Conmemoramos este 25 de Noviembre, Día por la No Violencia Contra las Mujeres, cuando se cumplen 20 años de la aprobación de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer (Convención Belem do Pará). Se cumplen también 23 años desde que realizamos la primera marcha denunciando esta violencia que constituye la violación más frecuente y sistemática de los derechos humanos en todo el mundo.
Más de dos décadas de reconocimiento mundial, regional y nacional de este problema no han garantizado aun el elemental derecho de toda mujer, niña o adolescente a vivir libres de la violencia que como mujeres recibimos. Lejos de alcanzar esta meta, hoy los derechos conquistados con el esfuerzo y la perseverancia de nuestras organizaciones y de las instituciones estatales que se han incluido en el cambio están bajo ataque.
Quienes amenazan estas conquistas quisieran echar marcha atrás en la historia, para colocarnos de nuevo a las mujeres bajo el zapato de la sumisión, la amenaza y el terror. La mentira y la manipulación son sus recursos privilegiados. La cobardía su escudo: se amparan tras mujeres, niñas y niños, y se presentan como víctimas de un sistema que les impide seguir agrediendo desde la impunidad, como lo hacían en el pasado.
Mienten cuando dicen que la Ley de Pensiones es abusiva porque fija pensiones millonarias. El monto promedio de las pensiones establecidas por los Juzgados, no por persona sino para todo el núcleo familiar que las demanda, es de 89 mil colones. Sí, 89 mil colones es todo lo que reciben cada una de las 240 mil mujeres que se ven obligadas a recurrir a la ley, y que asumen la crianza de medio millón de niñas y niños. Estos montos ridículos son los que no quieren pagar y por eso quieren eliminar el apremio corporal, porque es la única manera de obligar a la mayoría a pagar.
Agresores que nunca se han interesado por sus hijas e hijos súbitamente muestran interés en no ser separados de ellas y ellos. No es más que una maniobra para impedir que se les apliquen medidas de protección, porque también consideran abusiva las leyes que Costa Rica ha aprobado para proteger a mujeres, niñas y niños de sus agresiones.
Mienten cuando se muestran como víctimas de violencia de las mujeres. Los hombres son agredidos por hombres. Los hombres se matan entre ellos además de matar a las mujeres que consideran de su posesión. En el año 2014 siguen cometiendo femicidios, 19 en lo que va de año.
La violencia no es simétrica, es direccional, de quienes tienen poder y lo aprovechan para controlar, los hombres agresores, contra las mujeres de todas las condiciones, dentro y fuera de su círculo familiar. Su blanco son mujeres de todas las edades, migrantes, indígenas, lesbianas, mujeres trans y con discapacidad. Agreden en solitario y en grupo.
Llamamos al Estado costarricense a todas sus instituciones y autoridades a que mantengan y cumplan los compromisos asumidos nacional e internacionalmente para avanzar en la erradicación de la violencia contra las mujeres. Llamamos a que frente a estas maniobras sostengan la política de cero tolerancia.
Recordamos a los medios de comunicación que si hay complacencia con los agresores hay complicidad con sus agresiones y responsabilidad de la condición de violencia socialmente aceptable a la que quieren regresar.
Llamamos a toda la población a rechazar las maniobras machistas que quieren destruir las conquistas logradas y manifestarse para que toda mujer pueda tener derecho a vivir libre de violencia.
Como organizaciones feministas, de mujeres y de mujeres sindicalistas reafirmamos la voluntad y el compromiso de defender las conquistas, impedir los retrocesos y avanzar hacia un futuro en el que la violencia contra las mujeres llegue a ser erradicada.
Sin retrocesos: defensa y avance de derechos
Basta de mentiras, manipulaciones y ataques a las conquistas
Basta de impunidad