Hacia la convergencia en pro del bien común

Estas fuerzas se mueven (entre otros), en los espacios sociales, sindicales, populares, cívicos, ambientalistas, agropecuarios, campesinos, estudiantiles, eclesiales, de mujeres, académicos, de los sectores cuentapropistas… y hasta empresariales.

En diversos espacios intersectoriales, según nuestras fuentes de información dignas de todo crédito, y por nuestra propia experiencia directa; están en desarrollo diversas sensibilidades que van conjuntándose, unas con otras, manifestando la urgente tarea de una recomposición y de una rearticulación de fuerzas para asumir una convergencia de acciones en pro del bien común.

Hay un consenso, a veces tácito, a veces explícito, acerca de que la actual hegemonía política dominante en nuestra Patria, esa que podríamos denominar como la de “los de arriba”; sigue apostando por la corrupción, por el tráfico de influencias, por la venta total del patrimonio institucional propiedad del pueblo, por la concentración abusiva de la riqueza, por el deterioro de valores morales y éticos, por la anulación de la división republicana de poderes, por los bajos salarios casi congelados, por la violencia criminal en desarrollo, y por el avance en el tejido social del crimen organizado y su principal expresión, el narcotráfico.

Desde “los de arriba” insisten en la perpetuación de la injusticia tributaria y por una permisividad cómplice con la evasión de impuestos; por obligar a pagar más impuestos a los y a las de abajo, quienes pagan más proporcionalmente hablando. Sí, pretenden perpetuar la injusticia de que más de un 70 % de los impuestos que se recaudan son indirectos y solamente menos del 30 % son directos (a las grandes rentas, a los grandes capitales).

Efectivamente, se está gestando esa rearticulación patriótica y cívica pero desde abajo, desde la gente, desde los y las de abajo, desde sus organizaciones; sin ningún “agente contaminante” proveniente del escenario electorero tan usual en nuestra cotidianeidad politiquera.
Como sabemos, estos procesos de convergencia de la gente y de sus organizaciones civiles, han mostrado gran efectividad en importantes momentos de la historia de nuestra querida Patria, algunos de gran significado en los últimos 25 años.

Con contundencia ha quedado claro que no es cierto que seamos un pueblo domesticado y que no seamos capaces de entender cuál es la profundidad de los cambios que requiere nuestra sociedad si logramos que el eje central de toda acción política, pública y privada, se inspire en la senda del bien común, del bienestar del mayor número; especialmente en estos “tiempos de TLC’s”.

Ahora lo que estamos viendo, viviendo, sintiendo, sufriendo y experimentando, es todo lo contrario: pocos, que se siguen volviendo más pocos cada día que pasa, siguen en incontenible fiesta de acumulación, con tanta soberbia y ostentación que han decidido pasarle por encima a todo lo que ose desafiarles y a todo lo que les obstaculice, incluida, la mismísima institucionalidad republicana.

Resulta más que necesario recordar que nuestras rearticulaciones, nuestras convergencias, nuestras recomposiciones de fuerzas, cuando han cristalizado, generan profundo miedo en esa hegemonía dominante, la de los excluyentes de arriba; al punto de que son capaces de hacerle trampa a la institucionalidad democrática con el único afán de lograr su propia perpetuación en el poder y, por ende, darle más velocidad a su voracidad concentradora de la riqueza.

Hubo trampa cuando se aprobó la reelección presidencial; hubo trampa en las elecciones del 2006; hubo trampa en el referéndum del 7 de octubre de 2007; hubo trampa en el trámite parlamentario de la agenda de implementación del TLC; hubo trampa intentando lo de Crucitas; hubo trampa intentando la privatización de los muelles de Limón y de Moín. Ahora hay trampa en el proceso de apertura de las telecomunicaciones; como trampa hubo para aprobar la apertura de los seguros de Riesgos del Trabajo…

Y así podríamos seguir hablando de trampas y trampas y más trampas; todas con una única finalidad estratégica: acabar con la legendaria tradición histórica del desarrollo de nuestra institucionalidad preocupada por el bien común y por el bienestar del mayor número, pese a factores excluyentes y diferenciaciones de clase inocultables, siempre existentes.
Del lado de los y de las abajo, que es nuestro lado, las experiencias nos han enseñado muchísimo. Sin duda alguna, habrá riquísimos aportes para hacerle frente a las nuevas trampas, ya en desarrollo, que pretenderán abortar la regeneración cívica en proceso pero que no lo lograrán. Vienen grandes luchas en estos “tiempos de TLC’s”. ¡Alistémonos!

La Imprenta Nacional: La del pueblo costarricense

Esta empresa pública casi bicentenaria, creada en 1835, está dedicada exclusivamente al oficio de las artes gráficas, mercado que en los últimos 20 años se ha revolucionado aceleradamente en el campo de la tecnología digital. La Imprenta Nacional, empresa del pueblo y del Estado costarricenses, no se ha quedado atrás.

Por el contrario, cuenta con maquinaria de primer nivel que la hace competir con las mejores empresas del ramo y, al parecer, está convirtiéndose ya en un “estorbo” de conglomerados de negocios mediáticos que sueñan con su extinción ó, al menos, su reducción a lo mínimo.

Sí, esa es la Imprenta Nacional, desconocida por muchos, olvidada por los gobernantes de turno pero codiciada por los grandes magnates dedicados al oficio gráfico en Costa Rica.

En su diario quehacer no sólo imprime los diarios oficiales (La Gaceta, el Boletín Judicial, los Alcances), como cree la mayoría de los costarricenses; es decir, que la Imprenta Nacional “sólo” hace La Gaceta. Pues no. También imprime cualquier tipo de documentos que necesiten las demás instituciones públicas (libros, afiches, revistas, etc.), con altos estándares de calidad, dado el alto profesionalismo y elevado compromiso de su personal.

Sí, esta es una empresa pública que funciona en el anonimato. La misma que por desconocimiento, ligereza, o por otros intereses oscuros a favor de la competencia privada, ha sido calificada de “anacrónica” por ignorantes del oficialismo. ¡Qué desconocimiento!

