El pasado sábado 4 de abril se cumplieron 15 años de la derrota del Combo ICE, pues fue en la madrugada del 4 de abril del año 2000, en la sede del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), cuando se firmó un acuerdo político entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, con las principales entidades sindicales y sociocívicas que estuvieron al frente de esta lucha en contra de la privatización de una de las más emblemáticas instituciones costarricenses, heredada de la Segunda República (muy maltrecha hoy, por cierto): el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).
La profética frase “Nos vemos en las calles”, escrita por una de las principales figuras históricas de esta lucha, el dirigente sindical don Fabio Chaves Castro, con ocasión de la aprobación en comisión legislativa de la fusión de los tres proyectos de ley que pretendían privatizar el ICE (de ahí la famosa frase “Combo ICE”); frase escrita en una cartulina y colocada en los ventanales de esa comisión, la noche del 21 de diciembre de 1999, se hizo realidad como nadie jamás lo imaginó.
Efectivamente, los 17 días continuos de movilización ciudadana y sindical superaron los acontecimientos de calle de la lucha contra Alcoa, en abril de 1970, resaltándose la gigantesca marcha sindical y ciudadana del 23 de marzo hacia la Casa Presidencial; a cuyo principal ocupante, el entonces mandatario Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, ya le tenían listo un helicóptero para que saliera “huyendo” por si las masas “irrumpían” en la sede del Poder Ejecutivo, algo absolutamente irreal dado el hondo contenido civilista y pacífico de las protestas.
Por cierto que esta gigantesca e histórica manifestación de la lucha social costarricense, la del 23 de marzo de 2000, fue la más grande acción cívica de calle desde los años 40 del siglo XX, cuando las multitudinarias acciones de calle de ese entonces, nos dejaron las Garantías Sociales, como el Código de Trabajo, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), la Universidad de Costa Rica (UCR), entre otras legislaciones de corte obrero-social que han servido de pilar fundamental de la institucionalidad republicana todavía vigente en el país.
Hasta la fecha y luego de ese glorioso 23 de marzo de 2000, solamente ha habido otra manifestación de similar envergadura, profundidad y extensión: la del domingo 30 de setiembre de 2007, cuando se dio el cierre de campaña del “No al TLC”, a una semana del “frauduréndum” del 7 de octubre siguiente; con una diferencia entre ambas: aquella recibió gran despliegue mediático, incluso de la prensa afín a la privatización del ICE. Por el contrario, la del “No al TLC” fue miserablemente invisibilizada por la prensa del capital y sus latifundios mediáticos.
Esta historia de la lucha contra el Combo ICE y su significado está por escribirse. La enorme diversidad de los sectores participantes de la misma, desde la gestación hasta la culminación concreta, esa madrugada del 4 de abril de 2000, nos lleva a afirmar que no puede monopolizarse, ni personal ni organizacionalmente. No sería justo y mucho menos ético.
Con seguridad que de esta epopeya popular puede haber enorme cantidad de escritos, testimonios, anécdotas, interpretaciones, análisis, etc.; pues como es ya harto conocido, los y las protagonistas, individuales y grupales, son incontables.
En el caso de quienes tuvimos la extraordinaria e irrepetible oportunidad histórica de estar muy cerca del corazón sociopolítico de esta lucha, tenemos nuestra propia historia. Ojalá tengamos la posibilidad de dejar por escrito nuevas propias vivencias personales y organizacionales de lo que vivimos con muchísima intensidad, dada la activa militancia sindical de la agrupación sociolaboral que representamos en este proceso.
Obviamente las conclusiones de esta gesta histórica del pueblo tico también distarán mucho de ser objetivas, neutras o imparciales. Desde nuestra perspectiva tenemos las propias.
Una de las principales que nos viene a la mente es que, a la distancia de 15 años, podemos señalar que la lucha contra el Combo ICE marcó el principio del fin de la institucionalidad heredada de la Segunda Pública; por lo menos en lo que atañe al control de la acción política formal con base en dos fuerzas electorales fundamentales (aunque plenamente sistémicas las dos), disputándose los sucesivos gobiernos: el liberacionismo (que luego renegó de su origen socialdemócrata clásico) y su “antípoda”: el antiliberacionismo, que pretendió ungirse con la filosofía del Humanismo Cristiano pero solamente para efectos demagógicos.
La derrota del Combo ICE marcó el fin de ese bipartidismo histórico como venía manifestándose, dando paso al escenario multipartidista actual; incluyendo los casos de dos fuerzas políticas “hijas” directas del Combo ICE: el Partido Acción Ciudadana (PAC), ahora “gobernante” y de verdad “partido”; y el Partido Frente Amplio (PFA), cuya gestación y primeros albores tuvo como sede un local sindical (aunque algunos no les ha de gustar que esto se diga). Y hasta la derecha política más recalcitrante fundó su propio partido.
Esta Segunda República, ahora más maltrecha que nunca pero cuya institucionalidad todavía sigue siendo controlada por la misma hegemonía del capital que mandaba en los tiempos del “viejo” bipartidismo”; sigue sobreviviendo por una diversidad de razones.
Destaca (autocrítica incluida), la incapacidad, subjetiva y material, de toda esa amplia gama de sectores y de personas que nos soñamos con otra hegemonía en el control de la cosa pública en aras del bien común, de la búsqueda de la igualdad y de la inclusión sociales, como centralidad de la misma; tanto como fue la inspiración central de los forjadores del ICE, como Don Pepe y como don Jorge Manuel Dengo.
Este jueves 9 de abril, a las 4 de la tarde y en el auditorio de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, en la calle 20 y por iniciativa del ya histórico FIT-ICE (precisamente nacido al calor de esta lucha), sacaremos un ratito para reflexionar sobre el sendero que el Combo ICE abrió para que lo viejo empezara a morir aunque 15 años después, el sendero de la nuevo no está abierto, del todo, todavía.