La posición del señor diputado don Justo Orozco Álvarez, del Partido Renovación Costarricense (PRC), de excluir a su colega legisladora, la señora diputada doña Carmen María Muñoz Quesada, del debate sobre el proyecto de Sociedades de Convivencia, merece la más enérgica condena y repudio de parte de todas las organizaciones que, de un modo u otro, tienen que ver con la vigilancia, la promoción y la protección de los Derechos Humanos universalmente reconocidos y que consagra nuestra legislación.
La exclusión y la discriminación por orientación sexual es, en esencia, un acto contra los Derechos Humanos y en la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), que trabajamos bajo los principios de Libertad y de Organización Sindical que son, a su vez, Derechos Humanos, no podemos permanecer callados ante la agresión que contra los mismos ejecuta el indicado diputado Justo Orozco Álvarez en relación con su colega parlamentaria Carmen Muñoz Quesada, solamente porque esta ciudadana legisladora ha indicado de manera pública su orientación sexual.
El diputado Orozco Álvarez debe retractarse y ya que invoca el Evangelio y el pensamiento cristiano para su accionar político, debe pedirle perdón a la diputada Muñoz Quesada por su errática actitud de intolerancia, más que intolerable en el seno de una sociedad que cree en la democracia como su forma de organización civil, como lo es la costarricense.