Nuestras razones contra los recortes presupuestarios

La esencia central de todo el accionar sindical y social que ejecutamos, en el día a día, está marcada por una “hoja estratégica”, misma definida hace ya bastante tiempo pero que, de manera impresionante, parece completamente adecuada, especialmente para la realidad sociopolítica de la Costa Rica de hoy; pero, como es lógico suponer, desde una perspectiva sindical determinada, como lo es la de la corriente en la cual militamos.

Nos dicta nuestra Estrategia Principal lo siguiente: “Interactuar y construir alianzas con diferentes actores políticos y sociales que coincidan con nuestros fines y valores, incluyendo opciones político-partidarias o personalidades relevantes de la vida nacional, si las exigencias del momento así lo determinan”.

Con tal base hemos asumido una posición militante contra la propuesta neoliberal de sus recortes al presupuesto “de la República” para el 2015, que el presente gobierno presentó a la Asamblea Legislativa; situación ésta de gran discusión nacional en las últimas semanas, como nunca antes se había dado en un tema análogo en años anteriores.

Nosotros hemos estado plenamente convencidos de que esa propuesta neoliberal de recortes muestras 4 grandes debilidades: la primera es que para nada resuelven su histérica tesis de control del déficit fiscal, al que ven como el “apocalipsis”. La segunda, pretenden engañar a la población, manipulándola burdamente, al punto de haber destacado una especie de campaña de terrorismo psicológico, satanizando todo lo que tenga que ver con el sector público y con el empleo en el mismo, ocultando que la verdadera esencia del problema fiscal es la naturaleza regresiva del sistema tributario. La tercera, es que tales recortes, tijeretazos y hachazos en contra del presupuesto del 2015, han sido irreflexivos, antojadizos, irresponsables, sin ton ni son; llegando al ridículo de recortar partidas en montos superiores al presentado por el Poder Ejecutivo.

Y cuarto, que es lo que detallaremos seguidamente, los recortes pretendidos afectarían a una serie de programas ministeriales que ya de por sí, venían siendo debilitados por esta estrategia de recortes presupuestarios de sesgo neoliberal aplicados en gobiernos anteriores; y, por otro, recortes de partidas de orden social destinadas a poblaciones en situación de pobreza y vulnerabilidad social, que son de las más afectadas por el crecimiento de la desigualdad en el país.

Tal y como fue planteado de manera oficial, a nivel de la coalición sindical PATRIA JUSTA, la perspectiva general de los recortes neoliberales pretendidos por los neoliberales al presupuesto del 2015, promovidos por sus agentes parlamentarios son, entre otras, decisiones desacertadas que si se concretaran, nos han de sumir en un caos creciente; y, de manera evidente, alimentar escenarios de confrontación en el corto plazo:

QUITARLE un centavo de lo presupuestado para la atención de la niñez en los CEN-CINAI y otros programas sociales del Ministerio de Salud;
GOLPEAR la ya maltrecha situación financiera del Sistema Penitenciario Nacional, en cuyo seno cada vez ingresa más gente pero con menos gente y menos plata para atender a la población penal recluida;
AGRAVAR posibilidades para impulsar políticas de empleo (especialmente, el juvenil);
DEBILITAR las labores de protección del patrimonio ecológico y ambiental del país;
PRECARIZAR los sistemas informáticos para el control de la espantosa evasión y elusión fiscales;
CERRAR la posibilidad de mantener algo de los valores culturales patrios y del patrimonio histórico-arqueológico del país;
PARALIZAR programas destinados a la rehabilitación social de personas excluidas por situaciones psicosociales de pobreza extrema;
DESFINANCIAR la gestión policial de seguridad ciudadana en momentos en que la violencia delictiva y el crimen organizado parece que están fuera de control;
REDUCIR al mínimo el control migratorio en los puestos fronterizos;
RESTRINGIR las posibilidades de la estadística y los censos tan vitales en la constatación del crecimiento de la desigualdad creciente;
IMPEDIR el fortalecimiento de la política pública para el relanzamiento de la agricultura nacional y de los sectores productivos de la pequeña y mediana empresa agropecuaria;
DESESTIMULAR el emprendedurismo bajo los conceptos de la Economía Social de tan necesidad estratégica para conectar el mercado interno con el externo y lograr una economía de dos motores trabajando a la misma velocidad.

Realmente no puede admitirse que los neoliberales y sus agentes parlamentarios se “salgan con la suya”, toda vez que cada una de las mencionadas circunstancias requieren de los recursos presupuestados para atenuar el impacto negativo que está teniendo en nuestra sociedad, la consolidación de la desigualdad como el problema número uno que nos aqueja como país.

Quitarle los recursos presupuestarios a cada una de esas políticas públicas, constituye una especie de “crimen social”; cuando, por el contrario, lo que corresponde es centrar toda la acción estatal con su máxima voluntad política para reparar en lo siguiente.

1) Cómo enfrentar la evasión y la elusión tributarias, en todas sus formas, legales e ilegales, que está llegando a casi el 8 % del Producto Interno Bruto (PIB).

2) Atacar los privilegios establecidos en los diversos sistemas de exenciones y de exoneraciones que, sin satanizarlas completamente, rondan, prácticamente, 6 puntos de PIB.

3) Auscultar, profundamente, la naturaleza de la deuda pública, con entidades nacionales e internacionales, para saber cuánto es la realidad de la misma, por qué se pagan tantos intereses, quienes son los beneficiarios directos e indirectos de esa deuda; y, paralelamente, pensarse en escenarios de reestructuración para aliviar la carga de la misma sobre el presupuesto.

4) Emprender el camino nacional estratégico hacia una Transformación Tributaria Estructural, para lo cual y desde nuestra perspectiva social y sindical nos venimos preparando hace ya bastante tiempo con nuestra propuesta “Hacia una reforma fiscal para el desarrollo y la reactivación del empleo”.

Evidentemente, toda esta discusión sobre el presupuesto “de la República” para el 2015 es un episodio más del escenario confrontacional de dos visiones de desarrollo que disputan la hegemonía total del control de la sociedad. Por un lado, la neoliberal, que no termina por imponerse del todo. Por otro, la social, que si bien tiene a su oponente relativamente frenada, no logra todavía ser la dominante debido a una serie de problemas de articulación de la más diversa especie.

Las dos visiones en choque, las que se enfrentaron en el combo ICE, en Riteve, en el TLC con Estados Unidos; y en las elecciones presidenciales del 2006, 2014 y 2014, siguen colisionando la una con la otra. La discusión del presupuesto “de la República” para el 2015, no es más que otro episodio de ese choque de hegemonías en pugna: la que expresa los intereses de “los de arriba”, y la que hace lo mismo con los intereses “de los de abajo”.

¿Qué es «Patria Justa»?

Estamos en presencia de una fuerte ofensiva del pensamiento y del capital neoliberal cuyo objetivo estratégico siempre ha sido la reducción al mínimo del papel del Estado como regulador de las relaciones sociales en función de la promoción del bien común; y, por otro, el “disciplinamiento”, de corte totalitario, de la fuerza obrera y de la clase trabajadora para que ésta no se organice, no proteste, no se manifieste, no se movilice… y no piense.

Esta ofensiva del capital neoliberal se expresa, en estos momentos, de varias maneras. Por ejemplo, en extremistas posiciones parlamentarias contra la inversión pública, imponiendo recortes presupuestarios irreflexivos e irresponsables, cargados de una insensibilidad carente de toda solidaridad con los que menos tienen.

También por medio de varios consorcios de noticias, verdaderos latifundios mediáticos: algunos “coloreados” como evasores de impuestos y defraudadores del fisco; otros, de propiedad extranjera cuyas responsabilidades tributarias muestran mucha opacidad; y otros que se expresan a través de vocerías histéricas pretendiendo hablar a nombre de la “opinión pública”, como si fueran “nuestra voz”.

Es en este contexto que debemos analizar dos importantes acontecimientos sociopolíticos que han tenido lugar en los días y semanas recientes; los cuales manifiestan una bipolaridad confrontacional en desarrollo.

Un evento por el lado del capital; y otro, por el lado del trabajo.

Por el lado del capital. Elementos de lo más selecto del corporativismo empresarial de corte neoliberal, convocados por la revista Summa, se reunieron en una encerrona que denominaron “Costa Rica: ¿hacia dónde vamos”?, en la que hicieron gala de una visión totalitaria y antidemocrática del país que anhelan, en el sentido de profundizar el proceso de concentración de la riqueza y de la exclusión social.

En esa afán catalogaron como su primer y fundamental objetivo de extermino, en la actual coyuntura nacional, a los sindicatos.

Esto es particularmente interesante considerando que el pensamiento defendido por esta gente del capital neoliberal, ha demostrado ser un total fracaso, tal y como lo expresa los datos más recientes de estudios tan prestigiosos como el Informe del Estado de la Nación, en su vigésima edición que acaba de salir a la luz pública. Crece la precariedad del empleo; 41 de cada 100 jóvenes no encuentra trabajo; a 6 de cada 10 trabajadores con empleo formal y salario fijo se le violenta, al menos, uno de los derechos laborales fundamentales; a 1 de cada 3 trabajadores no se le paga el miserable salario mínimo vigente; el desempleo global ya supera los dos dígitos, la riqueza se sigue concentrando, etc. etc.

