En lo que podemos considerar un acontecimiento histórico e inédito, la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) que visitó nuestro país por estos días; a petición suya fue recibida en la sede central oficial de la ANEP, la pasada tarde-noche del martes 4 de noviembre.
Interpretamos esta visita como un reconocimiento a la seriedad con que la ANEP viene tratando el tema fiscal-tributario nacional; desde una perspectiva social y sindical, evidentemente.
Se atendió al señor Lennart Erickson, jefe de la misión; así como a la señora Joyce Wong y sus compañeros, Jorge Restrepo y Juan Carlos Pacheco (éste, costarricense, representa al país en el directorio del FMI).
En su conversatorio con varios integrantes de la Junta Directiva Nacional (JDN), de la ANEP, los señores de FMI fueron contundentemente claros: “No hay crisis” en el país.
Esto es realmente trascendente por cuanto hace ya varias semanas, desde la derecha político-económica del capital (a través de cierta prensa que expresa la ideología del mismo; a través de amanuenses mediáticos y expertos a su servicio; así como a través de varios diputados lacayos), se viene aterrorizando a la población con el cuento de que estamos en el “fin de los tiempos” y “cerca del apocalipsis”, por el déficit fiscal del año entrante, que rondaría entre un 6 – 7 % del Producto Interno Bruto (PIB).
Este criterio del FMI no podía llegar en el momento más oportuno. Que el FMI nos diga que no hay crisis, nos permite tener claridad absoluta de la naturaleza profundamente ideológica de la feroz campaña actualmente en desarrollo, en contra del empleo público, en contra de quienes laboran asalariadamente para el Estado en todas sus entidades; en contra de la misma institucionalidad pública (maltrecha sí mucha de ella), pero diseñada para la promoción del bien común y de la inclusión social.
Algo impresionante del diálogo con la misión del FMI es que no les pareció “descabellada” nuestra tesis de que en cuanto a las cuentas nacionales, toda la estructura financiera del Estado debería ser un todo único a considerar; es decir que en eso del déficit podría tomarse en cuenta el otro 60% de los presupuestos públicos que no pasa por el parlamento; el cual, como sabemos, solamente tiene incidencia en lo que se refiere al Gobierno Central (ministerios, otros poderes del Estado, transferencias, pensiones y deuda).
Los señores del FMI sí fueron claros en que el país debe realizar, ya, las transformaciones tributarias estructurales para el “saneamiento” de las finanzas públicas; tarea nacional que debe realizarse en el corto plazo. Para ellos, el riesgo de un ajuste clásico fondomonetarista, en el 2019, es una “posibilidad”.
También plantearon abordar el problema fiscal por el lado del gasto y tocaron algo con relación a los salarios del sector Público, con una visión que no compartimos.
Por el lado de los ingresos, plantearon el establecimiento de la renta global o universal; de la renta mundial y del reforzamiento estratégico de la gestión de cobro de impuestos en todas sus manifestaciones. Eludieron referirse a nuestro planteamiento para un impuesto (aunque fuera transitorio), a las transacciones financiero-bancarias.
Hablaron de la transformación del tradicional impuesto sobre las ventas en el IVA: impuesto al valor agregado; algo que nosotros adversamos pues lo que se requiere (según nuestro entender), es progresividad tributaria y no seguir por el perverso camino de la regresividad (pagan más, proporcionalmente hablando, los que menos tienen).
Por eso les entregamos el documento que contiene nuestra propuesta en el tema: “Hacia una reforma fiscal para el desarrollo y la reactivación del empleo”; valorando que todavía tenemos tiempo para atajar el estallido de una crisis que solamente generará dolor y sufrimiento para las mayorías.