El pasado 25 de febrero nuestra organización hizo un llamado desde las calles para que la clase trabajadora dijera NO al paupérrimo ajuste salarial del 0,43% que decretó el Ejecutivo para el sector público. Muchas organizaciones nos acompañamos en ese día y miles de costarricenses nos tiramos a las vías de San José con tal motivo. La convocatoria fue todo un éxito y la actividad estuvo en todas las noticias del país. Calificamos como un éxito dicho movimiento, gracias a la familia anepista, pero también a la fuerza movilizadora del FIT-ICE, de ANDE, y de muchos otros sindicatos que, como reforzamos, nos ACOMPAÑAMOS ese día.
Otras organizaciones sindicales decidieron no participar de dicha marcha. Son estos sindicatos los que ahora llaman para la actividad del 20 de marzo. Sindicatos que no quieren compartir luchas con la ANEP, por rencillas personales y por no compartir una visión política respecto a tres temas fundamentales: desenganche de los salarios médicos, Reforma Procesal Laboral y la reforma tributaria estructural. Dichas organizaciones no sólo no comparten nuestro ideario, sino que llaman a luchar contra el mismo.
No se puede ocultar la ruptura que existe en este instante en el movimiento sindical. Con algunos gremios de la Caja Costarricense del Seguro Social el tema del desenganche de los salarios médicos hace que el diálogo con nuestra organización sea nulo. No han entendido que no estamos luchando contra un “plus” salarial, sino contra una fórmula a todas luces injusta con el resto de trabajadores públicos. Las mismas autoridades de Gobierno han reforzado nuestra posición al advertir que las negociaciones salariales no pueden ser mejores ya que la repercusión en el presupuesto de la Caja sería inmanejable por dicho enganche al salario de las y los doctores.
Este tema también ha generado rechazo en ciertos sectores del Magisterio Nacional, sobretodo en la APSE, ya que sienten que permitir del desenganche sería la puerta de entrada para que su gremio vea en peligro muchas de sus luchas salariales. Creemos que el temor les ciega ante una realidad ineludible y no compartimos esa falta de visión.
Otro gran tema que nos separa es la Reforma Procesal Laboral (RPL). En el movimiento sindical nacional hay una corriente que comulga con los pensamientos de la “vieja” izquierda, si se nos permite el adjetivo. Es un pensamiento intransigente, que ve con malos ojos la negociación entre partes, que quiere un mundo de todo o nada y que no acepta que la RPL haya sido negociada entre el movimiento sindical, el sindicalismo patronal (las cámaras), el Gobierno y el Poder Judicial. Para ese tipo de sindicalismo sólo es aceptable una Reforma al Código de Trabajo que sea 100% con visión de clase, sin tomar en cuenta las necesidades de patronos y Gobierno. Nosotros no creemos que esto tenga que ser así. Con los patronos tenemos puntos que jamás llegaremos a acuerdos, como el tema de los Comités Permanentes, y por eso es que en la RPL quedan tal y como están en la legislación actual. Eso es inaceptable para la corriente sindical más a la izquierda, y por esto, más otro puñado de temas, están a “muerte” contra la RPL. Nosotros decidimos que por el bien de la totalidad de la Reforma ese tema debería quedar fuera, y que la batalla por la eliminación total de los Comités Permanentes, un arma anti sindical de las más viles, debería darse en otro territorio, fuera de la RPL.
El tercer tema que genera la ruptura actual del movimiento sindical es el tema tributario. La ANEP ha enfrentado este problema de manera muy responsable, con un estudio a profundidad de lo que sucede y de cómo debemos trabajar para cambiarlo. A una parte del movimiento sindical no le gusta eso. Creen que es responsabilidad únicamente del Gobierno hacer las propuestas, y que el papel del sindicalismo debe ser decir NO, una y otra vez, para que nada cambie en ese sentido. Esa nunca será la postura de la ANEP.
Nuestra propuesta es vasta en el tema tributario, y estamos trabajando para incidir en la política pública al respecto, para que por fin Costa Rica vea una reforma tributaria estructural que cambie el carácter regresivo de la contribución en impuestos, por uno progresivo, donde los que más tienen tributen más, y que la carga impositiva deje de estar recostada únicamente en gravámenes como el impuesto de ventas, y pasemos a cobrar impuestos justos a cosas como la renta global y a los capitales de lujo.
Por todo esto no podemos ir a las calles el 20 de marzo. Respetamos a las organizaciones que sí lo hagan, el derecho a manifestarse, la democracia de la calle, debe ser disfrutada por todos y todas en el momento que así se decida, individual o colectivamente. Pero nosotros, como una organización que tiene luchas políticas que defender, no podemos esta vez participar de una actividad que en sus consignas parece tener enfrentamientos con lo que creemos justo para la clase trabajadora de nuestro país.