Esta gente, la de “Costa Rica: ¿hacia dónde vamos?” ha abierto el camino de la confrontación. Esta gente está lanzando una provocación que resulta imposible de ignorar. He aquí, en consecuencia, una “notificación corporativa” que sería catastrófico ignorar.

Por el lado del trabajo. Recientemente se dado a conocer el surgimiento de la coalición sindical “PATRIA JUSTA” ha unido en un mismo destino y desafío estratégico al Frente Interno de Trabajadores y de Trabajadoras del Instituto Costarricense de Electricidad (FIT-ICE); a la Unión del Personal del Instituto Nacional de Seguros (UPINS); al Sindicato de Trabajadores Petroleros Químicos y Afines (SITRAPEQUIA), que es el sindicato de la Refinadora Costarricense de Petróleo RECOPE; al Sindicato Nacional de Enfermería (SINAE), a la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP); y a su más reciente socio, el Sindicato de Trabajadores de JAPDEVA y Afines Portuarios (SINTRAJAP).

PATRIA JUSTA” lanza una agenda de lucha de cara al bienestar presente y futuro de la clase trabajadora costarricense asumida integralmente (la que tiene la suerte de tener un empleo formal y un salario fijo; la que debe buscar su sustento diario en la informalidad; así como la que está desempleada).

PATRIA JUSTA” reivindica temas-país asociados directamente a la inclusión social, al bienestar de las mayorías, a la promoción del bien común. La energía, la electricidad, los hidrocarburos, los riesgos del trabajo, la Seguridad Social, la justicia tributaria, los derechos laborales, el agua y los puertos como patrimonio nacional, implica en todos estos ámbitos, la defensa de su concepción original de servicios públicos destinados a facilitar la inclusión y la movilidad sociales; contraria a la que quieren imponer los participantes en la conjura totalitaria y antidemocrática denominada “Costa Rica: ¿hacia dónde vamos?”.

PATRIA JUSTA” hace suyas las sabias palabras del Papa Francisco, mismas que “caen como anillo al dedo” pues la solidaridad debe imponerse al egoísmo del corporativismo neoliberal del cual venimos hablando. “Solidaridad es una palabra que no cae bien siempre, yo diría que algunas veces la hemos transformado en una mala palabra, no se puede decir; pero es una palabra mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales”.

La virulencia del ataque que estamos presenciando en contra de los servicios públicos estatales, en contra del empleo público, en contra de las personas trabajadoras asalariadas del sector Público, en contra de sus sindicatos y de sus propios derechos laborales; muestra a las claras que el sentido de la lucha de “PATRIA JUSTA” es completamente acertado para la actual coyuntura sociopolítica de confrontación social en perspectiva; confrontación que se gestó y se promueve desde ese foro “Costa Rica: ¿hacia dónde vamos?”.

Al extremismo neoliberal parlamentario, a sus socios de los latifundios mediáticos defraudadores de impuestos y de cultura tributaria opaca, así como a las griterías histéricas radiofónicas; es preciso oponer una nueva y renovada conjunción de fuerzas cívico-patrióticas. “PATRIA JUSTA” está lista para sumarse en esfuerzos de este carácter.

El Papa “comunista” (parte 2)

Nos hablaba el Papa Francisco, en su alocución del 28 de octubre anterior, con ocasión del Encuentro Mundial de los Movimientos Populares (de lo cual dimos cuenta en este mismo espacio, la semana pasada), de lo que él llama “cultura del descarte”: “Hoy día, se descartan los chicos porque el nivel de natalidad en muchos países de la tierra ha disminuido o se descartan los chicos por no tener alimentación o porque se les mata antes de nacer, descarte de niños”.

Sigue diciéndonos él: “Se descartan los ancianos, porque, bueno, no sirven, no producen, ni chicos ni ancianos producen, entonces con sistemas más o menos sofisticados se les va abandonando lentamente, y ahora, como es necesario en esta crisis recuperar un cierto equilibrio, estamos asistiendo a un tercer descarte muy doloroso, el descarte de los jóvenes”. “Millones de jóvenes…, pero millones de jóvenes descartados del trabajo, desocupados”.

“Descarte de niños, descarte de ancianos, que no producen, y tenemos que sacrificar una generación de jóvenes, descarte de jóvenes, para poder mantener y reequilibrar un sistema en el cual en el centro está el dios dinero y no la persona humana”.

Sinceramente, impresionante porque eso de la “cultura del descarte” es una realidad en Costa Rica. Veamos ahora cómo aflora el pensamiento laboral del Papa Francisco: “Desde ya, todo trabajador, esté o no esté en el sistema formal del trabajo asalariado, tiene derecho a una remuneración digna, a la seguridad social y a una cobertura jubilatoria. Aquí hay cartoneros, recicladores, vendedores ambulantes, costureros, artesanos, pescadores, campesinos, constructores, mineros, obreros de empresas recuperadas, todo tipo de cooperativistas y trabajadores de oficios populares que están excluidos de los derechos laborales, que se les niega la posibilidad de sindicalizarse, que no tienen un ingreso adecuado y estable. Hoy quiero unir mi voz a la suya y acompañarlos en su lucha”.

Este pensamiento papal, nos remite (en el caso costarricense), a la gran lucha que se ha estado dando y ya por muchos años, a favor de la Reforma Procesal Laboral (RPL).

Reconoce el Papa Francisco, en su discurso con ocasión de la actividad que venimos comentando que en la misma, “…también han hablado de la Paz y de Ecología. Es lógico: no puede haber tierra, no puede haber techo, no puede haber trabajo si no tenemos paz y si destruimos el planeta. Son temas tan importantes que los Pueblos y sus organizaciones de base no pueden dejar de debatir. No pueden quedar sólo en manos de los dirigentes políticos. Todos los pueblos de la tierra, todos los hombres y mujeres de buena voluntad, tenemos que alzar la voz en defensa de estos dos preciosos dones: la paz y la naturaleza. La hermana madre tierra como la llamaba San Francisco de Asís”.

Realmente, impacta cómo el jefe universal de la Iglesia Católica caracteriza el sistema neoliberal, ese mismo que todavía no nos lo han podido entronizar del todo en el país:

“Un sistema económico centrado en el dios dinero necesita también saquear la naturaleza, saquear la naturaleza, para sostener el ritmo frenético de consumo que le es inherente. El cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la desforestación ya están mostrando sus efectos devastadores en los grandes cataclismos que vemos, y los que más sufren son ustedes, los humildes, los que viven cerca de las costas en viviendas precarias o que son tan vulnerables económicamente que frente a un desastre natural lo pierden todo”.

El Papa reconoce que el “sistema” debe cambiarse. Nos dice: “Algunos de ustedes expresaron: Este sistema ya no se aguanta. Tenemos que cambiarlo, tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos. Hay que hacerlo con coraje, pero también con inteligencia. Con tenacidad, pero sin fanatismo. Con pasión, pero sin violencia. Y entre todos, enfrentando los conflictos sin quedar atrapados en ellos, buscando siempre resolver las tensiones para alcanzar un plano superior de unidad, de paz y de justicia. Los cristianos tenemos algo muy lindo, una guía de acción, un programa, podríamos decir, revolucionario”.

Los asuntos de la guerra, tampoco le son ajenos al papa “comunista”: Hace poco dije, y lo repito, que estamos viviendo la tercera guerra mundial pero en cuotas. Hay sistemas económicos que para sobrevivir deben hacer la guerra. Entonces se fabrican y se venden armas y, con eso los balances de las economías que sacrifican al hombre a los pies del ídolo del dinero, obviamente quedan saneados. Y no se piensa en los niños hambrientos en los campos de refugiados, no se piensa en los desplazamientos forzosos, no se piensa en las viviendas destruidas, no se piensa, desde ya, en tantas vidas segadas. Cuánto sufrimiento, cuánta destrucción, cuánto dolor. Hoy, queridos hermanas y hermanos, se levanta en todas las partes de la tierra, en todos los pueblos, en cada corazón y en los movimientos populares, el grito de la paz: ¡Nunca más la guerra!”

El jefe espiritual de unos mil millones de católicos del planeta, sentencia: “Hermanos y hermanas: la creación no es una propiedad, de la cual podemos disponer a nuestro gusto; ni mucho menos, es una propiedad sólo de algunos, de pocos: la creación es un don, es un regalo, un don maravilloso que Dios nos ha dado para que cuidemos de él y lo utilicemos en beneficio de todos, siempre con respeto y gratitud”.