Ahora que se nos quiere recetar un paquetazo de impuestos nuevos, bien haría el máximo jerarca de las finanzas públicas del país, darse cuenta de que la Imprenta Nacional puede ahorrarle a las mismas una cantidad impresionante de miles de millones de colones.

Si no hubiera cierto favoritismo gubernamental con esos conglomerados mediáticos de negocios gráficos privados que imprimen textos escolares oficiales, la Imprenta Nacional, con altísima calidad, sobrada eficiencia y a precios bajísimos, podría tirarlos.

Sí, ésta es la imprenta del pueblo y del Estado costarricenses. La misma que con el empuje de su personal trabajador, hombres y mujeres de gran compromiso con la causa, la convierten en una empresa rentable… y amenazante para la competencia.

Tan solo un ejemplo. El Estado paga a la empresa privada cerca de 46 mil millones de colones en la impresión de papelería. Pues con un simple decreto ejecutivo que obligue a las instituciones públicas a realizar sus trabajos de impresión en la Imprenta Nacional, el Estado se ahorraría cualquier cantidad de millones de colones.

Esta empresa pública es tan pujante que en los últimos 10 años ha transferido recursos financieros frescos, tanto a la caja única del Estado, como a otras instituciones públicas. Y como los numeritos hablan, sobre todo para el distinguido señor Ministro de Hacienda, don Fernando Herrero Acosta, la Imprenta Nacional tuvo en el año 2010 un superávit de ¡6 mil millones de colones!

¡Fíjense ustedes! De esta plata mucho dinero va, por ejemplo, a la Comisión Nacional de Emergencias (CNE). Con razón el ataque de cierta prensa oligárquica con negocios gráficos (esa misma que quiere para sus socios los muelles de Limón y de Moín), contra la Imprenta Nacional.
Hoy la Imprenta Nacional es una empresa gerenciada con una visión de competitividad cuyo personal tiene la meta estratégica de llevarla a los primeros planos del ámbito nacional en su ámbito de mercado; esperándose, por ejemplo, que en el corto plazo se esté implementando el portal digital, lo que le ha de permitir a toda la ciudadanía contratar sus servicios desde cualquier parte del territorio nacional, Hoy, esta institución hace ingentes esfuerzos para proyectarse a las comunidades, a las escuelas, a las municipalidades por medio de la impresión de diferentes periódicos oficiales.

Sí, esta es la imprenta del Estado, la imprenta de los costarricenses, la desconocida por muchos, olvidada por todos y codiciada por unos “vivillos”, los cuales, ante la baja rentabilidad de su negocio mediático, buscan hacerse con una gran tajada de las rentas que genera la eficiente competitividad de la Imprenta Nacional, la cual está ya lista para incrementar su productividad a precios más que ventajosos para el Estado ahora que se habla de “déficit fiscal”. Tiene usted la palabra, señor Ministro de Hacienda. (Elaboramos este artículo con la cooperación del compañero Luis Enrique Leal Ruiz, Presidente de la Junta Directiva de la Seccional ANEP- Imprenta Nacional).

“Nos vemos en las calles”

“Pues fijate que en mi caso, del sector Público, huele a congelamiento salarial, a decretazo, y ni siquiera sabemos cuánto nos aumentarán. ¡Qué va! La cosa parece fea para el trabajador”… El diálogo continúa. Se trata de dos trabajadores que son vecinos del mismo barrio.

“Mirá, ¿cómo está eso de los Riesgos del Trabajo? Algo oí”. “Bueno, dicen que si ahora uno sufre un accidente laboral ya no lo atenderán como antes, por eso del TLC. Es más. Yo que trabajo en el gobierno, ya mandaron una circular que ahora van a pagar menos por las incapacidades por riesgos del trabajo. Es del Tesorero Nacional que dice que ya no se pagará el 100 % del salario”.

El diálogo continúa. “¿Viste que viene un paquetazo de impuestos? Como pa’ que no nos falte. Van a subir el impuesto de ventas al 15 %. ¡Qué relajo! Fijate que yo pago renta del salario porque me pezcan en planilla. ¿Y los que no pagan impuestos, ¿qué? ¡Juepuña! Cómo se roban impuestos en este país. Igual que siempre: el rico cada vez más rico y el pobre cada vez más pobre”.

“Por cierto, dicen que uno no puede retirar la plata de la pensión, eso del fondo de capitalización. ¿Qué sabés?”. Mirá, parece que ya sí. Se la querían dejar también pero los sindicatos pegaron el grito al cielo y echaron pa’atrás. A mí esa platilla me dará una gran salvada”. “Pues qué bueno que los sindicatos hicieron eso pues yo cuento con esos cinquillos”.

“Eso no es nada. ¿Sabía que en la asamblea hay un proyecto para meterle al recibo de luz un impuesto de 1.75 % sobre el monto mensual, diz que para el cuerpo de bomberos? Con eso de la apertura del INS y del TLC, que es que van a quebrar?”. “No jodás, ¿en serio?”. “Mirá, no sé vos en tu trabajo, pero vieras que en el mío, como hay sindicato, a uno le informan más. Viene la privatización de la electricidad y los dos pulpos de telecomunicaciones que vienen de afuera, van a estrangular al ICE. ¿Viste que pusieron una millonada de dólares diz que para competir. ¿Vos creés que no nos subirán los recibos del teléfono si esa gente extranjera va a querer recuperar ese montón de plata en dos toques?”.

“Mirá, ¿y qué me decís de las pensiones de la Caja?, ¿va a quebrar el IVM?” “¡Ah! Yo no sé pero hay mucha tela que cortar y la verdad es que ya uno ni sabe cómo va la carajada esa? Todo huele mal”.

…Se avanza más en el diálogo. “En verdad, la cosa está fea para uno. Con eso que está pasando en Europa, echando gente, empleados públicos, en Irlanda, en Grecia y en otros países. Imaginate que aquí ya empezaron a decir que hay que hacer cosas así”. “¿No jodás?”. “¿Claro. Con eso del déficit fiscal… Fijate que el Ministro de Hacienda dice que si no hay reforma tributaria habrá que echar a 31 mil empleados públicos. Eso me lo dijeron en el sindicato, ¡con documento y todo!”. “¡No puede ser! ¿Para adónde vamos?”.

