Saben que están derrotados: El ataque de “La Nación S. A.” a la ANEP

_ “La Nación S. A.”_ está furiosa porque no se le permitió ingresar al sagrado recinto donde los y las representantes de los 69 gremios componentes de la ANEP, debatieron sobre las actuaciones de la dirigencia de la organización en el período 2005-2007, en los ámbitos sociopolítico, organizativo y financiero.

Por el contrario, la Asamblea General de la ANEP se engalanó con la presencia de Diario Extra, que sí guarda un democrático equilibrio informativo y de libertad de expresión, para con las dos posiciones confrontadas sobre el TLC. Además, fueron testigos del máximo evento bianual de la ANEP, prestigiosas publicaciones como el Semanario Universidad y el semanario electrónico “informa-tico.com”.

“La Nación S. A.” en su condición de vocera oficial del “yes al TLC” y como máxima exponente del pensamiento de la oligarquía neoliberal de gran peso político y económico, se pone furiosa porque en la lucha contra “su” TLC, ANEP ha estado dando su aporte financiero a muchas de las acciones ejecutadas para combatir y para derrotar ese tratado, entre ellas, las grandes movilizaciones ciudadanas de noviembre del 2005, de octubre del 2006 y de febrero de 2007.

La ANEP sí puede exhibir un total transparencia en todos los ámbitos de su accionar. La ANEP tiene un lugar de honor en el corazón del pueblo costarricense. La ANEP tiene una trayectoria completamente limpia y su seriedad y su profesionalismo tienen un amplio reconocimiento en ámbitos más allá del mundo sindical.

A diferencia de “La Nación S. A.”, la ANEP nunca ha tenido que ir a los tribunales de justicia, por acusaciones de defraudaciones con devaluaciones monetarias. A diferencia de “La Nación S. A.”, la ANEP, nunca se ha visto acusada por presuntos intentos de defraudación tributaria con una supuesta compra-venta de rotativas. A diferencia de “La Nación S. A.”, la ANEP lleva en orden sus libros contables y nunca se le han “extraviado”. Vamos a ver si nos dejan entrar a la próxima asamblea de accionistas de “La Nación S. A.”, para preguntar sobre todo esto.

“La Nación S. A.”, acusa a la ANEP de “falta de representatividad”. Sin embargo, vive pendiente de lo que hace la ANEP y hasta editoriales le dedica a la agrupación. Es más, ANEP tiene en “La Nación S. A.” uno de sus más fieles visitantes de la página electrónica de la agrupación.

En amplio segmentos de la ciudadanía costarricense, se ve en “La Nación S. A.” un partido político disfrazado de medio de comunicación colectiva. Nosotros pensamos lo mismo. Es indudable que “La Nación S. A.” de hoy, por su decidida militancia fundamentalista a favor del “yes al TLC”, ha perdido mucha credibilidad. Distinta fue la época de los 20 años del señor Ulibarri al frente de “La Nación S. A.”. Al menos cuidaban mucho su prestigio y mantenían un equilibrio informativo que les daba autoridad.

Las bases dirigentes de la ANEP derrotaron a la oligarquía neoliberal que pretendió, vanamente, manchar la honra de la agrupación y de sus dirigentes. La ANEP seguirá siendo independiente de los partidos políticos de la oligarquía, de otros partidos, de los gobiernos de turno. Que quede claro: la ANEP seguirá siendo, aunque le duela al vocero de la oligarquía neoliberal (_“La Nación S. A.”_), la organización de la clase trabajadora y del pueblo costarricense.

REFERÉNDUM Y COMITÉS PATRIÓTICOS: EL CASO DE LA UNIÓN

Gracias a las convicciones democráticas del Diario Extra, en el campo del respeto a la Libre Expresión, ANEP publica, semanalmente, en días miércoles, esta columna.
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Pese a que nunca lo pensaron y jamás lo quisieron, la oligarquía neoliberal criolla, sus pares del capital sangriento centroamericano que ya lucran en el país, así como la pandilla de testaferros, amanuenses, infiltrados y vendidos que están a su servicio, tienen que disputar voto a voto, con las organizaciones ciudadanas del Movimiento Patriótico No al TLC, la decisión final sobre este asunto.