El Papa autorreflexiona en voz alta y nos indica: “Hablamos de la tierra, de trabajo, de techo… hablamos de trabajar por la paz y cuidar la naturaleza… Pero ¿por qué en vez de eso nos acostumbramos a ver cómo se destruye el trabajo digno, se desahucia a tantas familias, se expulsa a los campesinos, se hace la guerra y se abusa de la naturaleza? Porque en este sistema se ha sacado al hombre, a la persona humana, del centro y se lo ha reemplazado por otra cosa. Porque se rinde un culto idolátrico al dinero. Porque se ha globalizado la indiferencia, se ha globalizado la indiferencia: a mí ¿qué me importa lo que les pasa a otros mientras yo defienda lo mío? Porque el mundo se ha olvidado de Dios, que es Padre; se ha vuelto huérfano porque dejó a Dios de lado”.

El Papa Francisco cree en la Democracia Participativa y nos indica al respecto: “Los movimientos populares expresan la necesidad urgente de revitalizar nuestras democracias, tantas veces secuestradas por innumerables factores. Es imposible imaginar un futuro para la sociedad sin la participación protagónica de las grandes mayorías y ese protagonismo excede los procedimientos lógicos de la democracia formal”.

Y es que, además, el Papa Francisco nos llama a la más grande construcción diversa y tolerancia en la convergencia. Veamos: “Atención, nunca es bueno encorsetar el movimiento en estructuras rígidas, por eso dije encontrarse, mucho menos es bueno intentar absorberlo, dirigirlo o dominarlo; movimientos libres tiene su dinámica propia, pero sí, debemos intentar caminar juntos”.

Amplía el Papa Francisco su recomendación al respecto y dice en su mensaje: “Sé que entre ustedes hay personas de distintas religiones, oficios, ideas, culturas, países, continentes. Hoy están practicando aquí la cultura del encuentro, tan distinta a la xenofobia, la discriminación y la intolerancia que tantas veces vemos. Entre los excluidos se da ese encuentro de culturas donde el conjunto no anula la particularidad… Por eso a mí me gusta la imagen del poliedro, una figura geométrica con muchas caras distintas. El poliedro refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él conservan la originalidad. Nada se disuelve, nada se destruye, nada se domina, todo se integra, todo se integra. Hoy también están buscando esa síntesis entre lo local y lo global. Sé que trabajan día tras día en lo cercano, en lo concreto, en su territorio, su barrio, su lugar de trabajo: los invito también a continuar buscando esa perspectiva más amplia, que nuestros sueños vuelen alto y abarquen el todo”. ¡A seguir luchando… por el camino que nos señala el Papa Francisco!

El papa «comunista» (Parte 1)

“Este encuentro nuestro responde a un anhelo muy concreto, algo que cualquier padre, cualquier madre quiere para sus hijos; un anhelo que debería estar al alcance de todos, pero hoy vemos con tristeza cada vez más lejos de la mayoría: tierra, techo y trabajo. Es extraño pero si hablo de esto para algunos resulta que el Papa es comunista”.

Esta frase, estas palabras, una a una, fueron pronunciadas, el pasado martes 28 de octubre de 2014, por el Papa Francisco, en el discurso que pronunció ante los y las participantes del Encuentro Mundial de Movimientos Populares, celebrado la semana pasada, en la capital de Italia, Roma y en la propia ciudad-estado del Vaticano.

Se trató de una reunión totalmente inédita, no solamente por llevarse a cabo en los lugares-ciudades mencionados; sino porque tal evento fue promovido, auspiciado y organizado por y con la participación de dos entidades de alto nivel de la estructura político-eclesial de la Iglesia Católica universal: la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales y el Pontificio Consejo de Justicia y Paz.

Es de tal magnitud lo que dijo el Papa Francisco en este evento que la gran prensa mediática global afín al pensamiento neoliberal, lo ha ocultado. Sus referentes nacionales lo han ocultado.

Afortunadamente, en Costa Rica tenemos la bendición de contar con el Grupo Extra; especialmente sus periódicos Diario Extra y La Prensa Libre, los que sí permiten escribir esto para que especialmente usted, que es del pueblo trabajador, lo lea.

Ojalá usted se motive y busque este discurso papal para que lo lea íntegramente. De seguido, citaremos algunas de las partes más fenomenales de este mensaje papal a los movimientos sociales (incluidos los de la América Latina, incluidos los de Costa Rica). En realidad, desde la primera palabra a la última, el pensamiento del Papa Francisco genera conmoción y tremendo impacto.

Al estar centrado el mensaje del Papa Francisco en la cuestión de la vida misma y, especialmente, en la vida de “los y las de abajo”; para el capital neoliberal y su parte más criminal, la hegemonía financiero-bancaria; las palabras del Papa Francisco deben parecer “subversión” pues tienen un contenido “antisistémico”, al punto de que él mismo dice que le tildarán de “comunista”.

Esto es sumamente interesante porque si lo quisiéramos, puede abrir un debate, más que necesario, para entender qué es ser de izquierda hoy; especialmente en nuestro país y de cara a ciertos especímenes políticos (por suerte ya en extinción), que creen poseer un infalible “revolucionarómetro” para sentenciar quién es de izquierda y quién no lo es; pues al estar hundidos en sus propias excretas del fanatismo ideológico, resultan más eficientes en la defensa del status quo neoliberal que quienes lo hacen por ser integrantes propios del “otro lado de la acera”.

Según el Papa Francisco, el Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, “…es un signo, es un gran signo: vinieron a poner en presencia de Dios, de la Iglesia, de los pueblos, una realidad muchas veces silenciada. ¡Los pobres no sólo padecen la injusticia sino que también luchan contra ella!

Sigue diciendo el Papa Francisco: “…los pobres ya no esperan y quieren ser protagonistas, se organizan, estudian, trabajan, reclaman y, sobre todo, practican esa solidaridad tan especial que existe entre los que sufren, entre los pobres, y que nuestra civilización parece haber olvidado, o al menos tiene muchas ganas de olvidar”.

Agrega: “Solidaridad es una palabra que no cae bien siempre, yo diría que algunas veces la hemos transformado en una mala palabra, no se puede decir; pero es una palabra mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales”.

Para él, “La solidaridad, entendida en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares. Este encuentro nuestro no responde a una ideología”. “No se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en seres domesticados e inofensivos”.

Y aquí está el corazón de este extraordinario discurso papal: ´“Este encuentro nuestro responde a un anhelo muy concreto, algo que cualquier padre, cualquier madre quiere para sus hijos; un anhelo que debería estar al alcance de todos, pero hoy vemos con tristeza cada vez más lejos de la mayoría: tierra, techo y trabajo. Es extraño pero si hablo de esto para algunos resulta que el Papa es comunista”.

Para el Papa Francisco, el Evangelio y la lucha social van de la mano: “No se entiende que el amor a los pobres está al centro del Evangelio. Tierra, techo y trabajo, eso por lo que ustedes luchan, son derechos sagrados. Reclamar esto no es nada raro, es la doctrina social de la Iglesia”.

Nos denuncia el Papa que, “El acaparamiento de tierras, la desforestación, la apropiación del agua, los agrotóxicos inadecuados, son algunos de los males que arrancan al hombre de su tierra natal…; está poniendo a la comunidad rural y su peculiar modo de vida en notoria decadencia y hasta en riesgo de extinción”.

El dedo en la llaga: “La otra dimensión del proceso ya global es el hambre. Cuando la especulación financiera condiciona el precio de los alimentos tratándolos como a cualquier mercancía, millones de personas sufren y mueren de hambre. Por otra parte se desechan toneladas de alimentos. Esto constituye un verdadero escándalo. El hambre es criminal, la alimentación es un derecho inalienable”. “…la reforma agraria es además de una necesidad política, una obligación moral”.

Aquí va una de las partes del mensaje papal más sensibles desde nuestra perspectiva de la lucha social: “Trabajo. No existe peor pobreza material me urge subrayarlo, no existe peor pobreza material, que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo. El desempleo juvenil, la informalidad y la falta de derechos laborales no son inevitables, son resultado de una previa opción social, de un sistema económico que pone los beneficios por encima del hombre, si el beneficio es económico, sobre la humanidad o sobre el hombre, son efectos de una cultura del descarte que considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar”.

Y profundiza el papa: “Hoy, al fenómeno de la explotación y de la opresión se le suma una nueva dimensión, un matiz gráfico y duro de la injusticia social; los que no se pueden integrar, los excluidos son desechos, ‘sobrantes’. Esta es la cultura del descarte…”

Nos dice él que esa “cultura del descarte”, “…sucede cuando al centro de un sistema económico está el dios dinero y no el hombre, la persona humana. Sí, al centro de todo sistema social o económico tiene que estar la persona, imagen de Dios, creada para que fuera el dominador del universo. Cuando la persona es desplazada y viene el dios dinero sucede esta trastocación de valores”.

Nos vamos a detener aquí para volver con el tema la semana próxima si nos lo permite Dios, Nuestro Señor, el Grande, el Todopoderoso. No hay duda de que este discurso tendrá un considerable impacto para potenciar los valores que animan la lucha por la justicia social a nivel planetario; lucha que como lo apreciamos con los temas que abordó el Papa Francisco en su discurso del 28 de octubre anterior, tiene diversas expresiones y escenarios.