“Yo no sé vos. Pero vieras que en este país si uno no se mueve, no le hacen caso. Vea usted a los agricultores. El lunes salen a la calle. Están llamando. Parece que les quieren meter un gran impuesto a eso de los bienes inmuebles y dicen que no se van a dejar”. “Pues qué bueno. Hay que apoyarlos”. “¡Claro!. Lo que pasa es que todos deberían unirse, los sindicatos, todos los grupos, los maestros, los ecologistas y otros. Viste qué bueno lo de Crucitas. Imaginate a todo el mundo unido. Así como estuvimos con lo del TLC. Yo estuve con el NO, ¿y usted. Fijate que yo estuve en la gigantesca concentración del Paseo Colón. ¿Te acordás?”.

“Pues vieras que yo también voté por el NO y me fui a escondidas a esa manifestación. Como había tanta gente ni lo vieron a uno. Lo que pasa es que la empresa viera usted cómo intimidaron, amenazaron. A la gente le decían que si ganaba el NO ya el lunes no tenían trabajo. Vea usted qué relajo”. “Ah sí. Se acuerda cuando Oscar Arias dijo que si ganaba el Sí uno iba a tener motos BMV y carros Mercedes Benz para quienes tenían Hyundai”…

“Mirá. Lo que pasa es que vos sabés que en la empresa privada si uno habla de sindicato, lo echan. La otra vez, fijate, porque hicieron un escrito para reclamar por el mal estado del comedor, echaron como a veinte. Vieras que tengo un primo que, allá por San Carlos que trabaja en una piñera y,¡juepuña! Dicen que los tratan de una forma… Igual que en las bananeras. ¡Pobre gente! Ahí parece que no hay derechos. Ustedes, los del gobierno, deberían no dejarse y defenderse”.

“Bueno, yo creo que todos, aunque estemos en la empresa privada, debemos defendernos. ¿Qué se yo? Protestar en sábado, en domingo, en el barrio… Es que todo se nos viene encima: no hay aumentos y todo sube; más impuestos; ya ni un accidente de trabajo podemos tener; la luz y el teléfono en manos de extranjeros…”.

“Vos sabés que tenés razón. Deberíamos perder el miedo y hacernos sentir. Pero ojalá que todos los sindicatos se unan y todos los demás grupos porque si no el gobierno siempre gana. Ya sabemos, divide y vencerás. Bueno, te dejo. Aquí me bajo. Avisame cuándo es la primera manifestación”. “Claro. ¡Nos vemos en las calles!…

El asalto al Seguro de Riesgos del Trabajo

…dándonos cuenta de un asunto que, en su momento y durante la gesta histórica del Movimiento Patriótico del No al TLC con Estados Unidos, muchísimas personas y organizaciones planteamos, en aquellos momentos de tan relevante lucha cívica, como uno de los aspectos más graves, dañinos y perniciosos de dicho “_tratado comercial_” que, finalmente, se le impuso al pueblo costarricense.

Desde el pasado día 1 de enero, según ese TLC, el sistema de Riesgos del Trabajo (RT), sufrirá una transformación profunda, pasando de ser concebido como una de las más importantes Garantías Sociales a favor de la clase trabajadora, a ser visto como un asunto mercantil, como una cuestión de negocios, generadora de lucro privado para unos cuantos emporios empresariales, por lo general transnacionales.

Como sabemos, éstos, uno a uno, están llegando al país para apropiarse de todas aquellas joyas institucionales que conformaron lo que conocimos como el Estado Social de Derecho, generador de mucha paz social a lo largo de varias décadas, desde que quedara establecida la Constitución Política actualmente vigente, el 7 de noviembre de 1949. Es más, este seguro ya estaba contemplado desde la propia promulgación del Código de Trabajo, como parte esencial de las Garantías Sociales, surgidas a la luz de los derechos laborales en los años 1942 y 1943.

Nos indica el citado legislador, tal y como fuera advertido en su momento, que se autoriza a empresas privadas a hacer negocios con el seguro de Riesgos del Trabajo (RT), sin ninguna garantía de cobertura universal como ha sido hasta hoy en día. Se venderá este tipo de seguros, por ejemplo, para ejecutivos de corporaciones y otros sectores de ingresos altos pero con riesgos bajos; pero no habrá interés mercantil en asegurar a gente trabajadora de bajos ingresos y riesgos altos, como los obreros agrícolas, industriales o de la construcción, para indicar solamente algunos de los amplios grupos laborales que no son “_nichos de mercado_” rentables en materia del seguro RT en el marco del TLC.

La denominada “_apertura_” del mercado para los seguros RT destruye varios de sus históricos principios como el de Obligatoriedad para los patronos, el de Universalidad (todas las actividades laborales), el de Servicio al Costo (destinar los excedentes anuales para mejorar la prestación médica de atención en salud por accidentes de trabajo). Todo esto le fue ocultado al pueblo costarricense por los más fanáticos y acérrimos defensores del Sí al TLC, muchos de los cuales hoy ocupan puestos relevantes en la Administración Chinchilla Miranda. A toda la clase trabajadora, a la que estuvo concientemente con el No, tanto como a la que manipulada y obligadamente estuvo con el Sí, se le mintió descaradamente al respecto.

Nos imaginamos que los espíritus del expresidente Rafael Ángel Calderón Guardia, de monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez, así como el del licenciado Manuel Mora Valverde, arquitectos de esas Garantías Sociales, junto al movimiento sindical de la época, deben estar furiosos por este ataque mortal al RT que anuncia lo que le pasará, finalmente, a todo el Código de Trabajo.

Lo del RT es tan grave que en lo que respecta al principio de Universalidad, prácticamente ya no habrá obligación de dar atención ilimitada e inmediata a personas trabajadoras accidentadas que no están aseguradas por sus respectivos patronos (aunque a éstos se les cobra después esa atención), como ha venido sucediendo a lo largo de estos prácticamente 70 años de tener en Costa Rica el RT bajo la concepción de Garantías Sociales.