Ni los millones de colones y de dólares de que han dispuesto y tienen listos para gastar; ni el hacer uso impropio de los recursos públicos para chantajear con el voto por el sí; ni tener el control de la institucionalidad pública (ejecutiva, legislativa, judicial y electoral); les ha sido suficiente para contrarrestar el desarrollo de una conciencia ciudadana viva, dinámica, creativa, solidaria, comprometida, sacrificada, inteligente y estudiosa que es la base del triunfo del No en el Referéndum del TLC.

Estamos hablando del surgimiento espontáneo, del crecimiento autogestionario y del desarrollo autónomo de la organización comunal opuesta al TLC: los comités patrióticos. Hemos vivido ya varias experiencias en tal sentido. El pasado sábado compartimos una enormemente gratificante. Se nos dio el honor y el privilegio de asistir a la reunión del Comité Patriótico de La Unión (Tres Ríos), reunido en Calle Naranjo; el cual nos había invitado para comentar sobre los últimos acontecimientos en torno al TLC y el referéndum. Pese a que caía un fuerte aguacero, ello no fue obstáculo para que una media centena de vecinos y de vecinas, de enorme compromiso cívico, se reunieran para organizar el trabajo de convencimiento por el NO al TLC y de organización electoral para el día 7 de octubre.

No faltó el cafecito negro caliente, ni la venta de tamales para recaudar fondos. Estaba el chanchito para recibir modestos aportes monetarios. Había camisetas y calcomanías, vendidas a precio módico para recoger dineros para la campaña. Además, mucha información impresa, totalmente gratuita, gran parte de la cual suministran organizaciones sindicales y sociales, realmente comprometidas con el referéndum. Había magia en esa reunión. Había calor humano, fraternidad comunal, fervor cívico, solidaridad y respeto.

Se respiraba en el aire un profundo amor por nuestra querida Costa Rica. Pese a tanta adversidad, frente a todo el aparataje institucional corrupto y vendido, frente a la manipulación mediática descarada, ese noble grupo de ciudadanos y de ciudadanas del Comité Patriótico de La Unión, exhibía un compromiso férreo, una alegría desbordante, una claridad política inobjetable acerca de las fuerzas que enfrentamos y del desafío que hemos asumido para derrotar ese TLC.

Esta experiencia del Comité Patriótico de La Unión, llena de coraje y de unidad, se reproduce a lo largo y a lo ancho del país. Rendimos, hablando de esta experiencia, un sincero homenaje a todos los comités patrióticos que con el corazón como emblema (ese que ahora nos quieren robar), despliegan un titánico esfuerzo cívico para la noble lucha contra el TLC en las urnas. A todos esos comités patrióticos, les decimos que organizaciones como la ANEP no les darán la espalda. Estaremos apoyando su trabajo pero respetando su soberanía y su inteligente creatividad.

TLC: El fallo del “quinteto de los Arias”

Gracias a las convicciones democráticas del Diario Extra, en el campo del respeto a la Libre Expresión, ANEP publica, semanalmente, en días miércoles, esta columna.

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Ese TLC está lleno de inconstitucionalidades, señaladas contundentemente por los dos señores magistrados que, con coraje y honor, resistieron las presiones políticas a fin de que ese tribunal fallara, de manera unánime, a favor del TLC defendido por el régimen de los hermanos Arias. Por cierto que muchos pensamos que, de ahora en adelante, deberemos conocer a la Sala IV como “Sala del quinteto de los Arias”.

Las inconstitucionalidades que se le encontraron a ese TLC, demuestran aspectos aberrantes que lesionan la actual Constitución Política de Costa Rica. La Constitución es violentada a mansalva, en aras de poderosísimos intereses económicos, ansiosos hasta lo indecible, por incrementar sus ya abultadas ganancias con patrimonios nacionales como el ICE, el INS, la CCSS, el A y A, la agricultura; o, con el comercio de órganos humanos como lo reconoce el propio jerarca ministerial del COMEX.

