El distinguido ciudadano costarricense don Luis Paulino Vargas Solís, acaba de publicar un extraordinario artículo que nos ayuda muchísimo a fundamentar más nuestra prédica insistente, reiterada, terca, “majadera”, de que los salarios públicos no son los responsables del déficit fiscal.
Este planteamiento nuestro, mismo que, afortunadamente, es ya criterio generalizado en el seno de todas las corrientes que se mueven al interior del sindicalismo nacional, se ve reforzado con la sólida y seria argumentación técnica que nos brinda don Luis Paulino.
Este compatriota sabe de lo que está hablando pues tiene una sólida formación profesional-académica como licenciado en Economía que es. Además, tiene una maestría en Relaciones Internacionales y un doctorado en Gobierno y Políticas Públicas.
Los y las sindicalistas debemos leer y estudiar el comentario de don Luis Paulino titulado “La ‘alianza opositora’ está detrás del palo en el tema fiscal”. Este artículo nos indica que es el rubro pago de intereses de la deuda el que más crece y el que más crece a mayor velocidad dentro de las finanzas del Gobierno central.
Entre marzo de 2015 y marzo de 2016, ese pago de intereses creció en un 24%, más que ningún otro rubro, mientras que en el mismo período, las remuneraciones crecieron en un 3.4% y hubo un dramático recorte en la compra de bienes y servicios, del -28.5%.
Es decir, estamos en pleno proceso de deterioro y de precarización de servicios públicos esenciales que debe brindar el Gobierno Central y ahora nos queda más claro las razones que explican, por ejemplo y para citar solamente un caso, la paulatina y creciente pauperización en que deben prestarse los servicios de los diferentes cuerpos policiales del Estado central (Fuerza Pública, penitenciaria, migratoria, de tránsito, fiscal, aeronáutica, control de drogas, judicial y guardaparques).
Dice el mencionado estudioso señor Vargas Solís, que si bien el gasto corriente en el período marzo 2015-marzo 2016 tuvo un incremento del 4.3%, un 80% de este incremento fue para pago de intereses.
Hay otro dato interesantísimo. Lo copiamos textualmente: “Entre inicios de 2014 y fines de 2015 el empleo público se redujo en 54.461 puestos de trabajo, o sea, un -17 % menos. Sin duda, toda o la casi totalidad de esta reducción ha sido ejecutada por la administración Solís Rivera”.
Don Luis Paulino es enfático ante toda esta circunstancia cuando nos apunta esta otra afirmación tajante: “La reducción en el empleo público, en la compra de bienes y servicios y en la inversión pública a que el gobierno ha recurrido para atenuar el déficit tiene graves consecuencias sobre la economía; contribuye a ralentizarla justo cuando más necesitada está de recibir un estímulo positivo originado en el sector público. Ello además agrava los de por sí agudos problemas en un doble movimiento: directamente al reducirse el número de servidores públicos e indirectamente al recortarse la demanda de bienes y servicios y la inversión por parte del Estado”.
Los extremistas ideológicos del neoliberalismo que están dentro y fuera del parlamento, poco favor le está haciendo al sector privado con su irracional cruzada fundamentalista de “racionalizar el gasto público”, al propio aparato productivo del sector privado. Este tipo de gente que tiene al “dios mercado” como eje central de sus propias vidas y de actividad política, la línea del recorte presupuestario que han venido impulsando, está matando a quienes dicen defender: el sector privado que, de un modo u otro, directa y/o indirectamente, depende para su propia sobrevivencia de las compras del Estado y de las ventas que a éste le hacen.
Entonces veamos la esencia de esta pérfida estrategia de toda esta gente en contra del bien común y de la inclusión social que está en desarrollo:
1) Sigamos echándole la responsabilidad del déficit fiscal a los empleados públicos y a las empeladas públicas.
2) Propiciemos la más enérgica ofensiva político-legislativa para revertirles y recortarles derechos adquiridos (aunque, como bien lo dice el destacado economista señor Vargas Solís en su precitado artículo, se debe “…corregir y sanear vicios y excesos que efectivamente existen”.)
3) Sigamos con la tesis fundamentalista del recorte del gasto, del empleo público y de la inversión pública para llevar los servicios públicos afectados al mayor deterioro posible, a su más intolerante ineficiencia y a la más nula eficacia posible, con ello se nos facilita pasarlos al sector privado vía las más diversas formas jurídicamente creativas, muchas de las cuales ya están definidas por ley.
4) Que nadie repare, tome nota, se preocupe de auscultar los verdaderos ganadores del déficit fiscal dado el altísimo pago de intereses de la deuda; los verdaderos ganadores de que siga el robo de impuestos en todas sus manifestaciones, de que el sistema tributario costarricense siga siendo profunda e injustamente regresivo (pagan más, proporcionalmente hablando, los que nos tienen).
¿Y quiénes son los ganadores con el pago de intereses? Los datos valiosísimos que nos comparte don Luis Paulino indican que un 32.4% va a los bolsillos del sector privado, de “sectores rentistas muy poderosos y privilegiados”; un 21% va para el sistema financiero. Solamente un 16% del pago de intereses es entre la misma institucionalidad pública; es decir, según nos lo enseña don Luis Paulino, “…equivale, sin más, a sacar dinero de un bolsillo para pasarlo a otro”.
Permítanos abusar de su valiosa tolerancia con leernos, lo cual agradecemos profundamente, para citar dos puntos más. Uno del distinguido compatriota economista y otro propio de quien escribe.
Primero: Nos dice don Luis Paulino: “En resumen, el gasto total del gobierno, excluidos los intereses, está decreciendo. El total de gasto corriente, así como las remuneraciones, crecen levemente, mientras las compras de bienes y servicios y la inversión pública se reducen drásticamente. El total de empleo público viene también reduciéndose en forma muy sostenida y significativa. O sea, y en resumen: estamos viviendo un proceso de desmantelamiento e inutilización de la institucionalidad pública, con consecuencias dañinas a corto plazo para la economía y el empleo, y con perniciosos efectos de largo plazo para el buen desarrollo de nuestra sociedad”.
Dado que, según este análisis, el problema principal del déficit fiscal es el pago de intereses de la deuda y no los salarios de los empleados públicos y de las empleadas públicas como ya queda certificado; se impone esta alternativa: “una reforma tributaria justa y equitativa y el combate tenaz al fraude fiscal que provea nuevos ingresos y contribuya primero, a recuperar esa institucionalidad pública en proceso de derretimiento y, segundo, a frenar el crecimiento de la deuda púbica”. Así de contundente define este gran reto don Luis Paulino.
De nuestra parte, en un criterio personalísimo que no involucra para nada a la corriente sindical en la cual nos movemos, nos hacemos esta reflexión: Pese a ciertos abusos y excesos que deban ser abordados en materia de empleo público, no podemos caer en la trampa político-parlamentaria de una “negociación” que solamente serviría para encubrir la verdadera y perversa naturaleza de las causas profundas del déficit fiscal; y legitimar que el ajuste en las finanzas públicas del Estado central lo paguen los que menos tienen y los que toda la vida han sido puntuales y responsables pagadores de impuestos: los empleados públicos, las empleadas públicas, la clase trabajadora en general; y, específicamente, los sectores populares y medios usuarios de los servicios públicos en franco deterioro. A lo sumo, la tal “negociación” debería ser para denunciar toda esta podredumbre fiscal y el extremismo ideológico que la sustenta.