_Gracias a las convicciones democráticas del Diario Extra, en el campo del respeto a la Libre Expresión, ANEP publica, semanalmente, en días miércoles, esta columna. _
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Esa misma ley estableció, también, un impuesto del 5 % al consumo de cerveza, nacional o extranjera. A nuestro buen entender esto quiere decir que cada vez que alguien se toma una cerveza, un 5 % de lo que paga por ella, equivale a ese impuesto. Pero parece que no todos lo entendemos así.
La idea de ponerle un impuesto al consumo de cerveza tiene un extraordinario propósito de justicia social. Los dineros recaudados por dicho impuesto son para que el Instituto de Desarrollo Agrario (IDA), tenga los recursos suficientes que le permitan llevar justicia al campesino, por medio de compra de tierras (parcelas), para que pueda ejercer una actividad productiva de beneficio personal, familiar, social y nacional.
Por supuesto y como ya es de conocimiento público, algunos corruptos prostituyeron este noble propósito, haciendo negocios personales y familiares con la compra de parcelas a cargo de los dineros del IDA. En su momento, de manera oportuna y desde nuestras propias tiendas sindicales, hicimos la debida denuncia. Tiempo después, un noticiero de televisión hizo lo propio, llevando candente notoriedad al tema.
Pese a esa corruptela, la naturaleza social del impuesto creado sigue completamente vigente. Es más, el fracaso del modelo neoliberal de mercado, con el surgimiento de una de sus vertientes más negativas, la denominada “crisis alimentaria”; hace que recobre una vigencia estratégica el desarrollo del campo agrícola nacional, o sea, la necesidad de producir lo que como pueblo necesitamos comer (soberanía alimentaria).
Este es un asunto de seguridad nacional, como en su momento lo definieron en los propios Estados Unidos. En este nuevo escenario, en consecuencia, el IDA emerge como pivote crucial e imprescindible de la nueva política pública que debemos adoptar en este ámbito de soberanía y suficiencia alimentaria.
A la luz de esta fase determinante de nuestro devenir como nación, en el marco de la crisis internacional en desarrollo, resulta altamente censurable el condenable acto de egoísmo, típico del proceso de concentración de riqueza que nos ha sido impuesto, de las entidades empresariales responsables del cobro del tributo a la cerveza, las cuales se aferran a una metodología de cobro que le niega una impresionante cantidad de recursos al IDA.
Productora Florida S. A., subsidiaria de Florida Ice & Farm, consorcio empresarial de gran poder económico en la sociedad costarricense, se aferra en mantener una disputa que ya ha perdido en varias instancias, con lo cual se le niega al IDA el acceso a la astronómica cifra de 14 mil millones de colones, que no se pueden usar por la mencionada controversia en la metodología de cobro del impuesto. Veamos:
Mientras la empresa sostiene que la base del cálculo de ese 5 % de impuesto a la cerveza, se debe cobrar al productor; el IDA plantea que debe ser sobre el precio al detallista, dado que como es ampliamente notorio, en este producto, la fabricación y la comercialización la realiza el mismo consorcio empresarial; y, al ser esto así, resulta más que evidente la extraordinaria ganancia que queda sin cobro de impuesto alguno. La semana entrante le entregaremos, si usted nos hace el inmenso honor de leernos, la segunda parte de este comentario.