Veamos algunas de esas inconstitucionalidades que tiene el TLC: 1) El concepto de territorio establecido en el TLC (hasta la Isla del Coco se la llevarán en banda). 2) El tema de los medicamentos en el Capítulo de Propiedad Intelectual (la quiebra de la Caja a la vista). 3) El Capítulo de Telecomunicaciones (luz verde al nuevo Combo ICE que ya se tramita en el parlamento). 4) Lo dispuesto en la Comisión de Libre Comercio de ese tratado (el Poder Judicial reducido a asuntos de poca monta). 5) El arbitraje inversionista-Estado (indefensión del país ante eventuales demandas de las transnacionales, por ejemplo, el caso de la petrolera Harten). 6) Lo dispuesto en materia ambiental (el agua en peligro, se convertirá en bien netamente comercial). 7) Lo que respecta a solución de controversias, inversiones y salud, en cuanto afecta el Estado Social y Democrático de Derecho. 8) Violación al principio democrático y de publicidad en la tramitación del TLC (más de 400 páginas del TLC están en idioma inglés y no sabemos que es lo que dicen en nuestro idioma español). 9) Referéndum mal convocado, maliciosamente mal convocado (nos ponen a votar sobre el proyecto de dictamen de comisión legislativa favorable al régimen de los hermanos Arias Sánchez). 10) Violación a los principios de seguridad jurídica y de publicidad, en el manejo de las actas del trámite parlamentario del TLC.

Solamente los magistrados Armijo y Cruz vieron semejantes atentados jurídicos a la Constitución. Los otros cinco, nada de nada. Su ceguera “jurídica” es absolutamente congruente con el significado del otro fallo constitucional cuestionado, el de la reelección presidencial; y con el “postre” otorgado al régimen de los hermanos Arias, el de la autorización “constitucional” para la tramitación parlamentaria de los proyectos de la agenda paralela del TLC, por la vía rápida.

Le toca al pueblo en las urnas, reparar tanta afrenta al Estado Social de Derecho de los y de las costarricenses. El Soberano, el Pueblo, que es el máximo poder de nuestra institucionalidad republicana, queda así como el último recurso, democráticamente posible, para la salvación de nuestra querida Costa Rica. El referéndum del 7 de octubre, que es el hijo legítimo del Referéndum de la Calle, es la respuesta cívica a la perversión de la teoría política de la división de poderes en un sistema republicano como el costarricense. Ambos tipos de referéndum están intrínsecamente unidos. Uno es para la victoria del NO al TLC en las urnas. El otro, el de la Calle, es para sepultar la agenda pérfida del TLC, llamada “complementaria”.

El TLC se decidirá en las urnas… la “Agenda Complementaria”, en las calles

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La esencia, la sustancia de ese TLC lo constituye la llamada “agenda complementaria”, o sea, la serie de proyectos que representan la razón de ser de este TLC. Dentro tales proyectos, destacan las privatizaciones, vía apertura, del ICE y del INS; el tema de propiedad intelectual (asegurar los negocios con las medicinas de la Caja y con los agroquímicos); así como el patentamiento de semillas y de las diversas especies vegetales.

Los hermanos Arias han sido claros al indicarnos que estos proyectos no tienen relación alguna con el resultado del referéndum sobre el TLC, previsto para el 7 de octubre. En el principal diario de la oligarquía neoliberal, “La Nación S. A.”, el 9 de mayo anterior, Oscar Arias manifestó que “el Gobierno seguirá empujando los proyectos de la agenda de implementación del TLC aunque triunfe el no en el referendo para aprobar o rechazar el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Centroamérica, Dominica y Estados Unidos”.

Por su parte, en la página 6 de La Prensa Libre, del 4 de mayo pasado, leemos: “Se le consultó a Rodrigo Arias cuál sería el destino de la agenda de implementación en caso de que ganara el no en las urnas. El Ministro afirmó que la agenda de implementación se mantendrá en la Asamblea Legislativa, independientemente de cuál sea el resultado el día del referéndum. Según dijo, los proyectos contemplados dentro de la agenda son necesarios…”.

Aquí queda claro que al régimen de los hermanos Arias Sánchez no le interesa el TLC, sino la “agenda complementaria”, que, finalmente, será la que posibilite la realización de los anhelados negocios con telecomunicaciones, energía, seguros comerciales, medicamentos, agua y agricultura.

En la amplia coalición opositora al TLC debemos tomar debida notificación de que una cosa muy distinta es cómo ha de resolverse este asunto en el referéndum del 7 de octubre; y otra, radicalmente diferente, es el destino que tengan los proyectos de la llamada “agenda complementaria” del TLC. Por eso es que podemos afirmar, contundentemente, que la suerte final del TLC se decidirá en las urnas; pero, la suerte final de los proyectos de la “agenda complementaria” (donde está la “carnita” del tratado), se definirá, definitivamente, en las calles.