El diputado Villalta se encarga de proporcionarnos algunos datos que indican el tamaño de la maldad ejecutada por los negociadores de ese TLC, pues, por ejemplo, solamente en el 2010, se tuvo que atender a 6 mil personas trabajadoras accidentadas o con enfermedades laborales, que no estaban aseguradas y, sin embargo, tuvieron esa atención ilimitada e inmediata pese a que sus respectivos patronos eran evasores de su responsabilidad para con el seguro RT.

Con un seguro RT bajo concepción mercantil, de lucro privado, de negocio empresarial, esas personas accidentadas quedarán abandonadas a su suerte, sin esa atención, considerada como de altísima calidad según la han venido brindado la medicina laboral a cargo del Instituto Nacional de Seguros (INS).

Esta alta traición a uno de los derechos más sagrados de la clase trabajadora costarricense (y también migrante porque el RT solidario les cubría), llevó en su momento a que el mismísimo Presidente Ejecutivo del INS en ese entonces, don Germán Serrano Pinto, denunciara que tal “_negociación_”, más bien entrega a lo malinche, fue realizada a sus espaldas, sin ningún tipo de consulta.

Bien haría el jefe de don Germán en aquellos momentos de traición, el hoy expresidente don Abel Pacheco de la Espriella, salir a rendir cuentas de si él también fue “_engañado_”, ó fue con su complicidad y su autorización que se cometió este atroz crimen (como lo llama el señor diputado Villalta), en contra de las Garantías Sociales.

Afortunadamente, el señor diputado del Frente Amplio presentó una acción de inconstitucionalidad contra las normas de ese TLC que obligan a tratar el seguro de Riesgos del Trabajo como un seguro comercial más. El alto tribunal constitucional de la República, la Sala IV, tiene en su conocimiento este asunto y esperamos que, como se trata de una aberración jurídica de calibre mortal para la Seguridad Social costarricense (o lo que queda de ella), resuelva a favor de la clase trabajadora.

No obstante, le toca al pueblo trabajador, de los sectores Privado y Público, así como a sus organizaciones de todo tipo, asumir la tarea histórica de rescate del asalto al Seguro de Riesgos del Trabajo (RT). Con la Democracia de la Calle, siempre, siempre, válida y legítima, podemos parar esto.

La otrora potencia hegemónica del planeta

De los 50 estados de la llamada “_unión americana_”, 46 van para la quiebra en el 2011 si no reciben rescate desde el gobierno federal. California, la economía estatal gringa más grande de ese país, llegó al colmo de liberar presos antes de que terminaran su condena, por no poder mantenerlos dentro de las prisiones, dada su situación fiscal de práctica quiebra.

Se acortan cursos lectivos, se despiden profesores, muchas ciudades quedan por las noches iluminadas a medias para abaratar la factura del alumbrado público municipal.

El desempleo afecta, según datos oficiales, a casi el 10 % de la población trabajadora asalariada estadounidense, aunque se dice que ya está por el 17 %, considerando otros millones de personas que se resignaron a su suerte y ya no buscan trabajo, por tanto, desaparecieron de las estadísticas oficiales.

El avance de la desigualdad en lo que para muchos ya es “_la otrora potencia hegemónica del planeta_”, es espantosamente brutal, descarnadamente inhumano, violentamente anticristiano.

Pese a ese dramático panorama de injusticia social que nadie creyó jamás que pudiera manifestarse en los mismísimos Estados Unidos de América (el modelo de “_democracia_” que se nos impuso para imitar); dos poderosísimos sectores de desorbitada influencia en el gobierno USA están sin control alguno, desaforados, expoliando y explotando al máximo al hoy empobrecido pueblo trabajador gringo, dejándolo completamente exangüe, sin ninguna fuerza, prácticamente aniquilado.

Por un lado hablamos de su sector bancario radicalizado al máximo, en procura de la reproducción abusiva del capital financiero en niveles jamás vistos. Este sector fue el generador fundamental de la gigantesca situación de crisis que vive Estados Unidos, al dar pie a una cadena de quiebras bancarias, todas impunes, por supuesto.

Sin pudor alguno acudió al otrora odiado Estado y recibió cantidades inimaginables, orgiásticamente astronómicas, de fondos públicos que tendrán que aportar quienes nada tuvieron que ver con esa crisis: la clase trabajadora. Se estableció así el más grande monumento político a la perversa tesis neoliberal de “_privatización de las ganancias y socialización de las pérdidas_”.

Los banqueros, “_banksters_” (alusión a la palabra “_gánster_”), que llevaron a la quiebra casi total a Wall Street, siguen en libertad, recibiendo jugosísimas prebendas pese a su irresponsabilidad descomunal por su codicia insaciable. Esto ha indignado tanto a la ciudadanía honesta estadounidense que hasta el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, acaba de sentenciar que si no van a la cárcel esos banqueros delincuentes, la economía no se recuperará, porque habrán de cometer, otra vez, los mismos delitos en su carrera desenfrenada por los tórridos senderos de la avaricia; arrastrando, como ya lo hicieron, a millones, pero millones, de inocentes como esos 43 millones que comen una vez al día “_gracias_” a un cupón de beneficencia.

El otro sector de perniciosa influencia en el seno del decadente poder oligárquico gringo, es el militar. Éste recibirá en el 2011, un presupuesto de 708 mil millones de dólares, recibiendo 159 mil millones más que en el 2010, cuando gastaron 549 mil millones en las guerras intervencionistas de Afganistán, Irak y Pakistán; así como para mantener sus bases militares, unas 800, a lo largo de todo el planeta.

Y es que el sector militar gringo es la única _“fuente de poder_” que les queda para seguir intimidando pueblos y gobiernos que no se les someten. Esto está generando gran preocupación en sectores planetarios del más diverso orden y procedencias, por cuanto la desesperación de la élite de poder gringa ante el deterioro de su incidencia global y la disminución de su nivel de influencia, vuelve a sus militares y políticos más cavernícolas y reaccionarios, altísimamente peligrosos, capaces de cualquier locura bélica; destacándose no pocas provocaciones militares que vienen mostrando, como las que estamos viendo por la América Latina, con distintos disfraces.

