Inicié mi vida laboral a la edad de catorce años, ayudando en labores agrícolas en una finca familiar y luego en un proyecto cooperativo, igual en labores netamente agrícolas. Pasé luego por varios años a laborar en el sector privado. Durante muchos años mi vida transcurrió en el anonimato, hasta que me convertí en funcionario público, integrante de la Fuerza Pública y luego asumí el rol de dirigente sindical en procura de aportar, desde la organización laboral, para mejorar las condiciones laborales, los derechos y el bienestar de una población laboral históricamente olvidada; la policial.
Este proceso, sin buscarlo se dio, siendo la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), la que me abrió las puertas para iniciar una lucha por dignificar las condiciones laborales de mis iguales policías. Este proceso nos ha permitido una lectura amplísima que antes se reducía a nuestro entorno inmediato.
Encontramos en ANEP una organización seria, que tiene claro el horizonte y que persigue la defensa de derechos laborales de sectores vulnerables y de los de abajo, tales como el sector municipal, el Ministerio de Salud, los cuerpos policiales, entre otros muchos que se cobijan bajo esta misma organización social.
Hemos acumulado un crecimiento personal y colectivo que hoy ponemos a servicio de nuestras compañeras y nuestros compañeros policías, así como de los demás sectores que forman parte de ANEP; toda vez que luego de varios años se me encomendara la coordinación política de la Unidad de Desarrollo Organizacional (UDO); unidad integrada por hombres y mujeres con quienes compartimos el diario quehacer de nuestra agrupación, con una altísima convicción de lucha social y de sentimiento por la defensa de nuestros compañeros y de nuestras compañeras de clase.
En ANEP encontré a un ser humano, con virtudes y defectos (como todos), que respeta nuestras ideas y consignas, un ser con un alto sentido de solidaridad, estudioso, preocupado por la seguridad social y que lucha por la justicia socio laboral, ese es Albino Vargas Barrantes, compañero con quien en ocasiones difiero en razón de nuestra independencia de criterios, pero de quien estoy seguro muchos opinan sin fundamento y sin conocimiento, como sucedió en el caso de quien me dedicó un espacio en sus perfiles de redes sociales.
Nunca imaginamos que pudiéramos llegar a generar las reacciones que hoy observamos en razón de nuestras consignas e ideales de lucha por el derecho y la dignidad de las personas trabajadoras de la Fuerza Pública, al punto que un perfil “sin rostro”, de esos que se esconden detrás de una máscara, nos dedicara un artículo en sus perfiles de facebook y de twitter, titulado “El sindicalista Minor Anchía de la ANEP (un mini Albino) quiere iniciar un caos en el MSP metiendo las manos en el fuego por policías acusados de corrupción…”; utilizándose la falacia como método de desinformación, por cuanto nosotros contamos con altura moral para defender a las y los buenos policías, a quienes hacen su trabajo con mística, honor y honradez;
Como conocedores del Derecho hemos apelado y demandado de la Administración el respeto a instrumentos legítimos como el debido proceso, el principio de inocencia y el derecho a la defensa. Así lo establece nuestro Estado de Derecho.
Resulta fácil hacer “denuncias” detrás de un seudónimo, pero para hacerlo como lo hemos venido haciendo nosotros, sin ocultar nuestra identidad y nuestro rostro, se requiere de haber nacido de una gran mujer como lo fue mi madre. Ella es la persona que me enseñó a defender lo justo, a costa de lo que sea, y eso incluye este tipo de situaciones.
Las comunidades en las cuales servimos como oficial de la Fuerza Pública, Palmar Norte, Buenos Aires, Sierpe, Ciudad Cortes, Volcán, entre otras, dan cuenta de nuestro compromiso con la justicia y de nuestra convicción de servicio. De eso también pueden dar fe funcionarios judiciales, tanto investigadores como fiscales. Me permito citar al Lic. Gutiérrez, ex fiscal de Osa; al Lic. Ávila, Jefe Regional de Corredores; al Lic. Camacho, al Lic. Mitre, al Lic. Granados de la PCD, al Oficial Hernández, con quienes compartí sendos trabajos en contra de grupos organizados para delinquir.
En torno al tema sindical, nuestra Constitución Política, en su artículo 60, establece: “Tanto los patronos como los trabajadores podrán sindicalizarse, libremente, con el fin exclusivo de obtener y conservar beneficios económicos, sociales, o profesionales”.
Los cuerpos policiales merecen mejores condiciones, por ello luchamos desde ANEP, conocemos la historia y entendemos a cabalidad las necesidades y demandas laborales de nuestros compañeros uniformados y de nuestras compañeras uniformas. Aunque nos gane “enemigos” el hacerlo. “Cosa triste es no tener amigos, pero más triste es no tener enemigos…”