El camino que parece haber elegido el señor Ministro de Hacienda, en su obsesiva cruzada fiscalista, no es el correcto: enfrentarse directamente con la clase trabajadora asalariada, amenazándola con ponerle impuestos al aguinaldo, al salario escolar y a la lotería, lo que representa una provocación abierta al conflicto social que, con toda seguridad, los gremios y sindicatos de la Administración Publica no eludirán.
Igualmente, al tocar el aguinaldo, se hace una provocación a la clase trabajadora del sector Privado y, con toda seguridad, habrá un enojo generalizado en el sector laboral del país.
La clase trabajadora, tanto de los sectores Público y Privado, paga puntualmente sus impuestos, especialmente los de renta (rebajo puntual de la planilla salarial); y el de ventas, cada vez que se hace una compra en la pulpería o en el supermercado.
Igualmente, tenemos que rechazar, tajantemente, la insidiosa tesis de que los sobresueldos o pluses en el sector Público sean la causa del déficit fiscal. Esto es una intentona de desviar la atención sobre los verdaderos problemas de la cuestión fiscal del país: un sistema tributario totalmente injusto, una gestión tributaria que adolece de un gran fortalecimiento, una gigantesca evasión fiscal y un régimen de exenciones y de exoneraciones cuya esencia perversa, de sesgo pro-empresarial, no ayuda al país.
Y es aquí donde el señor Ministro de Hacienda debería centrar su ataque: los casi 6 puntos de PIB (Producto Interno Bruto), que se “roban” con el sistema de exoneraciones y exenciones: unos 1.200 millones de millones de colones por año.
La ANEP no participará de ninguna iniciativa que pretenda reducir derechos laborales y salariales conquistados durante muchos años de luchas; y mucho menos, la ANEP se prestará para cortinas de humo sobre las verdaderas causas del problema fiscal del país.