Esto es sumamente necesario manejarlo con toda claridad, considerando que son muy fuertes los rumores de que la Sala Cuarta, por segunda vez, estaría sirviendo a los intereses de la oligarquía neoliberal, al declarar en próximas días, que el TLC defendido por el régimen de los hermanos Arias Sánchez, no tendría inconstitucionalidades, ni por la forma ni por el fondo. Si esto fuera así y considerando las debilidades de un tribunal electoral con vergonzosos signos de parcialidad, la esencia del TLC se resolverá por los mecanismos originales con los cuales arrancó toda esta lucha hace ya casi cinco años: la Democracia de la Calle.

Enhorabuena que el TLC y el referéndum nos ha llevado a construir la más grande coalición de sectores políticos, económicos y sociales de los últimos sesenta años, materializada en cientos y cientos de comités patrióticos provinciales, cantonales, distritales y de barrio, los cuales son ya una incontenible fuerza cívica de enorme patriotismo; fuerza que está lista para atender el llamado a las urnas y para atender el llamado a las calles.

LA MOVILIZACIÓN CIUDADANA DE LA CALLE SIGUE SIENDO ESTRATÉGICA

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Según esas fuentes, estaría por consumarse el último y mortal golpe a lo poco que queda de confianza en el funcionamiento independiente de la institucionalidad republicana. Un fallo favorable de la Sala Cuarta a favor del TLC, representará para muchos de nosotros, el quiebre final a la Constitución Política establecida en 1949.

La verdad es que en la amplia coalición opositora al TLC, la única confianza que existe, con suficiente solidez, es en la movilización ciudadana. La oligarquía neoliberal que ha tomado el control total de la acción política de los poderes públicos, se ha vuelto impúdica completamente y no le importa mancillar, todavía más, la institucionalidad republicana que le ha venido funcionando para consolidar sus negocios con la cosa pública.

Afortunadamente, la convicción que tenemos en el poder de la movilización ciudadana no ha sufrido la menor merma; aún y cuando, esa movilización tenga que canalizarse por una vía institucional, como en lo que ahora estamos apuntados todos y todas con gran ardor cívico: el referéndum sobre el TLC para derrotarlo en las urnas. La verdad es inobjetable: el referéndum en las urnas, es producto de la presión que ejerció y el poder que manifestó el Referéndum de la Calle.

Sin embargo, hay que tomar todas las previsiones organizativas y logísticas para que, más temprano de lo que pensábamos, nuevamente emerja el poder de la movilización ciudadana de la calle. Es más que evidente que se acerca, inevitablemente, la necesidad de otro 26 de febrero aunque con otras características y en un entorno de, a lo mejor, crisis constitucional.

Es impresionante la convicción que anida en los especialistas constitucionales acerca de la solidez de los argumentos que sustentan la tesis de que el TLC con Estados Unidos es inconstitucional. Sin embargo, nosotros creemos que esa fuerte convicción en la ciencia jurídica de carácter constitucional, no es suficiente para contrarrestar a las fuerzas económicas y políticas que están detrás de ese TLC, capaces de prostituir toda la teoría política de la división de poderes en una sociedad de democracia republicana.

En el actual escenario sociopolítico que se avecina dos cosas están sumamente claras, aunque ambas en el marco de la Movilización Ciudadana. Por un lado, los desafíos organizativos para el triunfo del No al TLC en las urnas, en el referéndum de octubre, labor ésta que estamos en capacidad de llevar adelante con éxito, luego del extraordinario acto de lanzamiento de la campaña, el pasado sábado 23. Por otro, la inminencia de un nuevo 26 de febrero ante el posible quiebre constitucional si el régimen de los hermanos Arias finalmente logra el control total del tribunal constitucional, como es previsible. ¡Cómo quisiéramos estar equivocados!…

EL TLC, LA CONSTITUCION Y LA SALA CUARTA

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El alto tribunal constitucional de la República analiza dos documentos o consultas de profundo contenido, elaboradas con altísima calidad técnica y riguroso profesionalismo jurídico; formuladas ambas por ciudadanos y ciudadanas de gran prestigio en el foro nacional y de sólida formación académica e intelectual en el campo del Derecho Constitucional.

Muchos pensamos que la Sala Cuarta tiene en sus manos el destino final de la institucionalidad republicana hasta ahora vigente en el país. La teoría política de la división de poderes en un sistema democrático como el que rige la vida institucional costarricense, ha sufrido serios cuestionamientos en los últimos años, al punto de que dan pie para una creciente e incontenible desconfianza ciudadana en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

La Patria que nos vio nacer está viviendo momentos definitorios. Para la oligarquía neoliberal criolla (la misma que se ha aliado con los más sangrientos capitales centroamericanos que ahora se reproducen en nuestro país), este TLC corona su esfuerzo de casi 25 años por acabar con la concepción republicana de Estado Social de Derecho, que tan diferente nos hizo del resto de países de la región sumidos en la violencia, la pobreza y la exclusión.

