Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP
La persecución política que a lo interno del Partido Liberación Nacional (PLN), está sufriendo el actual legislador del mismo, el joven Daniel Ulate Valenciano, nos certifica para reafirmar lo que hace tiempo venimos sosteniendo: ese partido puede ser cualquier cosa menos socialdemócrata.
Disculpen las personas que todavía a estas alturas del desarrollo involutivo del PLN, creyendo en la validez política del pensamiento socialdemócrata, siguen dentro del mismo; sin embargo, lo que le está pasando al diputado Ulate Valenciano no debería dejarles ya duda alguna DE que ahí, en el actual PLN, dada la cúpula de poder que actualmente lo controla, ya no hay nada que hacer.
El mencionado parlamentario cometió la inaceptable “herejía”, la imperdonable “delación”, haciendo gala de una consecuencia política con su propio pensamiento, de decir a viva voz, vía prensa, que la fracción parlamentaria liberacionista está siendo “sometida” a presiones indecorosas por parte de una mega-conglomerado corporativo-empresarial, ligado al comercio de bebidas, dado que a éste no le estaría siendo grato la tramitación de una iniciativa de ley que, de una manera u otra, podría impactar -para bien del país-, los niveles de contrabando de ciertas bebidas espirituosas, reduciéndolos. Esto no sería aconsejable para las cifras de negocios de quienes tienen ya un control prácticamente absoluto de este tipo de mercado. Por supuesto que, como era lógico suponer, la entidad empresarial aludida salió a negar enfáticamente el dicho del legislador Ulate Valenciano y hasta anunció que le llevará a los tribunales. Lo anterior pareciera ser el mar de fondo en todo esto.
Porque el ataque que este diputado está recibiendo de parte de su propia bancada parlamentaria (que lo echó de la misma), por parte de la instancia de ética del PLN (que le abrió un proceso “investigativo”); y, por parte del propio presidente del mismo, el señor Guillermo Constenla Umaña, quien le acusó de “traidor” y le instó a entregar la curul legislativa y abandonar el PLN; no guarda proporción ni razonabilidad lógica con el “gran delito” que él, el diputado Ulate Valenciano, cometió por presentarse a un acto proselitista de una presunta amistad personal candidata a renovar su puesto como alcalde de Atenas, siendo que éste es “archienemigo” político del PLN, pues milita en el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC).
Y es aquí donde cabe hacerse varias preguntas. Al dimensionar y poner en perspectiva la grave “traición” del diputado Daniel Ulate Valenciano, se pregunta uno, ¿cómo se califica la acción de Antonio Álvarez Desanti, nuevamente en las filas del PLN, cuando se fue de dicho partido echando sapos y culebras, particularmente contra el expresidente Óscar Arias Sánchez y sus acólitos?; ¿se pregunta uno cómo se puede calificar la actuación de don Johnny Araya Monge cuando dejó botada la segunda ronda electoral de las elecciones presidenciales de 2014, siendo él, candidato finalista de segunda vuelta; y cómo se califica su actuar cuando se fue del PLN y se cobijó con un partido “cristiano” para volver a la alcaldía de San José; y ahora, bajo bandera liberacionista pretende continuar en tal cargo según se postula para las elecciones de este 2 de febrero de 2020? Y, en el caso del distinguido ciudadano, a quien respetamos mucho, don Rolando Araya Monge que ahora volvió al PLN, pero se fue de él alegando que éste era un cucarachero. ¿cómo se calificaría? ¿Es que acaso estas situaciones no son típicas del cargo de “traición”? … Y si nos metemos al asunto de los principios, postulados, valores socialdemócratas originales, aquí se habría que poner la palabra-concepto traición sin comillas.
¿Cuáles son, realmente, las verdaderas lealtades de la cúpula del PLN en la actualidad? A juzgar por el tratamiento dado al joven legislador Daniel Ulate Valenciano, con relación al que le han dado a los tránsfugas redimidos mencionados en el párrafo anterior; tales lealtades no son para con los ideales y el legado de figuras históricas del liberacionismo como don José Figueres Ferrer (Don Pepe), don Rodrigo Facio Brenes, don Daniel Oduber Quirós, entre otros patricios de esta colectividad de tanto impacto en el desarrollo costarricense pero que, hoy en día, menos de una quinta parte del electorado ciudadano nacional le sigue creyendo.
Particularmente resulta sumamente interesante observar cómo la reacción fuerte de la cúpula liberacionista en contra del presunto acto de “traición” que habría cometido el citado legislador asistiendo al acto de su “archienemigo” partidista, el PUSC; mostró una articulación de ataque desde ciertas matrices mediáticas promotoras del periodismo de odio en el país y desde la propia fracción parlamentaria del PLN. ¡Por Dios Santo! Si hoy en día, el PLN y el PUSC la misma cosa son y ambos son co-gobierno con el PAC de Carlos Alvarado Quesada. Y las tres colectividades partidarias, con la misma vinculación político-ideológica, sirven dócilmente a los intereses de negocios que dejó en evidencia el citado legislador Ulate Valenciano. ¡Qué pena por el PLN! Con el dedo manchado de traición, fue acusado, sentenciado y ejecutado este diputado.