1º de Mayo: Rebelión Ciudadana

Millones de hombres y de mujeres, la gente del trabajo alrededor del planeta saldrá a la calle el próximo domingo. Aquí, en Costa Rica, también lo haremos. Nunca como antes, como jamás lo pensamos, debemos promover la más grande Rebelión Ciudadana de la historia moderna.

La vida humana, todas las formas de vida están en peligro por este capitalismo depredador de signo financiero-neoliberal que pretende ya no solamente arrasar con toda clase de derechos, sino con la propia Humanidad. Es hora de unirnos a un clamor planetario que exige, que está gritando cada vez con más fuerza que “_otro mundo es posible_”. Muchas rebeliones estamos presenciando a lo largo y a lo ancho del orbe; rebeliones en las urnas y rebeliones en las calles.

Es tan insostenible el actual orden vigente de exclusión social, de crecimiento desbocado de la desigualdad, de deterioro ecológico irreversible en no pocas situaciones de agresión ambiental, de democracias de fachada, de dictaduras mediáticas (especialmente las de manipulación televisiva), de violencia sin control y de estados fallidos producto del crimen organizado del narcotráfico; que aquellas entidades globales del capital financiero internacional están ya renegando, ellas mismas, de la monstruosidad que generaron con las políticas neoliberales de los últimos 30 años.

Sí, ahora resulta que organizaciones como el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) y el mismísimo Banco Mundial, se “_arrepienten_” de todo el engendro maligno de políticas privatizadoras que han venido imponiendo, de TLC’s aperturistas de sesgo fundamentalista, de arrasar con la agricultura y la soberanía alimentaria de los países, de políticas fiscales extremistas, de mercados financieros sin la más mínima regulación, de flexibilidades laborales, de reversión de derechos, etc., etc. ¿Quién lo diría?…

Es hora de pasar facturas. Es hora de pasar a la ofensiva. Es hora de reconstruirnos como sociedades de inclusión, es hora de pasar a la construcción de la nueva hegemonía, de la hegemonía del bien común, de la hegemonía de reconciliación con la Naturaleza, de la hegemonía de las democracias plenas, de la nueva democracia, de la plenitud de derechos; de los Derechos Humanos; de imponer la constitución política global: La Declaración Universal de los Derechos Humanos, de 1948, esa misma que dio origen a la fundación de las Naciones Unidas.

Sí, de manera contundente debemos pregonarlo una vez más, mil veces más, incansablemente. Para quienes nos desenvolvemos en el mundo sindical la indicada declaración señala en su Artículo 23 cuatro aspectos: _Uno. “Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo”. Dos. “Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual”. Tres. “Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social”. Cuatro. “Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses_”.

Entonces, ¿qué esperamos? La Declaración Universal de los Derechos Humanos es el mejor estandarte que podemos enarbolar para soñar, para proponer, para gestar, para organizar, para impulsar, para concretar una verdadera Rebelión Ciudadana, posicionando en el centro de toda política pública a la persona, al Ser Humano, a la gente del trabajo, a la clase trabajadora, al hombre, a la mujer, a la Naturaleza… en fin, ¡A la Vida!

Pero esto no nos vendrá “_de arriba_” por más “_arrepentidos_” que estén el FMI y el Banco Mundial. Nos corresponde a “_los y las de abajo_” tomar la iniciativa enarbolando la gigantesca autoridad moral y el gran patrimonio ético de todos estos años de resistencia al avance depredador de la hegemonía del capital financiero y su insaciable apetito por la acumulación destructiva.

Miremos a los pueblos árabes sublevados; miremos a los pueblos de nuestra Latinoamérica del Sur con sus prioridades de política social para la inclusión y para la reducción de la desigualdad; miremos a los otros pueblos centroamericanos que resisten y que tenían a Costa Rica como ejemplo; miremos a los pueblos trabajadores europeos que están resistiendo el desmontaje de los estados sociales que habían construido con gigantescas acciones obreras; miremos al pueblo de Cuba y su ejemplo de dignidad patriótica inigualable; miremos a los pueblos nórdicos, ejemplos paradigmáticos de sociedades de capas medias hegemónicas…

Pero, por encima de todo, mirémonos a nosotros mismos, hacia la Costa Rica profunda, a la que nos fue heredada, la que construyeron esos grandes hombres y esas grandes mujeres del pasado; esas gigantescas personalidades patrióticas que con inspiraciones ideológicas y filosófico-políticas diversas apuntaron siempre en la misma dirección: la promoción del bien común, la movilidad y la inclusión sociales, la reducción de la desigualdad, impulsando políticas públicas con inspiración de cobertura universal, con empresas públicas exitosas que nunca dependieron del Estado central para su gestión financiera, con una Caja emblemática, “_envidia de otros pueblos_“… Sí, salgamos a la calle este PRIMERO DE MAYO. Nos sobran razones para ello y ahora el viento corre a nuestro favor.

PRIMERO DE MAYO: Sobran razones para manifestarnos

Se acerca el PRIMERO DE MAYO. En este 2011 cae en domingo. La clase trabajadora del planeta, una vez más, hará escuchar su voz frente al poder formal y al poder real, siendo este último, “el de a verdad”.

En Costa Rica sobran razones para manifestarnos. Estamos ya viviendo los “tiempos de TLC’s” y el escenario sociopolítico y económico nos indica de una convivencia como nación en constante tensión, debido a la gravedad de una enorme cantidad de problemas que, juntos todos, nos llevan a uno mayúsculo: el crecimiento de la desigualdad y sus derivaciones: exclusión cada vez mayor de más gente de los beneficios del desarrollo económico vs. aumento de la concentración abusiva de la riqueza con sus ofensivas manifestaciones.

En Costa Rica el poder real, “el de a verdad”, está sin control. Carece de contrapeso. Forma parte de una hegemonía global de carácter planetario que está promoviendo (con pocas excepciones y casi todas en la América Latina), una gran involución, la reversión, la derogatoria, de trascendentales conquistas sociales logradas a lo largo de muchas décadas de lucha política, sindical y social a favor de las clases trabajadoras, de las clases populares, en fin, de “los y las de abajo”.

Por ejemplo, es impresionante lo que estamos presenciando en varios países de la Unión Europea (UE). ¿Quién lo diría? Despidos masivos, rebajas salariales, aumento de la edad para pensionarse, privatizaciones a mansalva, más impuestos indirectos (especialmente el IVA), más reducciones impositivas para los capitales, menos recursos para programas de salud y de educación, etc., etc.

Irlanda, Grecia, Portugal han sido puestos de rodillas ante los organismos financieros internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). El Reino Unido (Gran Bretaña), Italia, España, Francia, promueven fuertes reducciones de la cobertura social de sus legislaciones laborales y de reducción de sus servicios públicos de acceso universal.

