¿Existe o no la pobreza entre los trabajadores y trabajadoras del sector público? Esta pregunta generadora dio pie al debate convocado por el programa televisivo 7 Días, de canal 7, donde participaron nuestro Secretario General y el Ministro de Planificación.
La defensa gubernamental de que sólo el 2,7% de los hogares ticos con al menos 1 persona trabajadora del sector público, es pobre, nos deja el desasosiego de ver cuan lejanas están las realidades estadísticas de la realidad del día a día de las personas.
Mil, cinco mil, trecientos colones pueden ser la diferencia entre ser “pobre” o no. Las frías estadísticas así lo limitan. Y son estas estadísticas las que defiende el Ministro Gallardo y la Presidenta Chinchilla al decir que casi no existen pobres en el sector público.
Todos los trabajadores de campo municipales, barrenderos, recolectores de basura, policías rasos, guardas de colegios, policias penitenciarios, cocineras y asistentes de los CEN-CINAI, y hasta una gran cantidad de oficinistas viven en la pobreza. Aunque el INEC diga lo contrario. El nivel de desigualdad, potenciado por el altísimo nivel de endeudamiento de la clase trabajadora así lo demuestran.
Ciertamente existen muchas más personas pobres en el sector privado. Empleadas domésticas, conserjes, guardas, jornaleros, etc, etc, son la amplia mayoría que caben dentro de ese “status” de pobres. Sólo el 22% de las personas trabajadoras están en el sector público, por lo tanto es mucho mayor la población pobre que labora en el sector privado. Pero esto no puede invisibilizar la otra realidad.
Las casas multimillonarias del barrio, por llamarlo así que más bien podríamos nombrarlo como “burbuja”, donde vive la señora Presidenta, le alejan su vista de la realidad de las zonas urbano marginales donde viven muchísimos empleados públicos. La pobreza entre estas personas trabajadoras es una realidad, que no se va a poder atacar si se sigue ocultando tras las frías estadísticas de ingreso que maneja el Estado.