Mainor Anchía Ángulo, Directivo Nacional ANEP
El ejercicio sindical tiene rango universal de Derecho Humano fundamental; de la misma estatura jurídica que es el tener derecho a la nacionalidad, a la propiedad, a la libertad de pensamiento, así como de otros derechos y libertades establecidas en nuestra Carta Magna. Al efecto, cita el numeral 60 de nuestra Constitución Política: “Tanto los patronos como los trabajadores podrán sindicalizarse libremente, con el fin exclusivo de obtener y conservar beneficios económicos, sociales o profesionales”.
La Ley Laboral establece en el numeral 363.- “Prohíbense las acciones u omisiones que tiendan a evitar, limitar, constreñir o impedir el libre ejercicio de los derechos colectivos de los trabajadores, sus sindicatos o las coaliciones de trabajadores”.
“Cualquier acto que de ellas se origine es absolutamente nulo e ineficaz y se sancionará, en la forma y en las condiciones señaladas en el Código de Trabajo, sus leyes supletorias o conexas para la infracción de disposiciones prohibitivas”.
No obstante lo anterior, en días recientes fue de conocimiento público la detención de uno de los líderes sindicales de mayor exposición mediática, el que posiblemente resulta más incómodo para los sectores dominantes de nuestro país, me refiero a don Albino Vargas.
La detención de un personaje como don Albino Vargas Barrantes (amado por unos y odiado por otros), no podría pasar desapercibida, muchísimo menos por aquellos sectores que, de manera abierta y pública, adversan su pensamiento ideológico, así como sus posiciones en torno con algunas decisiones políticas.
Uno de ellos, posiblemente, sea el ministro de Seguridad Pública, don Michael Soto, el cual, al mismo tiempo en que se mantenían las diligencias en Talamanca, estaba brindando “detalles” en un programa de radio incurriendo, por cierto, en algunas imprecisiones sobre lo que sucedía en la zona Atlántica.
Transcribo parte de sus declaraciones: “Recibimos una llamada del alcalde Talamanca donde pide la presencia de la Fuerza Pública, ya que cinco personas, dentro de las cuales va el sindicalista este señor, ingresan según la versión del alcalde, abruptamente a la oficina, tienen una discrepancia que aparentemente termina a los golpes entre el grupo de sindicalistas y funcionarios de la municipalidad, y resultan algunos con golpes. “Llega la Fuerza Pública para la situación, se van para el comando, la policía ahí del comando del sector y entrevistan a testigos, escuchan las versiones de ambas partes y el Ministerio Público local, el fiscal se llama Johnny Rojas si mal no recuerdo, basado en la versión de los testigos decide detener a este señor y a los acompañantes, son cinco detenidos”. (El subrayado es nuestro).
El jerarca de la cartera de Seguridad Pública fue, una vez más, impreciso en sus declaraciones, tal y como sucedió con la muerte de tres compañeros policías de la Policía de Fronteras en el sector de Crucitas, aunque después adujo que uno de sus colaboradores filtró el polémico audio.
Dice el ministro: “entrevistan a testigos y demás, escuchan las versiones de ambas partes y el Ministerio Público local, el fiscal basado en la versión de los testigos decide detener a este señor y a los acompañantes, son cinco detenidos”. ¡Ojo! Según esas declaraciones, los compañeros de la Fuerza Pública hicieron entrevistas de testigos, escucharon la versión de ambas partes y luego el Ministerio Público decide detener a don Albino Vargas, y sus compañeros; sin embargo, del informe policial se desprende que el fiscal habría recibido el mismo al ser las 16:02 horas del día, casi cuatro horas después de haber ordenado su detención. Además, en el mismo no se recoge la versión de don Albino y de sus compañeros, o sea, únicamente se escuchó una de las versiones, a pesar de lo confuso de la situación.
Al efecto, establecen los artículos 37 y 39 de nuestra Constitución Política lo siguiente:
ARTÍCULO 37.- “Nadie podrá ser detenido sin un indicio comprobado de haber cometido delito, y sin mandato escrito de juez o autoridad encargada del orden público, excepto cuando se tratare de reo prófugo o delincuente infraganti; pero en todo caso deberá ser puesto a disposición de juez competente dentro del término perentorio de veinticuatro horas”. El subrayado y la negrita son nuestros.
Artículo 39.- “A nadie se hará sufrir pena sino por delito, cuasidelito o falta, sancionados por ley anterior y en virtud de sentencia firme dictada por autoridad competente, previa oportunidad concedida al indiciado para ejercitar su defensa y mediante la necesaria demostración de culpabilidad. (…)”. El subrayado y la negrita son nuestros.
Ahora bien, el informe policial presenta una serie de inconsistencias que permiten arribar en alto grado de presunción, que tanto a don Albino como a quienes le acompañaban les fueron vulnerados derechos fundamentales; además, de que pudieron ser victimas de un montaje, o lo que, en la jerga policial se conoce como un “cuadronazo”. El líder sindical, Albino Vargas, no es parte de una organización criminal, parece por ello extraño que el ministro Soto no solamente manejara detalles de su detención, sin que el informe estuviera redactado, sino que, además, los hiciera públicos en un programa de radio.
El informe policial, que no parece establecer una secuencia de hechos de manera cronológica, cita en el ítem número 3). “A las 11:44 horas se aprehende a Albino Vargas Barrantes”. No obstante, eso no pudo suceder (a menos que no se le hubiera comunicado), porque al medio día don Albino estaba dando declaraciones ante un medio de comunicación nacional, justamente en ese momento, se da la orden del fiscal de Talamanca, de detenerlo y ponerlo a la orden del Ministerio Público ¿Coincidencia?…
Lo cierto es que don Albino había anunciado con antelación su visita a la municipalidad de Talamanca. Luego, me parece particularmente extraño que, en momentos en que los costarricenses estamos agobiados por el Covid 19, el desempleo, la paralización de la economía, y la creciente inseguridad ciudadana, el ministro de seguridad pública, estuviera en una entrevista (por casualidad), en la cual parecía muy satisfecho con la detención de un dirigente sindical, como si tal se hubiera detenido al líder de los carteles de la droga que operan en nuestro país.