Y lo que está pasando en Estados Unidos era impensable hasta hace poco tiempo. El Presidente Obama (“demócrata”) y los republicanos de la derecha política gringa, unen fuerzas para aniquilar sindicatos, eliminar la negociación colectiva, reducir al mínimo los importantes programas sociales de Medicaid y Medicare, destinados a la gente pobre sin posibilidades de acceso a la salud, por ejemplo; pero, por el contrario, fortalecen la tendencia a la reducción y a la eliminación de pago de impuestos de los archimillonarios y de las gigantescas corporaciones transnacionales.

Todo esto es debido a esa gran hegemonía global producto del poderío político sin control alguno del capital financiero de corte neoliberal. Ese mismo que provocó las grandes crisis bancarias recientes cuyos efectos siguen presentes; y ese mismo que, ¡oh paradoja!, cuando se vio en serios aprietos corrió a tocar las puertas de “papá Estado” para ser salvado, con inyecciones archimillonarias, en cantidades inimaginables, de dólares y de euros que, dolorosamente, le serán cobrados a los pueblos trabajadores de, prácticamente, todo el orbe.

En Costa Rica, la versión local de los representantes de esa hegemonía global dominante nos está llevando al precipicio de la confrontación social abierta. Veamos algunos datos. Ya casi llegamos al 50 % de los hogares de familias trabajadoras asalariadas a las cuales no les alcanza la plata para terminar la quincena o el fin de mes. Pasamos ya el 40 % de la Población Económicamente Activa (PEA), con empleo informal y que debe “jugársela” por cuenta propia.

A una de cada tres personas trabajadoras asalariadas en el sector Privado no se les paga el salario mínimo de ley, ya de por sí bajo y no se ve voluntad política por ningún lado para establecer una nueva fórmula de cálculo que los aumente.

La evasión, el robo de impuestos, al año, es de, más o menos, 500 mil millones de colones, cifra muy parecida a lo que se pretende recaudar con el nuevo paquete de impuestos que este Gobierno nos quiere imponer. 800.000 furgones entran y salen del país sin la menor fiscalización tributaria de qué llevan dentro, dada la “fiesta aduanera” de ausencia de control total, pese al grito reiterado de los sindicatos de Hacienda por parar semejante relajo.

Una abrumadora mayoría de la clase trabajadora asalariada, incluyendo importantes segmentos medios de la misma, está con altísimos niveles de endeudamiento pues ha sido el mecanismo más utilizado para evitar caer en la pobreza. Se avecinan las fijaciones salariales de los sectores Público y Privado y serán raquíticas, indignantes, humillantes

Un abandono casi total del apoyo de la política pública hacia el pequeño emprendedurismo empresarial, pese a que hay “guardados” casi 200 mil millones de colones por concepto de banca de desarrollo.

Se atropellan los derechos constitucionales y los Derechos Humanos en materia de Libertad Sindical en grandes segmentos del sector Privado, impidiéndosele a la gente trabajadora organizarse para defenderse.

Los taxistas formales (los rojos”), los traileros costarricenses, los microbuseteros nacionales, están amenazados de extinción dando otra señal más del pernicioso camino de la exclusión social. Y “pa’ que no nos falte”, la Caja bajo ataque… ¿Seguimos?

Como vemos, sobran razones para salir a la calle este PRIMERO DE MAYO. Sí, es domingo. No importa. Somos el más numeroso segmento de la sociedad, somos la “gente de abajo”, la mayoría… el pueblo trabajador en sus diferentes formas. Estamos en plena capacidad de hacer visible, potente, poderosa, nuestra propia hegemonía; a la costarricense, inspirada en el bien común, en la reducción de las desigualdades, en medio de nuestra rica diversidad que es nuestra propia fuerza. ¡A la calle, este PRIMERO DE MAYO!

La criminal desigualdad: El caso de Estados Unidos

En nuestro modesto entender, podemos detener ese sostenido crecimiento de la desigualdad social desde varios ámbitos, aunque dos pueden ser los principales. Uno es lograr una Transformación Tributaria Estructural, profunda, jamás realizada en la historia nacional y, obviamente, más que urgente. El otro es una Nueva Política Salarial, tanto para el sector Privado como para el Público.

En esto de la criminal desigualdad, nada más impactante que hablarles del caso de los Estados Unidos hoy en día. Figúrense ustedes que el pasado 29 de marzo en el periódico emblema del capitalismo neoliberal de carácter financiero, en el periódico que es algo así como el “altar sagrado” del dios mercado de la acumulación excesiva, abusiva y repulsiva de capital, The Wall Street Journal, publicado en Estados Unidos pero con influencia en todo el orbe, salió un artículo en el que, oigan ustedes, se le dice a los archirricos de ese país que, ¡empiecen a pagar impuestos o enfrentarán una revolución! ¿Quién lo hubiese pensado que algo así se dijese en ese medio de comunicación?…

La publicación mencionada alerta en cuanto a que 300 mil archimillonarios gringos, que son la décima parte del 1% de la élite más acaudalada de ese país, tienen tantos ingresos como 150 millones de estadounidenses, la mitad de toda la población de esa gran nación. Se nos indica además estos impactantes datos:_ “Uno de cada cinco estadounidenses está desempleado o subempleado. Una de cada nueve familias no puede hacer el pago mínimo de sus tarjetas de crédito. Una de cada ocho hipotecas está atrasada o en ejecución. Uno de cada ocho estadounidenses sobrevive con cupones de alimentos”._

Según The Wall Street Journal, “la movilidad social siempre ha sido parte del sueño estadounidense… esa promesa se ha quebrado… El sueño estadounidense se está convirtiendo en pesadilla. Pronto va a implosionar: fusión, revolución, depresión”. Otro ejemplo citado que impacta: “pero el hecho es que, sobre una base ajustada por inflación, Wall Street perdió 20 % del dinero de los fondos de pensiones en la década de 2000 a 2010, ¡más de 10 billones de dólares!”.

La mencionada publicación dice de sus propios pares lo siguiente: “El 1% superior lleva vidas privilegiadas, no les preocupa mucho. Sus familias hacen vacaciones en los mejores centros turísticos. Sus mayores preocupaciones son encontrar el mejor maestro de Pilates, el mejor masajista, los mejores cirujanos, las mejores escuelas privadas. Ellos no se preocupan por el subyacente deterioro de los Estados Unidos o del mundo…”. (Pilates es un sistema de entrenamiento físico y mental).