Huelga en Japdeva: de la campaña electoral a la silla presidencial

Durante la campaña electoral presidencial pasada, antes de la segunda ronda, en el Canal 9 de televisión se dio uno de los interesantes debates que hubo entre los “principales” aspirantes a la Presidencia de la República.

En el marco del actual conflicto sociolaboral y patriótico-huelguístico que desarrollan los trabajadores y las trabajadoras de JAPDEVA, guiados por su histórica y legítima agrupación sindical, SINTRAJAP; es sumamente importante que tengamos en cuenta lo siguiente.

El entonces aspirante presidencial del hoy casi extinto Partido Liberación Nacional (PLN), señor Johnny Araya Monge, le preguntó a su contendedor del hoy prácticamente dividido Partido Acción Ciudadana (PAC), señor Luis Guillermo Solís Rivera, lo siguiente:

“Luis Guillermo, ¿qué posición tiene usted con respecto a la nueva terminal portuaria en Limón? Y esto se lo digo porque para Limón es muy importante y para el país, independientemente de los errores que puedan haberse cometido, es importante saber si usted está de acuerdo en seguir adelante con ese proceso…”.

El ganador de tal proceso electoral, hoy Presidente de la República, don Luis Guillermo Solís Rivera, le respondió a don Johnny, lo siguiente:

“…No, para mí me parece importantísimo pero no independientemente de los errores que se hayan cometido. No, don Johnny, no independientemente. Fueron muy grandes los errores, fueron muy serias las equivocaciones, le están costando a este país demasiados millones de dólares y entonces aquí, independientemente, nada, aquí hay que poner las cosas sobre las íes y garantizarle a Limón con las condiciones que se tenga y que se requiera un punto digno o/y a los trabajadores también de Japdeva y a los demás, las posibilidades para que ellos también hagan el buen trabajo…”.

De la pregunta del entonces candidato presidencial, don Johnny, al hoy Presidente del país, don Luis Guillermo (ambos llegaron a la segunda ronda en la cual, el primero recibió una paliza electoral inédita en la historia electoral nacional de los últimos tiempos; y el segundo, recibió un mandato político de enorme magnitud que pareciera hoy querer dilapidar); notamos que: 1) Ambos admitieron que en todo el proceso para entregarle, vía “concesión”, los muelles nacionales de Moín y de Limón a la transnacional holandesa APM Terminal, hubo “errores”.

El señor Araya Monge empleó, al formular su pregunta, la frase “…los errores que puedan haberse cometido”; el señor Solís Rivera, en su respuesta habló de “…los errores que se hayan cometido”.

La gran diferencia (en ese momento del debate presidencial televisivo de Canal 9), fue que para el candidato Araya Monge el proceso hacia la entrega a la transnacional APM Terminals, de los muelles de Limón y de Moín, debía seguir adelante, “…independientemente de los errores que puedan haberse cometido”. Mientras que para el candidato Solís Rivera, el proceso debía seguir “…pero no independientemente de los errores que se hayan cometido”.

El hoy mandatario fue más contundente, todavía. “No, don Johnny, no independientemente”. Es decir que, en ese momento, la posición ética y la de la transparencia en torno a este leonino contrato muellero, fue la del hoy Presidente Solís; puesto que su oponente, el señor Araya, prefería que el proceso de concesión siguiera pese a “errores” (o como se dice en el lenguaje del pueblo, “tortas”, pura y simplemente).

En esa posición de transparencia de ética, don Luis Guillermo fue mucho más lejos, hablando en ese momento “sin pelos en la lengua”. Dijo él: “Fueron muy grandes los errores, fueron muy serias las equivocaciones, le están costando a este país demasiados millones de dólares y entonces aquí, independientemente, nada, aquí hay que poner las cosas sobre las íes…”.

He aquí el punto fundamental de la cuestión y he aquí una explicación del gran enojo del pueblo trabajador de SINTRAJAP y de la ciudadanía limonense que está indignada por ese vergonzoso contrato en contra del bien común y del interés nacional: “Fueron muy grandes los errores, fueron muy serias las equivocaciones, le están costando a este país demasiados millones de dólares y entonces aquí, independientemente, nada, aquí hay que poner las cosas sobre las íes…”.

Este es el lapidario criterio del ahora presidente de nuestro país, cargo que ostenta por una abrumadora votación procedente de la clase trabajadora; como abrumadora fue la votación recibida por él, por parte del colectivo laboral de JAPDEVA, hoy en huelga patriótica, cívica, moral y éticamente correcta.

Porque quien es hoy Presidente de la República, en esto de la vergonzosa concesión que se le quiere imponer el país, entregando los principales puertos nacionales para que haya una “exportación” gigante de capital, tan necesario para el desarrollo de la región atlántica; indicó que hubo “grandes errores”, que hubo “serias equivocaciones” y que esto le está costando al país “demasiados millones de dólares”.

Aunque no lo compartimos, a lo mejor esto estaba en las mentes enojadas de trabajadores y de trabajadoras que el pasado lunes 27, quemaron un retrato presidencial, así como el de otros jerarcas ministeriales involucrados en el tema, en las afueras del local del sindicato SINTRAJAP.

Indudablemente que don Luis Guillermo debió pensar en ese debate que uno de esos “grandes errores”, de esas “serias equivocaciones”, es la cláusula 9.1 del ignominioso contrato, la que instaura (hasta por medio siglo y más), el monopolio privado de la actividad muellera del Atlántico del país:

“El concesionario es el único responsable de atender a las naves y los contenedores que se transportan en esta terminal, sean estos de exportación o de importación, labor que realizará por sí mismo o por medio de terceros debidamente autorizados por la Administración, en cuyo caso el concesionario sigue siendo el responsable directo ante ésta”. Si esto no es un monopolio privado y para el lucro personal del accionista, entonces, ¿qué es?

Aún está a tiempo el señor Presidente Solís de evitarle a Costa Rica, esos “grandes errores”, esas “serias equivocaciones” que él tenía claras producto del leonino contrato con APM Terminals, al momento del indicado debate presidencial electoral, en su condición de candidato.

Aún está a tiempo el señor Presidente Solís para evitar que ese monopolio privado de explotación mercantil de la actividad muellera del Atlántico del país, le siga costando al país los millones de dólares que él ya tenía claro que se estaban generando en contra del interés nacional y del bien común.

Si usted, señor Presidente, mantiene una coherencia de principios entre lo dicho en campaña y en la acción gubernativa, aquí tiene la estratégica oportunidad de mostrarle al país y a sus miles de votantes, que había en razón en elegirle y que usted sí quería impulsar, con sinceridad, el “cambio”.

Y si esa muletilla extorsionante de la “seguridad jurídica” del país le tiene “agarrado del cuello” por parte de los vampiros corporativos del gran empresariado y sus bufetes de lujo con tarifas “a la neoyorkina”; pues la salida se la da el propio contrato en su cláusula 12.10: “Renegociación del contrato de concesión”. La misma dice: “La renegociación del Contrato podrá tener lugar tanto a instancia de la Administración Concedente como a solicitud del Concesionario”. Aquí tiene usted la tan llevada y traída “seguridad jurídica” que tanto le preocupa y que le permite pedir una renegociación, ¡oh paradoja!: dentro del mismo contrato leonino. ¡Proceda, señor Presidente!, con el mismo espíritu que está pidiendo a los chinos la renegociación del préstamo para reconstruir la ruta 32.

Recorte presupuestario: El sentido de esta lucha

¡Claro que nos falta mucho más! ¡Pero ya empezamos! Esta lucha por la defensa de los servicios públicos que se dan desde los ministerios del Poder Ejecutivo, de las entidades adscritas a los mismos, de las que reciben desde éstos diversos tipos de transferencias, ¡apenas empieza!

Es una especie de “evangelización política” que implica ganarse, una a una, las conciencias (incrédulas no pocas, temerosas otro tanto y escépticas la mayoría), eso sí amenazadas todas, en cada una de esas instituciones.

Es más, a conciencias empresariales que dependen de las compras de bienes y servicios que realizan todo este tipo de entidades del Poder Ejecutivo, para llevarlas al movimiento a fin de que sus negocios se mantengan y prosperen, porque si no es así, van a quebrar y dejarán a mucha gente sin empleo.

Esta especie de “evangelización política” para responder a la cruzada fundamentalista en contra del empleo público, es durísima. Sin embargo, hemos decidido emprenderla contra viento y marea, de conformidad con nuestras responsabilidades sindicales inmediatas; acorde con nuestra visión de país; así como siguiendo la hoja estratégica que marca el desarrollo de nuestro accionar en el seno de la corriente sindical en la cual militamos.

Quienes nos manifestamos el pasado lunes 20 de octubre, entregamos a la Asamblea Legislativa, dos documentos que resumen la visión construida, responsablemente, desde nuestra acera, la de “los y las de abajo”, sobre este asunto de recorte presupuestario, déficit fiscal, sistema tributario y justicia social; aspectos todos que están intrínsecamente ligados entre sí.