Muchos analistas coinciden en que la bancarrota estadounidense es profunda y hay muchos datos que así lo estarían testimoniando. Es abundante la información que al respecto se puede obtener por medio de la internet, pues a nivel tradicional casi nada de esto sale a la luz pública, dado que los conglomerados mediáticos monopólicos u oligopólicos globales, forman parte de esa élite estadounidense gobernante en decadencia.

Fíjense ustedes que cada 24 horas, la economía gringa necesita una inyección de dinero fresco del orden de los 3 mil millones de dólares que, por lo general, los obtiene colocando bonos del tesoro en países como China y los árabes, dando como resultado que hoy en día Estados Unidos es la economía más endeudada del planeta.

Mucho se está analizando, estudiando, escribiendo sobre el proceso de decadencia de la “_otrora potencia hegemónica del planeta_”. Quizás estemos en las puertas de un fenómeno histórico de trascendental importancia para el futuro de la Humanidad. Ojalá que si se da, sea con base a una lógica en pro de la vida; no, como parece, desdichadamente, con una lógica a favor de la muerte… de la muerte de millones. Las conciencias sanas del planeta representan la esperanza.

La reforma tributaria del Gobierno

Las autorizadas encuestas del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC); el reporte del 2010 emitido por la Comisión Económica para la América Latina (CEPAL), de las Naciones Unidas (ONU); el más reciente informe del Estado de la Nación; y para que no nos falte, el informe último del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), no dejan lugar a dudas al respecto: Costa Rica no solamente no reduce la pobreza, sino que ésta crece; aumenta el número de familias en situación de vulnerabilidad de pobreza; y, crece, sin freno, la desigualdad. Estamos involucionando en materia de integración e inclusión social.

Si consideramos que casi la mitad de la población económicamente activa del país en estos momentos, genera sus ingresos producto de su trabajo en el mercado informal y el cuentapropismo; si consideramos que una de cada tres personas trabajadoras asalariadas en empleo formal en el sector Privado, gana por debajo del mínimo de ley o en la línea de éste; si consideramos que el actual nivel de esos salarios mínimos es insuficiente y empobrecedor; si consideramos, también, que la gran mayoría del personal al servicio del sector Público ha vivido una política salarial restrictiva durante los últimos gobiernos; y si consideramos que la política pública ha dejado a su suerte, estratégicamente hablando, a las micro, pequeñas y medianas empresas, siendo que éstas constituyen casi el 90 % del parque productivo nacional; entonces aquí hay que ser contundentes e indicar que la pretensión de subir el impuesto de ventas, del 13 al 15 %, representa una agresión económica descomunal, aceleradora de ese pernicioso proceso de crecimiento de la desigualdad y, por tanto, de obligado rechazo ad portas ante las necesidades y realidades económicas actuales de la familias de la clase trabajadora. La “gente de abajo” ya ha sido suficientemente castigada con el profundamente regresivo sistema tributario costarricense.

Es por el lado de la acumulación de riqueza que deberían considerarse ciertos cambios tributarios, como por ejemplo, sobre las ganancias de capital, sobre generación de intereses a partir de montos relevantes, sobre los ingresos de costarricenses en el extranjero. Nosotros somos del criterio de que el país ocupa una profunda transformación tributaria estructural y ésta debe ser la orientación principal de cualquier reforma tributaria: hacia la progresividad en los impuestos, únicamente.

Es más que urgente una especie de declaratoria de emergencia nacional en este asunto de la recaudación tributaria. La Contraloría General de la República ha formulado, de manera reiterada, señalamientos estratégicos para el fortalecimiento de la gestión de cobro de impuestos y para atenuar la escandalosa evasión en todas sus formas, tanto la tolerada y admitida por razones de corrupción; como aquella que se da por las debilidades de gestión. Por ejemplo, se ha llegado a niveles de tanta irresponsabilidad en esta materia, que la Policía Fiscal del país, ni siquiera llega a las ochenta personas.

Importantísimo es que se genere un proceso de consulta con el especializado personal tributario y aduanero, abrumadoramente honesto, el cual tiene extraordinaria experiencia acumulada como para generar propuestas correctivas, de fondo, en el combate a todas las formas de evasión, teniendo claro cómo idear el desenmascaramiento de la amplia gama de triquiñuelas que se implementan para eludir la responsabilidad tributaria que obliga la convivencia democrática en paz social. En el Ministerio de Hacienda existe una dirigencia sindical de alto profesionalismo, aquilatada honradez y alta conciencia social, deseosa de dar su aporte en tal sentido.

Rechazamos caer en el histerismo neoliberal sobre la reducción fundamentalista del déficit fiscal. Una sociedad puede manejar ciertos niveles de déficit combinando una serie de variables de política fiscal y económica con sesgo redistributivo y con real justicia tributaria. Igualmente, hay que empezar a denunciar los chantajes a que países como los nuestros son sometidos por las calificadoras de riesgo-país convencionales, las cuales quedaron muy desacreditadas ante las realidades dejadas por la crisis financiera e inmobiliaria internacional de 2008 y 2009. Debemos empezar a considerar las posibilidades que nos ofrece el IRPA: Índice de Riesgo País Alternativo, dado a conocer este año, con el que nos iría mejor ante los desafíos de la inversión extranjera.

Queremos alertar contra los falsos defensores del pueblo trabajador que en el parlamento y fuera de él, trabajan a favor del gran capital y que en el caso de transformaciones impositivas por el lado de las grandes rentas, asumirán falsas posiciones a favor de “los y las de abajo”. Ya los hemos de ver pegando el grito al cielo, manipulando ante la opinión pública las necesidades y congojas económicas de las clases populares, para de tal forma encubrir su real defensa de los intereses de los grandes grupos económicos que, de una manera u otra, están representando en el parlamento. Estas personas fariseas deben ser denunciadas fuertemente a la hora en que salgan contra la necesidad de justicia tributaria por el lado del gran capital y de las grandes rentas. Es_ “la gente de arriba”_ la que ahora debe asumir responsabilidades tributarias plenas.

