Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP
¿Cómo se conquistó en Costa Rica la jornada de 8 horas? Hace unos días, el reconocido y prestigioso historiador nacional, don Vladimir de la Cruz de Lemos, hizo circular en redes sociales un oportuno e interesante comentario acerca de cómo fue que en nuestro país se adoptó la histórica jornada de 8 horas:
“En Costa Rica la movilización obrera, cada 1 de mayo, se empezó a realizar, desde entonces, en 1913 y, la jornada de 8 horas diarias se aprobó, como resultado de luchas y huelgas que se dieron en 1920, cuando a finales de enero se inició esta lucha en trabajadores del sector público, que se generalizó a otras actividades laborales, y en diciembre de 1920, el Presidente Julio Acosta García, mediante un Decreto reconoció el derecho de organización sindical, el derecho de huelga y el establecimiento de la jornada de trabajo en 8 horas diarias, junto con un aumento de salarios”.
¡Nada le ha sido regalado a la clase trabajadora! Ni a nivel mundial ni a nivel nacional. Sangre, sudor y lágrimas ha habido para que tengamos, como derecho sagrado, la jornada de 8 horas; desde que el movimiento obrero internacional y, particularmente, el estadounidense, inició esta gran cruzada de humanización del trabajo, en 1886.
La autorizada voz de don Vladimir nos refresca la memoria acerca de lo que pasó en nuestro país cuando se logró la jornada de 8 horas: a) fue en 1920; b) en el gobierno del Presidente don Julio Acosta García; c) mediante la presión organizada, incluso mediando la huelga; d) impulsada esta lucha por clase trabajadora empleada pública; y e) esa lucha generó, además, el reconocimiento de la organización sindical, el derecho de huelga y hasta un aumento de salarios.
Así que, señorones del capital, ¡con nosotros no cuenten! No vamos a ser cómplices de este nuevo asalto a la Constitución Política de 1949, pues la jornada de 8 horas está incluida como derecho pétreo en nuestra Carta Magna; no vamos a entregarla, prácticamente, piedra angular del Código de Trabajo que la incluyó, en medio de las grandes jornadas de movilización obrera y social en la primera mitad de la década de los años 40 del pasado siglo XX; no vamos a avalar derogatorias flagrantes que tenemos como país en este sentido, de la jornada de 8 horas, con relación a compromisos jurídicos de alcance mundial, como el Convenio No. 1 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), así como los diversos tratados de Derechos Humanos que, como Estado-Parte de los mismos, hemos jurado respetar, aplicar y someternos a sus dictados. Algunas personas, cuya buena intención recocemos, plantean que se derogue la jornada de 8 horas para que se aplique la jornada 4×3 solamente en zonas francas. ¡Por Dios Santo!
Algunos de esos esos señorones del capital han venido abusando, usurpando y desnaturalizando lo que, en principio, fue el objetivo estratégico de las zonas francas: atracción de intervención extranjera. Han venido trasladando sus consorcios de negocios a tal régimen, para evadir el pago de impuestos. Hasta una denuncia penal al respecto está planteada ante el Ministerio Público por ello.
El objetivo fundamental de este proyecto de Jornada 4×3 es eliminar el pago de horas extra. Punto. Ya nadie engaña a nadie.
Finalmente, la responsabilidad política fundamental a nivel parlamentario es la del PLN. Doña Laura Chinchilla Miranda dice que en el Parlamento la verdadera oposición es el Frente Amplio. ¡Cierto! El PLN ha renunciado a ello pese a algunas voces socialdemócratamente consecuentes. Viene la prueba de fuego: Si les dan a los votos a Chaves Robles para “su” proyecto jornadas 4×3, se hundirán sin remedio.