Contra el congelamiento salarial: A nivel del sector Público, el 2023 representa el cuarto año consecutivo de un congelamiento salarial total para la abrumadora mayoría de quienes prestan sus servicios al Estado. A esta parte de la clase trabajadora asalariada, la hegemonía dominante la responsabilizó del desastre de las finanzas públicas del país, lo cual nunca fue real, tan sólo sirvió para desprestigiar la función pública. Uno pensaría que esta es una gran motivación para participar en la marcha obrero-social del Primero de Mayo y de esta manera, mandar un fuerte mensaje colectivo de repudio a las leyes anti-obreras que se han venido imponiendo contra el bien común de las familias asalariadas estatales.
El salario mínimo, el cual se aplica en el sector privado de la economía requiere, al menos, de dos modificaciones fundamentales: que se vuelva al sistema de revisión y reajuste por costo de vida, dos veces al año, cada semestre. Estuvo vigente la fijación semestral hasta que en el nefasto gobierno PAC-Alvarado, se impuso el sistema de una única fijación por año, en el mes de octubre. Por supuesto que esto agravó la recuperación del deterioro del poder de compra del salario mínimo.
La otra modificación fundamental que requiere el salario mínimo es una redefinición de su cuantía, de conformidad con el elevado costo de la vida que tiene el país; y, a partir de esa nueva cuantía seguir con los reajustes por costo de vida cada semestre. Es bien sabido que, por la vía de salarios justos y dignos, se mejora la distribución de la riqueza y se ayuda a atajar-desacelerar el crecimiento de la desigualdad.
Hay otra parte de la clase trabajadora que está sufriendo demasiado: la que no tiene empleo y/o la que tiene que jugársela, a diario, en la informalidad/en el cuenta-propismo, o como gusta denominarse en el lenguaje oficial, trabajo independiente. Sin exageración, asumida de manera conjunta, se puede afirmar que está ya en un porcentaje tan alto como decir que es la mitad de la Población Económicamente Activa (PEA) del país.
Todas estas modalidades de la población trabajadora del país (incluyendo en ella la migrante), tienen un denominador común: para su salud y la de sus respectivas familias, dependen de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), modelo de servicio público de salud único en el mundo.
Es categórica la afirmación de que, a nivel de toda la clase trabajadora, la Caja significa la vida misma; o, el pueblo trabajador no sabe lo que es vivir sin ella. Tiene ya 83 años de fundada y está viviendo, en nuestro criterio, el momento más difícil de toda su historia. Salir a defenderla, a luchar contra sus poderosos enemigos (internos y externos), es un tarea obrero-social de primer nivel para la actual generación de personas trabajadoras. Por eso es que creemos que esto es fuerte estímulo para demostrarle a la clase hegemónicamente dominante, mediante la marcha del Primero de Mayo nuestra gran disposición de defenderla.
Nunca como antes el mundo que nos tocó vivir es la etapa más desigualdad de la historia de la Humanidad. Personas y entidades prestigiosas, de las más diversas nacionalidades así lo plantean. Esta monstruosidad no termina de impactarnos cada vez que la leemos en las más diversas publicaciones que tratan el tema de la desigualdad: el 1% de los seres humanos (un puñado de personas, sobre todo hombres), tienen tanta riqueza acumulada como la tiene, el 99% restante de la población del planeta, sumada toda junta.