El ansia desmedida por la acumulación de riqueza de los archimillonarios advierte “que los ricos son como los adictos y para los adictos, el dinero es como la cocaína, demasiado nunca es suficiente”. Tal publicación agrega que esta actitud es “delirante, mortal y, sin embargo, omnipresente en los Estados Unidos”. Y todavía más contundente es The Wall Street Journal cuando afirma: “Nuestro 1 % superior cree honestamente que es inmune, que está protegido de las consecuencias no intencionadas de apabullar a los estadounidenses por tres décadas con la cantaleta del libre mercado y el chorreo de las doctrinas Reagan que los hicieron super ricos”. Y, para que no quede duda de todo lo riesgosa que es esta criminal desigualdad la publicación recuerda: “la última vez que la brecha de riqueza entre los super ricos y el 99 % restante era así de grande fue justo antes de la crisis de 1929 y la Gran Depresión”.

Recientemente otra notabilísima publicación periodística estadounidense, la célebre revista TIME, publicó un trabajo denominado “Pobres vs. Ricos: un nuevo conflicto mundial”, advirtiendo que “se está desarrollando un conflicto entre dos mundos uno rico y uno pobre, y el campo de batalla es el propio mundo. 25 países desarrollados con tan sólo 750 millones de habitantes consumen la mayor parte de los recursos del mundo, producen la mayor parte de sus bienes manufacturados y disfrutan de los más altos niveles de vida de la historia. Pero ahora están frente a 100 países subdesarrollados y pobres con 2 mil millones de personas, cientos de millones de las cuales viven en la pobreza y exigen una mayor participación de ese riqueza”. Según se dice, esto es una “bomba de tiempo para la raza humana”.

La naturaleza perversa de esta criminal desigualdad no podía quedar mejor retratada que con la realidad actual del país que ha sido el principal promotor de estas ideas fanáticas y fundamentalistas de libre mercado, basadas en la hegemonía total del capital financiero, altamente concentrador de riqueza y expoliador de los pueblos. Como ven ustedes, el combate a la desigualdad criminal parece ser el punto número uno de nuestras luchas.

¿Más impuestos para pagar salarios de los empleados públicos?

Dice él que, fundamentalmente, la plata que se recaude de esos nuevos impuestos es para pagar los salarios de los empleados públicos y de las empleadas públicas del Gobierno Central, lo cual incluiría al personal de los ministerios y a quienes laboran en entidades que reciben fondos desde la cartera de Hacienda, vía transferencias.

Interpretamos la pretensión del señor Ministro de Hacienda como una especie de chantaje que, sin la menor duda, debemos rechazar tajantemente. Don Fernando ó no está midiendo con exactitud la naturaleza perversa de tal pretensión; ó, por el contrario, está impulsando una estratagema maquiavélica para incrementar, aún más, la sistemática campaña de desprestigio y de ataque feroz contra todo lo que representa el sector Público, en aras de facilitar el ya en desarrollo proceso de apropiación de todas las partes de mayor rentabilidad del mismo, para pasarlas a ciertos grupos de negocios y convertirlas en fuente de lucro mercantil.

Habida cuenta de que el proyecto “_Ley de Solidaridad Tributaria_” pese a su nombre, está inclinado a ponerle más impuestos, proporcionalmente hablando, a la “_gente de abajo_”, insistir en el falaz argumento de que se requieren nuevos impuestos para pagarle salarios a quienes trabajan para el sector Público de la administración central del Estado, implica dos cosas.

Por un lado, va a generar fricciones entre personas integrantes de una misma clase social para enfrentarlas entre sí, de tal suerte que sean los empleados públicos indicados quienes han de quedar como “_los malos de la película_”, potenciando así el estigma negativo que sistemáticamente se ha impulsado durante los últimos años contra estas personas trabajadoras, bajo la visión neoliberal extremista que tipifica como que todo lo público es malo por naturaleza.

Por otro, refuerza la política de que en materia de impuestos ningún cambio irá por la vía en que debe ir, cual es la que los conocedores en materia tributaria llaman progresividad, que es decir deben tributar más lo que más tienen que, como sabemos, son los que han venido tributando menos por el perverso carácter “_regresivo_” del sistema de impuestos en Costa Rica.

Según el decir del señor Ministro de Hacienda, todas las quincenas hay que ir a pedir prestado al mercado financiero, colocando bonos, para pagar los sueldos del indicado personal. Indica que se trata de un endeudamiento sistemático que se volverá insostenible si no hay nuevo impuestos para, insiste, en pagar salarios. Nuevamente, debemos ser enfáticos al respecto rechazando tal enfoque del problema tributario.

¿Quién es el responsable de ese déficit fiscal? Veamos: ¿la señora que atiende niños pobres en los CEN-CINAI?; ¿el policía de una cárcel que debe permanecer ocho horas en un fortín y sin posibilidad de realizar dignamente sus necesidades biológicas en tal lapso?; ¿el policía de la Fuerza Pública que debe trabajar en los barrios marginales plagados de delincuencia y exclusión social, exponiendo su vida a cada minuto?; ¿lo queda de los obreros del MOPT que, en carretera, podría ser arrasados por vehículos conducidos por choferes irresponsables como acaba de pasar con la muerte de uno de ellos?; ¿la maestra de escuela con 40 niños en el aula y muchos de ellos procedentes de hogares con problemas familiares que, por lo general, están asociadas a la estrechez económica, considerando que ya tenemos un 40 % de las familias que no les alcanza el salario para subsistir?; ¿quiénes deben promover la salud controlando la reaparición de epidemias que se suponían extinguidas?; ¿el inspector de Trabajo al que un patrono explotador le echa los perros y le amenaza con una arma solamente porque va a fiscalizar si se paga o no el salario mínimo?; ¿el o la profesional de las instituciones sociales que debe arriesgar su pellejo por atender problemas de drogadicción, violencia doméstica, agresión infantil, intervención familiar, estudios socioeconómicos para ayudas sociales, teniendo que presentarse en barriadas de alta conflictividad social?… Bueno, estos son algunos ejemplos de personas que trabajan para el Gobierno Central cuyos salarios, según don Fernando, deben pagarse pidiendo prestado y, como vemos, jamás son responsables del famoso déficit fiscal.

El señor Ministro de Hacienda sabe que ese problema de déficit puede ser atendido por otras vías y que existen muchas propuestas que no van por el lado de nuevos impuestos sobre las espaldas de quienes ya no están en posibilidades de pagar más tributos.

Además, prestigiosas entidades que estudian este tipo de problemas, que investigan estas cuestiones, se han encargado de indicar otras perspectivas y salidas distintas que no son, precisamente, las incluidas en el proyecto del Gobierno de “_Ley de Solidaridad Tributaria_”. Señor Ministro de Hacienda, debe ser el otro el camino y no culpabilizar, indirecta y subliminalmente, a los empleados públicos del Gobierno Central por el problema del déficit. Así no se vale para enfrentar un problema tan viejo.

