Al igual que nos estamos posicionando en la misma línea y desde nuestra perspectiva de la lucha social-sindical, otros están pensando lo mismo: Grave error político está cometiendo Carlos Alvarado Quesada con su inoportuna pretensión de postular a Costa Rica, para que logre un escaño en el seno del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (en una elección que está prevista para las próximas horas), juntándose con su colega Jair Bolsonaro, Presidente de Brasil. Esto está empañando la imagen del país “pura vida”, “defensor” de los Derechos Humanos.
Pero no son cualesquiera “otros” los que están pensando parecido a nosotros. Esos “otros” son integrantes de la comisión política “Garantes de la Ética” que el propio mandatorio Alvarado Quesada designó para que se le fiscalizase a él y a su gobierno en este relevante campo de la acción del poder, como lo es la ética en el servicio público. ¡Los mismos de su lado lo están dejando solo!
Quienes todavía siguen en esa comisión, la señora Margarita Bolaños Arquín, así como los señores Quince Duncan Moodie y José Manuel Arroyo Gutiérrez, pegan el grito al cielo y se desmarcan de Alvarado por esa asociación con el gobierno brasileño de Bolsonaro, el cual según afirman “…contradice los ideales de una democracia respetuosa, inclusiva y sin discriminación. Abiertamente alaba la última dictadura militar, la tortura y el terrorismo de Estado, así como promueve la violación de derechos de las minorías debido a su etnia, género o identidad sexual. Estamos ante un gobierno que legisla para usurpar las tierras ancestrales de los pueblos indígenas, privatiza los parques nacionales y no le importa arrasar con toda la Amazonía, pulmón del planeta”.
Noten usted con qué clase de político se ha alineado el Gobierno de la República, el canciller Ventura Robles y el mandatario Alvarado Quesada. Y lo afirman los integrantes que quedan de la comisión de Garantes de la Ética nombrados por el mismo señor Alvarado. Lo dijeron ellos y ella, personas ciudadanas costarricenses que nos merecen mucho respeto. ¡Así lo admitimos! Pero, ¡no lo dijo un sindicalista!, aunque suscribimos totalmente la apreciación que tienen de ese señor Bolsonaro.
Lo que queda del equipo garante de la ética en el gobierno de Alvarado afirman que su junta con Bolsonaro “…se inscribe en circunstancias que podrían poner en entredicho la trayectoria, el prestigio y el derecho de nuestro país a ese reconocimiento internacional”, sea, ser integrante del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
La regañada al mandatario tico lleva a la señora Bolaños y a los señores Duncan y Arroyo a exigirle proceder “… a corregir cualquier alianza explícita que pueda comprometer el prestigio de nuestro país en materia de derechos humanos, rectificando la estrategia a seguir con su candidatura y sobre todo dejando claro la inexistencia de compromisos con el pensamiento y acción del gobierno Bolsonaro”.
¡Demasiado tarde! La política exterior del Gobierno de Alvarado nos ha matriculado ideológicamente, comprometiendo la paz, “la neutralidad activa, perpetua y no armada”, que alguna vez afirmaron como principio fundamental de la política internacional del país, pero no fue más que falsa proclama que marcó uno de los puntos degenerativos del otro partido socialdemócrata Liberación Nacional, mismo que pretendió el PAC sustituir como “heredero” de tal filosofía política. ¡Qué va! La Socialdemocracia sigue huérfana. Este partido y el PLN transitan el mismo camino neoliberal. Y en política exterior, son idénticos… lo mismo. Alvarado confirma esa ruta. Y, al juntarse con Bolsonaro, los mismos de su lado lo dejan solo.