Guiados por la legisladora “manos de tijera”, fanática operadora política del capital neoliberal, muy dada a emplear la vulgaridad en el debate parlamentario por las claras limitaciones argumentativas que exhibe, los extremistas legisladores abanderados del recorte presupuestario de naturaleza fanática, han decidido golpear uno de los ámbitos más sensibles de la población desprotegida en la actualidad: la niñez y la adolescencia en riesgo social, la que está en la pobreza extrema y/o en vulnerabilidad para caer en la misma; la que está viviendo en hogares golpeados por la violencia intrafamiliar, la desintegración familiar, la deserción escolar, el desempleo, el alcoholismo, la drogadicción, la prostitución y el narcomenudeo.
El irracional, irreflexivo, irresponsable y temerario multimillonario recorte presupuestario impuesto al Patronato Nacional de la Infancia (PANI), para el ejercicio fiscal del próximo año 2017, constituye un contundente ejemplo de la degradación política y de la degeneración ético-moral de una clase gobernante en decadencia que ha perdido toda sensibilidad social hacia la comprensión cabal de la perniciosa realidad actual de la desigualdad que muestra nuestro país.
Además, con total desprecio por el ordenamiento jurídico-constitucional que sostiene el sistema republicano, dado que el recorte al PANI contradice un mandato judicial contundente de que debe asignársele el 7% de lo recaudado por impuesto sobre la renta.
“… las acciones de protección para adolescentes, en las cuales el Patronato Nacional de la Infancia juega un papel estratégico, han estado debilitadas por las limitaciones presupuestarias y cuando surge la posibilidad de cambiar esta situación, algunos diputados y diputadas la torpedean, pareciendo vivir en otro país. Probablemente no saben que los rostros de la pobreza son los niños, niñas, adolescentes y mujeres”. Así opina una autorizada voz profesional y objetiva en tal sentido, la de don Alberto Morales Bejarano, jefe de la Clínica de Adolescentes del Hospital Nacional de Niños, en su comentario titulado “Adolescencia, juventud y envejecimiento”.
Lo que realmente corresponde es que al PANI se le libre de las ataduras que le impiden la ejecución plena de los recursos que recibe para que tenga más movilidad atajando el crecimiento de la desigualdad en el orden de sus competencias de política social. Aprobar el proyecto de ley que está ya en la corriente legislativa para estos efectos es una incuestionable necesidad.
Este tipo de funestas decisiones político-legislativas del fanático y extremista recortismo presupuestario de signo fundamentalista-fiscal, nos llevan a seguir potenciando la existencia de dos Costa Rica.
La Costa Rica de los excluidos ya y de los que están en camino de serlo, muchos de ellos ya descartados de la integración social, como suele denunciarlo el papa Francisco; en contraposición a la Costa Rica de los incluidos, conformada básicamente por quienes están recibiendo los beneficios directos de la concentración de la riqueza, por los que se enriquecen robando impuestos a mansalva, por quienes disfrutan de exenciones impositivas abusivas (con “licencia para evadir”), y por quienes transan con el dinero sucio del narcotráfico y del crimen organizado, mediando el sistema financiero-bancario.
La gravedad de este extremismo fundamentalista del recortismo presupuestario se convierte, prácticamente en un acto delincuencial de orden político, que se ejecuta a fin de proteger al sector del capital para bloquear la legislación pendiente en impuesto a las sociedades anónimas, de esas que se forman para evadir y robar impuestos en el exterior, al mejor estilo de “los papeles de Panamá”; para que nunca se dé la legislación urgente en materia transformación progresiva del impuesto sobre la renta; para que nunca haya la menor posibilidad de gravar esas transacciones sucias que están pasando por el sistema financiero-bancario costarricense, según denuncias del propio gobierno gringo.
Este acto delincuencial de orden político queda todavía más al desnudo cuando otro recorte también extremista, irresponsable, irreflexivo, afectará recursos destinados a combatir la práctica generalizada en la sociedad del robo de impuestos, al impedirse que se fortalezca la policía fiscal del Ministerio de Hacienda. Es decir, el mensaje enviado desde las entrañas del parlamento a los ladrones de impuestos es que sigan robándoseles porque tendrán gran garantía de continuar impunes.
Lo más abominable de todo esto es que esa especie de “pandilla recortista” está dentro de partidos políticos que pretenden hacernos creer que la ideología de los mismos es el Humanismo Cristiano, cuando sus actos últimos en el seno de la comisión hacendaria del parlamento, nos indican una proclividad para favorecer, como indicamos líneas arriba, al capital de la concentración abusiva de la riqueza… Y con la complicidad explícita de quienes todavía tienen la osadía de calificarse como “socialdemócratas”.