2011: Algunos desafíos para “los y las de abajo”

También está la gente que sufre el terrible dolor del desempleo y aunque con capacidades, habilidades, destrezas y formación profesional, dependen de otras personas pues no encuentran trabajo. Igualmente están quienes trabajan por horas, por tarea, por contrato, “pulseándola” para ganarse alguito honradamente. Está la población laboral migrante, mucha de ella en condiciones de alta explotación. Además, está la juventud “expulsada” del sistema educativo porque debe incorporarse, para ayudar a la familia, al mercado de trabajo; ó porque, sencillamente, sin esperanza, debe ir a otros ambientes nada convenientes, delincuenciales incluso, para sobrevivir. Están las personas jubiladas y pensionadas que, en su gran mayoría, tienen pensiones de hambre.
Una a una, sumadas todas, son la mayoría de la gente que vive hoy día en Costa Rica; sumadas todas, son la clase trabajadora; sumadas todas, son lo que denominamos “los y las de abajo”.

Desde tal perspectiva de clase y con base en los “grandes” temas de la agenda nacional que, básicamente, es dictada por “los y las de arriba”, uno ve grandes retos, enormes desafíos que, quiérase o no, tienen que ver con nuestra existencia futura más inmediata, mediata y hasta de largo plazo. Veamos algunos de ellos que están sumamente cercanos y que implican fijar posición, comunicarla, generar conciencia, despertar el adormecimiento colectivo a que se nos somete, insistir en la importancia de la organización y de la movilización.

La Costa Rica de hoy tiene un problema fundamental, el número uno de todos: el crecimiento de la desigualdad. La inmensa mayoría se sigue empobreciendo, mientras que una pequeña minoría sigue acumulando sin freno alguno. Por tanto, una nueva política salarial que incremente capacidad adquisitiva, el combate a la evasión patronal de la ley de salarios mínimos (ya de por sí escandalosamente bajos), y una nueva fórmula de cálculo de los mismos para aumentarlos, son factores de primer orden que nos conciernen directamente.

Para quienes cuentan con la dicha de tener empleo formal y estable, está la amenaza de que no puedan retirar los dineros del fondo de capitalización laboral que han acumulado en los últimos cinco años, plata que debe devolverse en marzo.

Tenemos la tarea del rescate del Banco Popular y la lucha para que se le someta a una regulación financiera diferenciada, dado el potencial papel que puede jugar en el apoyo a la actividad empresarial de los niveles micro, pequeño y medio que ayuden a desarrollar el mercado interno.
Mucha gente asalariada y no asalariada está con grave endeudamiento, en desesperada lucha para no caer al precipicio de la pobreza, de la pobreza extrema. Están en situación de riesgosa vulnerabilidad. Mucha parte de las capas medias está en esta condición. Se necesita un fondo de solidaridad para personas físicas altamente endeudadas pero no para que se les regale un cinco, sino para ayudarlas a un desahogo financiero coyuntural, para seguir adelante con reglas claras de responsabilidad en lo concerniente.

Quieren privatizar la electricidad, cambiándonos el exitoso modelo admirado en el mundo que desarrollamos en Costa Rica. Los bomberos van a la quiebra y para evitarlo quieren imponernos un impuesto del 1.75 % al recibo de la luz. Además, pretenden que el ICE entregue sus redes telefónicas y de internet a precio de ganga a las transnacionales voraces que ya están aquí.

El sistema de Riesgos del Trabajo desaparecerá tal y como lo hemos conocido y la lógica mercantil dictará si usted recibirá o no recibirá atención médica por un accidente de trabajo. Los patronos acostumbrados a robarse los aportes a la Seguridad Social podrán empezar a hacer fiesta pues sólo necesitan de diez años de impago para que se les perdone la deuda con la Caja. Antes de ese plazo, podrán cambiar de razón social y dejar a la CCSS con el “perro amarrado” sin sanción alguna. ¡Condonada su deuda!

Parece que no habrá una transformación tributaria estructural como la ocupa a gritos la sociedad para empezar a atacar, seriamente, el crecimiento de la desigualdad. El proyecto tributario del Gobierno estima que los recursos frescos que se necesitan, también sean aportados por “los y las de abajo”, como si ya no fuera suficiente lo que han pagado de impuestos si lo vemos a la luz de un sistema tributario altamente regresivo (quienes tienen menos pagan más, proporcionalmente hablando, que quienes tienen más).

Y mejor ni hablemos de los desafíos en lo ecológico, en lo ambiental, en esto del cambio climático. Ni siquiera el derecho a la vida nos quieren dejar. Tal parece que todo lo que nos dio la Madre Naturaleza es mercantilizable. Una obsesión extractivista, de evidente sesgo destructivista, amenaza nuestro entorno.

Seguramente se nos quedan más desafíos. Seguramente usted pensará que somos “aguafiestas” por hablar de esto por estas fechas. Sin embargo, sentimos que nuestra responsabilidad nos obligó a plantear estas cosas, porque seguimos llenos de esperanza de que “los y las de abajo” tienen un mundo por delante para conquistarlo.

Gracias por leernos.

¡Feliz Navidad!

Sindicalismo: En el día internacional de los derechos humanos

En el caso de nuestro país, donde la palabra “sindicato” es sinónimo de despido, ipso facto, en no pocas empresas privadas, esta lucha es de profunda esencia democrática. Es más, es una lucha por la defensa de los Derechos Humanos.

El próximo viernes 10 de diciembre, celebraremos el Día Internacional de los Derechos Humanos, recordando la proclamación planetaria de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, precisamente ocurrida el 10 de diciembre de 1948.

Es éste uno de los mayores logros de la Humanidad, pues se trata de un conjunto de reglas básicas de convivencia y de valores que toda sociedad que se precie de democrática debe respetar.

Esta histórica declaración se dio en el marco del surgimiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Costa Rica fue estado fundador de la misma y uno de los países originalmente firmantes de ese valioso instrumento del Derecho Internacional, como lo es la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Esta declaración proclama en su artículo 23, inciso 4 que “Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses”. Es decir, afiliarse a un sindicato, ser delegado, ser dirigente del mismo, es tener acceso a un derecho humano que es universalmente reconocido ya no sólo por esa histórica declaración de 1948.

Después de la misma y en el caso de nuestro continente, América, se han dado otras proclamas, convenciones y protocolos en materia de Derechos Humanos que hacen hincapié, refuerzan, explicitan que es un derecho humano ser integrante de un sindicato.

