Electricidad cara y aviones subsidiados

10 de mayo de 2007

La diferencia radica en que, mientras a las aerolíneas se les conserva el privilegio de comprar combustibles subsidiados, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) debe pagar más por el diésel.

Desde hace algunos meses, la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) inició un proceso de equiparación del precio del diésel con el de las gasolinas, eliminando así el subsidio que beneficiaba a vehículos de transporte público, de carga, maquinaria agrícola y las plantas de producción eléctrica.

Este aumento en el precio del diésel, sumado a la escasez de agua para la generación eléctrica, agrava la situación de la dependencia de la energía térmica.

Solo el año pasado, el ICE pagó a Recope, por concepto de combustibles, $99.221.000, lo que corresponde a 1.080.229 barriles. Este consumo corresponde a más del doble del 2005: 508.544 barriles valorados en $41.855.000. ¿Le ha prestado alguien atención a este asunto?

Si los costos de producción de la electricidad aumentan de esa manera, se traducen en un incremento en las tarifas que pagamos todos los costarricenses y si no hay aumentos, en desmejora del servicio, como la que vivimos las semanas anteriores.

Volviendo a las líneas aéreas, varias leyes, entre ellas la 6990 Ley de Incentivos para el Desarrollo Turístico y la 8114 Ley de Simplificación y Eficiencia Tributaria, les brinda el privilegio de no pagar impuestos, para favorecer la actividad turística.

Solo en el 2006, estas exenciones significaron que el estado costarricense dejó de percibir más de 13 mil millones de colones, dinero que se quedó en las arcas de las empresas de aviación.

De acuerdo a lo que estipula la ley 8114, esos impuestos, que no pagan las aerolíneas, pero sí todos los que tenemos un vehículo de trabajo o para el disfrute de nuestra familia, están destinados a la conservación de las vías nacionales y cantorales y al pago de servicios ambientales.

Yo me pregunto: ¿qué estimula más el turismo, el tener carreteras en buen estado y áreas de conservación que promuevan el ecoturismo, o regalarle a las aerolíneas un incentivo de este tipo?

Es necesario que el Poder Ejecutivo, la Asamblea Legislativa y la Aresep analicen esta situación y determinen si la asignación de estos privilegios – o incentivos turísticos, como les llaman – redunda en un mejor desarrollo nacional o simplemente sirve para engrosar los bolsillos de los empresarios de aerolíneas, mientras las comunidades donde se desarrolla el turismo, continúan en la misma pobreza de siempre.

Gilbert Brown Young
Secretario General
Sindicato de Trabajadores Petroleros Químicos y Afines
Cédula 7-034-520

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