Gigantesca responsabilidad tienen las actuales diputadas y los actuales diputados de la Asamblea Legislativa para con el país, para con la sociedad, para con el pueblo trabajador y las grandes mayorías… y para la democracia misma, de cara a tomar una de las más grandes medidas jamás votadas y de profundo contenido estratégico en pro del bien común, como lo es aprobar el proyecto de ley contra el fraude fiscal pero sin quitarle su esencia, su corazón: el registro de sociedades anónimas para conocer, tributariamente hablando, los beneficiarios finales de las mismas.
El dinero sucio, el dinero del narcotráfico, el dinero producto del crimen organizado, hoy en día, se escuda y se esconde bajo la figura de la sociedad anónima en su estado jurídico actual.
Los datos a los que ha tenido acceso la ANEP mediante el portal web de corte corporativo empresarial transnacional (www.centralmericadata.com), acerca de las increíbles, estratosféricas y espeluznantes cantidades de dinero sucio que se mueven, hoy día, en nuestro país, deben generar acciones jurídico-tributarias y policiales drásticas, sumamente drásticas.
Tal portal web, www.centralmericadata.com, dio tales cifras a partir del estudio del “Ilicit Financial Flows from Developing Countries: 2003-2012”, emitido por el ente Global Financial Integrity; concluyendo que en la década estudiada, en Costa Rica se dio, en promedio, un movimiento, ¡por hora!, por concepto de dinero sucio, de un millón ochenta y siete mil sesenta y tres dólares ($ 1.087.063.00), es decir, casi 600 millones de colones; lo que hace que cada 24 horas, tal cifra se convierte en catorce mil millones de colones (14.000.000.000.00), aproximadamente.
19 puntos de PIB, en promedio anual, durante la década 2003-2012: es el monto general de dinero sucio que se movió en suelo costarricense; dinero sucio que tiene en el narcotráfico y el crimen organizado, vía lavado de dólares, una porción sumamente altísima. La cifra pueda ser controversial pero lo que no se puede negar es que el dinero sucio en la economía costarricense y su relación con el PIB, representa una cifra brutalmente descomunal.
Esta gigantesca y descomunal cantidad de dinero sucio, especialmente el proveniente del narco y del crimen organizado, se está moviendo aprovechando la actual figura jurídica de las sociedades anónimas.
¿Por qué ocultarle esta realidad, mediáticamente hablando, al pueblo costarricense? ¿Por qué oponerse a que se cambie esa figura jurídica actual de las sociedades anónimas y que, tributariamente hablando, el país sepa quién está ganando tanto plata y, quizás, lavando ese dinero sucio vía la figura jurídica actual de las sociedades anónimas?
La clase trabajadora, asalariada y no asalariada, paga puntualmente sus impuestos. La clase trabajadora, asalariada y no asalariada, no lava dinero sucio del narcotráfico y del crimen organizado, vía la figura jurídica actual de las sociedades anónimas? Prácticamente, el 100 por ciento de la clase trabajadora no tiene sociedades anónimas.
La más enérgica condena merecen las posiciones de la alta cúpula corporativo-empresarial del país que están oponiéndose a que dentro del proyecto de ley contra el fraude fiscal se incluya el registro de sociedades anónimas para que la administración tributaria del país sepa los beneficiarios finales de las mismas.
Otra vez emplazamos, públicamente, a que la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones de la Empresa Privada (UCCAEP), asuma su responsabilidad histórica para con el país, renunciando a bloquear esta imprescindible y necesaria legislación contra el fraude fiscal y para controlar, al menos tributariamente hablando, ese pernicioso flujo diario del dinero sucio, del dinero del narco, del dinero del crimen organizado.
El empresariado honesto, el que paga puntual y transparente sus impuestos; el empresariado que juega limpia en el mercado y que es víctima de la competencia desleal; el empresario que no anda en los “malos pasos” del narco, no tiene nada que temer, no tiene nada que perder y tiene mucho que ganar.
Las posiciones empresariales en contrario, solamente nos llevan a pensar en lo peor.
Honorables señores diputados y honorables señoras diputadas: Es este uno de los momentos más cruciales para nuestra sociedad, para la paz social y para la Democracia misma. El fraude fiscal, en su actual estado de situación, nos lleva al despeñadero.