En este momento, nuestro país está siendo azotado por una “enfermedad”; casi “pandemia”, ante la impresionante cifra por homicidios que se registran, y que según declaraciones del Ministro de Seguridad Pública, ante medios de comunicación, podrían perfectamente llegar a las dos mil muertes violentas al finalizar el año.
En medio de esta preocupante situación, se presentó el caso del joven Gerardo Cruz, quien fue agredido con arma blanca (punzón). Este joven fue reconocido en la comunidad costarricense (y ahora en el ámbito internacional) gracias a la masividad de los medios de comunicación y las redes sociales, por haber señalado, y gravado con un dispositivo tecnológico, a un sujeto, el cual presuntamente gravaba las piernas de una dama en pleno bulevar de San José.
Este caso logró despertar diversas reacciones, entre ellas la de algunos diputados del Partido Acción Ciudadana (PAC), quienes señalan la necesidad de crear una nueva Ley.
Ante esto, debemos hacer memoria y recordar los casos de Ivannia Mora, Parmenio Medina, Jairo Mora y, porque no, de Juanito Mora. Pudiera ser que todos tengan algo en común; será acaso la búsqueda de la justicia, el valor de hacer algo para cambiar la realidad que nos agobia como hijos de esta noble patria, y/o también, la dolorosa impunidad que arrojan muchos de estos casos.
Por eso, hacemos eco de aquella frase que reza: “(…) en Costa Rica, no hay escándalo que dure tres días”. Claro, en torno a la situación de violencia e inseguridad, ese plazo está más que excedido.
A mí parecer, he logrado observar como el pueblo en general se indigna; se retuerce en furia al sentirse amarrado de manos, por no poder lograr un cambio ipso facto, y con todo ese poder creativo inicia movimientos en pro de la evolución (llámese cultural, social, político y hasta legal). Pero, y es aquí en donde viene el dilema práctico (y por qué no moral), pareciera ser que el malestar se torna pasajero y con el paso de los días se convierte en un breve segmento más de la historicidad del país.
Es mi sentir, que de repente se genera un extraño estado de “confort”, en donde todo pasa y paradójicamente nada cambia, (pero que en la cotidianidad generó y seguirá produciendo estragos). La violencia, los homicidios, entre tantas secuelas del fenómeno de la violencia social, están sucediendo a plena luz del día, frente a nuestros ojos.
Es preocupante que algunos actores políticos, no parecieran contar con un plan de acción antes de su llegada al Congreso, lugar en donde se crean las leyes; leyes que luego vienen no solo a regular las relaciones y acciones humanas, sino a favorecer en la sana teoría a los ciudadanos. Es por ello que, normalmente, se logra observar como ante un evento específico, sale algún legislador recomendando la creación de una nueva Ley.
Bien han señalado varios ilustres ciudadanos, conocedores del Derecho, que vivimos en un país “entelarañado” producto de tantas Leyes; lo cual hace absolutamente necesario replantearse si ¿la solución que necesita este país es crear más normativa o si más bien es un problema de aplicación de las leyes existentes?
De lo que sí estoy completamente seguro es que en este momento, sí es importante la creación de una Ley de Extinción de Dominio, que permita al Estado, incautar y utilizar en favor de la lucha contra el Crimen Organizado, los bienes producto del narcotráfico y de otras actividades conexas.
Es sumamente necesario, fortalecer a los Cuerpos Policiales, brindándoles mayores potestades; que permitan a los mismos, un mejor combate de la criminalidad actual.
El índice de criminalidad y el grado de violencia de este fenómeno actual, obliga en muchos casos, a nuestros Cuerpos Policiales, a intervenir en situaciones de mayor riesgo, lo cual hace necesario modificar el abordaje de ciertos temas, amparados en una mejor legislación y consecuente Seguridad jurídica, lo cual no sucede actualmente. Claro está, sin que esto represente el sobrepasar los límites del Derecho y la dignidad de las personas.
Podría ser oportuno, revisar el Código Procesal Penal, permitiéndose que la Policía Administrativa, quien es la primera en llegar al sitio del suceso, pueda abordar, con propiedad y autoridad, a las posibles personas involucradas en el mismo.
Urge dotar de Seguridad Jurídica la actuación razonada y a derecho, de los cuerpos policiales, en razón de sus competencias, y urge como sociedad, superar el término popular, conocido como; “el escándalo de tres días”…