En el año 2021 Costa Rica celebrará (junto a sus hermanas centroamericanas Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua), los 200 años de independencia política con respecto a España.
Nuestro país se prepara en diversos campos para la celebración del bicentenario de su nacimiento como Estado y a menos de cinco años de tan importante acontecimiento, estamos desde ya lanzando el planteamiento de prepararnos para el Sindicalismo del Bicentenario, así en mayúsculas.
Lanzamos este planteamiento el pasado jueves 1 de diciembre de 2016 con ocasión de la realización del foro sindical “La Convención Colectiva en el Sector Público de Costa Rica: Desafíos”, evento al cual fuimos invitados como expositor. Agrademos que se nos tomara en cuenta para tal propósito, tanto a la prestigiosa entidad facilitadora, la Fundación Friedrich Ebert (FES) de Alemania, así como a la más representativa corriente sindical de la actualidad de nuestro continente, la Confederación de Trabajadores y de Trabajadoras de las Américas (CSA.
Sin duda alguna, desde ahora deben estarse dando muchos preparativos para la conmemoración del bicentenario de la independencia patria y el sindicalismo no puede quedarse atrás. La organización sindical, duélale a quien le duela, continúa siendo la instancia natural, la realmente legítima, la que consagra toda la normativa del Derecho Internacional del Trabajo y los propios pactos universales en materia de Derechos Humanos para la defensa de los derechos laborales, sociales y económicos de la clase trabajadora. Ya no solamente en la característica clásica de la misma (relación asalariada con empleo formal y salario fijo), sino en las otras vertientes producto del desarrollo de sociedades de exclusión, de desigualdad y de innovaciones tecnológicas aceleradas.
También es la clase trabajadora quien está en el desempleo o en el subempleo y en la actividad del sector informal de la economía, labora por cuenta propia (cuentapropismo), quien trabaja por tarea y/o con relaciones de trabajo disfrazadas; e, incluso, quien está en microemprendimientos empresariales, en pequeñas y medianas empresas.
Este amplio universo obrero, socialmente comprendido, se encuentra actualmente en un práctico abandono de representación y de interlocución. Los partidos políticos, partidos a su vez en su propio interior, solamente parecen estar interesados en la próxima elección y los cargos en disputa. Aunque se dan excepciones, la lógica sistémica dominante y el papel del latifundismo mediático parecen no dejar “títere con cabeza” en cuanto a partidos políticos. Esto en parte explica que más del 50% de la ciudadanía electora no crea más en ellos.
El corporativismo gremial de carácter patronal-empresarial parece estar interesado únicamente en la representación de los consorcios más grandes de la acumulación de capital. Por otra parte, los sistemas solidarista y cooperativista se enfocan, por lo general, en el segmento obrero y social que ofrece seguridad y estabilidad para sus correspondientes estabilidades financieras.
Por su parte, el sindicalismo actual, atrincherado en su campo corporativo-gremial por razones obvias, lógicas y hasta de sobrevivencia, muestra cortedad de visión e inmediatismo existencial que autocríticamente se debe reconocer, porque la excepción no alcanza para hablar del bienestar de todo su conjunto. El sindicalismo no está pasando por su mejor momento (tanto por razones objetivas como subjetivas), aunque su peso en la sociedad costarricense de hoy no se puede desconocer, ni se puede menospreciar, ni se puede eliminar.
Bien podríamos sentarnos a pensarnos nosotros mismos, a modo de introspección colectiva, ver cómo llegamos a la etapa del Sindicalismo del Bicentenario, como sólida alternativa de organización obrera y laboral, representando la diversidad de la misma en un ámbito de lucha por una real Democracia Social (que no es lo mismo que socialdemocracia).
Asimismo, desearíamos saber cuál sería la naturaleza estratégica del Sindicalismo del Bicentenario en un mundo y en una sociedad como la que nos está tocando vivir, cuya principal característica es la de la apropiación de la riqueza planetaria: el 1% de toda la población mundial tiene una riqueza acumulada equivalente a la riqueza del restante 99% sumado conjuntamente.
Deberíamos considerar las concepciones fundamentales que podría tener el Sindicalismo del Bicentenario en nuestro país, considerando estratégicos planteamientos que se vienen formulando desde distintos ámbitos, tanto nacionales como internacionales; altamente preocupados por el rumbo del país y del planeta mismo ahora que la globalización neoliberal está mostrando su fracaso con el advenimiento de las xenofobias como políticas de Estado; del racismo, del nacionalismo chovinista, de la misoginia, de las olas migratorias sin control, del fanatismo religioso genocida; de los TLC diseñados para el exterminio de lo social en pro del gobierno mundial-planetario de las mega corporaciones transnacionales monopólicas, duopólicas y/u oligopólicas. Continuará…