Resumimos, de seguido, algunas de las razones (contenidas en uno de los dos documentos entregados), que nos han motivado para asumir esta durísima carga, contra toda adversidad; teniendo siempre presente que, toda una vida, estas luchas “contracorriente”, siempre van de menos a más, pues están impregnadas de profunda justicia, sólida argumentación y nobles objetivos.

Nuestra conclusión central es que tales recortes al presupuesto de los ministerios para el 2015, en términos generales, muestran cuatro características esenciales.

PRIMERO: Agravan la afectación a diversos servicios públicos que se prestan desde los ministerios y sus programas y entidades adscritas; servicios que ya de por sí venían sufriendo grave deterioro y precariedad producto de restricciones presupuestarias severas en años anteriores.

SEGUNDO: Tales servicios están destinados a atender necesidades básicas de grupos de costarricenses muy desfavorecidos, económica y socialmente hablando. Los recortes, por tanto, profundizarán la dolorosa y peligrosa desigualdad en nuestro país.

TERCERO: En términos generales, estos servicios públicos son prestados por personas trabajadoras asalariadas del sector público central, cuyos regímenes salariales están en los niveles bajo y medio, así que no se ostentan lo que denominan algunos como “salarios de lujo”.

CUARTO: Por más recortes que se apliquen, incluso llegando a cierres técnicos ministeriales (como el caso de Cultura), no resolverán el grave problema del déficit. Al contrario, esos recortes, si se consolidan, agravarán más la situación social del país y de sus sectores más golpeados por el proceso concentrador de riqueza.

Por otra parte, lamentamos que tenga demasiado ruido una especie de “gritería histérica” en relación a los probables porcentajes de déficit fiscal en el presupuesto “general de la República” para el 2015; desarrollándose una malsana campaña de ataque al empleo público; pretendiéndose que la ciudadanía no pueda aquilatar y justipreciar, en igual dimensión y proporción, una serie de aspectos inherentes al asunto del déficit fiscal que deberían considerarse, más allá del tema de las remuneraciones salariales de quienes laboran para el sector Público. Veamos:

LA DEUDA DEL PAÍS. En el presupuesto en trámite, se contempla 1 billón, 700 mil millones de colones (1.700.000.000.000.00), para compromisos de deuda del país, en el 2015. ¿A quién le debemos?; ¿cuánto en total? ¿Quién gana con el pago de intereses? ¿Cuál ha sido la trayectoria del endeudamiento en las últimas administraciones gubernativas? ¿Con cuánto nos endeudamos en cada uno de esos gobiernos?… Solamente este pago de deuda para el 2015, es casi un 6% de Producto Interno Bruto (PIB). Entonces, el déficit es por la deuda; no por los salarios, ni por la inversión para la operatividad de los ministerios.

EXENCIONES Y EXONERACIONES. La propia Contraloría General de la República (CGR), las ha cuantificado en un 5.8% de PIB. Es decir, prácticamente, otro 6% de PIB: 1.740.000.000.000.00 colones.

EVASIÓN TRIBUTARIA Y ELUSIÓN FISCAL. El propio Ministerio de Hacienda las calcula en un 7.75% de PIB. Es decir, prácticamente, un 8% de PIB. Casi 2.400.000.000.000.00 (¡Dos billones cuatrocientos mil millones de colones!).

FICIT FISCAL. Ante la “gritería histérica” de que el “apocalipsis fiscal” está cerca dado que en el 2015, el déficit estará en un 6 – 7 de PIB, ¿por qué no definir con cuánta cifra podemos vivir y con cuánta cifra no? Así determinaríamos abordajes racionales y objetivos para manejarlo.

LOS RESPONSABLES DELFICIT. Es igualmente imperioso (como en lo de la deuda), determinar la responsabilidad de los gobiernos inmediatamente anteriores al actual, en la generación del déficit que alimenta la actual “histérica gritería” por su “elevada” cifra. Pareciera que “no se pueden tirar piedras teniendo techo de vidrio”. ¡No sacrifiquen al pueblo por este asunto del déficit, motivados por trifulcas politiqueras inter-partidos o intra-partidos!

PRESUPUESTOGENERAL DE LA REPÚBLICA”. Se puede establecer otra contabilidad de las finanzas estructurales del Estado, considerando la totalidad del aparato que lo compone. Los especialistas admiten que en este parlamento solamente se debate acerca del 40% de la estructura financiera global-integral del Estado. El otro 60% pasa por otro lado, específicamente, por la Contraloría General de la República (CGR). Por eso es que ponemos entre comillas, la frase “general de la República”.

EMPLEOBLICO. En lo que respecta a la corriente sindical que representamos, básicamente conformada en la coalición sindical “PATRIA JUSTA”, hemos propuesto al Gobierno una serie de planteamientos al respecto. Deben los sectores líderes de la cruzada fundamentalista contra el empleo público, tanto los que se ven como los que están ocultos, definir qué es lo que quieren en materia de empleo público, toda vez que con las generalizaciones abusivas y la satanización indiscriminada que están ejecutando, solamente atizarán la hoguera de la confrontación social abierta.

RECORTES: QUIEBRA DE EMPRESAS Y DESEMPLEO. Los recortes aprobados en comisión, de materializarse, afectarán a muchas micro, pequeñas y medianas empresas que tienen en el sistema de compras del Estado, su razón fundamental para existir. No puede negarse que no pocos empleos asalariados del sector privado, precisamente dependen de esta parte del sector público, para el sostenimiento de cientos y cientos de familias. Los recortes aprobados en comisión generarán quiebras de empresas y, por tanto, incrementarán el flagelo del desempleo; amén de una serie de demandas por rompimiento contractual unilateral en materia de alquileres, de servicios de limpieza, de vigilancia y otros.

RECORTES: SUS AFECTADOSPAGAN IMPUESTOS. Las personas trabajadoras, asalariadas o no asalariadas, que están ligadas a cada uno de los recortes presupuestarios que se están imponiendo, pagan, puntualmente, los dos impuestos fundamentales del sistema tributario costarricense; por cierto que ambos, en situación de alta regresividad que los hace totalmente injustos. El de renta, si corresponde, es rebajado de planilla. El de ventas, al momento mismo de la compra.

RECORTES: DÉFICIT SEGUIRÁ-MÁS CONFLICTO SOCIAL. Estos recortes, por más drásticos que sean, no resolverán el problema del déficit fiscal. Por el contrario, potenciarán más el conflicto social. Por un lado, a lo interno de los ministerios por la inestabilidad laboral y salarial en perspectiva (eliminación de partidas para anualidades, dedicación exclusiva y otras; rebajas salariales no descartables, cero recursos, ambiente laboral precarizado en grado sumo, etc.). Por otro, las demandas de la población receptora de muchos de esos servicios públicos ministeriales, que los recibirán en condiciones más deterioradas, auguran una mayor conflictividad usuario-laboral.

RECORTES: MÁS DESIGUALDAD. Los recortes aprobados y eventualmente por consolidarse, incrementarán el pernicioso tránsito que lleva este país por los injustos caminos de la desigualdad creciente y sistemática, fortaleciendo su contracara: la concentración abusiva de la riqueza. ¡Seguiremos! ¡No pararemos!

La recortadera solamente nos conduce al desastre

Continúa en el seno de la Comisión de Asuntos Hacendarios de la Asamblea Legislativa la “subasta” neoliberal, en competencia abierta, por el monto más alto en materia de recorte al proyecto de presupuesto “de la República” para el 2015; presentado por este gobierno con base en el que elaboró el anterior.

“¿Quién recorta más?”, “¿quién recorta más?, es la consigna preferida en el “mercado” parlamentario que está ventilando este delicado asunto.

Ni aun dejando a todos los ministerios en cero presupuesto, quedando solamente el presupuesto para pago de salarios en cada uno, se resolverá el problema de fondo.

Ni eliminando todas las partidas para el pago de las anualidades, el de la dedicación exclusiva, el de la prohibición, el de los riesgos y otros, se resolverá el problema de fondo. ¡Sigan recortando pero no resolverán el problema de fondo!

¡Cierren el parlamento! (a lo mejor no nada pasa), pero tampoco resolverán el problema de fondo. ¡Redúzcanle a la mitad el salario a los magistrados del Poder Judicial! (seguramente, todos aplaudiremos), pero no se resolverá el problema de fondo. ¡Precaricen la educación superior pública brindada por las universidades estatales y nivélenla a la que se brinda en las “u” privadas, las de garaje! Tampoco resolverán el problema de fondo.

¡Echen a la calle a todos los empleados públicos que laboran en edificios y oficinas alquilados a particulares! Tampoco resolverán el problema de fondo.

