Por: Albino Vargas Barrantes
Secretario General de la ANEP
Es sumamente necesario hacer notorio, considerando el escenario político actual de nuestro país, destacar el llamado que, de manera conjunta, están formulando el señor Bernie Sanders, senador demócrata estadounidense y quien quería alcanzar la presidencia de los Estados Unidos en las pasadas elecciones en las cuales se impuso Donald Trump; así como junto a él, un personaje muy notorio en los últimos tiempos, especialmente a nivel europeo, de nacionalidad griega, Yanis Varoufakis, quien fuera Ministro de Finanzas de Grecia en momentos muy críticos de la debacle fiscal en ese país.
Plantean ambos, y quienes les están acompañando, que es necesario establecer una plataforma política global conceptuada como la Internacional Progresista, ante el avance de la derecha política más extremista y conservadora que ha venido exacerbando la explotación de los más pobres y aumentando considerablemente la riqueza de los más ricos, haciéndolos todavía más ricos.
Llama la atención que esta Internacional Progresista vendría a surgir de la devaluación política de la otrora muy beligerante Internacional Socialista la cual, históricamente, acuñó la patente de la filosofía y de los valores de integración social que pregonaba la socialdemocracia clásica; misma que, poco a poco, se transmutó -aunque conservando ese ropaje ideológico-, para defender la más grande cruzada del capital contra el trabajo, definida como la globalización neoliberal.
Notables partidos de la Internacional Socialista terminaron imponiendo la esencia de la agenda neoliberal en varios relevantes países de la Unión Europea, de la América Latina… y en Costa Rica también, con la degeneración filosófico-política del Partido Liberación Nacional (PLN), a partir del control que del mismo lograron los hermanos Arias Sánchez y sus seguidores.
Tan es así que el nacimiento del Partido Acción Ciudadana (PAC), hijo de la calle pues surgió luego del gran movimiento social del combo ICE, se suponía que vendría a izar la bandera socialdemócrata que el PLN arrió; sucumbiendo también y finalmente, al poderoso impulso de la derecha del capital neoliberal, tal y como lo estamos experimentando en la actual gestión gubernativa Alvarado-Piza, con su mayoría legislativa cuantitativa y con el soporte ideológico-judicial desde el alto tribunal constitucional de la República.
Volviendo a esta notable circunstancia del llamado a la conformación de la Internacional Progresista, sus proponentes señalan objetivos tan extraordinariamente cruciales como reformar instituciones globales como el FMI, el Banco Mundial, la OIT o la misma ONU. ¡Vaya propósitos más loables y necesarios!
Según las informaciones que leímos para poder comentarles sobre esta, repetimos, buena nueva, el señor Sanders escribió en el periódico británico The Guardian lo siguiente: “Para combatir efectivamente el surgimiento del eje autoritario internacional, necesitamos de un movimiento progresista internacional que aborde la masiva desigualdad global que existe, no sólo en el tema de la riqueza sino en el poder político”.
¡Vean ustedes! En la Costa Rica de estos mismos momentos, enfrentamos la ofensiva de un eje autoritario (el que nos impuso el combo fiscal con trampas y triquiñuelas), mostrándosenos con gran crueldad y prepotencia la creciente desigualdad que nos agobia, tanto en cuanto a la concentración de la riqueza como en cuanto a la concentración del poder político. Sin siquiera saber de nuestra existencia, el señor Sanders estaba diagnosticándonos a la distancia.
Al ampliar sobre las motivaciones para el surgimiento de la Internacional Progresista, el señor Sanders nos indicó lo siguiente: “Nuestro deber es luchar por un futuro en el que las nuevas tecnologías y la innovación trabajen para beneficiar a todo el mundo, no sólo a unos pocos. No es aceptable que el 1 % de la población mundial posea la mitad de las riquezas del planeta, mientras el 70 % de la población en edad trabajadora sólo tiene el 2.7 % de la riqueza global”.
Por su parte, el señor Yannis Varoufakis apunta lo siguiente: “Ya es hora de que los demócratas de todo el mundo formen una Internacional Progresista que luche por los intereses de la mayoría de cada continente, de cada país.
¡Efectivamente! Da en el punto el señor Varoufakis para el caso costarricense. Ya es hora de que los demócratas costarricenses nos juntemos para la construcción de un fuerte movimiento progresista en nuestro país, pero con sentido estratégico; de mucha amplitud y tolerancia, partiendo de que están identificados muchos puntos de agenda que nos pueden volver coincidentes para formular un planteamiento común motivante y aglutinador.
Este desafío es una necesidad histórica para la circunstancia que vivimos de cara al autoritarismo que emergió en nuestro país con el binomio Alvarado Piza, los intereses del alto corporativismo que están tutelando y con la decisión política de castrar el crecimiento de los movimientos y de la resistencia popular.