El alto endeudamiento de la clase trabajadora asalariada

Recientemente, el personal trabajador asalariado de una importante institución pública integrante del Sistema de Seguridad Social de nuestro país, fue sorprendido por un amenazante correo electrónico masivo emitido por uno de sus jerarcas quien, a su vez, utilizó comentarios personales de un destacado funcionario del campo jurídico del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), aparecidos en este mismo medio; para plantear una visión autoritaria y deshumanizante acerca del grave problema que enfrenta una amplísima mayoría de quienes viven de un salario, ya sea laborando para el sector Público como para el Privado: el alto endeudamiento.

Según la indicada circular amenazante “_cualquier trabajador que tenga deudas superiores a lo que gana mensualmente puede ser despedido con responsabilidad patronal o sin ella, dependiendo del caso_”. Especialmente, se hizo alusión a quienes “_desempeñan puestos con responsabilidades económicas y que, a la vez, enfrentan altas deudas_”. Se afirmó en ese decir patronal que tal situación puede “_causar pérdida de confianza_”; y que “_otra situación que puede llevar a una sanción disciplinaria grave es cuando un trabajador ve menguado sus ingresos como consecuencia de rebajas por préstamos, embargos producto de deudas y otros compromisos no cubiertos en forma satisfactoria_”. Hasta aquí la esencia del contenido intimidatorio de esa advertencia jerárquico-patronal.

Entendemos que en aras de causar miedo al personal asalariado mencionado, se utilizó, impropia y abusivamente, el inciso primero del artículo 81 del actual Código de Trabajo. Éste plantea que un despido sin responsabilidad patronal procedería “Cuando el trabajador incurra en cualquier otra falta grave a las obligaciones que le imponga el contrato“. Se interpretó, erróneamente, que el alto endeudamiento de quienes son asalariados llevaría consigo una “_pérdida de confianza_” y, por tanto, que se abriría paso para que se configure una causal de despido _“justificada_”.

También entendemos que la opinión del servidor del MTSS, hasta donde tenemos conocimiento, no es un dictamen oficial de dicha cartera ministerial; sin embargo, sería importante que las máximas jerarquías políticas de Trabajo y Seguridad Social hablaran al respecto.

Dice nuestro compañero de labores, Edgar Morales Quesada, que una disposición de este calibre se contrapondría de forma directa a lo estatuido en el primer párrafo del numeral 39 de nuestra Carta Fundamental, mismo que sentencia: “A nadie se hará sufrir pena sino por delito, cuasidelito o falta, sancionados por ley anterior y en virtud de sentencia firme dictada por autoridad competente, previa oportunidad concedida al indiciado para ejercitar su defensa y mediante la necesaria demostración de culpabilidad“.

Consideramos que es una barbaridad, una arbitrariedad, suponer y condenar a una persona trabajadora asalariada al despido, por pérdida de confianza, sólo por el hecho de estar altamente endeudada. Este sería un acto eminentemente subjetivo, que lesiona no solamente la Constitución Política, sino que la propia dignidad humana; pues supondría que el hecho de estar endeudado, ya sólo por eso, la persona se convierte en sospechosa de cometer delito y con ello hacerse acreedora de pérdida de confianza, como si las personas que no tienen deudas, no fueran también proclives a cometer delito o falta grave.

No solamente se prejuzga y condena a la persona endeudada, sino que además se le discrimina por esa condición, poniéndola como sospechosa, causando daño a su imagen y sentimientos personales.

Nuestro indicado compañero de causa sindical nos documentó acerca de que la jurisprudencia, en abundancia, ha sentenciado que la pérdida de confianza no puede ser jamás una apreciación subjetiva, arbitraria, librada a juicio del patrono. La pérdida de confianza debe demostrarse, requiere de indicios, prueba y, por tanto, del debido proceso. Dejarle al patrono que él configure, subjetivamente, la causal de pérdida de confianza sería proporcionarle una carta en blanco, para que proceda a despedir cuando le venga en gana. Imagínense cuántos atropellos se cometerían. Por eso la jurisprudencia ha sido clara: la pérdida de confianza debe tener indicios, prueba, que lleven a demostrar los hechos que configuran el delito.

Por otra parte, no tenemos norma que tipifique el alto endeudamiento como causal de despido. De haberla, en todo caso sería una norma contraria al espíritu de la Constitución Política ya que estaría, prejuzgando, condenando y discriminando, subjetivamente, a las personas trabajadoras asalariadas altamente endeudadas.

Considérese, además, que lamentablemente en nuestro país, la precariedad de los salarios y la gran inequidad en la distribución de la riqueza, ha hecho que las personas trabajadoras tengan que recurrir al endeudamiento para sostener de alguna manera su nivel de vida y evitar caer en la pobreza ó en la pobreza extrema.

El auto endeudamiento de la clase trabajadora asalariada, en esencia, refleja la pésima distribución de la riqueza que se manifiesta descarnada y descaradamente en nuestro país. Es más, certifica, reafirma, comprueba que como sociedad, nuestro problema número uno es el crecimiento de la desigualdad; por encima de otros tres gravísimos problemas que nos atormentan: la violencia en todas sus manifestaciones; la penetración del narcotráfico en todos los ámbitos del tejidos social; y, los espeluznantes episodios de corrupción pública y privada, con ropaje legal ó sin él. Ojalá que nunca más gente trabajadora asalariada reciba semejante amenaza.

El impuesto «Robin Hood»

Se lo sitúa entre los finales del siglo XIV y principios del XV. Según la leyenda, Robin Hood era un barón llamado Robin Longstride o Robin de Loxsley, quien era de gran corazón y vivía fuera de la ley, escondido en el bosque de Sherwood, cerca de Nottingham, ciudad del centro de Inglaterra. Más simple: Robin Hood le robaba a los ricos para darle a los pobres.

El pasado 8 de marzo, el parlamento europeo, en el cual están representados los 27 países que forman la Unión Europea (UE), votó a favor de ponerle un impuesto a las transacciones financieras (ITF) que se hagan en toda Europa. Culminaba así una larga lucha, básicamente impulsada por los movimientos sociales y sindicales de la UE, a partir de la propuesta del economista estadounidense James Tobin.

En 1971, él propuso un impuesto sobre el flujo de capitales en el mundo para crear un gigantesco fondo de combate a la pobreza y para propiciar políticas públicas de inclusión social. El señor Tobin recibió el Premio Nobel de Economía en 1981 y a su propuesta de impuesto sobre las transacciones financieras (ITF), se le conoció como la “Tasa Tobin”.

Esa larga lucha por llevar a la realidad la Tasa Tobin, fue liderada por la Asociación por la Tasación de las Transacciones y por la Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC); convirtiéndose en un movimiento internacional que promueve el control democrático de los mercados financieros. La ATTAC se originó en Francia, en junio de 1998, teniendo entre sus promotores a un extraordinario ciudadano, el periodista español Ignacio Ramonet, director de uno de los periódicos de mayor prestigio en el planeta, “Le Monde Diplomatique”.

