Fallece nuestro compañero José Antonio Araya, El «Capi».

Con profunda consternación, sumamente impactados, embargados por el dolor, rendimos sincerísimo homenaje por esta vía a nuestro querido compañero de causa social y de lucha sindical, José Antonio Araya Alpízar, Policía Penitenciario quien laboralmente estaba ubicado en el Centro de Atención Institucional ( CAI Adulto Mayor); fallecido en un lamentable y trágico accidente automovilístico, la tarde del pasado viernes 1 de noviembre de 2013, el “Día de Todos los Santos”, en las inmediaciones de Sarapiquí, lugar al que se dirigía para una visita familiar.

El “Capi”,estaba en su semana libre y aún así, había visitado el centro penitenciario de La Leticia, en Guápiles, en su calidad de integrante de la actual Junta Directiva de la Seccional ANEP-Policía Penitenciaria, donando parte su semana libre para servir a sus semejantes en la lucha sindical anepista.

Estaba en su primera jornada social-sindical en el marco de la nueva campaña de la ANEP “Policías Penitenciarios trabajando para Policías Penitenciarios”, un estratégico relanzamiento del papel de la ANEP en pro de los derechos de este importantísimo grupo de servidores públicos costarricenses.

El “Capi” estaba feliz de irle a comunicar a sus compañeros y a sus compañeras de la Policía Penitenciara la buena nueva del logro de la ANEP para el pago en sede administrativa de la deudas por Disponibilidad, luego del otro logro de la ANEP, en sede judicial, del reconocimiento de la Disponibilidad como rubro salarial, a partir de la histórica demanda que interpusiera el compañero Gerardo Cascante Vargas, Policía Penitenciario del CAI San José (San Sebastián), y quien es el actual Vicepresidente, ejerciendo la Presidencia, de la indicada seccional de la ANEP.

El “Capi” le llevaba a sus compañeros y a sus compañeras de la Policía Penitenciaria del indicado centro penal, la documentación que la ANEP está ya distribuyendo en los diferentes centros penales para aligerar el pago de esas deudas salariales.

El “Capi” fue un ser humano extraordinario, una “rareza” en estos tiempos de individualísimo deshumanizante y de oportunismo clientelar en la causa laboral. El “Capi”, cuanto más sencillo y cuanto más humilde en su relación con sus iguales de clase, agigantaba su noble presencia y potenciaba con una altísima ética y una invaluable moral, la ya legendaria lucha de la ANEP a favor de los derechos Humanos, Laborales y Sociales de toda Policía Penitenciaria de Costa Rica, de la afiliada a la ANEP y de la no afiliada a la ANEP.

El luchó con la profunda convicción de que este país no ha valorado lo suficiente el papel de la Policía Penitenciaria para la estabilidad democrática costarricense y por eso, bajo la bandera de la ANEP, a lo largo de muchos años y cientos de veces, impulsó la causa laboral en pro de sus compañeros y de sus compañeras de la institución.

El “Capi” encontró en la ANEP, como también lo encontró en su voluntariado para la Cruz Roja Costarricense, un sendero de servicio a los demás, de desprendimiento sin cálculo alguno. Ejerció un militante humanismo cristiano de servicio al prójimo.

Querido y respetado “Capi”: Nos dejas una gran enseñanza de lucha social y sindical de gran transparencia y fuerte convicción; nos dejas una trayectoria de principios de profunda lealtad para con su amada organización laboral, la ANEP, cuya camiseta, con el logo impreso, llevaba puesta al momento de su partida. llevaba a la Él, anepista de corazón,ANEP en su corazón, como en su corazón siempre llevó el espíritu de lucha por sus compañeros y compañeras de la Policía Penitenciaria. Él fue obrero social en la construcción de muchos de los logros de la sostenida lucha de la ANEP a favor de la Policía Penitenciaria en los últimos 30 años.

Rogamos a Dios, Nuestro Señor Jesucristo, que le dé el consuelo a su señora madre, doña Carmen Alpízar López, el desvelo del “Capi”, a quién él amaba profundamente y que estaba a su directo cuidado; para que ella pueda encontrar en el Señor la resignación y la paz ante esas insondables y misteriosas decisiones divinas de llevarse a la gente buena cuando ésta estaba en su plenitud de hacer el bien sin pedir nada a cambio. Nos solidarizamos y expresamos nuestro sincero pésame a toda la familia del “Capi”.

La partida del “Capi” nos trae a la memoria esa gigante apología del dramaturgo y poeta alemán Bertol Brecht (1898-1956), referida a quienes se entregan por los demás: Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles. El “Capi era de “los imprescindibles”.

Descanse en paz, José Antonio Araya Alpízar querido “Capi”, Dios nos quitó a un insustituible militante anepista para convertirlo en espíritu inquieto de la inmensidad eterna.

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