Por ejemplo, en ese mismo año de 1948, se emitió la “Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre”, indicando en su artículo XXIII que “Toda persona tiene el derecho de asociarse con otras para promover sus intereses legítimos de orden político, económico, religioso, social, cultural, profesional, sindical o de cualquier otro orden”. Resaltamos la palabra “sindical” que indica su carácter de derecho humano fundamental.

Por tanto, el sindicalismo tiene rango universal de derecho humano fundamental, de la misma estatura jurídica que es el tener derecho a una nacionalidad; a la propiedad (individual y colectivamente); a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; a la libertad de opinión y de expresión; en fin, el tener derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad.

Esta circunstancia es producto de relevantes antecedentes desde varias corrientes filosóficas, ideológicas, políticas y hasta religiosas. En este último caso, nos interesa hablar un poquito sobre el pensamiento de la Doctrina Social de la Iglesia Católica, el humanismo cristiano, con respecto a los sindicatos.

El actual Papa Benedicto XVI nos recuerda la histórica encíclica social del Papa Juan Pablo II, Laborem Exercens, de 1981, en la cual se indica que los sindicatos tienen una importancia estratégica pues son “un elemento indispensable de la vida social”.

De ello habló el actual jefe máximo del catolicismo universal con ocasión de un discurso suyo ante el movimiento sindical de Italia, el sábado 31 de enero de 2009, afirmando y refiriéndose a los y a las sindicalistas de que “el mundo necesita personas que se dediquen con desinterés a la causa del trabajo respetando plenamente la dignidad humana y el bien común” y agregando que la Iglesia “aprecia el papel fundamental de los sindicatos…”.

En el Día Internacional de los Derechos Humanos debemos señalar con el dedo acusador a quienes persiguen a los sindicatos, a quienes despiden a una persona trabajadora por afiliarse a un sindicato, a quienes calumnian a los sindicatos y los difaman y los injurian. Debemos ser enérgicos e indicarles que están actuando en contra del Derecho Internacional, en contra de los Derechos Humanos, en contra de los principios del humanismo cristiano. En esencia, estas conductas son antidemocráticas, son dictatoriales, son autoritarias.

Hablando en términos del catolicismo, podríamos decir que esas personas que combaten el sindicalismo desde el seno de la misma Iglesia Católica están, en consecuencia, actuando en contra de su Doctrina Social, en contra de los dictados papales que resaltan el papel de los sindicatos en defensa de la clase trabajadora.

Por tanto, son apóstatas, es decir, reniegan de esa doctrina al promover organizaciones obreras de corte antisindical, instigando para despedir a quienes se afilian a un sindicato o deciden formar uno. Se convierten en agentes del capital con ropaje clerical y van en contra, por tanto, del verdadero sentido y significado filosófico del humanismo cristiano en defensa de los derechos de las personas trabajadoras asalariadas.

En el Día Internacional de los Derechos Humanos, resaltamos nuestro orgullo de ser sindicalistas.

Elecciones de alcaldías: Hay que ir a votar este domingo 5

La verdad es que la especie de que la política es una cosa sucia, a la cual se meten solamente personas oportunistas, corruptas, mediocres, arribistas, lamebotas, pegabanderas, mercantilistas y de similares lacras, se ha posicionado en el imaginario común.

Muchas razones explican esta percepción que anima en el corazón y en las mentes de gran cantidad de gente; especialmente en gente de la clase trabajadora para la cual, gane quien gane, las cosas han de seguir igual… o peor. Sin esperanza de mejoras, sin esperanza de progreso.

La política electoral se ve como un botín que genera beneficios personales, exclusivamente. Y si acaso hay beneficios colectivos, será para reducidos grupos arrimados a la persona candidata, quien “disfruta” de tener un lugar en el círculo de poder. Esta situación se ha degenerado tanto que muchos piensan que “lo feo de las argollas es estar fuera de ellas”.

Esta percepción ciudadana de que la política es sucia, se hace más dramática en el nivel municipal. El clientelismo electoral, la mediocridad de gestión, la propensión a la corruptela, la entronización de la mordida, la impericia técnica y las decisiones erróneas que afectan a mucha gente, alcanzan expresiones patéticas en los gobiernos locales y, por ende, en no pocas alcaldías.

Además, por experiencias recientes, de votaciones de ingrato recuerdo, como nos lo demuestra un_ “sobrado”_ expediente, tenemos un tribunal electoral que no genera la suficiente confianza en su imparcialidad, en su neutralidad, en su transparencia.

A pesar de todo ello, creemos que se impone un drástico cambio de carácter estratégico en la forma en que vemos la política electoral y un drástico cambio en nuestra actitud de participar.

En primer lugar, siempre hay gente de buena fe, honesta, con transparente vocación de servicio que busca ser designada en un cargo de elección popular, como las alcaldías. Este domingo 5 encontraremos muchas de estas personas en las papeletas cantonales. Ni todo está podrido, ni todo es sucio en la política, en particular la de carácter electoral.

Siempre hay opciones sanas para escoger y, por tanto, nuestra recomendación respetuosa, es que debemos ir a las urnas municipales este domingo. Debemos ejercer el derecho al voto y debemos dar un primer paso, en tal sentido, con un cambio de actitud estructural de nuestra forma de ver, de sentir y de participar en la política electoral.

La gran tarea histórica que tenemos por delante, en una sociedad cuya problema número uno es el crecimiento de la desigualdad y, por ende, con una concentración abusiva de la riqueza; es provocar una verdadera revolución electoral que con el arma del voto nos permita desplazar del poder a esa vieja hegemonía, la del capital neoliberal, que es la que le ha dado el matiz sucio a la política.

Nosotros mismos hemos caído en esa trampa. La política electoral la hemos dejado, en general, en manos del oportunismo arribista y del inmediatismo personalista, pese a los buenos ejemplos que hemos tenido de participación electoral bien intencionada y sana.

La revolución participativa que ocupamos en el ámbito electoral debe empezar por elegir a las mejores personas para las alcaldías este próximo domingo 5 de noviembre.

