LA NACIÓN CALLA

Gracias a las convicciones democráticas del Diario Extra, en el campo del respeto a la Libre Expresión, ANEP publica, semanalmente, en días miércoles, esta columna.

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A dicho grupo y a dicho medio periodístico, hoy órgano oficial del régimen de los hermanos Arias Sánchez, se le ha acusado de ejercer, presuntamente, un poderoso tráfico de influencias en las más altas esferas de los poderes del Estado; al punto de que se habrían venido jactando de ser quienes quitan y ponen presidentes en Costa Rica. Estamos esperando que respondan a semejantes acusaciones, pero La Nación calla.

No menos graves son los cargos que han sido lanzados contra dicho grupo empresarial y periodístico, de que habrían pretendido defraudar al fisco con la compra de una rotativa; de que habrían realizado un negociazo con las humildes casas de los obreros agrícolas de una de las actividades cañeras a cargo de tal grupo; de eludir el pago de una inmensa cantidad de millones de colones en impuestos sobre bebidas, producto del negocio cervecero del grupo y que debieron haber llegado a las arcas fiscales para llevar justicia al campesinado costarricense, a fin de posibilitar un mejor reparto de la tierra, a través del Instituto de Desarrollo Agrario (IDA). A todo esto, La Nación calla.

Sin duda alguna que La Nación, a quien se concibe como vocero oficial de los negocios de y asociados con el Grupo Nación S. A., está en deuda con el país. Este medio, que se ha arrogado la “_representación_” de la opinión pública, que pretende sentar cátedra en materia de transparencia y ética (cuando le interesa) y que se autoproclama como el defensor militante de los mejores valores patrios, hoy se ha quedado completamente callado.

Este silencio se podría interpretar como una aceptación tácita de las responsabilidades directas que tendrían en todo lo que se ha venido denunciando en estos días, por parte de otro grupo empresarial que, presuntamente, habría ingresado en terrenos de negocios “_sagrados_” para el poder tradicional que se expresa a través de La Nación.

Afortunadamente para el desarrollo de la democracia, La Nación ha venido perdiendo terreno, de manera acelerada, en el campo de la credibilidad y de la influencia en la política pública. Por ejemplo, en el abordaje de la situación de la lucha cívica del pueblo costarricense en contra del TLC, La Nación se ha desenmascarado completamente, pues su grosera y ofensiva manipulación de la información, parcializada al filo del dogmatismo y del fundamentalismo a este respecto, ha generado un rechazo cívico cada vez más potente.

Nosotros, como organización social denigrada y vilipendiada por dicho periódico, a través de sus escribanos, amanuenses y gacetilleros; a través de la sistemática negativa a darnos el legítimo Derecho de Respuesta cada vez que hemos sido atacados desde sus páginas; expresamos por este medio un fuerte clamor que, seguros estamos, tiene un amplísimo respaldo ciudadano, para que La Nación explique y rinda cuentas. Los “_quita y pone presidentes_” están en evidencia. ¿Será por eso que se vieron obligados a construir una doble tapia, un doble muro, en su sede de Llorente?…

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