Neoliberalismo aporofóbico

Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

Nos encontramos en la enciclopedia libre Wikipedia la definición de la palabra aporofobia: es el miedo y rechazo hacia la pobreza y hacia las personas pobres. También nos indica que la aporofobia es la animosidad, hostilidad y aversión, respecto de las zonas o barrios carenciados y respecto de las personas pobres, o sea, frente a aquellas personas que se encuentran desamparadas y con muy pocos recursos.

El concepto de aporofobia fue acuñado en los años 90 del siglo pasado por la intelectual española Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia. “La aporofobia consiste pues en un sentimiento de miedo y de rechazo al pobre, o sea, al desamparado, al que no tiene medios. Tal sentimiento y actitud son adquiridos.”, así se resume en la indicada enciclopedia.

El excesivo fanatismo fiscalista del Ministro de Hacienda, Elián Villegas Valverde, con su cruzada fundamentalista para convertir el control enfermizo del déficit fiscal como el fin absoluto de toda la política pública del país, nos lleva a definirle como un neoliberal aporofóbico, puesto que ya está enfilando sus baterías contra los presupuestos de diversos programas sociales; programas sociales que, precisamente, están destinados para atender a las personas habitantes de nuestro país, abrumadoramente costarricenses, que están en diversos estados de pobreza y de vulnerabilidad social.

Aporobófico también es Carlos Alvarado Quesada, quien da la tutela presidencial que le permite al ministro Villegas Valverde y su grupo estar en ofensiva contra los recursos que se deben presupuestar para esos programas sociales y, paralelamente, para los recortes a estos; ejemplos ya sobran.

La aporofobia fiscalista neoliberal gubernamental tiene efectos gravísimos en la serie de recortes a servicios públicos ligados a la Educación, lo cual ha sido denunciado por los mismísimos y máximos jerarcas políticos del MEP. Leemos lo siguiente en la prensa digital SINART Costa Rica medios: “El recorte de unos ₡294.000 millones en el presupuesto de Educación planteado por el Ministerio de Hacienda para el año 2022 afectará de forma directa a los programas de equidad del Ministerio de Educación Pública (MEP).Con esto unos 850.000 estudiantes en condición de pobreza y vulnerabilidad verán reducidos los servicios de alimentación, uno de los elementos clave para mantenerlos ligados al proceso educativo y que se ha convertido en retenedor clave en tiempos de pandemia. Otros servicios afectados serían el transporte, los subsidios para personas con discapacidad y las becas, en especial las de postsecundaria”. Es incuestionable: el brutal recorte presupuestario para el 2022 que sufrirá el MEP tiene un fuerte contenido de neoliberalismo aporofóbico.

Si nos vamos a lo que le sucederá al presupuesto destinado para vivienda, nada más elocuente que citar la denuncia pública del mismísimo Banco Hipotecario de la Vivienda (Banhvi), el cual recientemente emitió un comunicado de prensa titulado así: “BANHVI solicita a diputados reconsiderar y no aprobar recorte desproporcionado a presupuesto para programa de vivienda de interés social”. Nos indica esta otra institución gubernamental lo siguiente: “El recorte planteado para el año 2022 es desproporcionado, al alcanzar al menos un 25% del presupuesto que por ley le corresponde al Banhvi.

“De aprobarse este recorte, y sumado a los de 2020 y 2021, se alcanzaría un recorte total de más de 64 mil millones de colones, y el país habrá dejado construir en ese periodo 6.200 viviendas para familias de escasos recursos, en medio de la pandemia”. El Banhvi sentencia: “Recortar en inversión social de esta naturaleza, es totalmente contrario a los objetivos de reactivación de la economía y de generación de empleo”. ¡Otra muestra más de neoliberalismo aporofóbico!

La aporofobia del ministro de Hacienda Elián Villegas Valverde, con el aval aporofóbico de Carlos Alvarado Quesada, está agrediendo, por una parte, a 850 mil estudiantes en condición de pobreza y vulnerabilidad, denunciado por el propio MEP. Por otra, este neoliberalismo aporofóbico dejará sin casita de interés social a 6.200 viviendas de familias de escasos recursos, así denunciado por el propio Banhvi.

Ni Alvarado Quesada ni su ministro de Hacienda están solos en su cruzada aporofóbica, materializada en recortes presupuestarios como los aquí comentados; sino que, han sido respaldados por las actuales diputaciones que le impusieron a la sociedad la perversa regla fiscal cuando aprobaron la detestada ley del combo fiscal, ley 9635, denominada Fortalecimiento de las finanzas públicas.

