Es frecuente escuchar voces que señalan: “Es tiempo de cambio”, entre sus consignas “acusan” a quienes llevan algún tiempo en el desempeño de un cargo de “dictadores”, de no querer soltar la “teta” (y me van a disculpar el coloquio), entre otros epítetos usualmente utilizados.
Esto no solo sucede en la política sino también en otras actividades como el deporte, las organizaciones sociales, comunales y de cualquier naturaleza. Así por ejemplo, es común escuchar en el deporte “rey”, el fútbol: “Ese jugador está veterano, debe dejarle el lugar a un joven (…)”, aunque la calidad no depende de la edad. Igual sucede con los casos en que una persona está al frente de una organización social, comunal y/o deportiva.
Lo paradójico de esto es que luego, cuando alguna persona de las que “reclamaban por el cambio”, toma el lugar de quien “debía dejar su cargo” por llevar muchos años en él, olvida sus consignas de democracia porque ahora es quien está en el cargo.
En los últimos tiempos hemos visto muchos ejemplos de este fenómeno del “quítate que voy”, y posiblemente esto sea parte de la naturaleza humana, sin embargo se debe actuar en consecuencia y con responsabilidad.
La envidia, la “serruchada” de piso, el “abrazo” traicionero, igual están establecidos y forman parte de un sector del ser costarricense. Esos estilos también forman parte del “menú” de enfermedades que nos aquejan y que nos tienen hoy en uno de nuestros peores momentos.
Así lo demuestran el incremento en la criminalidad, los problemas de administración de desechos en algunos gobiernos locales y otros casos que están a la vista de todos y todas.
Siguiendo con el tema de “mejor viejo conocido” podemos analizar otra característica del ser costarricense: el dejarse llevar por la emoción del momento, o simplemente dejarse llevar por las opiniones de terceros, evitando el ejercicio responsable de analizar, escudriñar, valorar y tomar sus propias decisiones.
Es muy normal en nuestro medio mirar cómo un día eres el “héroe” y al siguiente el “villano”.
Esto sucede porque muchas personas no fundan sus decisiones en valoraciones propias y juicios razonados con convicción sino en las opiniones de otros.
El título de este artículo se puede traer perfectamente a la situación actual.
¿Estaba listo el Partido Acción Ciudadana para gobernar?, porque sí decían, una y otra vez, en su discurso que “tenían el mejor equipo para gobernar, que eran el gobierno del cambio”. Nos enteramos a última hora, específicamente un día antes de asumir el poder, que seguían llamando personas para ocupar algún cargo.
¿Por qué en muchos casos siguieron los mismos, pese a sus malas gestiones en la función pública?
Inclusive vimos cómo lo “nuevo por conocer” resultó más “viejo que la maña de pedir fiado”. Al mejor estilo de las campañas de reciclaje, algunas personas fueron reubicadas en donde ya habían estado sin pena ni gloria.
Paradójicamente, en el caso del gobierno del PAC se anunció la renovación, aduciendo que en los últimos 30 años habíamos sido víctimas de malos gobiernos, y resulta que en el gobierno se encuentran varios que fueron parte de esos 30 años. En otros casos funcionarios que llevan años mal administrando fueron “distribuidos” entre varios ministerios. ¿Entonces?
Por esto, en momentos de cercanía de las elecciones municipales, como dirigente sindical, pero principalmente como ciudadano, me cuestiono: ¿Elegir por algo nuevo o mejor viejo conocido que nuevo por conocer? Esa es la disyuntiva actual, lamentablemente la historia reciente no deja muchas esperanzas a quienes se presentan como “la renovación”.