El “lado oculto” del déficit fiscal: el caso del oligopolio constructor

Leímos en el periódico de mayor circulación de Costa Rica, DIARIO EXTRA, en su edición correspondiente al martes 9 de febrero del mes en curso, en su página 6-Nacionales, nota con este titular: “6 ticos se reparten c.249.228 millones del MOPT”. El antetítulo de esta información dice: “En río revuelto ganancia de pescadores”. Y como subtítulo: “Durante 20 años han tenido la bendición de mandos medios de la institución”.

Los “6 ticos…” son los dueños de las más poderosas compañías constructores del país: Hernán Solís, Sánchez Carvajal, Conansa, Quebradores del Sur, Meco y Grupo Orosi-Siglo XXI. Según dicha información de prensa, esta especie de oligopolio privado en materia de infraestructura con fondos públicos, sería el “beneficiario chineado” de los contratos que al respecto se otorgan mediante el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi), una especie de “mini-MOPT”, prácticamente al servicio directo de la iniciativa privada en materia de construcción, arreglo, reparación y mantenimiento de las carreteras nacionales.

Solamente durante el año 2015 y según se reporta en la indicada información de DIARIO EXTRA, el sexteto constructor preferido del Conavi habría recibido fondos públicos por la inmensa cantidad de 249 mil 228 millones de colones: 249.228.000.000.00.

Esos prácticamente 250 mil millones de colones que según DIARIO EXTRA se reparten esos “6 ticos…”, nos hablan de casi 21 mil millones de colones al mes; casi 700 millones de colones cada 24 horas (por día) ; casi 29 millones de colones por hora; y poco más de 482 mil colones por minuto; unos 80 mil colones por segundo.

DIARIO EXTRA, a su vez, se fundamenta en un informe, más bien valiente informe, preparado por el señor diputado don Javier Cambronero Arguedas, del Partido Acción Ciudadana (PAC). Decimos valiente porque este oligopolio de la construcción es uno de esos poderes fácticos del capital que ejerce gran influencia en sectores político-partidarios nacionales tradicionales dada la gran incidencia en éstos. Desde la cosa pública al más alto nivel, prácticamente son una especie de “intocables”. Desde este ámbito de la actividad empresarial privada salen no pocos recursos para las campañas electorales presidenciales y diputadiles y los ganadores siempre son agradecidos.

Desde el año 1996, este oligopolio constructor habría siempre tenido “la bendición de mandos medios de la institución”, es decir, del Conavi y del propio MOPT; lo cual nos lleva a presumir de que durante todo este tiempo se habría estado dando un tejido de tráfico de influencias y hasta de corrupción descarada de lo cual la ciudadanía no tiene la menor duda. Duele reconocerlo pero hay un criterio muy fuerte en la sociedad de que el MOPT, pese a la enorme cantidad de gente honesta y trabajadora que labora en él, es el ministerio más “coloreado” de corrupto.

La valentía del diputado don Javier Cambronero Arguedas, según la ya reiteradamente comentada nota de prensa, lo llevó a afirmar lo siguiente: “…por 20 años el Conavi ha transferido recursos públicos que se han repartido, principalmente, entre seis empresas. Una especie de caja registradora al final de la fila del supermercado, que recauda dinero, mucho dinero, para repartirlo entre estas compañías”.

Desde nuestra perspectiva sindical esta circunstancia refleja tan solamente un episodio de lo que podemos llamar el “lado oculto” del déficit fiscal; es decir, esos grandes negocios con fondos públicos en los que se involucran jerarcas de los mandos medios institucionales coludidos para asaltar el fisco con gerentes y corporaciones empresariales-privadas; arreglando carteles de licitación para que coincidan con determinado proveedor en contra de otro, repitiendo una y otra vez al mismo proveedor, agotando las existencias de insumos y bienes en las bodegas estatales para forzar compras de “emergencia” (especialmente en el sector salud), exigiendo coimas y mordidas, etc. etc. etc.

Solamente en el caso que nos está planteando el mencionado legislador, y solamente en un período de un año (el 2015), esos “6 ticos…”, recibieron por sus servicios de construcción prestados al Estado, casi un punto porcentual del Producto Interno Bruto (PIB), pues éste actualmente representa unos 278 mil millones de colones.

Mientras los empleados públicos y las empleadas públicas llevan meses y meses de ser vilipendiados en los principales latifundios mediáticos del capital oligárquico-neoliberal de nuestro país, por los salarios que devengan, exhibiéndoseles casi que como delincuentes por los salarios percibidos (sin negar ciertos pero minoritarios casos de excesos); los multimillonarios dividendos de este gigante oligopolio constructor, el papel de los mandos medios del Conavi y del MOPT “haciéndoles el cachete” para que siempre sean ganadores de las licitaciones, la naturaleza de la honra de sus responsabilidades tributarias, etc., nada de eso merece ser exhibido, destacado, señalado, denunciado ante la opinión pública; opinión pública que por cierto y en no pocas ocasiones pega el grito al cielo por el estado de ciertas carreteras nacionales vitales con evidentes situaciones anómalas y/o falencias de todo tipo en sus procesos de construcción, de reparación y de mantenimiento.

Una vez más, queda en evidencia que, en materia de déficit fiscal, el problema no está en los salarios devengados en el sector Publico. Hay que felicitar al diputado don Javier Cambronero Arguedas por este tipo de aporte esclarecedor en tal sentido; y, por supuesto, a DIARIO EXTRA que lo publicó.

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