Por cierto que esto podría pasar el año entrante pues la recortadera llega al absurdo de que el Estado central deshonre contratos de alquiler ya firmados, dejando de pagar la mensualidad y, por ende, sobrevendrá el desahucio de sus ocupantes; desahucio que afectaría a cientos y cientos de chiquitos que se atienden en centros CEN-CINAI ubicados en instalaciones alquiladas. ¡A tal extremo están llegando!

Sigamos. ¡Pasen a todos los pensionados con fondos de Hacienda al régimen de pensiones de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS)! Aunque esto es lo correcto, tampoco resolverán el problema de fondo.

En esta columna y no sabemos cuántas veces, lo hemos escrito. Nuestra acción de lucha social y sindical tiene el tema como punto estratégico de nuestra agenda de trabajo. Cada vez que podemos, lo decimos en conversaciones informales, reuniones grupales, asambleas y similares. En cuanto foro sobre el tema nos invitan, lo reiteramos. Se lo decimos a las personas trabajadoras asalariadas que representamos, a las entidades socio-sindicales y amigas, las fraternas y las no tanto: Costa Rica ocupa una TRANFORMACIÓN TRIBUTARIA ESTRUCTURAL, ¡así, todo en mayúsculas!

Por eso, nos parece increíble que ahora digan, más o menos lo mismo, dos personajes de alta notoriedad pública. Por un lado, el líder de la tesis de la “revolución violenta y radical del gasto”, se dejó decir que el sistema tributario costarricense debe establecer la renta global, la renta mundial y hasta un impuesto a las transacciones bancario-financieras. ¡Lo mismito que hemos venido planteando nosotros!

Lo dijo, nada más y nada menos que, ¡Ottón Solís Fallas!, actual Presidente de la Comisión de Asuntos Hacendarios de la Asamblea Legislativa. Su planteamiento le fue publicado en el periódico del capital, ese que lo ha venido apadrinando en su cruzada fundamentalista, “a lo Torquemada”, en contra del gasto público.

Por otro lado, donde menos esperábamos, ¡saltó la libre! Oscar Arias Sánchez, quien fuera presidente de Costa Rica en dos ocasiones, nos sale ahora diciendo que la solución al grave problema fiscal que afrontamos es una reforma tributaria progresiva. ¡Ay, Dios Padre! ¡Creíamos haberlo oído todo!

Seguramente el señor Arias Sánchez no está pudiendo manejar “cargos de conciencia”. Recordamos que en su segunda presidencia, cuando alzó el estandarte del TLC con Estados Unidos de América, decía que se lo aprobaran a cambio de una reforma tributaria que él propiciaría. Por supuesto, que engañó a la ciudadanía al respecto.

Ahora nos viene a decir que el país ocupa una reforma tributaria progresiva. ¡Pues claro que sí! Pero la hegemonía del capital que él potenció con “su” TLC, no lo permite ahora ni lo permitirá jamás. Esta reforma tributaria progresiva habrá que arrancársela al capital neoliberal, como mucha organización y movilización obrera y ciudadana.

El problema de fondo es ese, por el que hace tanto tiempo bregamos: una reforma tributaria por el lado de la progresividad. ¡Recorten!, ¡recorten!… ¡sigan recortando! La recortadera solamente nos conduce al desastre. Ya lo verán. Pero no resuelve el problema de fondo.

Además, pero este es tema de otro artículo, está la situación del endeudamiento nacional. ¡Un billón, setecientos mil millones de colones! (en números así: 1.700.000.000.000.00), aparecen presupuestados para el 2015 a fin de honrar la “jáquima” del país. ¿A quién le debemos?… ¿Por qué tanto?… ¿Quién gana con los intereses?…

Evidentemente hay mucho que decir en materia de gasto público: derroche, desperdicio, privilegios, ineficiencias y corruptelas… Falta una profunda autocrítica sindical al respecto. ¡Es cierto! Pero, a la vez, hay innumerables casos de precariedad salarial, sobreexplotación, excesivas cargas de trabajo, ambientes insalubres, deterioro de la salud ocupacional, acoso y exclusión. El empleo público es multifacético y el error que cometen los abanderados de la “revolución radical y violenta del gasto” es hacer una generalización del mismo

Y es que a propósito de esta disputa hegemónica, que es lo que en el fondo está sucediendo a propósito de la discusión nacional sobre el tema del presupuesto “de la República”, queda claro que no necesariamente la urna ha de resolver el problema.

La democracia formal se queda corta, no alcanza, es insuficiente para propiciar transformaciones sociales por el lado del bien común y de la inclusión social, en tiempos de neoliberalismo; si no se acompaña de procesos estratégicos de movilización popular organizada, en todos los ámbitos y en todas las formas para, al menos, volver a cierto equilibrio social.

Básicamente por una actitud medrosa, el actual Gobierno está dilapidando el capital político que se le dio en la urna electoral, especialmente en la segunda ronda. Buenas intenciones de diálogo social no le van a alcanzar. A la hegemonía del capital le importa un bledo ese resultado electoral. Tampoco cree en el diálogo social. Basta con leer a sus articulistas, editorialistas y sus “informaciones objetivas” cotidianas de prensa con relación al tema del presupuesto “de la República”.

Con relación a nuestras responsabilidades directas y básicas de representación gremial, hemos hecho los más grandes esfuerzos por alertar a quienes son los primeros blancos de la “revolución violenta y radical del gasto”: los sectores laborales de empleo público en el Gobierno Central (ministerios, básicamente); aunque, debemos admitirlo, con una espantosa pasividad de sus gremios locales.

Quienes estamos con más sensibilidad en este grave asunto, nos concentraremos este lunes 20 de octubre, desde las 8 de la mañana, en el Parque Central, en San José centro. ¿Seremos 10; o cien; o mil… no importa? Nosotros cumplimos.

Si la recortadera persiste y si llegamos a niveles de desastre insospechados, nosotros queremos tener la frente en alto y queremos ver directamente a los ojos de quien, eventualmente y en ese escenario nos reclame porque supuestamente no se lo advertimos.

En esta nueva fase de la lucha que parece que podría ser la más dolorosa para miles de gentes que tienen que ver con el sector Público (por dentro o por fuera), hemos acuñado el siguiente lema: “que nunca se diga que no se lo dijimos”.

Cambio y déficit: Los Fondomo- netaristas ochenteros

La gritería histérica de los “fondomonestaristas ochenteros” que desde la Asamblea Legislativa están con su “revolución violenta y radical del gasto”, deja en evidencia la naturaleza estratégica de la tarea que es en concernirle a la multiplicidad rica y diversa de los sectores sociales organizados de nuestro país; al menos los que seguimos creyendo en las posibilidades de que “otra Costa Rica es posible”.

En la década de los años 80’s del siglo pasado, los “ajustes estructurales” promovidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI), especialmente en contra de países y pueblos latinoamericanos, se caracterizaron por fuertes recortes del gasto público, sin ton ni son; promoviendo una política de “shock” que violentó toda clase de derechos individuales y colectivos. En el actual parlamento costarricense estamos presenciando conductas diputadiles con esa misma inspiración que nos hacen llamar a sus promotores como “fondomonetaristas ochenteros”.

Por otra parte, la “santa cruzada” en contra del empleo público actualmente en desarrollo, pretende que se desvíe la atención ciudadana y de la opinión pública acerca de la verdadera naturaleza del cambio que requiere nuestra querida Patria.

Cambio que en nada tiene que ver con el resultado electoral de este 2014, pero que sí muestra la profundidad de la furia de la derecha económico-neoliberal y, específicamente, de su parte más reaccionaria y conservadora, ante la menor sospecha de que algo cambie.

La verdad de todo esto es que hay una disputa hegemónica en desarrollo entre la posibilidad de una desaceleración del proceso neoliberalizante de la sociedad costarricense; versus la posibilidad de que se afirmen, de manera relativamente sólida, las bases para un viraje estructural; más allá de la circunstancia coyuntural de la actual gestión gubernativa con todas sus pifias.

En el medio de la pugna entre una hegemonía que teme dejar de serlo o de que le quiten el ímpetu que traía, en contraposición a otra que necesita emerger pero a la que podría abortársele su surgimiento; está la decisión que los sectores sociales organizados de nuestro país, especialmente los de más sentida trayectoria de lucha y perspectiva crítica, debemos tomar, para determinar cómo debemos jugar este “partido”; partido que está en sus minutos iniciales pero que ya deja ver la naturaleza de las zancadillas, patadas y manotazos de todo nivel que se están empleando y cuya utilización malsana se ha de intensificar.

Porque una cosa es el tema del “cambio” utilizado como exitosa fórmula de propaganda electoral para obtener un resultado y ganar una elección (¡y qué resultado!); pero otra cosa distinta es el “cambio” estructuralmente potenciado para que las cosas “cambien”, en profundidad y a favor del bien común, desafiando poderes y sectores intocables hasta hoy.

El tema del presupuesto “de la República” (nos gusta entrecomillar “de la República”, dado que solamente está en debate el 40% de toda la estructura financiera estatal, pues el 60% restante no pasa por el parlamento); no necesariamente es un tema del grave problema del déficit fiscal (que de por sí lo es); sino que pareciera representar un primer episodio del combate entre las dos hegemonías en pugna.

