Artículo 332 del Código de Trabajo: “Declárase de interés público la constitución legal de las organizaciones sociales, sean sindicatos, como uno de los medios más eficaces de contribuir al sostenimiento y desarrollo de la cultura popular y de la democracia costarricense”.
Hemos empezado nuestro artículo de esta ocasión, citando la máxima ley laboral del país, cuando ésta habla de la organización natural de la clase trabajadora: los sindicatos. Nótese como se hace una estrecha relación entre el sindicato, la democracia y la cultura popular. Prácticamente lo que se está diciendo es que sin sindicatos no hay democracia.
Hoy levantamos con absoluta dignidad nuestra condición de sindicalistas. Hoy, cuando el odio visceral y el irraciocinio del poder económico neoliberal en contra de los sindicatos es más que evidente, más orgullo sentimos de ser sindicalistas.
Los sindicatos estamos hoy bajo un feroz ataque. Ciertos errores en materia de concepción reivindicativa, cometidos en el pasado y en forma de excepción, han dado pie para que presenciemos la más orquestada, profunda, peligrosa y calumniosa ofensiva antisindical de las últimas épocas.
La ofensiva feroz del capital oligárquico tiene un propósito: desacreditar a los sindicatos por su fuerte oposición a “su” TLC. Esa oligarquía sabe que en los sindicatos está una de los más decididos bloques cívicos contra el proyecto neoliberal para Costa Rica, ahora que entramos a una fase crítica en contra del mismo, es decir, la tramitación parlamentaria de ese “tratado”.
Es tan agresiva la ofensiva que algunos energúmenos de mentes totalitarias plantean hasta acciones judiciales para disolver sindicatos; haciendo gala de la más vulgar ignorancia pues la mismísima Organización Internacional del Trabajo (OIT), acepta la participación política de los sindicatos siempre que mantengan su autonomía partidaria. Dice la OIT en su Resolución de 1952, que “Los sindicatos tienen, igualmente, que desempeñar un papel importante en los esfuerzos hechos en cada país para favorecer el desarrollo económico y social y el progreso del conjunto de la colectividad”. Sobre esto hay más material que comentaremos la próxima semana.
No nos rendiremos. El ataque feroz que se nos hace es porque los sindicatos son organizaciones esenciales para la democracia. Algunos que ya renunciaron a la vida en democracia para darle total libertad a sus negocios, desean la abolición de los sindicatos. Los sindicatos son como el gallo pinto, es decir, son esencia de la cultura popular costarricense. Los errores cometidos nos hacen crecer.
Téngase presente que ningún sindicato recibió CAT’s; ningún sindicato recibió “incentivos turísticos”; ningún sindicato negoció dólares por debajo para aprovechar modificaciones cambiarias (como lo hizo el periódico que todos los días ataca a los sindicatos); ningún sindicato robó en FODESAF; en Aviación Civil; ningún sindicato recibió comisiones de ALCATEL; ningún sindicato tiene frecuencias de radio y televisión a precios ridículos; ningún sindicato es evasor de impuestos; los sindicatos no se robaron el Banco Anglo; los sindicatos no recibieron el crédito filandés; etc., etc.
Durante todos estos años de gran resistencia al avance neoliberal en Costa Rica, mientras otro tipo de agrupaciones callaban, se acomodaban, se vendían, se “modernizaban”, los sindicatos seguían alzando su voz, denunciando, proponiendo y convocando. Así seguiremos.