La regla fiscal tiene un inobjetable contenido de neoliberalismo aporofóbico dado que ataca los presupuestos y restringe la acción interventora de la política pública en cuanto a provisión de servicios para grandes segmentos de la población costarricense que se encuentran en situaciones de severo estrujamiento económico, en vulnerabilidad de pobreza y en pobreza misma.

Grave es la aplicación de esa regla fiscal aporofóbica, por ejemplo, al presupuesto para el Servicio de Emergencias 911. Igual de grave lo es el golpe financiero para el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA), en lo que respecta al apoyo de recursos que esta entidad debe brindar a las Asadas.

Sindicalismo morista

Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

El pasado jueves 30 de setiembre de 2021 se cumplieron 161 años del, quizás, el más grande crimen político de la historia costarricense: el fusilamiento de don Juan Rafael Mora Porras, conocido como Don Juanito, quien gobernó al país entre los años 1849-1859; llegando a ser reconocido, hoy día, por muchas personas y sectores, como el más relevante e importante Presidente de la República de todos los primeros 200 años de vida independiente del país con respecto a España. Ha sido declarado por la Asamblea Legislativa como Héroe Nacional y Libertador de la Patria.

La obra de gobierno de Don Juanito sigue sin ser posicionada como el más alto grado de relevancia que presidente alguno nos dejó. Dos grandes ámbitos de su accionar presentan gran excelencia en la actualidad costarricense.

Por una parte, liderar él, la rebelión nacionalista y soberanista contra la incursión por estas tierras de la primera acción seria de carácter expansionista por la América Latina de la naciente potencia estadounidense, lo cual le permitió a Costa Rica asentarse como nación.

Por la otra, el contenido esencial de su pensamiento social, motivo por el cual bien podría catalogársele, en este Siglo XXI, como un político insumiso al “orden” que el neoliberalismo le está imponiendo a nuestra Patria, con el ataque a mansalva al Estado Social de Derecho, cuyas piedras angulares, podríamos decir, él nos dejó.

En el seno de la dirigencia de la corriente sindical en la cual militamos, ante la agresividad del capital financiero de corte extremista que ha venido controlando a los últimos gobiernos de los partidos Unidad, Liberación y Acción Ciudadana, estamos “redescubriendo” el enorme legado de Don Juanito.

Estamos constatando la vigencia de su pensamiento social al contrastarlo con las principales políticas extremistas de los neoliberales en el poder, como (entre otras), la regla fiscal, por una parte; y, por otra, la prioridad fundamentalista a atender el pago de la deuda interna, aunque sea a costa de políticas públicas en servicios básicos de Salud y de Educación.

Es por ello que dos importantes organizaciones obreras del complejo mundo de los movimientos sociales costarricenses, han adoptado para sí mismas la denominación de SINDICATO MORISTA, pues estiman sus máximas dirigencias que, el legado y el pensamiento social de Don Juanito Mora tiene extraordinaria relevancia para la Costa Rica de estos momentos; atormentada por la desigualdad, por el crecimiento de la pobreza, por la corrupción, por el ataque a mansalva contra las mejores de las institucionalidades republicanas diseñadas para la promoción del bien común y de la inclusión social; así como ante el avance del “nuevo invasor”: el crimen organizado y el negocio sucio del narcotráfico incursionando en la política.

Es doloroso afirmarlo, pero nos están llevando a la circunstancia de un Estado fallido, luego de décadas de haber sido ejemplo para la América Latina y para el mundo, de sociedad con notable equidad distributiva y de movilidad social ascendente.

Tanto la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), como la Asociación Sindical de Empleados Industriales de las Comunicaciones y la Energía (ASDEICE), como ya indicamos, el pasado 30 de setiembre de 2021, y ante el propio lugar del fusilamiento de don Juanito Mora, en Puntarenas; dieron a conocer el documento titulado Legado, vigencia e influencia del pensamiento social del Presidente y Libertador Juan Rafael Mora Porras, expresado en principios de acción política que orienten el quehacer sindical; dando así origen a un renovado esfuerzo de promoción de los valores de la lucha sindical, con contenidos afines a lo mejor de la obra y del pensamiento del ilustre Héroe Nacional y Libertador de la Patria.

Del documento que les mencionamos líneas arriba, mismo que da punto de salida a la corriente socio-obrera de lucha social SINDICALISMO MORISTA, extractamos el siguiente párrafo: “Entre más se olvide nuestro pasado, nuestras raíces y nuestro ser nacional, entre menos nos apropiemos de la importancia de la independencia para afrontar los retos del presente, más fácil será que impongan su particular visión de modelo, los intereses del individualismo exacerbado, el sálvese quien pueda, el “austericismo” frenético de programas sociales y el fanatismo de todo mercado y nada Estado. Por ello no se equivocó don Joaquín García Monge al afirmar que: “la libertad hay que conquistarla y reconquistarla cotidianamente, que sólo se pierden los pueblos que se cansan de ser libres; porque si importa saber cómo fuimos libres, importa más saber cómo conservarnos libres”.

