Recordemos que en la Asamblea Legislativa se está tramitando, en el seno de su comisión de Asuntos Económicos, el expediente No. 19.312, ya comúnmente denominado como “Ley del Salario Mínimo Vital”.
El pasado 9 de noviembre de 2015 dicha comisión parlamentaria recibió en audiencia a personeros del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica (UCR), quienes dieron su opinión muy especializada y de alta credibilidad sobre esta importante iniciativa de ley.
Al considerar el gran prestigio de que goza la UCR en la sociedad costarricense, nos pareció oportuno comentarles varios de los criterios que fueron emitidos en la mencionada audiencia por parte de los personeros profesionales de tan alta casa de estudios superiores con relación a la “Ley del Salario Mínimo Vital”.
Tengamos presente que en nuestra visión sindical sobre los graves y grandes problemas de la sociedad costarricense actual, la desigualdad y su crecimiento sistemático es el problema número uno del país.
Por tanto, esta iniciativa de ley resulta vital, imprescindible y necesaria para enfrentar el mismo; específicamente porque la “Ley del Salario Mínimo Vital” es de carácter estratégico si se pretende que las personas trabajadoras del sector privado con salario mínimo puedan aspirar a tener una calidad de vida relativamente digna.
Esto es particularmente importante puesto que está muy demostrado que el crecimiento de la economía nacional en los últimos años, según las variaciones que registra el Producto Interno Bruto (PIB), nos indican que éste crece más rápido de lo que han venido creciendo los salarios, se ha generado gran brecha entre ambos aspectos y, por supuesto, es el salario mínimo en la empresa privada la mayor “víctima” en tal sentido.
Ahora que hemos empezado el año 2016 con inflación “negativa”, -081 %, según los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en lo que atañe a variaciones en el Índice de Precios al Consumidor (IPC); y aunque el fondo de la discusión de este problema (PIB vs. crecimiento de los salarios), no pasa necesariamente por este tipo de mediciones en cuanto a modificaciones en el IPC, la “Ley del Salario Mínimo Vital” es más que urgente.
Para los especialistas universitarios de la UCR, la “Ley del Salario Mínimo Vital” es de gran necesidad si consideramos que Costa Rica lleva ya muchos años sin poder disminuir el 20 % de pobreza persistente, lo cual es uno de los elementos que provocan la sistemática desigualdad.
En no pocos casos, el actual nivel de salarios mínimos, ya sea que se respete o que se violente y se pague menos, genera que haya muchas personas trabajadoras que pese a su condición asalariada, estén ya no solamente en condición de pobreza sino de pobreza extrema.
Destaca la intervención universitaria que venimos comentando que, por ejemplo, un salario quincenal de 107 mil colones no le permite a quien lo percibe como salario mínimo en el sector privado, la supervivencia básica de las condiciones de vida que están marcadas hoy como elementales de un “discreto” nivel de vida digno.
Y es aquí donde resalta que dichos especialistas nos recuerden los conceptos filosófico-políticos que han venido animando la existencia civilizada de la sociedad costarricense, al puntualizarse que “…el Estado social costarricense, tiene una larga experiencia que demuestra que la institucionalidad solidaria es la que ha permitido sostener las condiciones fundamentales de democracia en nuestro país, que esto se ha venido deteriorando desde hace muchísimos años, y que las personas en gran cantidad ya no acceden a servicios públicos como en otros años, ya no acceden a una serie de servicios que les pemiten una vida digna”.
También nos recuerdan los especialistas de la UCR que “…el salario es el elemento central para reducción de la pobreza y la desigualdad social en sociedad y eso en el país está quedando debiendo, no solamente por incumplimiento de los salarios mínimos, sino en el establecimiento propiamente del salario”.
Tal vez la parte más importante de las afirmaciones de los indicados personeros universitarios en torno a lo esencial que resulta que la actual Asamblea Legislativa apruebe el proyecto “Ley del Salario Mínimo Vital”, es que el mismo pone un granito de arena en el manejo de la relación entre la desigualdad y la pobreza, producto de este tipo de salarios precarios como lo son los actuales salarios mínimos: “…Porque el mecanismo que se está proponiendo para el cálculo del salario, salario digno, que no solamente va asociado al PIB, no sólo va asociado a la productividad, a la inflación, permite ir cerrando esta brecha de desigualdad y de pobreza”.
Tengamos presente que (como se apuntó en nuestro artículo de la semana pasada), en los últimos quince años mientras que el Producto Interno Bruto (PIB) del país creció en un 44 %; en ese mismo período de tiempo los salarios mínimos en la empresa privada crecieron solamente un 16 %.
Este impactante dato objetivo (que no es nuestro), ha sido refrendado por los especialistas del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica (UCR), presentes en la ya reiteradamente mencionada audiencia parlamentaria.
Esta desigualdad generó (entre otros aspectos), tal y como lo reconoce el prestigioso Proyecto Estado de la Nación que para ese período de quince años, el 20 % más pobre de la población (dentro de la cual están muchas personas trabajadoras que devengan los salarios mínimos de hoy), sufrió sensibles reducciones en sus capacidades de ingreso; mientras que el 20 % más rico tuvo un aumento muy significativo en sus ingresos.
Solamente desde posiciones producto de un egoísmo recalcitrante y/o de una avaricia codiciosa insensible, podría manifestarse oposición a que el proyecto “Ley del Salario Mínimo Vital” se convierta en una ley de la República.