Por el contrario, quienes decimos No al TLC, estamos plenamente convencidos de que tal “tratado” deroga, de facto, la actual Constitución Política de Costa Rica, para instaurar, definitivamente, un Estado de signo completamente neoliberal, totalitario, antisolidario, excluyente y concentrador rapaz de la riqueza en manos de unos pocos.

El TLC es un “parteaguas”, definitivamente. Si como pensamos, queda demostrado que tal “tratado” está contra la Constitución, habrá triunfado la concepción de bien común que animó, hasta 1984 (cuando se dio en el país el primer Programa de Ajuste Estructural –PAE-), toda la política pública costarricense, sin importar el signo ideológico que tuviera como sustento.

A partir de 1984, la política pública costarricense empieza a corromperse dada la orientación neoliberal de los últimos cinco gobiernos; hasta llegar a la “negociación” del TLC que, como sabemos, sigue sin consolidarse, por la gigantesca resistencia ciudadana de los últimos cinco años.

Este es el fondo de la decisión que tiene en sus manos la Sala Cuarta: la restauración constitucional de la búsqueda del bien común en la sociedad costarricense; ó, por el contrario, la entronización definitiva de la concentración de la riqueza y del lucro privado sin freno, como forma de “convivencia”, al estilo guatemalteco o salvadoreño. No hay término medio.

EXIJAMOS FIJACIONES SALARIALES TOTALMENTE JUSTAS Y DIGNAS

Gracias a las convicciones democráticas del Diario Extra, en el campo del respeto a la Libre Expresión, ANEP publica, semanalmente, en días miércoles, esta columna.

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Formulamos un enérgico y vehemente llamado a las máximas autoridades políticas de la presente administración con vinculación a este asunto (especialmente, al Presidente y a los ministros de Trabajo y Seguridad Social y de Hacienda, así como al Presidente del Banco Central) ; para que se aparten de los lineamientos de carácter restrictivo, fiscalista, de marcado sesgo macroeconómico (neoliberal), en materia de fijaciones salariales; y, por el contrario, procedan a variar, radicalmente, la política de empobrecimiento de la clase trabajadora vía salarios deprimidos, hasta hoy en día vigente.

Las fijaciones salariales de los últimos gobiernos, incluido el actual, han sido de corte neoliberal, caracterizadas por:

a) Los reajustes salariales no compensan, debidamente, el alza en el costo de la vida del período precedente.

b) Los reajustes salariales no incrementan el poder de compra del salario (recuperación salarial).

c)
Los reajustes salariales no ayudan a cerrar la creciente brecha de la desigualdad en cuanto a la concentración del ingreso (no distribuyen riqueza).

d) Los reajustes salariales no reconocen la sistemática pérdida del poder adquisitivo acumulada a lo largo de los últimos años.

e) Ausencia de voluntad política para discutir sobre la necesidad de instaurar políticas salariales de carácter integral, para mejorar la calidad de vida de la familia de la persona trabajadora asalariada.

Hay tres razones de peso, sólidamente fundamentadas, para que el presente Gobierno piense más en el bienestar de la persona trabajadora que vive de un salario:

1) La cadena de aumentos en los precios de los combustibles se ha convertido en un disparador, sin control, del aumento del precio de los productos y servicios básicos.

2) La brecha de la desigualdad social se sigue ensanchando, generándose un peligroso proceso de concentración de la riqueza y una creciente y sistemática exclusión social.

3) Las finanzas públicas están en un buen momento, según la prédica oficialista de todos los días, aunado al real crecimiento de la riqueza nacional.

Es necesario hacer especial énfasis en la grave injusticia que representa el crecimiento de la desigualdad social, pues la clase trabajadora está tremendamente afectada por tal circunstancia. Veamos este dato, científicamente comprobado. En 1988, el 25 % de familias costarricenses de mayores ingresos, ganaba 5 veces más que el 25 % de familias con menores ingresos. Dieciséis años más tarde, en el 2004, las familias más ricas ganaban 14 veces más que las familias más pobres. Las fuentes de este dato son enteramente confiables y serias.