Don Joaquín García Monge (1881 – 1958) fue otro ilustre y excelso patriota costarricense cuyo pensamiento, también, al redescubrirlo, veremos que también ha de nutrir la concepción de lucha social que denominamos SINDICALISMO MORISTA.

Varios notables compatriotas llevan ya mucho camino recorrido, mediando esfuerzos personales impresionantes, en cuanto a la todavía inconclusa tarea de posicionar a Don Juanito en el más alto sitial de honor de la República.

De gran relevancia es el aporte de don Dionisio Cabal Antillón, a la tarea histórica de reivindicación plena para el resarcimiento moral y ético que todavía tiene Costa Rica pendiente con la figura, con la obra de gobierno y con el legado del Héroe Nacional y Libertador de la Patria, Expresidente de la República don Juan Rafael Mora Porras, el célebre don Juanito Mora.

Citamos a don Dionisio pues él nos nutrió con varios fragmentos de la serie de trabajos de investigación histórica por él realizados, acerca del pensamiento social de don Juanito Mora, a fin que la corriente sindical en la cual militamos le diera sustento al documento principal que establece en Costa Rica un Sindicalismo Morista.

El Presidente don Juanito Mora propuso: “El Gobierno fortalecerá las potestades del Estado que garantizan la obtención de recursos en pro de los intereses generales de la nación y de la obligada equiparación de la ciudadanía económicamente menos favorecida”. (Creación de Fanal y proyecto de ley para estatización de la exportación del café).

Contrastemos el significado de este pensamiento de don Juanito Mora con la situación actual, especialmente la socioeconómica, de la amplia mayoría del pueblo costarricense: los sectores hegemónicamente dominantes y del poder mediático del periodismo de odio, mediando sus partidos neoliberales, están en abierta ofensiva contra los mejores postulados y la más relevante institucionalidad que habíase establecido para “la obligada equiparación de la ciudadanía económicamente menos favorecida”.

El Presidente don Juanito Mora propuso: “La organización del poder del Estado debe darse en función del bien y la felicidad general, para ello es imprescindible institucionalizar tribunales que tengan su origen en el pueblo, a fin de que se garantice realmente la equitativa administración de justicia”. (Carta publicada en marzo de 1843 en El Mentor Costarricense).

Pongámonos a pensar, por un instante, en lo que está sucediendo con el Poder Judicial en estos momentos. Sin duda habremos de notar que, en lo que respecta a su máxima y alta magistratura, el bien común no parece ser ya el eje central para “la equitativa administración de justicia”. Destacadísimas voces obreras del propio personal judicial vienen planteando y denunciando lo concerniente.

El Presidente don Juanito Mora propuso: “La banca de concurso estatal será una herramienta que limitará, regulará y fiscalizará el mercado especulativo particular y, a través de políticas justas e intereses proporcionados, promoverá el crédito para el fomento del mercado nacional”. (Creación del Banco Nacional de Crédito Hipotecario).

Sin duda alguna, don José Figueres Ferrer, al nacionalizar la banca en 1949, tuvo en mente este pensamiento de don Juanito Mora. ¿Qué queda de ella? Es obvio que los postulados originarios y fundacionales de una banca para “el fomento del mercado nacional”, han desaparecido.

El Presidente don Juanito Mora propuso: “Se pondrá a disposición de los agricultores y de los potenciales productores nacionales todos los recursos que propicien su exitoso desempeño, tales como tierras, semillas, créditos y mercados”. (Distribución de tierras para la siembra de café y nuevos cultivos).

Este pensamiento de don Juanito puede considerarse la base de un proyecto nacional, totalmente auténtico, en materia de soberanía y seguridad alimentaria nutritiva. Sin embargo, lo que queda del conglomerado social de productores agropecuarios nacionales, está en estado de extinción.

Quienes continuamos aferrados a los postulados filosófico-políticos de distinta procedencia ideológica que, en uno u otro aspecto, centralizan la vida en sociedad en la priorización de la búsqueda y de la promoción del bien común, de la inclusión social y productiva, del fomento fuerte a la reducción de las desigualdades; e, incluso, los planteamientos para una sólida protección ecológica de nuestro entorno; podemos coincidir en que esos cuatro pensamientos sociales de don Juanito Mora nos sirven para señalar con el dedo acusador a los partidos políticos que en la actualidad se han arrodillado ante el altar neoliberal del dios mercado.

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