Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP
¡Sí!, es posible que la conmemoración histórica del Primero de Mayo la llevemos a cabo en una gran unidad de acción. Y hacemos un llamado en tal sentido por esta vía.
El lunes 1 de mayo de 2023 se cumplirán 110 años desde que en Costa Rica se honra tan emblemática fecha. El primer Primero de Mayo conmemorado en Costa Rica fue en 1913.
El ya desaparecido académico-historiador, de origen chileno pero que se radicó en nuestro país desde la década de los años 70 del siglo pasado, don Mario Oliva Medina, al respecto nos indicó: “Entre 1913 y 1932, se aprecia que no hubo una sola agrupación encargada de los actos, mítines, u otros eventos, para la celebración del 1° de mayo. La evidencia histórica muestra que, por el contrario, fueron diversas organizaciones las que lo hicieron, dependiendo del grado de cohesión y estabilidad por los que atravesaban”.
Hoy, en el 2023, esa diversidad, guardando las respectivas perspectivas de espacio y de tiempo, sigue caracterizando la lucha popular y social de la Costa Rica del siglo XXI. Enorme desafío, por tanto, representa la construcción de un polo de unidad sindical y social que, respetando la diversidad del actual escenario político-social y económico, conjunte diversos enfoques y propuestas de cara al momento histórico que estamos viviendo.
En los últimos tiempos se ha generado una enorme cantidad de propuestas alternativas con relación al modelo de sociedad egoísta y concentradora de la riqueza que en Costa Rica se nos ha venido imponiendo. Ello nos lleva a afirmar que sí es posible encontrar un conjunto de propuestas que unifiquen el pensar y el actuar desde la amplia diversidad de los sectores sindicales, sociales, cívicos y patrióticos. Es cuestión de buena fe, básicamente.
Por ejemplo, en varios ejercicios fallidos de diálogo social, quedaron en mesa valiosos planteamientos con sello sindical, solidarista, cooperativo, comunal, ecuménico-eclesial, ecologista, académico y hasta empresariales; todos despreciados por la hegemonía político-ideológica en el poder que sigue siendo la misma a pesar del cambio de administraciones gubernativo-ejecutivas.
Por otra parte, a nivel de la clase trabajadora ampliamente conceptuada, el panorama actual es desalentador, ante la carencia de un músculo obrero-social que contrapese los abusos de poder de esa hegemonía. Sin embargo, sí es posible una rearticulación para la recomposición de ese músculo, pensando en que la unidad en la acción pueda sentar las bases de un reacomodo en la correlación de fuerzas.
Grandes ejes de lucha motivan, objetivamente, para marchar este Primero de Mayo. Por ejemplo, la seguridad en el empleo para quienes laboran en el empleo público, ya no es la misma. Hoy está muy vulnerabilizada y lo estará mucho más sino no se da un repunte organizativo de sus agrupaciones obrero-sociales de base. Prácticamente, en tal sentido ya están en las mismas condiciones de quienes trabajan para el sector privado de la economía: el despido es algo fácil para la parte patronal. Es decir, hay que marchar para defender el sagrado y constitucional derecho el trabajo.
Por otra parte, defender la histórica jornada de las 8 horas, conquistada con sangre obrera, es algo que demanda de gran movilización de resistencia. Defender la institucionalidad pública que fue establecida para el bien común y para la inclusión social, también exige de un fuerte esfuerzo de reacción popular y social de gran dimensión y extensión. Nos vemos en la calle este PRIMERO DE MAYO.