Por: Dr. Leiner Vargas Alfaro
En una muy reciente columna publicada por el periódico “La Nación” se demanda a gritos medidas para salvar el empleo y proteger al sector privado ante la crisis económica del Coronavirus, que compartimos será un antes y un después de la realidad económica y social de muchos países, incluyendo por supuesto, Costa Rica. La inteligencia de las propuestas no superó el hígado y sus claros prejuicios ideológicos, aunque ha tenido mucho eco entre los fieles de dicha parroquia. Para estos economistas que dirigen los editoriales el mencionado periódico, comúnmente en debate por sus faltas a la hacienda pública, la solución a la crisis del empleo es ponerse parejo, agarrando a patadas al Estado y sus instituciones, ni que decir de sus empleados, de antemano culpables de las atrocidades situaciones que vivimos, incluso parece aludir que del propio coronavirus.
Pero claro, si por alguna razón estos distinguidos señores o sus estimables familiares fueran presa del coronavirus, seguro estoy, que estarían en la fila de ingreso a nuestros hospitales públicos, atendidos mejor que en casi cualquier parte del planeta, tomando “una sopa de su propio chocolate”. Pidiendo a los médicos, enfermeras, internistas y por supuesto, a todos los trabajadores de la salud que hoy se juegan la vida y se parten el alma trabajando por Costa Rica, compromiso y solidaridad. Parece que se les olvida a tan destacado grupo de profesionales de la ciencia económica, la experiencia de Chile o la reciente y muy clara derrota del sistema americano de salud pública, puesta en evidencia en esta epidemia global. Pero claro, cuando la ideología priva a sus ideas de lucidez, la inteligencia de sus propuestas pierde todo sentido común.
La solidaridad que proponen deberían recetársela a los banqueros que comúnmente les pagan por sus conferencias y consultorías, solicitando bajar de inmediato las tasas de interés de sus créditos usureros, mismos que tienen a casi un millón de costarricenses al borde de la quiebra. También deberían de recordar sus constantes influencias y lobby para condonar deudas de bancos y grandes empresas deudoras de impuestos, incluyendo el medio de comunicación al que representan. La misma solidaridad que reclaman deberían proponerla para cuando por casi 35 años eximen de impuestos a las grandes empresas exportadoras o los conglomerados que se dedican a vender a zonas francas, incluyendo a las grandes cooperativas, por sus puesto estos no son los causantes del gran hueco en las finanzas públicas para los connotados profesionales que firman ese artículo. Dado que veo les encanta los dichos populares, déjenme decirles uno que también les cae muy bien a ustedes y su artículo, “el burro hablando de orejas”. Parece que se les olvida que tienen el techo de vidrio, cuando en materia de solidaridad se dejan proponer los señores editorialistas de “La Nación”.
Una propuesta solidaria debería de pensarse rescatando al empleo, impulsando un salvamento de empresas y no de bancos, como han propuesto y quieren imponer ustedes. Se debería sustentar en instrumentos que propicien mayor equidad y una mejora en la estructura de la propiedad del capital de las empresas, para democratizar la propiedad y no concentrarlas como se proponen quienes quisieran dejar a la libre el proceso. Es por eso que el fondo de solidaridad para salvar empresas debería contar con dos condicionalidades, que las empresas se abran al capital, generando una capitalización directa y no un crédito, pero al mismo tiempo que se comprometan a no despedir sus trabajadores. Este último elemento es vital para sostener la demanda interna en la economía en tiempos de crisis, evitar una catástrofe social y prevenir un desastre de magnitud impensable en la seguridad ciudadana en tiempos por venir.
Empero, empezamos por la MIPYMES, luego las medianas y de último, las grandes empresas. Es claro que no todos están en las mismas condiciones o podrían ser objeto de tan importante fondo de salvamento. Empezamos por las empresas más lejanas del valle central y que necesariamente requerirán de una inyección del capital mayor, dado el problema de facturación que tendrán y que históricamente han quedado en el olvido. En tiempos de crisis, capitalizar a los banqueros y dejarles salvar a su criterio, sólo permitirá limpiar sus carteras sucias, dejando a las MIPYME´s productivas fuera de sus intereses, empresas que nunca han estado en la agenda de los bancos en tiempos recientes y que no lo estarán en un marco de salvamento.
Limitar o reducir los salarios o el empleo público en tiempos de crisis de demanda es la mejor receta para la recesión económica, medida que agrava el desempleo y provocaría otro desastre adicional, tan o más grande que el que proponen resolver, los iluminados referidos. Las patadas que proponen tan destacados profesionales, parecen más una rabieta ideológica que un plan para salvar a nadie, son claramente inaceptables. Por el contrario a su propuesta, urge un fondo de solidaridad para las personas, seres humanos que producto de la crisis, deberán generar mayores gastos en cuido, salud y sobre todo, atender la nueva situación de especulación de precios que algunos comercios empiezan a crear en nuestro sistema económico para aprovecharse de la pandemia. Dicha solidaridad debería venir de los bancos, no aumentando la deuda con intereses usureros, sino bajando en serio la tasa de interés, o es que ustedes banqueros están inmunes al virus.
Dejar el hígado y la ideología al lado señores de “La Nación” y proponer cosas inteligentes debería ser el fundamento de las propuestas de todos, para lo cual deberían ver 360 y no a los 45 que han venido mirando en los últimos años. Mirar al norte, al sur, al este y al oeste y veremos que en momentos de crisis priva la inteligencia y la solidaridad, no la ideología y la improvisación. Las medidas ante la crisis son pragmáticas no ideológicas, protegiendo y no eliminando empleos y salarios que en esencia son la sabia que provoca el consumo y que mueve la economía.
Deberían ustedes agradecer que tenemos al ICE poniendo banda ancha en nuestros hospitales y asegurando la electricidad en todo el país, a RECOPE distribuyendo combustible con seguridad y a precios no especulativos, a FANAL produciendo alcohol para des-infectarnos sin cobrar exageraciones, a las Universidades Públicas produciendo ciencia y profesionales de las ciencias médicas para atender la emergencia, a la CCSS que da la cara ante la crisis a pesar de tantas patadas anteriores que ese mismo medio han propiciado y difundido, al CNP que asegura la provisión de alimentos a los costarricenses, etc. Podría seguir la lista de nuestro estado social pero supongo que para ustedes todo eso es un gasto, nunca una inversión. Más y mejor Estado para mejorar los resultados del imperfecto mercado, esa debería ser la verdadera medida ante la crisis.
Dr. Leiner Vargas Alfaro
Economista y profesor universitario.