Datos oficiales en manos de la Seccional ANEP-Fuerza Pública demuestran la alta deserción presente en la Fuerza Pública, ya que del año 2014 al 2017 un aproximado de 736 oficiales abandonaron sus labores policiacas, para un promedio de 184 deserciones por año.
A esta cifra se le debe de sumar los 40 oficiales que abandonaron el Curso Básico Policial durante el 2016 y 2017, para un promedio de 20 personas por año.
Para la Seccional ANEP-Fuerza Pública las malas condiciones laborales es la principal razón para que este fenómeno se esté presentado en la Fuerza Pública, el cual, a la vez, impacta la seguridad ciudadana y las arcas del Estado.
“Este fenómeno tiene una relación directa con las malas condiciones de trabajo que encuentran las personas en la Fuerza Pública, así como la afectación y desintegración que se ha provocado hacia las familias de los oficiales; a esto se une la desgastada infraestructura policial, así como la incerteza y estrés que conlleva el trabajo. Estas situaciones han provocado que la persona deserte, incluso sin antes haber conseguido otro empleo”, manifestó Mainor Anchía, Presidente de la Seccional ANEP-Fuerza Pública.
Para Anchía estas situaciones también afectan y se vinculan con la seguridad ciudadana, ya que “en la medida que nuestros policías tengan mejores condiciones el servicio se va a favorecer”.
Otro de los factores que provoca la deserción, es la baja remuneración salarial que reciben los oficiales a pesar de las largas jornadas laborales, ya que actualmente el salario base mensual de un Agente 1 de la Fuerza Pública es de 300.600 colones, mientras que un Oficial 1 percibe 465.100 colones por mes.
Este fenómeno de deserción policial también impacta las arcas del Estado, ya que según datos de la Escuela Nacional de Policías la formación de un sólo policía en el Curso Básico Policial tiene un costo de ₡6.722.803, es decir que de 2014 a 2017 se invirtieron casi 5 mil millones de colones en la preparación de policías que al final desertaron de la Fuerza Pública.
“La inversión que hace el Estado para capacitar a una persona que ingresa a la Fuerza Pública es bastante alta y se está perdiendo con la alta deserción. Por eso se debe resolver el tema de las condiciones, ambiente laboral y desarraigo familiar. En este último punto se debe establecer diferentes políticas de reclutamiento identificando en que zonas del país se requiere personal para captarlos de ese mismo lugar”, finalizó Anchía.