La reciente muerte de un bebé recién nacido en el Hospital Nacional de Niños Dr. Carlos Sáenz Herrera, nos ha conmovido profundamente por las circunstancias en que se dio, mismas que para el abogado del padre y de la madre de este niño, podrían ser catalogadas como “homicidio culposo”.
Se ha denunciado que tal fallecimiento ocurrió porque el profesional médico que estaba operando a ese bebé, de un problema cardíaco, habría abandonado, súbitamente, el quirófano del Hospital Nacional de Niños (hospital público), para irse, sin terminar esta intervención quirúrgica, a un quirófano de un hospital privado y operar, presuntamente, a otro niño con un padecimiento de apendicitis. Hay una investigación en desarrollo y hasta, seguramente, habrá un proceso penal. Las más recientes revelaciones indican que podría estarse dando una especie de acciones coordinadas internas para “tapar la torta”. ¡Esto no puede suceder!
Hemos venido sosteniendo que para el pueblo trabajador, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), no solamente es la institución más querida, sino que es la vida misma, que es como el aire que respiramos. Sin ella no podríamos existir. Y dentro de la CCSS, el Hospital Nacional de Niños (HNN), es el más querido; es como su corazoncito, es casi que la parte fundamental del alma de la institucionalidad de nuestro sistema de Seguridad Social.
Por eso duele mucho lo que pasó y por eso queremos dejar pública nuestra más sincera muestra de solidaridad con el papá y con la mamá del bebé fallecido. Evidentemente, hablar de esto nos va a traer más problemas de los que ya tenemos que afrontar por nuestras posiciones que están rompiendo tabúes en un “mundillo” sindical aferradísimo, con honrosísimas excepciones, al corporativismo gremial más insensible. No importa. A final de cuentas no nos debemos a ningún partido político, ni tampoco somos rehenes mentales de trasnochados planteamientos ideológicos.
El caso en cuestión es una muestra fundamental de uno de los tres conflictos que carcomen a la Caja. En este caso, el choque entre el interés público del servicio de salud con el negocio privado de la misma para el lucro personal. Más específico, estamos de cara a un episodio de codicia médica que se llevó una vida no más naciendo. Este incidente no debe prestarse para generalizaciones, odiosas e injustas. Las glorias del Hospital Nacional de Niños tienen su base fundamental en la mayoría honesta de su cuerpo médico. El reconocimiento social es innegable y a él nos unimos.
Sin embargo, a raíz de este asunto y tratándose de una muerte asociada a un mal infantil cardíaco, hay algunas cosas que, en nuestro criterio, no se han ventilado, de manera pública, con más intensidad. Tiene que ver con lo que la Auditoría Interna de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), denominó “Atención a los problemas planteados sobre los resultados del Programa de Cirugía Cardiovascular Pediátrica que se desarrolla en el Hospital Nacional de Niños”; mediante un informe firmado por el MBa. Jorge Arturo Hernández Castañeda, Auditor Interno de la Caja, fechado 24 de marzo de 2011 (AD-ASS-17558-2011), que fuera entregado a la Dra. Rosa Climent Martín, Gerente Médica en ese momento; así como al “famoso” fugaz político, el Dr. Rodolfo Hernández Gómez, Director General del Hospital Nacional de Niños. ¿Podría algún respetado o respetada profesional del periodismo interesarse en esto?; es decir, preguntarle a ambas autoridades que hicieron luego de este informe, precisamente generado a raíz de la alta mortalidad infantil que se ha estado presentando en el “Programa de Cirugía Cardiovascular” del HNN.
¿Y qué podrían decirnos desde la Defensoría de los Habitantes de la República con relación a este caso? Tan prestigiosa entidad emitió, con fecha lunes 7 de noviembre de 2011, el oficio No. 13112-2011-DHR, producto del expediente No. 81712-2011-SI; luego de que hiciera una investigación de oficio “…para analizar y determinar los motivos que median en el porcentaje de mortalidad por cirugías cardíacas y mortalidad quirúrgica de las y los pacientes menores de edad a los cuales se les diagnosticó y se les realizó una cirugía cardíaca (a corazón abierto o a corazón cerrado), en el 2009-2010, producto de una afectación por una cardiopatía congénita en el Hospital Nacional de Niños. La finalidad es concluir y recomendar aspectos técnicos y administrativos a considerar por la administración, para mejorar las condiciones de gestión en que se operan los niños y niñas en dicho Hospital”. Entre otras autoridades, este informe le fue dirigido a la señora Presidenta de la Caja, Ileana Balmaceda Arias; a la distinguida doctora Daisy Corrales Díaz, Ministra de Salud; y, al ya citado Dr. Rodolfo Hernández Gómez. ¿Qué paso luego de este informe? ¿Se podría generar alguna información periodística al respecto?
Al parecer, desde el exterior, ya habían sido detectados los problemas apuntados que señala, tanto el informe auditor aquí comentado, como lo que determinó la Defensoría en su investigación de oficio. Este documento, también nuestras manos, se denomina, en idioma inglés, “Cardiovascular Surgical Care at the National Children’s Hospital, “Dr. Carlos Sáenz Herrera”: Report of a working group from the University of Texas Southwstern Medical Center”/Children’s Medical Center; Dallas, Texas, USA.
A lo mejor, la dolorosa muerte del bebé que comentamos no guarda relación directa con el tema de “…los problemas planteados sobre los resultados del Programa de Cirugía Cardiovascular Pediátrica”, según el informe del auditor interno de la Caja; sin embargo, que estas situaciones no pasen “desapercibidas” debe ser un asunto de primerísimo orden para todos cuantos dependemos de la Caja para nuestra propia vida y la de nuestras familias.
Desde el espacio sindical en el cual desarrollamos nuestra lucha social, venimos planteando una serie de medidas para comenzar a ordenar la Caja. Hoy, con más firmeza que nunca, no solamente las encontramos válidas sino que imprescindibles, pese a la gritería corporativista de signo gremial (incluso alguna que juega de “revolucionaria”), intra y extramuros de la CCSS.
Hace tiempo que nos convencimos de que la Caja está secuestrada por poderosos grupos corporativos, internos y externos y que la tarea de liberarla es fundamental para nuestras propias vidas, las de la clase trabajadora fundamentalmente. Además, la Caja no es de los sindicatos… es del pueblo trabajador.