La corrupción sistémica en el Ministerio de Hacienda

Albino Vargas Barrantes, Secretario General (ANEP)

Llevamos cualquier cantidad de días, semanas, meses y hasta años denunciándolo, desde esta columna y en una gran cantidad de espacios de diverso orden, aprovechando cuantas oportunidades hemos tenido: la perversa y corrupta naturaleza de un sistema tributario profundamente regresivo, además diseñado para evadirlo y para hacerse rico con sus múltiples posibilidades de triquiñuelas, es la base de la espantosa crisis fiscal que amenaza la misma integridad del tejido social de la República.

Con el país al borde del cataclismo económico-social más grave de su casi bicentenaria existencia republicana, tenemos que decirlo a viva voz, con una mezcla de dolor y de indignación: ¡Teníamos razón!

Lo que ha venido denunciando el ciudadano don Rodrigo Chaves Robles, exministro de Hacienda hasta hace pocas semanas, confirma que no solamente hemos hecho lo correcto en la materia; sino que, además, certifica que hay una corrupción sistémica en el Ministerio de Hacienda, la cual se convirtió en el cáncer que ha venido carcomiendo parte de las finanzas públicas desde adentro.

A pesar de que el Ministerio de Hacienda tiene un alto porcentaje de personal honesto, responsable, noble y sacrificado, la corrupción que lo ha carcomido se agudizó en las últimas administraciones gubernativas de los partidos Liberación, Unidad y Acción Ciudadana. Una especie de casta político-tecnocrática, con ramificaciones intra y extra-institucionales se las “ingenió” para construir un real poder con peso político en las sucesivas administraciones cuyos jerarcas ministeriales se “acomodaron” a ese poder, rehusaron confrontarlo, terminando por cohonestarlo, de manera abierta o tácita.

Miles y miles y miles de millones de colones, de dólares, se evadieron en el marco de ese clima institucional del real poder en el Ministerio de Hacienda; plata que hoy no solamente está haciendo falta para intentar frenar el colapso del país, sino que deben estar en paraísos fiscales o en suculentas cuentas bancarias.

Curioso es notar que cuando el citado exjerarca ministerial planteó eliminar el secreto bancario para efectos tributarios, ese real poder y sus referentes externos soltaron toda su furia opositora, presionando para echarlo de la cartera de Hacienda. Al final lo lograron.

En varias entrevistas, especialmente en el programa del reconocido ciudadano don Claudio Alpízar Otoya, don Rodrigo Chaves Robles habló, sin pelos en la lengua de lo que encontró en el Ministerio de Hacienda. Aunque nos parece que se guardó varios elementos de sensible peligrosidad, lo que nos contó es espeluznante. De lo que señaló, destacamos:

  • En Hacienda hay 59 sistemas de cómputo que no se hablan entre sí; es decir, cruzar datos es algo casi imposible.
  • Los contenedores que entran al país se revisan por decisión de personas que usan una lista física impresa. Con con marcador fosforescente se decide qué se revisa y qué no, y se marca. Ese es el criterio «técnico e imparcial».
  • Ante resultados incompetentes, el señor Chaves despidió funcionarios sin capacidad técnica, personas que ya habían estado con muchos ministros de Hacienda, en ésta y otras administraciones, sin dar resultados. Después de su salida de Hacienda se recontrataron algunas de esas personas por el actual ministro.
  • Se quedó frío al pedir el presupuesto de su ministerio: le informaran que anualmente se pagan 16 millones de dólares en alquileres (sólo en ese ministerio). Una de las razones que le dieron es que esos edificios son de “cierta” familia y no podían cancelar contratos. Indica que con lo que se ha pagado en alquileres, ya se hubiera construido tres edificios de primer nivel.
  • Anualmente prescriben entre 12 mil y 20 mil millones de colones en cobros de impuestos, por “ineficiencia” de Hacienda.
  • En Hacienda se “perdieron” 3.400 carpetas con información de cobros a deudores. Nadie le supo decir cómo.
  • Los escáneres que se compraron para Aduanas hace 18 años aún están sin instalar.

En resumen, indica don Rodrigo: Hacienda está diseñada para no funcionar a propósito. Los presidentes de la República y ministros que hemos tenido desde hace varios lustros, permiten este desastre para que ciertas empresas e intereses sigan evadiendo. Al igual que siempre lo hemos pensado nosotros, en ANEP, no se necesitan más impuestos; se necesita orden en ese desorden y que los evasores y elusores paguen, según don Rodrigo. Los trabajadores y las trabajadoras, las micro-pequeñas y medianas empresas, la ciudadanía de a pie, es la gente que no evade impuestos. Nosotros creemos que, así como están las cosas, en el Ministerio de Hacienda la corrupción es sistémica.

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