Construyamos un puente solidario sobre las aguas turbulentas del río neoliberal

Hoy nos hemos inspirado en ella para el titular del presente artículo, el primero de este año 2012, dejando expresa nuestra profunda gratitud a Diario Extra por permitirnos, semanalmente, este espacio de opinión.

La amplitud de Diario Extra le ha convertido no solamente en el medio de prensa escrita de mayor circulación, sino en el más consecuente, democráticamente hablando, en materia de libertad de expresión.

Definitivamente, tenemos que transitar hacia la “_otra orilla_”, la que muy genéricamente podemos denominar como la del bien común. En la orilla que estamos, la del “_río neoliberal_”, no hay futuro ni para la Humanidad, ni para nuestra querida Patria.

No hay más destino que construir ese puente, cruzarlo sobre esas aguas tormentosas, llegar a la “_otra orilla_” y adentrarnos en el territorio del bien común, alejándonos del río neoliberal que todo lo está arrasando.

La catástrofe social que estamos presenciando en los países de la Unión Europea (UE), es espeluznante, tanto como lo que estamos constatando que está ocurriendo en los Estados Unidos; país éste cuyo último censo nacional determinó que una de cada dos personas que lo habitan, está en la pobreza o va a caer en ella próximamente.

Se ha terminado el “_sueño americano_” (el “_american dream_”) y en próximo artículo compartiremos con usted una serie de datos que en Costa Rica se nos ocultan y que dan cuenta del declive del otrora famoso “_american way of life_” (algo así como el “_estilo gringo de vida_”).

En casi todos los países de la UE, como Grecia, Portugal, Irlanda, España, Italia, Reino Unido, Francia y otros (que siempre se nos dijo que eran países “_desarrollados_”), está ocurriendo un proceso involutivo, una reversión generalizada de derechos que conduce hacia formas de esclavitud laboral que se consideraban superadas, o que eran cuestiones típicas de los países “_atrasados_”, o “_tercermundistas_”.

Despidos masivos en el sector Público, privatizaciones a mansalva, rebajas y congelamientos salariales, recortes salvajes de presupuestos públicos, aumento en la edad para pensionarse, drásticos incrementos de impuestos entre otras medidas impensadas hasta hace un año en esos países, están causando mucho dolor a millones de trabajadores y de trabajadoras, a las clases medias, en fin, a hoy esos atormentados pueblos europeos.

El sistema capitalista, basado en la perversa lógica de la codicia sin freno, en la carrera loca por la acumulación más voraz y lo más rápida posible, en la mayor rentabilidad al menor costo y en la explotación laboral más exacerbada, se ha degenerado a tales niveles que pretende llevar a las clases trabajadoras a los niveles de miseria del siglo XIX; cuando precisamente, las difíciles condiciones de vida de aquellos momentos, generaron revoluciones sociales cuyo legado de derechos había llegado, en términos generales, hasta la actualidad. Hoy, todo ha sido puesto en reversa.

La fracción más criminal de ese sistema capitalista, el capitalismo neoliberal de signo bancario-financiero, ha tomado el control total, de manera descarada, de los sistemas democráticos de los países de la UE, imponiéndoles a sus pueblos, como lo indicamos, tormentos sociales que ni siquiera nos imaginamos. Cuesta creer que eso esté ocurriendo, por ejemplo, en un país como Grecia, cuna de la democracia occidental, inventora de las olimpíadas y hasta no hace poco, en el 2004, organizadora de juegos olímpicos.

Esas corrientes capitalistas criminales se alistan para devorar sistemas sociales en otras regiones del globo y en una zona como la nuestra, la latinoamericana, sus apetencias son más que evidentes.

De manera afortunada en varios países de la América del Sur, hay una serie de gobiernos decentes, con presidentes y con presidentas que son como la gente de “_abajo_” y que han adoptado una serie de políticas que, si bien no son anticapitalistas, han permitido generar una serie de medidas de una especie de blindaje contra el ataque criminal de ese anticristiano capitalismo neoliberal de signo bancario-financiero.

Para hacer alusión a lo que indicamos al inicio de este comentario, son países en los que sus gobiernos y sus pueblos, en cierta forma, han construido el puente sobre esas aguas turbulentas del río neoliberal y están transitando ya hacia la otra orilla, para adentrarse en el territorio libre del bien común.

Es esa, en nuestra modesta percepción, la gigantesca tarea patriótica que tenemos que asumir la riquísima variedad de las organizaciones populares costarricenses, la potencial diversidad de las agrupaciones sociales y cívicas de toda naturaleza, incluyendo una amplia gama de sectores productivos y empresariales decentes que, de una manera u otra, están amenazados de ser sacados de la actividad económica y lanzados a la precariedad.

Aquí también tenemos que asumir el reto de construir nuestro propio puente nacional para transitar hacia la otra orilla, que nos permita adentrarnos en el territorio del bien común.

En la orilla neoliberal en la que nos tienen forzadamente, no hay espacio para las oportunidades de integración social. Sino que lo digan (para citar unos poquísimos ejemplos), los 100 mil jóvenes que tenemos en condición “_ni-ni_” (ni trabajan ni estudian porque para ellos y ellas en esta orilla se les excluyó); las 300 mil familias que, si acaso, solamente hacen una comida al día; las personas trabajadoras de 35-40 años y más que el mercado laboral las declaró como “_desechables_”; que lo digan… mejor no sigamos. En este 2012, ¡Juntémonos, nosotros y nosotras, la “_gente de abajo_”!

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