Las municipalidades están destinadas a asumir en los próximos años, más responsabilidades de política pública y en pro del bien común. La transformación estructural del viejo sistema político que nos agobia (ese de la corruptela, de la desigualdad, de la concentración de la riqueza), puede empezar si la gente del pueblo se “toma” las alcaldías eligiendo a la gente honesta limpia y honesta que se está postulando.

En muchos municipios, la revolución electoral participativa debe quitarle (así dicho literalmente, quitarle), la_ “propiedad personal”_ de sus respectivos cantones, a individuos que, como si estuviéramos en las épocas de la colonia, se sienten dueños de vidas y de haciendas; mandando en sus comunidades al margen del sistema democrático y de espaldas a la ciudadanía.

Muchos de estos feudos gamonales persisten en la Costa Rica del siglo XXI y son una de las causas principales del alejamiento de mucha gente buena de la participación en la política electoral.

Usted, en su cantón, sabe quién ha sido propuesto de parte de ese viejo sistema político enfermo y en degeneración; y quien, por el contrario, ingresa a la contienda electoral municipal con novatez, sí, pero con transparencia, honestidad e ímpetus genuinos por servir a la gente. Este tipo de personas son las que debemos elegir como el nuevo alcalde ó la nueva alcaldesa en nuestros cantones de residencia. Sí, definitivamente, debemos ir a votar este domingo 5 de diciembre.

Controversia fronteriza tico-nica: Una visión sindical

La parte principal de nuestras primeras impresiones planteó lo siguiente. “Ambos gobiernos deberían ceder en lo fundamental para crear un clima de paz, de concordia, de lazos fraternos y de proyectos conjuntos. Por ejemplo, deberían darse mínimas concesiones mutuas para empezar a construir soluciones definitivas”.

Es decir, por un lado, el Gobierno de Nicaragua debe retirar sus efectivos militares del suelo costarricense, según ha quedado en evidencia. Al analizar, pausadamente, la amplia documentación divulgada por estos días, hay que decir que la Isla Caldero, es contundentemente tica. Punto. Así lo indican las correspondientes entidades, de cada país, con autoridad en la materia desde el punto de vista geográfico.

Por otro, Costa Rica debe acceder al proceso de amojonamiento de la frontera tico-nica, con mediación internacional de gobiernos amigos de las partes, para que el asunto quede debidamente zanjado para siempre.

Definir sin el menor asomo de duda nuestro espacio físico-geográfico, nuestro territorio nacional, es una forma apropiada de establecer nuestra soberanía sobre el mismo.

Nosotros nos negamos a ser arrastrados por la corriente patriotera, de un nacionalismo enfermizo y de alta carga xenofóbica que a ambos lados de la frontera se fomenta entre nuestros dos pueblos.

Cuando estas circunstancias han llevado a dos pueblos de la tierra a enfrentarse entre sí, a nivel de guerras, quienes sufren son_ “los y las de abajo”_. Quienes están “arriba”, haciendo ostentación de su poder político y económico, no ponen los muertos en esas confrontaciones armadas. Los “hijitos de papi y mami” no van a las guerras. Es la gente del pueblo trabajador la que da sus vidas y sus pertenencias materiales. Es la que ha de cargar con el dolor, la tristeza y la miseria que generan las guerras.

Nos parece que los instrumentos del Derecho Internacional deben primar en todo momento para resolver estos diferendos. En tal sentido, el Gobierno de la Presidenta Chinchilla está actuando de manera correcta. Si el Gobierno de Nicaragua está haciendo lo mismo, está también en su derecho.

Igualmente es de atinada la posición del gobierno tico en cuanto a que la amplia cifra de ciudadanía trabajadora nicaragüense que vive con nosotros, no debe sufrir en lo más mínimo por la bronca en desarrollo. Nos unimos a tal posición, tal y como quedó plasmado en nuestro primer comentario sobre esta situación. La población laboral pinolera en suelo tico es de enorme importancia para la economía costarricense, aunque mucha de ella es miserablemente explotada. Con ella nos solidarizamos plenamente.

De paso, que sepamos, no ha habido pronunciamientos de los gremios empresariales que hacen mucha plata con el comercio entre ambos países. No conocemos la posición de la agrupación de cámaras más importante del país, ni la de la Cámara de Negocios Costa Rica-Nicaragua; ni la de don Rodrigo Arias Sánchez, político-empresario conectado con poderosas contrapartes nicas. Curiosamente, la gritería xenofóbica y patriotera, mucha de la cual se dice que es “nuestra voz”, no los está emplazando por su “conveniente” silencio empresarial.

La prudencia es la estrategia correcta ante las griterías histéricas que, por ejemplo, afloran en el país, de grupos y de personas que han guardado miserable silencio con la presencia de tropas extranjeras estadounidenses en suelo nacional, so pretexto del combate al narcotráfico y los miles de miles de millones de dólares que éste mueve; y que, paradójica y cínicamente, alimentan el sistema financiero de los Estados Unidos cuya economía en declive ocupa de esa plata sucia, aunque publicitariamente afirman luchar contra el crimen organizado del narco.

A muchos de los sepulcros blanqueados que ahora desgarran sus vestiduras en defensa de nuestra soberanía, ésta les importó un pepino cuando se trató de los gigantescos negocios públicos, del Estado, entregados o por entregar para el disfrute de sus ganancias a las multinacionales con las famosas “aperturas” de telecomunicaciones, seguros comerciales, seguros de salud, agua y electricidad, en ocasión del TLC con Estados Unidos, un país quebrado. ¿Es que esto no puede también ser catalogado de “invasión”?… ¿Es que acaso no se cedió la soberanía costarricense entregando nuestro modelo solidario de desarrollo, construido por la Tiquicia de antaño y que todos y todas heredamos?… Perdónenos, pero al diablo con esa doble moral en materia de soberanía.

El gobierno nica debe retirarse de Isla Calero y responder por el daño ambiental causado. El gobierno tico debe proceder, con claridad, al amojonamiento de la frontera con intermediación internacional. Además, se debe restablecer la permanencia de una policía fronteriza, con condiciones dignas y buenos salarios, inexplicablemente desaparecida por el gobierno anterior. Ambos gobiernos deben sentarse a negociar en función de la hermandad de nuestros pueblos. Punto. Esta es nuestra posición final.