Como es bien sabido, la ideología dominante en el mundo, pese a su evidente fracaso, es la que comúnmente denominamos como el “neoliberalismo”, pero dentro de la misma, su parte más criminal, más anticristiana, más deshumanizada, es la del capital financiero-bancario; el cual, sin piedad ni misericordia alguna, arruina países, destruye empleos, produce violencia desenfrenada, potencia a niveles siderales la corrupción y vive en una orgía desenfrenada de acumulación y de concentración de riqueza jamás vista en la historia de la Humanidad.

La propuesta de la Tasa Tobin, es decir, el ITF (impuesto a las transacciones financieras), como indicamos, llegó a popularizarse en Europa como el impuesto “Robin Hood”, dado que ese capital financiero es de tal magnitud, es tan “recontragigantesco”, que quitarle un “poquito”, vía ese impuesto, en nada se le afecta. Aún ese “poquito” generaría un fondo enorme. Aunque por ahora el impuesto “Robin Hood” aprobado en la UE es de un monto diminuto, evitaría, por ejemplo, la necesidad de realizar recortes tan drásticos en el gasto público que afectan a miles y miles de personas trabajadoras con rebajas de salarios y con recortes de empleos y eliminación-deterioro profundo de los servicios públicos sociales.

Por ejemplo, el Instituto Austríaco de Investigación Económica, ha estimado que una tasa global de transacciones de 0.05 % podría aportar entre 447 mil millones de dólares y 1.022 millones de millones, ¡al año!

Está más que claro que el impuesto “Robin Hood” no será la solución auténtica y definitiva para atender los problemas de la pobreza y la desigualdad mundiales, pero su entrada en vigencia podría, con gran fiscalización ciudadana, elevar los ingresos disponibles por los gobiernos para financiar algunos aspectos de una agenda de desarrollo inspirada en el bien común, la inclusión social y el cambio climático, es decir, la preservación de la vida misma del planeta.

El impuesto “Robin Hood” es una iniciativa realista y viable, sumamente necesaria para contrarrestar la dinámica desbocada de los movimientos financieros a nivel internacional (y nacional, también); movimientos que alimentan crisis recurrentes con impactos destructivos sobre la economía de los países y las condiciones de vida la población.

En Costa Rica, el capital financiero-bancario ha sido sino el más, uno de los sectores que más ha acumulado riqueza, en cantidades insospechadas por la ciudadanía, con las políticas económicas dominantes que han prevalecido en los últimos seis gobiernos, incluido el actual. Tan es así que el comentario siguiente no es de un sindicalista, sino de un costarricense que se ha movido en ese “mundillo” y que lo conoce profundamente. Hablamos del prestigioso economista don Jorge Guardia Quirós, quien el 24 de noviembre de 2009, en su columna de opinión indicó lo siguiente:

“Lo que dije, y sostengo, es una realidad objetiva que… nadie podrá camuflar…: los banqueros han desplegado una influyente labor de cabildeo y logrado beneficios injustificados que el país debe cuestionar. Ese es el punto. Se les permitió captar recursos y efectuar préstamos sin una licencia bancaria (a cualquier mortal lo habrían metido en la cárcel), sin satisfacer encajes ni pagar impuestos. Gracias a esos y otros beneficios, su tasa efectiva es muy baja, mientras se crucifica a otros contribuyentes. Vivieron en la opulencia y cotizaron como paupérrimos. También gozaron de reducciones de encajes que les liberaban recursos para prestar y ganar más… Están las leyes, reglamentos, actos y decretos que lo demuestran, y las actas de la Asamblea donde se bendijo a las offshore, en 1995. Yo no estoy contra la banca. Cumple una función vital. Pero mi preocupación por los privilegios es sana y de interés público. Por eso creí que de la polémica podría emanar algo positivo. Esperaba un examen de conciencia y acto de contrición para pedir perdón al país por todos los beneficios concedidos y su anuencia a consentir reformas para eliminarlos. Pero no…”.

Efectivamente, en Costa Rica ocupamos de la instauración, a lo tico, del impuesto “Robin Hood”. Señora Presidenta Chinchilla Miranda: Con todo el respeto que requiere su honrosa investidura, usted que dice que los sindicatos en vez de protestar deberíamos proponer, aquí le dejamos ésta, junto a las otros 13 planteamientos que ya le formulamos para que se resuelva el grave problema del déficit fiscal que su gobierno dice tener; pero resolviéndolo sin que los y las de abajo (incluida la clase media), siga sufriendo más.

¿Fue a la manifestación?…

“Claro, no lo dude. ¿Me puedo sentar a la par suya ahora que este amigo se está bajando?” “Sí, por supuesto”. “Bueno, ¿y qué? ¿Fue a la manifestación del jueves? Yo sí y no la vi”.

“Ah no, ahí estaba. Es que me fui con el grupo del ministerio. Usted sabe. Como ahora tiene una más información me asustó más eso que dijo el Ministro de Hacienda”. “Ah sí, a mí también me preocupó. Yo me le pegué a la gente del Magisterio. Eran muchísimos. ¡Qué bueno que los educadores salgan a la calle con cosas tan importantes como luchar contra más impuestos para la gente!”.

“No hay duda. Pero fíjese que todavía falta más conciencia. Imagínese eso de que dice el Gobierno de que si los diputados no le dan ese paquete de impuestos, entonces nos rebajarán, oiga bien, ¡nos rebajarán el salario!, y ¡cortarán empleos! Ya no se trata de congelar salarios y dar aumentos raquíticos. ¡Ay Dios, ¿qué vamos a hacer?…”.

“Mire, yo creo que la manifestación fue grande. Y por dicha, aparte de los maestros, había mucha gente de otras instituciones, trabajadores del sector privado y hasta gente de la calle”. “Sí, es cierto. Yo vi muchas pancartas con letreros que hablaban de muchos reclamos de varios tipos”. “Ah, mire. Es que cuando la gente se une los gobiernos tiemblan. ¿Ha visto la tele, de lo que pasa por esos países de África, Egipto, otros…”. “Sí, claro. Qué dicha que los sindicatos se unieron esta vez. Ojalá sigan así. La verdad es que solo unidos se pueden lograr cosas por estos tiempos”. “Sí, no hay duda. Aunque faltaron otros grupos muy sonados hace un tiempo. Ojalá en la próxima se apunten”.

“Viera que antes de la manifestación fui a una reunión del sindicato. La verdad es que tengo miedillo porque me despidan y usted sabe, ahora, sola con los güilas… ¡Me rogaron para que fuera! No tiene usted idea. Pero, ¡qué interesante! Viera que dieron propuestas para resolver eso que le preocupa al Gobierno, eso del tal déficit”. “Ah, sí. Por cierto. A mí me molestó mucho un comentario de doña Laura que dijo que en vez de protestar se debería proponer. Así lo leí en la Extra, el viernes, luego de la manifestación. Y ahora que usted me dice eso, sí recuerdo que leí algo de que los sindicatos estaban proponiendo medidas en vez de los impuestos”.

