciones de empleo y de trabajo, salario prácticamente congelado, gran presión social, aumento de la peligrosidad de su quehacer y severo deterioro de su respectivas situaciones personales psicoemocionales producto del altísimo estrés laboral que están viviendo.

Cálculos moderados de la ANEP, con base en informes extraoficiales internos de dichos cuerpos policiales, plantean que, al menos, cerca de 5 mil nuevos policías se requieren con urgencia. Aparte de los 1.500 que hacen falta en la Fuerza Pública,

Urge personal policial para Migración y Extranjería (el país ha perdido, prácticamente, el control de sus puestos fronterizos);

Urge personal para la Policía Penitenciaria (el hacinamiento y la sobrepoblación carcelaria hace más vulnerable la seguridad dentro de las prisiones, evidenciando el faltante de personal para el debido control interno);

Urge personal para la Policía de Tránsito (las muertes en las carreteras lo evidencia de manera contundentemente);

Urge personal de vigilancia en los parques nacionales y áreas de conservación, guardaparques, haciendo evidente su transformación inmediato en una policía ecológica (el crimen organizativo del narcotráfico, la caza furtiva y el tráfico de especies están acabando con la “Costa Rica verde”);

Urge más personal para la Policía Fiscal (el robo de impuestos crece y crece);

Igualmente, al convertirse nuestro país en el principal “lavador” continental de dinero sucio proveniente del crimen organizado del ilícito negocio del narcotráfico, torna urgente el fortalecimiento de las policías de Control de Drogas y Aeronáutica.

La ANEP está totalmente de acuerdo en que es sumamente urgente que los señores diputados y las señoras diputadas re-legislen, aprobando nuevamente la ley del impuesto a las sociedades anónimas para aumentar el financiamiento para las estratégicas tareas de la Seguridad Ciudadana inherentes a la esencia del servicio policial de la Fuerza Pública. En tal sentido, hacemos un llamado a la actual Asamblea Legislativa al respecto.

Sin embargo, es preciso enfatizar en lo siguiente. La eventual llegada de esos nuevos recursos para la Fuerza Pública exige revisiones estratégico-estructurales de su gerenciamiento a lo interno-institucional, readecuando las concepciones de operatividad para eficientizar más los recursos escasos que hay para estas tareas de bien común.

A la vez, las necesidades de financiamiento real, suficiente, efectivo y perentorio también, repetimos, es un asunto urgente en todos los otros cuerpos policiales del Gobierno Central.

Finalmente, señor Presidente, le exhortamos de manera pública y por esta vía, a que saque un ratito de su agenda y se reúna con los líderes de los diferentes cuerpos policiales aglutinados en la ANEP y en sus gremios amigos en esta lucha por la reivindicación general e integral de los servidores policiales de Costa Rica, sumamente postergados, vulnerados, mal pagados y mal tratados por sectores de la propia sociedad y hasta de sus propios mandos superiores.

San José, jueves 18 de agosto de 2016.

Albino Vargas Barrantes
Secretario General ANEP

Ministerio Público debe intervenir ante presuntos engaños de autobuseros para incrementar tarifas

Las presuntas triquiñuelas y la aparente acción embustera malintencionada de parte de ciertos empresarios autobuseros inescrupulosos, cobrando tarifas “infladas”, merecen la más enérgica condena, la más fuerte censura y la cancelación de las concesiones, luego de las relevaciones de que las personas usuarias del servicio público modalidad autobús, han estado pagando y durante mucho tiempo, una tarifa superior a la que verdaderamente debe ser.

La indignación es mayúscula pues las personas afectadas son, abrumadoramente, integrantes de las clases trabajadoras, habitantes de barrios populares y en cuyas familias la apretazón y la restricción económicas han venido golpeando su calidad de vida. Hablamos de hogares de ingresos medios y de ingresos bajos, o que no los tienen del todo regularmente.

Estamos hablando de comunidades urbanas de población popular como Hatillo, Alajuelita, Heredia y otros.

Bien haría el Ministerio Público en proceder inmediatamente a abrir expedientes para cada una de las empresas autobuseras mencionadas en la investigación que por encargo de la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep), realizó el Programa de Desarrollo Urbano Sostenible (Produs), de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Esta especie de “maquillaje” de las cuentas de las empresas autobuseras cuestionadas no debe quedar impune.

Los datos falsos que indican la realización de más carreras de las que realmente vienen efectuando y/o tienen autorizadas, a fin de presentar mayores costos de operación y obtener más alzas tarifarias, debe tener las respectivas calificaciones de conductas delictuosas según las leyes penales del país.

De la misma manera, los datos falsos de que menos gente está utilizando los buses cuando la demanda real del servicio es superior, reportándose menos números de pasajeros transportándose, igualmente con la pretensión de tarifas abusivas, constituye una especie de enriquecimiento ilícito con el usufructo indebido de una concesión de servicio público que es del Estado, es decir, de toda la población.

Lastimosamente, la Aresep tardó muchísimo pero muchísimo tiempo en actuar en tal sentido. La verdad es que tal tardanza tiene una connotación “sospechosa”.

Para importantes segmentos ciudadanos y para una gran cantidad de organizaciones sociales y sindicales, la gestión del Regulador General saliente, el señor Dennis Meléndez Howell, estuvo caracterizada por una conducta “anti-usuario” de los servicios públicos; y, muy especialmente, siempre percibimos su gestión totalmente inclinado a favor los intereses del gran corporativismo-empresarial autobusero. ¡Gracias a Dios que ya se fue!

Lastimosamente, también, nada se puede esperar del Consejo de Transporte Público (CTP), cuya opacidad de gestión en materia de este tipo de regulación del transporte público modalidad autobús, reafirma la indefensión total de las clases trabajadoras usuarias del mismo frente al poder corporativo de este tipo de empresariado autobusero.

Una reciente renovación de concesiones bastante cuestionable, nos terminó de convencer de que nada bueno puede esperar un usuario de bus de parte del CTP. Aunque preferiríamos una profunda reestructuración que políticamente no se ve viable, al menos sus sesiones deberían ser totalmente públicas, totalmente transparentes.

Esperamos que el nuevo Regulador General, don Roberto Jiménez Gómez, “limpie” la Aresep y ejerza una acción ejemplarizante, contundente, drástica contra tal empresariado autobusero inescrupuloso. No deberían otorgarse indulgencias dada la gravedad de la agresión económica que han estado sufriendo las familias trabajadoras usuarias de los servicios de transporte público modalidad autobús.

La eventual cancelación de concesiones para las empresas autobuseras presuntamente tramposas y la intervención urgente del Ministerio Público, representaría una muestra de resarcimiento para la población usuaria que todos los días debe subirse a los buses, pues que le devuelven la tarifa mal habida es algo realmente utópico. Sin embargo, ni lo uno ni lo otro habrá de suceder. El poder político de este tipo de corporativismo empresarial es sencillamente descomunal. Las personas usuarias del servicio público modalidad autobús parece que seguirán siendo las grandes perdedoras. La esperanza es una “nueva” Aresep.