¿Se cree o no se cree en el papel del Estado para reducir la desigualdad? ¿Se cree o no se cree que sufrimos un proceso concentrador de riqueza? ¿Se cree o no se cree que hay que hacer cambios tributarios estructurales de orden progresivo? ¿Se cree o no se cree que podemos ser un país que tengamos soberanía y seguridad alimentaria? ¿Se cree o no se cree que dentro de los derechos fundamentales de la clase trabajadora se comprende la plena Libertad Sindical? ¿Se cree o no se cree que podemos tener una política exterior más plural y diversa? ¿Se cree o no se cree que debemos abandonar suscribir esos tipos de TLC’s fomentadores de tanta desigualdad? ¿Se cree o no se cree que una política salarial adecuada puede ayudar a distribuir riqueza? ¿Se cree o no se cree que los sectores económico-financieros ganadores e integrantes de la hegemonía todavía vigente, deben aportar tributariamente más lo que han venido “robándose”? ¿Se cree o no se cree que las pequeñas y las medianas empresas, deben ser la otra parte del motor que mueve la economía? ¿Se cree o no se cree que en una acción fuerte de política pública para enfrentar el flagelo del desempleo; especialmente en personas jóvenes y en adultas en plena etapa productiva?… ¿Se cree o no se cree que se ocupa más empleo público, más allá de una discusión estructural al respecto?…

Quienes creemos en todo eso, siempre pensamos que así debe ser el cambio. Las resistencias, evidentemente poderosas, están trabajando duro para que nada cambie. Es más, para que se fracase estrepitosamente, generando las condiciones para el retorno electoral de la hegemonía que no ha dejado de serlo.

De nuestra parte, la lucha que venimos librando sigue siendo la misma. En la línea de la respuesta positiva a las preguntas arriba citadas. La circunstancia del actual Gobierno es eso, una circunstancia que debe ser éste el que defina cuánto desea que se profundice.

Debe entenderse que esos sectores poderosos y hegemónicos que quieren que nada cambie, no están dispuestos a ceder en lo más mínimo. Entonces, tratar de quedar bien “con Dios y con el diablo”, no pareciera ser una vía aconsejable si se quiere de verdad, la realidad del cambio.

Al respecto, debe contenerse la ofensiva de los “fondomonetaristas ochenteros”, atrincherados en el parlamento actual, bajo el perverso lema fundamentalista de una “revolución violenta y radical del gasto”. En el fondo, esta gritería pretende evitar la necesidad del surgimiento estratégico del corazón del cambio: la transformación tributaria estructural.

Debemos recordarle a los “fondomonetaristas ochenteros” del parlamento una reciente nota de prensa, publicada en el país y en su periódico “preferido”: “¿Gravar los altos ingresos o centrarse en las multinacionales? El Fondo Monetario Internacional (FMI) dio la sorpresa ayer en Washington, Estados Unidos, al sugerir luchar contra los déficits con un alza de los impuestos. El guardián de la ortodoxia financiera, insta tradicionalmente a los Estados en dificultades a recortar sus gastos públicos. Sin embargo, en el informe El tiempo de los impuestos, el FMI sugiere gravar a los más ricos y su patrimonio para reforzar la legitimidad de los planes económicos y luchar contra el aumento de la desigualdad”.

Los “fondomonetaristas ochenteros” no quieren tener presente que revisión del gasto e incremento de ingresos son variables conjuntas y complementarias para un ajuste fiscal en eso del déficit.

Tan sólo en este ámbito de la transformación tributaria estructural, pueden definirse muchas cosas de corto y de mediano plazo en nuestro país, en ese campo de la pugna por la hegemonía de la que hemos hablado. Las definiciones presidenciales estratégicas al respecto juegan. Pero solamente son eso: definiciones presidenciales.

Más importante todavía, es ¿qué haremos desde los indicados sectores sociales organizados al respecto, en el marco de nuestra soberanía organizacional, con nuestra experiencia y trayectoria de lucha, en esta pelea de hegemonías que parece estar en desarrollo?

La infame campaña contra el empleo público

En verdad, ¡qué clase de democracia informativa más consecuente, en prensa escrita, practica Diario Extra, La Prensa Libre; y, en general, los medios integrantes del Grupo Extra! ¡Dios guarde no existieran! Jamás encontraremos cómo agradecer la maravillosa y extraordinaria oportunidad que Diario Extra nos brinda, semana a semana, para compartir nuestras impresiones, con perspectiva laboral-sindical, sobre temas del acontecer nacional que, de una manera u otra, han de incidir en la calidad de vida de quienes integran en este país lo que denominamos como clase trabajadora, en su concepto sociológico y político más amplio del término.

Hablamos de las personas trabajadoras asalariadas con empleo formal (de los sectores público y privado); de las que se desempeñan en el mercado informal y/o por cuenta propia; de las que están desempleadas por diversas razones; e, incluso, podríamos incluir a quienes realizan actividad productiva microempresarial y hasta de mediana empresa.

Lo que queremos apuntar con todo ello es que al juntarlos todos estamos hablando de la abrumadora mayoría de los habitantes del país y para quienes deberían centrarse todos los esfuerzos de acción gubernativa, de políticas públicas, de promoción del bien común y de inclusión social. Todo este conglomerado laboral es, para decirlo esquemáticamente, lo que nosotros denominamos “los y las de abajo”.

Hemos hablado de esto en este mismo espacio en otras ocasiones para reiterar que, en esencia, los actuales momentos sociopolíticos del país exigen que este gran conglomerado social sea el eje prioritario de toda política pública. El famoso “cambio”, en consecuencia, debería ir, estratégicamente hablando, en esta dirección.

¿Por qué? La creciente desigualdad sigue cogiendo fuerza al interior de este multidiverso conglomerado laboral de la sociedad. La precarización del empleo avanza. La violación a los derechos laborales mínimos consagrados en nuestra legislación es cosa de todos los días.

El desempleo atormenta a sectores juveniles con formación profesional o sin ella, así como a personas que en plena etapa productiva fueron condenadas a una “muerte laboral” por tener 35 o más años. Y el estrujamiento y la angustia financiera atormentan a este tipo de empresariado para el cual no ha existido durante mucho tiempo sistemáticas y estratégicas acciones de política pública para sostenerlo y potenciarlo. Y, para agravar la situación, el deterioro socioeconómico y la lucha por la subsistencia, encuentran en el seno de este gran conglomerado social, terreno fértil para la delincuencia en todas sus formas y la tentación de enrolarse en el crimen organizado y el narcotráfico.

Ahora, una parte de ese conglomerado, la clase trabajadora asalariada del sector Público está bajo ataque descarnado. Y aquí es donde hemos asumido como mejor podemos nuestras responsabilidades sindicales al respecto. Estamos convencidos de que la hegemonía del capital dominante, especialmente su segmento más radical, el de orden financiero, está en franca ofensiva para revertir una serie de condiciones sociolaborales acumuladas en las últimas décadas, argumentando que el problema del déficit fiscal, en esencia, es por culpa de los salarios de quienes devengan para el sector Público.

Entonces, estamos presenciando una cruzada fundamentalista contra el empleo público, generalizándolo y poniendo a todas estas personas asalariadas del Estado como parias, vagas, corruptas, ineficientes, ineficaces, “atosigadas de privilegios”, etc.

La campaña que se desarrolla desde el parlamento a través de las vocerías diputadiles que le sirven a ese capital, la connotación mediática dominante completamente parcializada y la gritería amanuense de los “especialistas objetivos” de temas económicos, está alcanzado niveles que hace tiempo no veíamos. En este marco de condiciones, apuntamos cinco consideraciones centrales.

PRIMERA: La campaña contra el empleo público, centrada en el déficit fiscal (que es real y peligroso), en el marco del trámite parlamentario del presupuesto “de la República” (que solamente considera el 40% de toda la estructura financiera global del Estado), es para desviar la atención pública del real problema de la desigualdad en el país: el sistema tributario profundamente regresivo que esos sectores dominantes no quiere que se transforme en lo más mínimo; ni siquiera, endureciendo las leyes ni los reglamentos contra el descomunal robo de impuestos.

SEGUNDA: El problema de la deuda pública debe ser visibilizado completamente. ¿Cuánto debe el país y a quién? Debemos conocer los acreedores internos e internacionales de Costa Rica y proceder a una profunda auscultación de esa gigantesca “jáquima” para que se redimensione este asunto del déficit como corresponde; al menos, integralmente juntando todas las variables del mismo con objetividad.

TERCERO: Quienes laboran para el sector Público no roban impuestos, no son evasores. La renta, cuando corresponde, les es deducida de la planilla; el de ventas, al momento mismo de la compra. Los que roban impuestos son, precisamente y por lo general, los que se identifican con la hegemonía del capital de la cual venimos hablando. La magnitud del robo de impuestos es, al menos, tres veces más grande que el monto del déficit que apuntan los de la gritería por ello.