“Pues fíjese que me encantó esa de que una puede denunciar (anónimamente por supuesto), a un evasor de impuestos y que si se lo comprueban, le dan una parte, como una recompensa, de la plata que se dejaron y que debieron pagar por impuestos. Hay otra buenísima. Le llaman… déjeme ver el folletillo que me dieron. Ah sí, pensión-consumo”.
“Y eso, ¿qué es?”. Mire qué bonito. Bueno, así lo entendí yo. Se guardan las facturas de lo que compramos y al final del mes se entregan, por ejemplo, en un banco. Eso le da a uno puntos con relación al impuesto de ventas pagado y esos puntos se acumulan, como plata, para el fondo de pensión complementaria”. “¡Qué interesante! Déjeme ver el papelito ese que anda. Veamos… Fortalecer la Policía Fiscal… abrir cuentas bancarias bajo sospecha de evasión sin violar secreto bancario… Impuestos por los capitales de ticos generados en el exterior… Regular la banca offshore, ¿qué es eso…”. “Diay… entiendo que los bancos de ticos que hacen plata en otros países. No sé…”.

“Sigamos… Impuesto al patrimonio después de cierto monto para no afectar los ahorros de la clase media… Mire esta: Fondo solidario para personas físicas altamente endeudadas. Diay, ¡yo! Ya casi ni liquidez tengo y no por irresponsable, usted lo sabe… ¡Qué interesante! Y la Presidenta dice que los sindicatos no tienen propuestas…”.

“Bueno, lo que yo puedo decirle a usted es que yo voy a defender mi empleo a capa y espada. Trabajo honestamente y me esfuerzo bastante todos los días. Yo estoy de acuerdo en que se fortalezcan las municipalidades pero, ¿y mi trabajo?… Además no entiendo eso de mandar servicios a los municipios sin plata en las arcas públicas. Diz que el Gobierno está casi en quiebra. ¿Entonces?…”. “La verdad, yo no sé mucho de eso pero en mi caso, el 2.33 % de aumento me ofendió muchísimo (ya le dije que casi ni tengo liquidez); y ahora que me van a rebajar el salario. ¿Estás loca que me voy a quedar viendo para el ciprés? A la próxima manifestación voy a ir con más ganas y voy a jalar más gente, pues le cuento que motivé a varios compañeros que fueron conmigo”. “Sí, usted sabe, yo siento que la gente anda como agua pa’chocolate. La plata no alcanza y juegan con el empleo de una”.

“Mire, ya casi me bajo. ¿Me dejo el folletito?. Es que a mi trabajo no llegó”. “Sí, claro. Yo consigo más”. “Gracias… ¿Mire qué es esto del (¡parada por favor!)… Impuesto “Robin Hood”. ¡Qué risa! ¿Es una historieta?… “Nombres, es algo serio. Si nos vemos otro día en el bus se lo explico porque ya no hay tiempo”. “Bueno, ¡feliz día! “Igual para usted…”. “Recuerde, me debe eso de impuesto “Robin Hood”…

Comités Permanentes y Arreglos Directos: Instrumentos de antisindicalismo

Comentamos hoy el artículo que el señor Camilo Rodríguez, ahora líder solidarista, publicara el jueves pasado, toda vez que el mismo contiene una serie de imprecisiones y aseveraciones que como sindicalistas, consideramos un deber aclarar ante la opinión pública.

Nuestro Código de Trabajo regula los diversos mecanismos de negociación, individuales y colectivos. En materia colectiva establece dos instrumentos de negociación: los contratos colectivos y la convención colectiva de trabajo, cuya titularidad compete exclusivamente al sindicato. En la Convención Colectiva, las personas trabajadoras organizadas en un sindicato se sitúan en una relación equilibrada de fuerzas frente a su empleador, estableciendo con fuerza de ley profesional la regulación fundamental de sus condiciones laborales. La negociación colectiva no presupone la existencia de un conflicto sino que lo previene, aún cuando en alguna ocasión represente la solución de un conflicto colectivo.

El sujeto de la negociación colectiva es el sindicato, al que la ley no sólo le exige una serie de requisitos formales para su constitución, sino que le garantiza autonomía financiera, independencia en su acción y protección a sus dirigentes. El sindicato se financia con las cuotas que aporta su membresía, a la cual sus representantes deben rendir cuentas periódicamente de su gestión.

Por otra parte, el Código prevé las formas de resolver un conflicto colectivo que se suscite en un centro de trabajo, estableciendo la vía judicial (conciliación y arbitraje) y la extrajudicial (el arreglo directo). Así las cosas, tenemos que el arreglo directo es el mecanismo mediante el cual “patronos y trabajadores tratarán de resolver sus diferencias, con la sola intervención de ellos o con la de cualquiera otros amigables componedores”. Para ese fin pueden nombrarse los comités permanentes, integrados por tres personas, que se encargarán de plantearle las quejas o solicitudes a los patronos de manera atenta. Nuestra legislación no establece ningún procedimiento formal para integrar esos comités, ni les garantiza autonomía y protección a sus integrantes.

Es claro que no cualquier grupo de personas trabajadoras constituye una organización gremial y que no podríamos asimilar las figuras del comité permanente y el sindicato; así como no podemos pretender otorgar igual jerarquía legal a los arreglos directos y a las convenciones colectivas de trabajo. Estas últimas gozan de garantía constitucional y normativamente tienen fuerza de ley.

Ahora bien, históricamente, en nuestro país el arreglo directo y el comité permanente se utilizan de manera ilegítima a través de un procedimiento que podríamos llamar de “prevención” sindical. Decenas de casos comprueban que en las bananeras y piñeras cuando aparece el germen del sindicato, se despide a los dirigentes sindicales o se les discrimina de variadas maneras para mermar su gestión sindical, pasándose a conformar de manera inmediata una asociación solidarista y un comité permanente de trabajadores, suscribiéndose con estos últimos un arreglo directo, para contener toda pretensión de negociación por parte de los trabajadores sindicalizados. El arreglo directo se ha desnaturalizado. Se ha venido utilizando como instrumento de negociación colectiva en sustitución de la convención colectiva. Pareciera que el mensaje implícito es este: Los empleadores están dispuestos a conversar con los trabajadores, siempre y cuando no haya un sindicato de por medio.

Es por ello que encontramos en el Ministerio de Trabajo gran cantidad de arreglos directos suscritos con trabajadores no sindicalizados, en detrimento de convenciones colectivas negociadas con trabajadores sindicalizados. Precisamente por esta situación, la OIT le ha señalado reiteradamente a nuestro país que esto constituye un incumplimiento de los convenios sobre Libertad Sindical y Negociación Colectiva que ha suscrito y ratificado Costa Rica.

