TLC: Qué fuimos a decir a los Estados Unidos de América

Atendiendo invitación que formuló a nuestras dos organizaciones, la American Federation Of Labor-Congress Of Industrial Organizations (AFL-CIO), la central sindical estadounidense, la semana anterior nos hicimos presentes en la capital de los Estados Unidos de América, Washington, D. C.; para exponer los principales puntos de vista por los cuales, particularmente el Movimiento Sindical Costarricense y los Sectores Sociales en general, nos oponemos al denominado tratado de “libre” comercio (TLC) que a Costa Rica le quieren imponer con aquel país.

Durante el desarrollo de un elevado número de reuniones, recorriendo para ello varios edificios de oficinas del complejo arquitectónico del capitolio estadounidense, habamos tanto con diputados como con senadores, de manera directa en unos casos, y en otros con sus equipos asesores; planteando los siguientes ejes centrales de las razones por las cuales rechazamos el CAFTA (como se le conoce al TLC por sus siglas en inglés):

1- No queremos que los buenos empleos de los trabajadores y de las trabajadoras estadounidenses, se transformen en malos empleos en la América Central y, mucho menos, en Costa Rica. El salario mínimo promedio por hora, en los Estados Unidos, es de cerca de 6 dólares; en Costa Rica, entre 1.40 y 1.89 dólar por hora; en el resto de Centroamérica, menos de un dólar por hora.

2- En Costa Rica, la mayoría de los empleos que se crean al año son de carácter informal (con ausencia total de derechos laborales); lo cual, aunado a la inminente desaparición de la agricultura nacional por el tipo de TLC que nos quieren imponer; generará más “incentivos” para la migración hacia los EUA y para el fomento de actividades ilegales ligadas al narcotráfico (Costa Rica es puente entre Colombia y los Estados Unidos).

3- Cerca de 100 mil productores agropecuarios costarricenses habrán de desaparecer si el TLC finalmente se consolida. Si bien nos parece correcto que los Estados Unidos apoye a sus propios agricultores (invocando conceptos como Seguridad Alimentaria); Costa Rica no hace lo propio con los suyos y, más bien, con ese TLC, se cometió un “agrocidio”.

4- En la democrática Costa Rica, país de los Derechos Humanos y con un Premio Nóbel de la Paz, la palabra sindicato es sinónimo de despido en las empresas privadas (menos de 2 % de sindicalización en el Sector Privado).

5- El mismo grupo empresarial que promueve el TLC, es el mismo grupo empresarial que por veinte años ha impedido la aprobación de los convenios de la OIT sobre negociación colectiva (números 151 y 154); veinte años que son los que tienen tales convenios de estar en la corriente parlamentaria sin recibir la ratificación legislativa correspondiente.

6- En el Sector Público, la poca negociación colectiva que existe está seriamente amenazada desde la propia sede constitucional y ya hay casos de despidos antisindicales que ni el propio Estado (empleador de los perjudicados) tiene voluntad de resolver.

7- Los procesos judiciales para restaurar derechos laborales o para establecer reparaciones por la violación a los mismos, son sumamente largos.

8- Nos parece inaudito que aquellas eventuales violaciones a los derechos laborales que se pudieran demostrar, al “amparo” del TLC (y luego de un proceso complicado y largo, sin garantía de éxito), sean imputables al país (pago de multas de hasta 15 millones de dólares), y no a la empresa infractora. Esto quiere decir que violar las leyes laborales no implica riesgo de inversión, pues al final pagarán todos los contribuyentes, incluidos los propios trabajadores afectados y no afectados.

9- A Costa Rica se la conceptúa como la democracia política más estable de la América Latina y es, prácticamente, el último estado social de derecho que queda en la región: 100 % cobertura en Salud, 97 % de cobertura en energía eléctrica, 95 % en cobertura de telecomunicaciones (por ejemplo, ya casi 5 de cada 10 personas tiene teléfono celular), 100 % de cobertura en agua potable y que cuenta con otros fondos sociales generados a través de los seguros comerciales del Estado, por ejemplo. Todo esto se ha generado por políticas públicas generadas desde las empresas del Estado, todas las cuales quedaron amenazadas de extinción (privatización), por el TLC.