CUARTO: Es imprescindible diferenciar entre sí lo que entendemos por empleo público. La abrumadora mayoría es de ingresos salariales medios y bajos. Pero la hipocresía de los que gritan, tiene doble moral. En el sector privado, las estructuras jerárquicas a nivel de dirección ejecutiva, gerencia y jefaturas, tienen salarios promedio, en dólares, de 15.841, 7.969 y 4.542, respectivamente, según estudio de la lujosa revista del corporativismo empresarial de la región, Summa (en su número de julio 2014); salarios muy similares a puestos altos jerárquico-políticos y de alta tecnocracia del sector Público. ¿Qué queremos decir con ello? Que la estrategia neoliberal en materia de empleo público es la precarización de los salarios, tal y como se practica en los niveles medios y bajos del sector privado. Entonces, lo que corresponde es que definan, cuál es la parte del empleo público que quieren pulverizar, precarizar, arruinar, desaparecer. Pero queda claro que a nivel de las altas cúpulas privadas y públicas sus salarios entre sí, sí son “competitivos”.

QUINTO: Por supuesto que “no se puede tapar el sol con un dedo” y en materia de eficiencia, de eficacia, de evaluación del desempeño, de rendición de cuentas, queda bastante camino que recorrer para desterrar aquellos focos perniciosos que deterioran el desarrollo de los servicios públicos. Nadie más que los sindicatos responsables queremos entrar a hablar de ello en profundidad.

Pero no en este marco de satanización abusiva del empleo público, de generalizaciones odiosas en su seno, de culpabilizar a los salarios públicos del déficit fiscal y echarle la opinión pública a miles y miles de trabajadores y de trabajadoras que se desempeñan honesta y precariamente en no pocos casos, como personas asalariadas de los servicios públicos. No cuenten con nosotros para ello si así quieren seguir “marcando la cancha”.

Déficit Fiscal y Justicia Tributaria: El informe Oxfam

Acaba de darse a conocer un crucial informe sobre la cuestión tributaria que nos llega “como anillo al dedo”, en estos momentos de discusión pública con relación al proyecto de presupuesto que el Gobierno presentó, para el ejercicio fiscal del 2015, al parlamento; asunto éste que está “al rojo vivo”, en el debate nacional, especialmente en los ámbitos diversos de la prensa.

Aunque les moleste y duela a algunos integrantes de la élite clásica del poder político-económico tradicional y no tan tradicional; nosotros, “desde abajo”, específicamente desde la esfera sindical, hemos estado haciendo un gran esfuerzo para aportar en el asunto. ¡Sí! Es que desde la clase trabajadora organizada también hay pensamiento.

Ya no solamente como “anillo al dedo”, sino como un manantial de agua fresca, ha llegado a nuestras manos un valiosísimo documento, emitido por una entidad socio-humanitaria de alcance mundial, con un aquilatado prestigio y credibilidad a su favor: OXFAM International (www.oxfam.org/es)

OXFAM International, según se indica en la enciclopedia electrónica Wikipedia, “es una confederación internacional de 17 organizaciones que trabajan en aproximadamente 90 países de todo el mundo para encontrar soluciones a la Pobreza y lo que se considera Injusticia en todo el mundo. En todas las acciones finales de Oxfam, el objetivo final es que las personas puedan ejercer sus derechos y administrar sus propias vidas. Oxfam trabaja directamente con las comunidades y busca influir en la gente más poderosa para asegurar que los pobres, o quienes más lo necesitan, puedan mejorar sus vidas, sus medios de vida y tener voz y voto en las decisiones que les afectan”.

En el marco actual del rumbo pernicioso que lleva la anticristiana globalización neoliberal, el trabajo de OXFAM Internacional es verdaderamente revolucionario y transformador. A través de la seriedad de sus investigaciones, de sus profesionales rigurosos y de su presencia en tantos países, pueblos y culturas, los informes de OXFAM International son un instrumento valioso de análisis para poder alimentar la causa de la lucha por la verdadera Democracia, que es la causa de la Humanidad misma.

OXFAM International acaba de publicar, repetimos, un estratégico documento totalmente adecuado para la discusión nacional sobre el tema del déficit fiscal, en momentos en los cuales lo que se impone es la calma para evitar que la gritería histérica neoliberal al respecto, castre cualquier intento de una discusión seria; discusión que, quiérase o no, es necesariamente ideológica. Sin embargo, aun así, da pie para explorar la construcción de acuerdos.

El documento del que hablamos se titula “Justicia fiscal para reducir la desigualdad en Latinoamérica y el Caribe”. Tiene criterios tan lapidarios como éste: “Los sistemas fiscales de Latinoamérica y el Caribe funcionan en beneficio de las élites”. O, este otro: “Los gobiernos de América Latina y el Caribe deben implementar reformas fiscales que beneficien a toda la ciudadanía y no sólo a las élites económicas y políticas…”.

En lo que a nuestra visión del problema respecta, para el caso costarricense es imposible dar una discusión del problema del déficit fiscal sin, a la vez, asociarla, concatenada y estratégicamente hablando, con el tema de la justicia tributaria.

Es por ello que, nuevamente, insistimos en que esas estridencias de que llegó “el fin de los tiempos”, o de que estamos “al borde del apocalipsis” por cifras de déficit fiscal oscilando entre el 5 y el 7% del PIB, en lo profundo son estridencias ideológicas porque esconden “la otra cara de la moneda”: la injusticia tributaria sistémica en nuestro país.

OXFAM Internacional nos indica: “La recaudación tributaria en Latinoamérica y el Caribe es baja en relación con su potencial y no se corresponde con las inmensas necesidades sociales de la región. Las finanzas públicas reflejan un modelo social y económico inequitativo que perpetúa la concentración del poder y las discriminaciones, y están socavadas por los altos índices de evasión y elusión fiscal. Urgen reformas valientes para lograr políticas fiscales que ayuden a reducir las desigualdades enquistas en la región”.

Lo que sucede es que en el caso costarricense, si no media una estratégica movilización ciudadana y popular no habrá ni el menor asomo de una Transformación Tributaria Estructural que cumpla uno de los preceptos fundamentales a juicio del estudio de OXFAM Internacional: que la política fiscal debe ser un instrumento primordial para combatir la desigualdad.

El estado de la desigualdad en el país es de tal calibre que la justicia tributaria se abrirá espacio si se impulsan iniciativas como la renta global, la renta mundial, el impuesto a las transacciones financieras (Tasa Tobin o impuesto “Robin Hood”). El Presidente Solís Rivera nos anunció que enviará al parlamento una iniciativa en el campo de la renta global. Esto es correcto. Sin embargo, este debería ser el primer proyecto para que sea ley de la República en este campo de la justicia tributaria. Por el contrario, pretender que un proyecto de ley para la transformación del impuesto sobre las ventas en impuesto al valor agregado (IVA), logre convertirse en ley antes que lo haga el de la renta global, es caer en una nueva trampa del capital.

Apostar al IVA sin tener de previo transformaciones tributarias por el lado “de los de arriba”, del capital (como la renta global y la renta mundial), es seguir, según el informe de OXFAM International, modelando “sistemas fiscales que en general tienen un impacto muy limitado como correctores de desigualdades o que de hecho, contribuyen a su profundización”.

Con base en la perspectiva del informe OXFAM Internacional, instaurar el IVA por sí solo no es más que fortalecer la “regresividad del sistema impositivo y desequilibrio en las aportaciones de las distintas actividades y agentes económicos: que se manifiesta en una mayor presión impositiva efectiva sobre los salarios y el consumo que sobre la renta y la riqueza”.

Por eso es que nos resistimos a caer en la dinámica de la hegemonía mediática dominante de los recortes presupuestarios a rajatabla, con hacha o con bisturí. Por eso es que condenamos las cruzadas fundamentalistas “a lo Torquemada” en contra del gasto público, porque sirven para desviar la atención del verdadero problema que está en la base del déficit fiscal: la ausencia de una real justicia tributaria. Y entonces, no tiene sentido ninguna discusión que se precie de seria en este grave problema nacional si no se ve integralmente: déficit fiscal y justicia tributaria están intrínsecamente ligados.

Evidentemente que el despilfarro, las situaciones salariales abusivas dentro del sector Público que se dan en las cúpulas del mismo, las debilidades del sistema de evaluación del desempeño, las ineficiencias en la ejecución presupuestaria, las malas decisiones jerárquicas con detrimento del patrimonio público, las corrupciones con las compras públicas con ropaje legal o sin él (entre otros aspectos perversos que han venido deteriorando la imagen del sector Público ante el país y que alimentan el estratégico sueño liberal de desaparecerlo por completo), debemos abordarlas con toda autocrítica y crudeza.

Sin embargo, en esto del presupuesto para el 2015 rechazamos caer en la satanización generalizada y fundamentalista que, al impregnarse de soberbia parlamentaria, lo que hace es facilitarle la tarea del desmontaje de lo que todavía nos queda de Estado Social de Derecho, al capital neoliberal.