Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP
Purulento: que tiene pus; foco infeccioso en el tejido humano. Se ve horrible y huele mal. El tejido social costarricense, en estos momentos, tiene cuatro aspectos purulentos que (aun cuando no únicos), parecen ser los de más impacto al punto de tener enferma la misma institucionalidad republicana sobre la cual se base la maltrecha Democracia. Los citaremos a continuación, aunque el orden no indica preponderancia de uno sobre el otro.
LA CORRUPCIÓN: La corrupción política en las altas esferas de la institucionalidad pública mediando, en no pocos casos, la colusión de la misma con los intereses del alto corporativismo empresarial de los meganegocios; generando ganancias exageradas, mediante la compra de conciencias, a través de operaciones mercantiles que, con ropaje legal o sin él, han potenciado la concentración de la riqueza y del poder económico; expresado este fenómeno en la gestión de operación política de, básicamente, los partidos Liberación, Unidad y Acción Ciudadana.
EL NARCO: La penetración del narcotráfico y del dinero sucio producto del crimen organizado: por arriba y por abajo. Por arriba, precisamente en ir reclutando políticos en el nivel local, en el nivel regional y en el nivel nacional de los partidos de la clase política tradicional; así como en posicionamiento de fichas claves en esferas sensibles de la institucionalidad republicana: la municipal, la policía, la judicial, la parlamentaria y la ministerial.
EL SISTEMA TRIBUTARIO: La existencia de un sistema tributario que tiene dos características que lo hacen profundamente perverso: es injusto y es corrupto. Injusto por cuanto pagan impuestos los que, proporcionalmente hablando, tienen o ganan menos; y los que tienen más (que cada vez son menos), hacen triquiñuelas de todo tipo (dentro de la ley o al margen de ella) para no pagar lo que les corresponde, para no pagar del todo (evadir-robar tributos-eludirlos), sacando la plata del país hacia paraísos fiscales. Corrupto, porque una espantosa red de intereses privados coludidos con los de malos servidores públicos han logrado un poder de tal magnitud que impide realizar a ese sistema tributario las transformaciones estructurales que necesita, aunque fuera tenues.
LA DEUDA PÚBLICA: El altísimo endeudamiento público del país, producto de tener durante tanto tiempo un sistema tributario injusto y corrupto que impidió recaudar lo justo para mantener servicios públicos esenciales para toda la población nos ha llevado a la espantosa realidad de tener que cargar sobre las espaldas del pueblo trabajador un pago obsceno de intereses de, al menos, 7 mil millones de colones diarios; unos 11 millones de dólares estadounidenses, cada 24 horas. Esta situación ha sido tolerada por las sucesivas administraciones gubernativas de los partidos Liberación, Unidad y Acción Ciudadana, pues dentro de los mismos funciona un poderoso grupo de presión financiero-bancario que hace negocio con el déficit, las tasas de interés que demanda esa deuda y su pago diario de intereses.
Estos cuatro aspectos purulentos nacieron, han venido creciendo y desarrollándose, con mucho mayor intensidad en los años que van del presente siglo XXI; período en los cuales han sido gobierno los partidos Liberación Nacional (PLN), Unidad Social Cristiana (PUSC) y Acción Ciudadana (PAC).
Cada uno de esos cuatro aspectos purulentos de la Costa Rica actual han sido analizados, en distintos momentos, por personas especialistas honestas de diversas procedencias institucionales y hasta se han puntualizado propuestas y medidas para superar los efectos perniciosos que tienen en la colectividad. Sin embargo, dentro de la red operativa de cada uno, hay personas, personajes políticos, hombres y mujeres de negocios, figuras mediáticas que, de un modo u otro, lograron estatus de vida solventes vendiendo sus conciencias al convertirse en promotores, operadores, ejecutores, valladares al servicio de los intereses que en cada aspecto se mueven a diario.