En estos días se escenifica el ritual sistémico-institucional para determinar la cuantía del aumento en el salario mínimo que, a partir del 1 de enero de 2023 y durante todo este año, debe devengar la clase trabajadora del sector privado de la economía, que tiene empleo fijo y formal.
Ese ritual se da en el seno del Consejo Nacional de Salarios (CNS), adscrito al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS). El CNS se compone de tres sectores: gubernamental, patronal y sindical.
Cuatro características principales “marcan la cancha” en esta fijación salarial. 1) Costa Rica ya es una sociedad totalmente desigual. 2) La orientación ideológica y política de la acción gubernamental es de involución de conquistas sociales logradas décadas atrás. 3) Está en desarrollo una profunda crisis fiscal que amenaza la quiebra del Estado central. 4) No existe articulación sindical con sentido estratégico por diversos factores que ocupan otro momento para plantearlo.
Vistas, así las cosas, pese a tanta adversidad, conviene resaltar el contenido fundamental del Artículo 57 de la Constitución Política que entró en vigencia desde el 7 de noviembre de 1949: “Artículo 57. Todo trabajador tendrá derecho a un salario mínimo, de fijación periódica, por jornada normal, que le procure bienestar y existencia digna. El salario será siempre igual para trabajo igual en idénticas condiciones de eficiencia”.
Ni bienestar ni existencia digna está garantizando, hoy día, el monto del salario mínimo vigente en el sector privado de la economía; monto sobre el cual ocurrirá la fijación que por costo de vida establecerá en estos días el CNS-MTSS.
Dado el alto costo de la vida de estos meses, considerando las cuatro características arriba apuntadas; y, la “costumbre” de que en el seno del CNS es usual la alianza Gobierno-empresarios, nada positivo-halagador, y mucho menos justa, será la cifra del incremento por costo de vida en el salario mínimo de aplicación en el sector privado, a partir del 1 de enero de 2023.
En lo inmediato y en tal sentido, la corriente sindical en la cual militamos, se plantea dos objetivos de lucha.
Por un lado, el CNS debe volver al sistema de dos fijaciones al año, en este asunto del salario mínimo y el costo de vida. Así se estuvo haciendo por mucho tiempo hasta que en la funesta administración 2018-2022, la de Carlos Alvarado Quesada, se impuso una sola fijación anual
Por otro y con sentido estratégico, ocupamos un nuevo salario mínimo cuyo nuevo monto sí garantice bienestar y existencia digna, como lo dice la Constitución, porque ya no lo hace. Para llegar a ello será imprescindible contar con el aporte académico-profesional de la universidad pública. En eso estamos.