Una de las razones fundamentales de nuestra rotunda oposición a que se le rebaje el salario a la clase trabajadora en un 1 % para solventar los problemas financieros que enfrenta el régimen de pensiones de Invalidez, Vejez y Muerte de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) tiene que ver, precisamente, con una injusta política salarial que comprime, no expande, el poder de compra del salario; por tanto, se potencia el crecimiento de la desigualdad y se propicia la concentración de la riqueza.
En tal sentido, ese 1% significa más empobrecimiento salarial. Veamos nuestros argumentos al respecto.
Prácticamente, los salarios están congelados. Dado que el Gobierno estima que la inflación es cero o cercana a cero, los reajustes por costo de vida son raquíticos o inexistentes. El salario no crece, no expande su poder de compra, está comprimido. Usted bien sabe que una cosa son las cifras oficiales de inflación y otra muy distinta la realidad económica del bolsillo de la persona trabajadora.
La clase trabajadora asalariada está, por lo general, sumamente endeudada y no pocos integrantes de la misma tienen serios problemas de liquidez, muy disminuida o no la tienen del todo.
Esa precaria liquidez se verá afectada, negativamente, disminuida, en un porcentaje mayor al 1 %, pues lo que pretende la Caja es rebajar ese 1 % del salario total devengado, el bruto, no del líquido.
Ejemplo: si el salario es de 500 mil colones en bruto, pero la liquidez es de 200 mil, a esta cantidad hay que restarle 5 mil colones. Entonces, la liquidez queda en 195 mil colones y, por tanto, la rebaja salarial que impone la Caja, en realidad, es del 2,5%, según este ejemplo. A menor liquidez salarial con relación al salario total devengado o en bruto, el impacto de la rebaja del 1 % pretendida por la Caja es mucho mayor a ese 1 %. Por eso, afirmamos que la actual directiva de la Caja lo que quiere es empobrecer más al trabajador y a la trabajadora.
Por otra parte, a partir de este año y por decisión del presente Gobierno, el salario mínimo aplicable en las empresas privadas solamente se reajustará por costo de vida una vez al año. Ya no se hará semestralmente (aclaramos que hubo complicidad sindical al respecto, pero no provino del seno de la corriente de lucha a la cual nos debemos).
En estos casos, la persona trabajadora de la empresa privada empieza el nuevo año “en rojo” salarialmente hablando, pues el reajuste por costo de vida que establecerían en octubre (mes de la fijación), para que entre en vigencia cada 1 de enero, ya fue consumido y no entra en el año nuevo con un porcentaje de inflación adelantada por costo de vida en su salario.
Ahora, como vimos líneas arriba, empezará el año nuevo con un “rojo doble”: ni le reconocen algún porcentaje de inflación adelantada y con una liquidez disminuida, en porcentajes mayores al 1 %, por la eventual imposición de la Caja de la rebaja salarial del 1 %.
En el caso del sector Público, los puestos más desvalorizados del Gobierno Central y entes adscritos, víctimas de 35 años de enganche salarial médico y aunque fue modificado parcialmente por la presente gestión gubernativa, el perjuicio sigue existiendo. Por un lado, los puestos liberados jamás fueron resarcidos en su pérdida salarial acumulada por tanto tiempo de enganche (policías, oficinistas, técnicos y otros); por otro, los puestos de carácter profesional siguen enganchados y, por tanto, no pueden tener reajustes realmente justos por el impacto casi cuádruple en el esquema salarial médico.
Por otra parte, si el valor del dólar tiende a subir, esto reducirá la capacidad de compra del salario y, por tanto, le aumentará el costo de la vida del trabajador y la trabajadora.
Además, recuerde usted que cuando debe pagar el impuesto sobre las ventas al momento de la compra en el supermercado, o cuando le rebajan directamente del salario el impuesto sobre la renta; usted está aportando, forzosamente, para que el fisco pueda pagar las multimillonarias pensiones de lujo con cargo al presupuesto nacional.
Según nuestro pensamiento sindical en la materia y tal y como fue expresado por todo el sindicalismo costarricense con ocasión de la fiesta obrera mundial del Primero de Mayo, “en cotización no hay negociación”; es decir, se rechaza tajantemente la pretensión de la actual directiva de la Caja de subir la cotización obrera para IVM en un 1 %, porque la clase trabajadora no tiene responsabilidad alguna por los problemas financieros que tal régimen de pensiones enfrenta.
Puede usted estar seguro de que con nuestra complicidad sindical su salario no perderá un 1 % o más, como ya vimos, de su poder de compra. “Que cada palo aguante su vela”…