En el propio Día de la Madre, el pasado 15 de agosto de 2023, 32 personas diputadas le dieron primer debate al repudiado proyecto popularmente denominado Jornadas 4-3; convirtiéndose así en el más grave ataque que ha sufrido el Código de Trabajo desde que éste fuera promulgado en 1943. Hablamos del ataque a la histórica jornada de 8 horas que tanta sangre, sudor y lágrimas costó a la clase obrera internacional y también a la costarricense.
Exactamente, 12 días después de ese cruel “regalo” legislativo a las madres trabajadoras del país, a las personas trabajadoras, el pasado domingo 27 de agosto de 2023, nuestro Código de Trabajo llegó a sus 80 años de vida; acontecimiento este que para toda la oficialidad gobernante del país pasó desapercibido. Otra crueldad.
De nada valieron una serie de pronunciamientos de distintas procedencias los cuales puntualizaron muchos aspectos en contra de esa iniciativa de ley, formulando argumentaciones sólidas y técnicamente sustentadas.
Imperó una especie de consigna de orden dogmático y de carácter antiobrero porque la esencia del proyecto jornadas 4-3 persigue un único objetivo estratégico: abaratar la mano de obra eliminando el pago de horas extra; para, especialmente, beneficiar al empresariado corporativo que se cobija bajo el régimen de zonas francas.
Como sabemos, el proyecto jornadas 4-3 se encuentra en el proceso de consulta constitucional antes de que le den el segundo debate; resultando muy oportuno que se esté dando a conocer en estos momentos, un criterio de carácter internacional sumamente calificado, como lo es el informe del Relator de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre formas de esclavitud modernas, el señor Tomoya Obokata.
El informe del Sr. Obokata tiene un considerable peso moral y ético, aparte de político, que ninguna de esas 32 diputaciones está en capacidad de rebatir; como son las posibles afectaciones a la salud de las personas trabajadoras que serán sometidas a dichas jornadas, tal y como fue señalado por instancias nacionales con sobrado criterio al respecto.
Dijo el señor Obokata: “Las largas jornadas laborales pueden agravar más rápidamente la fatiga y la pérdida de concentración de las personas trabajadoras, lo que a su vez puede desencadenar accidentes laborales y lesiones».
Fue categórico el informe ONU al señalar que “las largas jornadas de trabajo diarias propuestas por Costa Rica siguen yendo más allá del principio general de 8 horas diarias”, pues se afecta el derecho a la salud física y mental según se establece en el artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, de 1966, importantísimo tratado de Derechos Humanos (DD.HH.) del cual Costa Rica forma parte.
Siempre hemos afirmado que este proyecto de ley ha avanzado en la Asamblea Legislativa como parte del pacto de los Rodrigo: Rodrigo Chaves Robles y Rodrigo Arias Sánchez; el primero a la cabeza del Poder Ejecutivo y el segundo, presidente legislativo.
Al llegar nuestro Código de Trabajo a su 80 aniversario, no tenemos más alternativa que intensificar nuestros esfuerzos para evitar que este ataque del capital a su corazón, la histórica jornada de 8 horas, se consolide. Si lo aprueban en segundo debate, iremos a la Sala Constitucional a defenderla y si ésta no lo hace, habrá que ir al escenario internacional el cual incluye dos posibles vías.