Por eso, con fundamento en estudios técnicos de especialistas independientes y propios, este ente internacional le ha recomendado al país, la derogación de los artículos del Código de Trabajo que regulan estos instrumentos, a efectos de cumplir con los compromisos de promover la organización sindical y garantizar la negociación colectiva que le imponen los convenios 87 y 98 de la OIT.

Don Camilo Rodríguez ratifica la denuncia que el movimiento sindical costarricense ha venido planteando desde hace mucho tiempo, cuando afirma que los comités permanentes tienen más de 30 años de negociar colectivamente; precisamente el mismo tiempo que tienen los trabajadores y trabajadoras bananeras luchando porque se respete su derecho humano a sindicalizarse y negociar colectivamente. Asimismo, él evidencia la relación simbiótica entre solidarismo y comités permanentes; “relación natural” como él la llama, originada precisamente en que son los empleadores los que promueven ambas figuras.

Los sindicatos esperamos que en este proyecto de Reforma Procesal Laboral, diputados y diputadas permitan que Costa Rica se ponga a derecho con los compromisos de OIT, para respetar, fortalecer y promover el ejercicio de la Libertad Sindical y la Negociación Colectiva, que son Derechos Humanos fundamentales de las personas; reconocidos y garantizados no solo en nuestro ordenamiento jurídico nacional, sino en el marco jurídico internacional. (Este artículo fue preparado con el aporte político-profesional de nuestra compañera de labores, Susan Quirós Díaz).

Salvar la democracia con la democracia de la calle

Así describiríamos nuestra percepción del estado actual de cosas en nuestro país, dados los duros momentos que vive la mayoría de nuestra población, la población trabajadora y los sectores medios que ven con desesperación cómo se les conduce aceleradamente al precipicio de la pobreza.

El domingo anterior, gracias a una especial invitación que se nos hiciera, constatamos, fuimos testigos, de uno de esos episodios que demuestran cómo se desdibuja la Costa Rica de capas medias, otrora famosa en la América Latina y en el mundo, por las oportunidades de ascenso social que ofrecía a sus habitantes.

Un grupo de camioneros transportistas de carga pesada, comúnmente denominados traileros, de carácter unitario como se dicen ellos, es decir, propietarios de un furgón, de un cabezal o de un pequeño grupo de este equipo de transporte; están viendo, con desesperación, cómo se extingue su actividad, cómo se quedan sin fletes, cómo se arruinan (según sus propias palabras), ante el avance de una liberalización económica descarnada y de una competencia desleal frente a sus homólogos centroamericanos, que les conduce a la pobreza sin que nuestras autoridades gubernamentales hagan nada por salir en su auxilio.

El empobrecimiento de los traileros unitarios, su proceso de extinción; es muy parecido al que están viviendo los taxistas formales, los taxis rojos, también en vías de extinción; es un proceso muy similar al que sufren nuestros agricultores, quienes también parecieran destinados a ser figuras sociales del recuerdo.

En situación análoga, constatamos el avance del empobrecimiento de las personas trabajadoras asalariadas con la “_dicha_” de tener empleo “_fijo_” y “_formal_”, quienes son castigadas, semestralmente, con decretazos salariales indignos e insuficientes para enfrentar el alto costo de la vida. En este segmento social de la clase trabajadora, el endeudamiento personal es impresionante, en no pocos casos la liquidez salarial (semanal, quincenal), es raquítica; el deterioro de la convivencia familiar por estas estrecheces económicas es muy marcado. Pero, ¡cómo juegan con fuego!: Pretenden echar a la calle a unas 10 mil personas empleadas públicas con el cuento de la “_transferencia de competencias_” y el “_fortalecimiento municipal_”, por un lado; y, por otro, desprofesionalizar el sector Público, eliminando la dedicación exclusiva.

Igualmente, vemos el crecimiento del empleo informal, del cuentapropismo, llegando ya éste a una cifra aproximada del 45 % de la Población Económicamente Activa (PEA).

Y hablemos de esa clase trabajadora que se la juega tratando de sobrevivir en el mundo de los negocios a través de micro, de pequeñas y de medianas empresas. Otra situación dolorosa y angustiante. Pero, ¡qué relajo! Crearon una “_banca de desarrollo_” y resulta que tienen acumulados, sin usar, la astronómica cantidad de 185 mil millones de colones, girando en el mercado financiero, el de los negocios bancarios. ¿Qué es, en realidad, lo que pretenden con estas cosas los detentadores del poder real?…

Cientos y cientos de jóvenes no encuentran trabajo. Una enorme cantidad de personas jóvenes, recién graduadas, con la ilusión del significado de haber logrado, con mucho esfuerzo, una carrera profesional, son castigados por unas políticas que no les incluyen, que los lanzan a la informalidad (si tienen suerte); o, que les conducen al submundo de la ilegalidad en sus variadas formas. Por otro lado, somos testigos directos del dolor, del drama, del sufrimiento de personas en uso pleno de sus facultades, en sus mejores épocas productivas, quienes, por tener 35, 40, 45, 50 años de edad, no encuentran empleo, son discriminadas. “_No nos llame, nosotros le llamamos_”, es la frase cajonera que reciben, una y otra vez, cuando dejan su currículo luego de haber detectado una oferta de empleo.

¿Es que alguien podría considerar que esto es una democracia? ¿Es que alguien cree que esto será “_sostenible_” y que la clase política tradicional que gerencia el país y el poder real que está detrás de ella, seguirá creyendo que “_abajo_” no está pasando nada?…

Hasta el último de nuestros días seguiremos creyendo que hay dos democracias y hay dos poderes. Está la democracia formal, esa de las elecciones; y está la democracia real, la Democracia de la Calle, la de la gente, la del pueblo, la de los y las de abajo. Esta es la democracia que tumba gobiernos cuando éstos abandonan la senda del bien común y se entregan a intereses egoístas, dejando a las mayorías abandonadas a su suerte.

Se está convocando una manifestación cívica, una protesta social, un paro laboral para el día jueves 10 de marzo, en el Parque Central de San José. No sabemos si habrá “_cuatro gatos_”. Esperamos que no. Muchas organizaciones sindicales y de otra naturaleza estiman llegado el momento de empezar a acudir a la Democracia de la Calle, como mecanismo legítimo de llamar la atención de tal estado actual de cosas que, como indicamos, está estrujando a los y a las de abajo, incluida la clase media, dada la perniciosa senda de exclusión social que nuestra democracia está transitando en este momento. ¡Y quieren que les aceptemos un paquetazo de impuestos que, en lo esencial, mantiene todo este estado de cosas!