10- En tal sentido y dada la reconocida y militante resistencia ciudadana a la privatización, en Costa Rica el TLC fue utilizado para “resolver” tal “problema”; convirtiendo así lo que se suponía era un convenio comercial de carácter internacional, en un instrumento para enfrentar un problema político interno de alta sensibilidad (la privatización vía apertura), que hasta la fecha no pudo ser solventado por leyes específicas resistidas por la gente (ejemplo, el combo ICE).

11- La exitosa cobertura en salud y seguridad social, quedó amenazada de muerte, por el tema de las obligaciones de compra de medicamentos patentados.

12- En el caso costarricense, la aprobación del TLC culminaría, de una sola vez, la pretendida imposición total del denominado ajuste estructural, cuyo fracaso es más que evidente en la América Latina de hoy; varios de cuyos países vienen de “vuelta”, impulsando políticas públicas de contenido social, ya existentes en Costa Rica.

13- Destacamos la posición política del Presidente Pacheco en cuanto a no querer enviar el TLC el parlamento costarricense (siendo el único país centroamericano que no lo ha hecho); así como la circunstancia del práctico despido del equipo negociador costarricense, en setiembre pasado, luego de los acontecimientos sociales de agosto precedente.

14- Igualmente destacamos la falacia gubernamental de una supuesta participación democrática en todo el proceso negociador del TLC, resaltando elementos como el secretismo, el menosprecio a las propuestas formuladas con antelación, los abusivos salarios del equipo negociador y a la especie de totalitarismo dogmático excluyente y sectario que afirma que el TLC es una “posición de país”.

15- Costa Rica, que debería haber sido el modelo a impulsar de cara a los otros cuatro países centroamericanos, verá reducido, sustancialmente, sus niveles de vida en los ámbitos laboral, social y ambiental; pues el TLC la nivela “para abajo”.

16- En consecuencia, el TLC debe ser rechazado para dar paso a una conceptualización del desarrollo de nuestros países con base en los principios de comercio justo y con base en una cooperación que reconozca las descomunales asimetrías entre la economía estadounidense y las nuestras.

17- Es así que la mejor ayuda que se puede brindar, por ahora, es la referida a la preservación del Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) y de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC), por ejemplo.

18- El caso de China no puede ser resuelto al amparo de un TLC, sino que tiene que ser enfrentado, globalmente, en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC), para lo cual se debe promover una vinculación estratégica entre políticas comerciales con derechos laborales y sociales.

Junto a nosotros estuvo participando la compañera sindicalista de El Salvador, Martha Sonia Díaz, del Sindicato de Trabajadores de la Industria Textil (STIT), con el apoyo del Centro de Estudios y Apoyo Laboral (CEAL), una ONG ligada al movimiento popular salvadoreño. Igualmente, el compañero sindicalista Reynaldo González, de la Federación Sindical de Empleados Bancarios y de Seguros (FESEBS), de Guatemala.

Según comentamos con los personeros de la ALF-CIO, la Administración del Presidente George W. Bush, no tiene los votos necesarios para aprobarlo, al menos hasta el día en que terminó nuestra visita. Se especula que para lograrlo, él mismo, en persona, tendrá que dedicarse al cabildeo directo, lo cual representa un grave riesgo de deterioro político; máxime que hay otros temas calientes en la agenda política estadounidense (Irak, déficit fiscal y comercial, designación de jueces).

Se preveía su aprobación en mayo y parece que ya no será posible. La carrera por aprobarlo en junio, no parece viable, pues empieza la discusión del presupuesto de la nación. Algunos optimistas de la ALF-CIO hablan de que se llegará hasta el 2006, sin decisión alguna. Sin embargo, todo es mera especulación y la incertidumbre es lo que reina en todo este asunto. Sí parece sumamente bien cerrada la carrera entre el SÍ y el NO en cuanto al TLC, en los actuales momentos.

Albino Vargas Barrantes
Secretario General ANEP

Gilbert Brown Young
Secretario General CTRN

San José, 23 de mayo de 2005.

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