Mal hace el Presidente de la República, Dr. Oscar Arias Sánchez, atizando la hoguera de la confrontación social, insistiendo en un TLC que ya es rechazado por una abrumadora mayoría de la ciudadanía.
Este TLC está generando tanta resistencia que insistir en su aprobación, es abrir las puertas de un conflicto social de grandes dimensiones, aún superior a lo visto con ocasión de las protestas del año 2000 que derrotaron el combo ICE.
El actual gobernante cree que ya se le olvidó al pueblo costarricense lo cuestionado del proceso que lo llevó a la Presidencia de la República:
Reelección presidencial inconstitucional; el proceso electoral más polémico desde 1948: y, un triunfo controversial y cerradísimo, determinándose finalmente que tan sólo tuvo el apoyo de 1 de cada 4 ciudadanos inscritos en el padrón electoral.
Al Presidente Arias se le salió el sesgo autoritario, creyendo que la Costa Rica de hoy es igual a la de hace 20 años.
El imponente movimiento de los sectores sociales organizados se encargará de demostrárselo en las vías públicas de este país, pues se ha de enfrentar al más grande evento de ciudadanía activa jamás visto, a través del Referéndum de la Calle, llegado el momento oportuno, cada vez más cerca.
Ese tufillo autoritario del Presidente Arias lo lleva, incluso, a insultar al parlamento costarricense, depositario de la soberanía popular según nuestras reglas constitucionales.
Si las cosas van lentas como dice el Presidente Arias, es porque hay una feroz resistencia, dentro y fuera de la Asamblea Legislativa, a sus ideas; que son las ideas del grupo económico-financiero que se ha enriquecido aceleradamente en los últimos veinte años, a costa del empobrecimiento generalizado.
El Premio Nóbel de la Paz, deshonra el honor de ser poseedor semejante galardón, el más prestigioso del planeta. Paradójicamente, con la casa a punto de incendiársele, agita, peligrosamente, la hoguera de la confrontación entre sus propios conciudadanos. Estamos convencidos de que el Referéndum de la Calle le cerrará la boca.
San José, domingo 20 de agosto de 2006