Adalberto Fonseca Esquivel, Historiador
En la larga historia del movimiento sindical costarricense, luego de la Guerra Civil del 48, las organizaciones de trabajadores fueron estigmatizadas en dos bandos: las democráticas y las “comunistas”. Las primeras en esencia fueron colaboradoras con el sistema, las segundas descalificadas. La historia social costarricense así lo consigna, prejuicio histórico que aún en tiempos recientes han tenido vigencia.
En ese anatema, el amigo y compañero Mario Blanco Vado, en el mes de marzo de 1982 -hace 40 años-, publicó un artículo titulado: “Ilegal práctica en los Sindicatos blancos” (ANEP Informativo/ p.6/ marzo 1982); que los clasifica en dos clases de organizaciones “…aquellas que realmente defendemos los derechos e intereses de nuestros afiliados y aquellas otras, seudo organizaciones que solamente pretenden retrasar el desarrollo del movimiento sindical de nuestro país…UNATROPYT, SITECO y UNEMOPT, muy conocidas ya en nuestro sector en virtud de sus actitudes y trayectoria…
Organizaciones que, a juicio de Blanco Vado, tienen sus tretas para hacer membresía:
“…muchos trabajadores sin haber llenado una boleta de afiliación, ni haber solicitado su ingreso, aparecen en las listas de afiliados…los trabajadores “afiliados” (forzosamente), entregan a esos sindicatos la gestión escrita de desafiliación sin que ésta se realice realmente; es decir a pesar de que el trabajador manifiesta no querer seguir formando parte de la “Organización”, se les mantiene afiliados con el consiguiente perjuicio económico…”
Estos sindicatos que solamente existen de nombre, continúa Blanco “… en los archivos del Ministerio de Trabajo necesitan de maniobras como las descritas, precisamente para aumentar lo que no tienen, una verdadera afiliación, voluntaria y democrática…”
El artículo 60 constitucional, permite el derecho de sindicalizarse libremente, avalado por el artículo 271 del Código de Trabajo, que dice:
“…a nadie se le puede obligar a formar parte de un sindicato o formar parte de él…sin embargo, la actitud de esos sindicatos, obliga a los trabajadores que se encuentran en la situación descrita, a seguir perteneciendo a ellos, contraviniendo una disposición expresa de nuestra ley como hemos señalado…”
Hace 40 años, en marzo del 82, Mario Blanco Vado describió una situación en coyuntura. Posiblemente esas prácticas desprovistas de todo derecho, han sido corregidas institucionalmente, y en esta fecha son Organizaciones legitimadas en los ministerios y sectores que representan.
Sin embargo, la nota histórica a que hacemos referencia, sobre todo la historia aún testimonia de la presencia de un Sindicalismo Clasista, independiente como es la ANEP; enfrentada a movimientos de trabajadores, ya no blancos o vacíos, sino ahora, calculadores, oportunistas, en los que las prebendas personales de su dirigencia son su estandarte.
En el año 2018, con el “Combo Fiscal”, esa farsa siguió imponiéndose. Como dice nuestro pueblo: “que cada palo aguante su vela”.