¡Cómo no va a crecer el narco si tiene una cantera de jóvenes disponibles en las barriadas populares! ¡Cómo no va a crecer la violencia criminal si se reduce la distribución de la riqueza, si los salarios no alcanzan, si hay hambre en muchos hogares, si hay chiquitos y chiquitas que van descalzos a la escuela! ¡Cómo no va a crecer la corrupción, pública y privada, si el asalto organizado a la hacienda pública con ropaje legal (licitaciones, concesiones, privatizaciones, “_aperturas_”, consultorías), se ve ahora como rápida fuente de enriquecimiento y “_eficaz_” forma de ascenso social!… Definitivamente, esto no puede seguir así. Hay que actuar ya, usando la Democracia de la Calle para salvar la Democracia, abriendo los sabios mecanismos del Diálogo Social.

Municipalidades, déficit, despidos y transferencias de competencias

En el autobús. Dos trabajadoras del sector Público. Una labora en un ministerio, la otra en una municipalidad.

“¡Hola!, cómo estás, ¿me siento a la par tuya?”. “¡Claro!, ¿cómo vas?”. “Diay, fijate que no muy bien. No ves que aquel me dejó. El desgraciado se fue con otra. Yo me lo olfateaba pero nunca le dije nada. Vos sabés. Por los güilas…Y en estos tiempos tan difíciles”. “¡Nombres!, ¿y eso?”. “Como sabés, la vida está carísima. La plata no alcanza. Vos sabés que yo soy profesional pero aún así, nos habíamos endeudado con la casa y todo eso”.

“¿Cuántos son los hijos que tenés?”.” Tres. Dos de colegio y una en la escuela”. “¿Obviamente lo vas a tallar a la pensión?”. “Ni lo dude. Más ahora que dicen que lo van a echar a una”.” ¿Cómo es eso?”. “Pues fijate que dicen ahí en el ministerio que todo lo van a pasar a las municipalidades y que a uno lo van a liquidar pero el Gobierno dice que no tiene plata y no se sabe si pagarán las prestaciones. ¡Vieras vos”! La gente anda preocupada. Mirá mi caso. A los 45 años, quién me va a dar trabajo”.

“Pues ahora que lo mencionás, ahí en la muni se está hablando de eso. ¿Cómo es que le dicen…? ¡Ah sí, transferencia de competencias…”. “Pues vaya nombrecito para echarla a una a la calle”. “Ay muchacha. Parecés nueva. Si todos sabemos que dicen una cosa y hacen otra. Así son todos los políticos. Pero contame más. Todavía no te bajás, ¿verdad?”.

“No. Falta un poquillo. Lo que pasa es que dicen que hay un miche en el Gobierno y que a la Presidenta la quieren joder los Arias y por eso andan con esas cosas de echar gente en los ministerios y pasar los servicios a las munis”. “Mirá. Yo no sé qué te diga. Pero ahí en la muni no sé qué harían. Ese alcaldito que nos tenemos. Pura politiquería. Ofreció el oro y el moro para ganar y como casi nadie fue a votar, en cuenta yo, pues quedó por el apoyo de sus amigotes, parientes y plata que le dieron los grandes. Además, imaginate. Los Arias lo apadrinaron”.

“¡Pues claro! Rodrigo Arias quiere ser presidente como su hermano y seguro ocupan de los alcaldes para el 2014 y entonces, que me boten a mí, que me dejen sin empleo y en la calle y con las deudas y con los güilas pequeños! ¡Ay no, Dios mío!”.

“Mirá, pero en la muni no hacemos tan mal trabajo y si las van a fortalecer, pues eso sería bueno. Ahí uno se da cuenta de que la gente lo que quiere es más y mejores servicios y las munis, pienso yo, no sé, están más cerca de la gente… o deberían ¿No creés?”.

“Bueno, no sé, pero vos creés que tengan que echarla a una a la calle, sin prestaciones, ¿porqué no creo que con eso de la tal transferencia nos pasen a todos a las munis, con todo y empleo y los derechos. ¿Qué pensás vos?”. “Mirá, no sé”.

“Ponete a pensar. El Gobierno quiere más impuestos. Con eso del déficit, fijate que hasta nos van a quitar la dedicación exclusiva. Ya prácticamente nos congelaron el salario. Viste, un cochino 2.33. Entonces, ¿de dónde plata para darle a las munis si dicen que hasta piden prestado para pagarnos el sueldo”.

“Bueno, ahí en la muni hay algunos que se frotan las manos creyendo eso de que llegarán millones del Gobierno. Porque dicen, no sé, no me creás, pero que las munis hasta darán servicios de Educación y Salud.

¡Imaginate! Van a ser poderosísimas”. “Mirá. No estás tan perdida. Por eso estoy preocupada. Yo vi un documento que llegó a la oficina, porque vos sabés que donde yo trabajo llega información muy importante, de que las munis van a dar bonos de vivienda y van a manejar plata del IMAS y de asignaciones. Perdoname, pero imaginate el festín que habrá con eso y la cacería de votos en el 2014. Y Rodrigo Arias de candidato, qué me decís”.

“Bueno, entendé que como trabajo en una municipalidad yo veo todo eso bien, es decir, que llegue más plata y que demos más servicios. Pero eso debe regularse mucho porque vos tenés razón. Con lo que yo vi ahora que pasó la elección del alcalde, ni tenés idea… ¡Qué no ofreció el alcalde con tal de ganar!”.

“Ahí está el punto. En el ministerio ni siquiera plata para fotocopias hay. Una tiene que llevar hasta el papel higiénico porque a todo dicen que no hay plata. Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Cuál plata para las municipalidades? Ya casi me bajo pero, en verdad, vieras que todo el mundo anda asustado porque dicen que somos como unos diez mil de los ministerios que vamos para la calle. Hasta ya el sindicato convocó a una reunión con urgencia y yo que nunca voy a esas cosas, esta vez sí iré.

Te imaginás yo en la calle con tres güilas y con esa deuda de la casa.

¿Cómo haré ahora como madre sola? Por cierto si ocupara un testigo para la pensión que le pienso meter a ese desgraciado, ¿me servirías?”.

“Ay muchacha, pues claro. No le aguantés nada. Recordá que ahora las mujeres tenemos muchos derechos que antes nos negaban. Al final Dios no le faltará a una”. “Sí, claro. El asunto es que tengo miedo de que me echen a la calle”.

“Yo no sé que te diga. Pero ahí en la muni nunca nos dejamos. Cuando el sindicato llama por algo justo, todo el mundo se apunta. Nadie se deja. Perdimos el miedo y así ganamos respeto. Estoy segura de que si vamos a dar más servicios, el sindicato se pondrá las pilas para que no haya chorizos ni esas cosas y, por supuesto, sería una locura pasar servicios de los ministerios a las munis sin nada claro y mucho menos sin plata”.

“Ya te dejo. Parada por favor. Ahí te cuento que me dijeron en la reunión.

Hasta luego”. “Que te vaya bien. No te dejés. Recordá que las mujeres somos buenas pa’ las peleas”.