¡Qué sustazo con el pago de la primera quincena de diciembre!… ¿Y ahora que va a pasar? El pasado viernes 14 de diciembre, el Gobierno confesó que se vio en serios aprietos para poder pagar el salario de la primera quincena de este mes de diciembre a sus empleados públicos del Estado central: unas 130 personas trabajadoras; tanto como el depósito de las pensiones con cargo al mal llamado presupuesto general de la República. ¡Esto antes nunca había pasado!
Desde la corriente sindical en la cual militamos, particularmente desde la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), hemos estado planteando durante muchísimo tiempo que algo así podría ocurrirnos. ¡Ya sucedió!
De ahora en adelante, la incertidumbre del pago salarial quincenal a este importante segmento de la clase trabajadora estatal, les agobiará pues no hay certeza absoluta de que algo tan grave no vuelva a presentarse; y, lo que es peor, que pudiera darse de manera prolongada.
En varios países ha pasado ya. El caso más duro, más cruel, más dramático e injusto que se nos viene a la mente, es el de Grecia, país hoy que es paria en el seno de la Unión Europea (UE).
Si alguien cree que el impago salarial, cualquiera que sea su naturaleza, solamente afectará a ese grupo de empleados públicos del Estado central, está muy equivocado. Toda la economía sufrirá un colapso: las empresas acreedoras de tarjetas de crédito, las cooperativas de ahorro y crédito, el Banco Popular mismo, los arrendatarios de alquileres de viviendas y de apartamentos, las mutuales con préstamos hipotecarios en vivienda; la señora de la soda que vive de la venta de almuerzos y de café; la propia Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), etc., etc.
En verdad, no queremos ni imaginar lo que sucedería si el Estado central quiebra, se queda sin plata para pagar sus compromisos, especialmente, los de orden salarial y social. Nadie, ni uno mismo, tiene idea de la magnitud de la catástrofe que se nos viene encima, sino no hacemos algo y lo hacemos ya.
Para que nuestro país no viva semejante dolor, nosotros creemos que hay tres grandes ámbitos en los cuales urge trabajar: a) el robo de impuestos; b) nuevos impuestos; c) eficiencia, eficacia y oportunidad de los servicios públicos.
EL ROBO DE IMPUESTOS. ¡A nadie le gusta pagar impuestos! Trillada frase, pero de hondo significado político-ideológico y cultural. En materia de pago de impuestos, suele suceder que muchos fanfarronean de que este año pagaron menos que el pasado, porque sus asesores técnico-profesionales en la materia les ayudaron a lograrlo: evadir al fisco con triquiñuelas jurídicas, pero sin caer en una ilegalidad abierta.
La clase trabajadora asalariada y no asalariada no puede evadir impuestos, al menos los dos más importantes: renta y venta. El primero, cuando corresponde por nivel salarial, se le rebaja de manera puntual con el pago quincenal-mensual. El segundo, al momento mismo de la compra en la caja registradora.
Por otra parte, no son pocas las ocasiones en que un alto jerarca hacendario, ya sea en materia tributaria o aduanera, cuando salen de este tipo de cargos públicos, terminan brindando asesorías corporativas de alto vuelo en esos campos, especialmente cuando se colocan en bufetes de renombre, “prestigiosos”.
El “know how” de pagar a medias, de pagar evadiendo-eludiendo, o de no pagar del todo, termina para beneficio de la concentración de la riqueza y en contra del bien común. Recordemos el caso reciente de varios gigantes empresariales que, pese al volumen de operaciones de negocios, terminaron declarando “pérdidas”.
La creatividad para no pagar lo correspondiente en materia de tributos, no tiene límites; especialmente, con toda la serie de artimañas que quedaron evidencia a propósito de los denominados “Panamá Papers” (“Los Papeles de Panamá”). Costarricenses adinerados lo saben muy bien y algunos de ellos han incurrido en estas inmorales prácticas de elusión y de evasión impositivas.
A todo esto, hay que entrarle duro, durísimo… y a más aspectos en este caso.
NUEVOS IMPUESTOS. ¡Sí, se ocupan nuevos impuestos! Pero, ¿cuáles? ¿Y a quién aplicarlos? Muchos hemos caído en la trampa político-ideológica del gran capital, de sus matrices mediático-hegemónicas y de sus operadores político-parlamentarios, como los desacreditados y ya casi extintos libertarios; trampa en que todos, al unísono, desde la derecha y desde la izquierda decimos “no a los impuestos”.
Cerrar filas contra nuevos impuestos, así planteado de manera indiscriminada, es fortalecer a los grandes evasores y a los tagarotes concentradores de la riqueza.
Cerrar filas contra nuevos impuestos, así planteado de manera indiscriminada, es pecar de ignorancia pues no se está reparando en las dos categorías fundamentales en materia de impuestos: los regresivos y los progresivos.
Se ocupan nuevos impuestos, ¡pero los de naturaleza progresiva! A los que acumulan más, a los que roban tributos, a los que los eluden, les sirve que los sindicatos griten la consigna de “no a los impuestos”, así de manera indiscriminada; porque les aterroriza si los sindicatos nos lanzamos a las calles por nuevos impuestos, pero los de carácter progresivo, como la renta mundial o global.
Es sumamente urgente el establecimiento de este impuesto; un impuesto sumamente progresivo que establece una sumatoria de las diversas fuentes de ingresos, individuales y/o corporativas, para establecer el pago de renta global real que corresponde por esa diversidad de recursos que se obtienen en actividades profesionales, de servicios, mercantiles.
En nuestro criterio, es un error político tramitar un único proyecto de ley con dos impuestos contradictorios entre sí: venta y renta. Primero se debe tramitar el de renta, el de renta global, por ejemplo; para así desenmascarar al capital, al alto gremialismo profesional y a sus operadores políticos que no quieren que nada cambie en materia tributaria y que, solamente, quieren que se exprima al exhausto pueblo trabajador que ya no puede pagar más impuestos regresivos, los más injustos de todos, como el de ventas.
Un largo, duro y sinuoso camino se nos abrió este viernes 14 de diciembre de 2017. Ojalá podamos transitarlo en gran unidad, con sólidas propuestas (como las tenemos) y en movilización social gigante.