Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP
El pasado lunes 1 de julio de 2019, entró en vigencia el cobro del Impuesto al Valor Agregado (IVA), y la magnitud de su injusticia se desnuda ante bancos inundados de plata.
Con datos en la mano, proporcionados a la ANEP por el Banco Central de Costa Rica (BCCR), ante solicitud nuestra y con corte a setiembre del año 2018, se nos muestra la magnitud de la injusticia que representa la imposición del Impuesto al Valor Agregado (IVA); con gran agobio económico para los sectores empobrecidos, los asalariados altamente endeudados, el micro, pequeño y mediano empresariado y, por supuesto, la cada vez más estrujada y sacrificada clase media.
Si hay un dato que, con dolorosa crudeza, muestra la profundidad de la injusticia que agobia a la mayoría del pueblo costarricense por un modelo económico fracasado, es los datos de los depósitos y tenencia de activos que en moneda extranjera tienen, por un lado, los bancos comerciales; y, por otro, los sectores económicamente poderosos de gran influencia política en nuestra sociedad.
Los bancos públicos y privados en depósitos del público y tenencia de activos en moneda extranjera acumulan 32.819 millones de dólares: $32.819.000.000,00, esto es 19 billones 363.210 millones de colones: ¢19.363.210.000.000,00, lo que representa ¡55,32 puntos del PIB!
Y, con toda la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, No. 9635, conocida popularmente como combo fiscal, incluyendo el IVA, pretenden recaudar 1,40% del PIB, haciéndole daño a la mayoría de la población.
Por otra parte, los sectores de gran poderío económico, el gran empresariado corporativo de los meganegocios, incluyendo potenciales capitales de procedencia dudosa, tenían depósitos en bancos y a esa misma fecha de setiembre de 2018, 12.351 millones de dólares: 12.351.000.000, 00. En colones, 7 billones 287.090 millones (¢7.287.090.000.000,00). Esto equivale a, prácticamente, 21 puntos del PIB.
¡Es indudable! El Sistema Bancario Nacional pudo, por sí mismo, librar al pueblo costarricense del injusto paquetazo fiscal y del IVA mismo.
Es más, semejante acumulación de capital también serviría para resolver el mismísimo déficit fiscal.
Esa espantosa situación (más allá de la lógica de la comprensión de la generación de lucro privado producto de la actividad empresarial), se debe a los profundos procesos de exclusión económica, de sistemática desigualdad y de abusiva concentración de la riqueza; procesos cuya responsabilidad política fundamental debe caer sobre los partidos Liberación, Unidad y PAC y los soportes mediáticos, “pone-magistrados”, que les sustentan.
Contra este megapoder, el de la corrupción y el de la codicia desenfrenada, lucha el pueblo costarricense. En el fondo, esta acumulación tan excesiva y tan desenfrenada de dinero es lo que reclaman las mayorías, al sentirse excluidas, burladas, en total indefensión económica y social por la desigualdad indetenible; y por el hambre en no pocos casos ya.