El TLC y el empleo según Los Notables

La encuesta sobre el TLC recientemente realizada por el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica publicada aporta elementos de mucha relevancia. El 86% de las personas piensan que el TLC producirá ganadores y perdedores: es decir, la mayoría de la gente no se ha creído la propaganda que dice que el TLC es bueno para todos.

La población identifica a los ganadores con los sectores poderosos económica y políticamente, es decir, con “los de arriba”, e identifica como perdedores a los sectores “bajos” de la sociedad, a “los pobres” y “los campesinos”.

Tiene sentido que cuando se les pregunta qué harían si de ellos dependiera: si “¿aprobarían, renegociarían o rechazarían el TLC?” La mayoría dicen que lo renegociaría (43%) en tanto que el 27% lo aprobaría y el 15% lo rechazaría.

Estos resultados se producen a pesar de una campaña publicitaria que nos inunda con propaganda a favor del TLC. Y el deseo de más empleo.

A pesar de que evidentemente la gente no se ha tragado el cuento, la encuesta nos dice que el 46.2% de las personas entrevistadas estima que el TLC traerá como consecuencia la creación de más empleos. Algo es claro: esta afirmación refleja más un deseo profundo de la población que una realidad derivada del TLC. Del TLC no se puede esperar la creación de más empleo y sin embargo sí se puede esperar la amenaza a empleos existentes. No lo decimos nosotros; lo dice la Comisión de Notables que analizó el Tratado a solicitud del Presidente de La República.

Lo que dicen los Notables sobre el TLC y el empleo

Quiénes ganan. Desde Franklin Chang, hasta el padre Guido Villalta, pasando por el diplomático Alvar Antillón, el científico Rodrigo Gámez y el Exrector universitario Gabriel Macaya, han estimado que si llegara a generarse algún empleo por el TLC, cosa que no es clara, este beneficiaria a “el principal sector beneficiado sería el de unas pocas compañías exportadoras.”(pág. 32).

El TLC representa más de lo mismo: una apuesta exclusivamente a los grandes exportadores y a la atracción de inversión extranjera directa, y esto, según los notables ha producido un efecto muy limitado en lo que a generación de empleo se refiere: “Pese a que el impacto que ha tenido la inversión extranjera directa en el valor de las exportaciones ha sido notable, desde una perspectiva global, sus repercusiones sociales en la generación de nuevos empleos y en el establecimiento de vínculos de abastecimiento (encadenamientos) con empresas locales han sido limitadas.” (pág. 33).

Cómo cambiar la situación: una nueva relación con la inversión extranjera directa. Esto podría cambiar en la medida en que le podamos exigir a la inversión extranjera que ayude a generar empleo nacional, de forma directa o indirecta, pero desgraciadamente, tal y como lo indican los notables, esto está prohibido por el TLC: La prohibición en el Tratado, de requisitos de desempeño que pudiera establecer el país a las empresas extranjeras, dificulta la posibilidad de definir el tipo y las condiciones de atracción de IDE en función de metas de desarrollo. (pág. 36).

Los sectores cuyo empleo se va amenazado: la producción para el mercado interno. Por el contrario, el sector que ha sido el generador de empleo en Costa Rica, es el que produce para el mercado interno, que, según los notables, es precisamente el que pone en riesgo el TLC: “Esto sugiere que la industria local ha sido más dinámica en la generación de nuevos puestos directos de trabajo para la producción interna en comparación con la IED…” (pág. 32).

Es decir, en el sector en el cual se ubican la mayor cantidad de empleos es donde se perderá empleos: “Por otro lado, no debemos olvidar la competencia que enfrentarán empresas productoras para el consumo local frente al ingreso de bienes y servicios provenientes de Estados Unidos como resultado de la apertura comercial. Es también indispensable entonces una clara política que permita transformar una parte de estas empresas en exportadoras y mejorar la competitividad de aquellas que continuarán produciendo para el mercado local.” (pág. 32)

Incluso los notables señalan que inexorablemente y a pesar de esas transformaciones para mejorar su competitividad, algunas empresas van a desaparecer con la consiguiente pérdida de empleos: “Finalmente, es de esperar que algunas empresas, independientemente de su tamaño, y con las condiciones de competencia generadas por el Tratado no sobrevivirían, lo que tendrá un costo político y social que será necesario atender.” (pág. 32).

El balance en materia de empleo. Se advierte entonces claramente sobre la pérdida de empleo en esos sectores: “Por otra parte, dadas la estructura productiva y del empleo, la apertura propiciada por el Tratado podría significar contracciones o incluso desaparición de actividades productivas y en esa medida de empleos existentes. Sobre esto último, es interesante, como experiencia histórica, considerar lo sucedido en México desde la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), donde, por un lado, se generaron 500.000 nuevos empleos en el sector manufacturero pero se perdieron 1.3 millones de puestos de trabajo en el sector agropecuario de 1994 al 2002. No se puede aseverar que lo sucedido en México sucedería necesariamente en Costa Rica con el Tratado por diferencias estructurales y coyunturales, pero constituye una señal importante sobre la necesidad de tomar acciones complementarias que reduzcan los eventuales impactos negativos y maximicen los beneficios.” (pág. 35-36).

Los Notables indican que no contaron con estudios definitivos que aclararan cuál sería el saldo en el empleo, pero indican que este bien podría ser negativo: “Las estimaciones que se han hecho sobre la generación y pérdida de empleo como resultado del Tratado, no son suficientemente sólidas e incluso pueden ser contradictorias, lo que dificulta tener una noción clara de impactos en estas áreas. Sin embargo, como ya se apuntó, si no se toman las medidas necesarias de reconversión y adaptación en el sector agrícola y en otros sectores vulnerables, el saldo neto en el campo del empleo, podría ser negativo.” (pág. 36).

Resulta claro entonces, que el modelo que hemos venido teniendo en los últimos 20 años no genera empleo más que para unos pocos, y convierte en perdedores a las grandes mayorías. Ese modelo es continuado y profundizado por el TLC, lo que produce enormes limitaciones y contradicciones en lo que a generación de empleo se refiere. En palabras de los notables:“En términos de estructura productiva y de generación de empleo el país no debería depositar todas sus energías en la promoción de exportaciones y atracción de IDE. La producción para el mercado interno merece una atención y energía equivalentes, cuando no superiores, si se quiere lograr un crecimiento económico que también propicie el desarrollo humano sostenible.”(pág. 36).

Entonces…

Desgraciadamente el TLC hace todo lo contrario, haciendo profetas a los costarricenses, que ya saben que el TLC sólo beneficiará a los de siempre: los ricos y los grandes empresarios.

San José, 21 de setiembre de 2005.

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