Es hora ya de que, al menos, por la vía salarial, algunos de los beneficios del crecimiento económico lleguen a sus verdaderos generadores: la población trabajadora asalariada.

TLC: MENSAJE PARA DOÑA LILI PINEDA

_ Gracias a las convicciones democráticas del Diario Extra, en el campo del respeto a la Libre Expresión, ANEP publica, semanalmente, en días miércoles, esta columna._

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En la página 14, aparece una noticia acerca de la parodia ejecutada por el Ministro de Vivienda de dormir una noche, “en medio de la pobreza”, en el rancho de la señora Ingrid Ríos. Según ese jerarca, con ese acto, él pretendió llamar la atención nacional sobre el grave problema de pobreza y su cruel expresión de ausencia de vivienda digna, que afecta a miles de compatriotas, como si él no fuera uno de los principales políticos responsables de tal situación.

A propósito de esta situación, señora Lili Pineda, nos llamó poderosamente la atención su comentario con relación al acto del Ministro de Vivienda. Según esa información periodística, usted lo comentó con estas palabras: “Es un enfoque político, porque hace muchos años él supo lo que fue ver los ranchos; además, no es lo mismo. No queremos que nos defraude o votamos por el no al TLC”.

Es aquí donde, respetuosamente, le queremos preguntar, doña Lilia Pineda, lo siguiente: ¿Le han ofrecido “comprar” su voto a favor del TLC, a cambio de un bono de vivienda? Cuando usted dice que espera que no la defrauden, ¿es que le ofrecieron vivienda para que vote Sí al TLC?; ¿le han hecho este tipo de ofrecimientos a sus vecinos o parientes?; ¿espera usted que el Ministro Zumbado no la “defraude”?; ¿será acaso el diputado gobiernista de la zona quien le ofreció algo a cambio de su voto favorable al TLC?…

Sentimos la necesidad de indicarle estas preocupaciones de manera pública y a través de esta columna, porque estamos convencidos que los señorones que favorecen el TLC, que están dentro y fuera del presente gobierno, al no tener argumentos sólidos para convencer, están actuando sin escrúpulos, sin ética alguna; y lo que es peor, creemos que están jugando con las necesidades de las personas pobres, especialmente de las madres costarricenses jefas de hogar en condición de pobreza, ofreciéndoles de todo para obtener su voto a favor del perjudicial TLC.

Respetada señora Lili Pineda:
Su comentario revela de parte suya una gran inteligencia para comprender el juego de los politiqueros de siempre, esos que la tienen viviendo en tugurios. Bien dice usted que el Ministro Zumbado sabe del problema de los ranchos desde hace mucho tiempo. “Es un enfoque político”, dijo acertadamente usted.

Por eso es que nos hemos atrevido a escribirle de manera pública, esperando que usted lea este mensaje. Usted le haría un gran favor a la democracia costarricense, si usted confirma que le han ofrecido “algo”, a cambio de su voto favorable al TLC. Estamos seguros de que al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), le interesaría, en aras de la transparencia que se necesita para el referéndum sobre el TLC, investigar si el Gobierno está usando los recursos públicos destinados al combate a la pobreza, para chantajear a personas como usted, a que voten Sí al TLC.

Finalmente, le pedimos disculpas anticipadas si por habernos dirigido públicamente a usted, la habrán de acosar esos quienes le han pedido el voto favorable al TLC, a cambio de “algo”. Probablemente recibirá “visitas” para garantizarle que no la “defraudarán” y que guarde silencio. Se lo dejamos a su conciencia.

TLC: BENEFICIO EXCLUSIVO DE LA MINORÍA OLIGÁRQUICA

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La creciente organización ciudadana que se gesta, día con día, en cada comunidad, para organizar el triunfo del No en el referéndum sobre el TLC, está dejando en evidencia clarísima que el TLC es una cuestión de los oligarcas y que nada tiene que ver con las amplias mayorías ciudadanas, de todos los estratos sociales, a excepción de ese, el de los oligarcas.

Cada vez que los representantes del SÍ al TLC empiezan a dar la cara, la gente de pueblo nota que son personas pertenecientes al rancio círculo de la oligarquía criolla, vinculada con los sangrientos capitales centroamericanos y de las grandes empresas transnacionales. El brazo político de esta oligarquía está en el Poder Ejecutivo y en el Poder Legislativo, junto a los medios de prensa que expresan su ideología mercantilista, neoliberal, egoísta, excluyente y codiciosa. La gente del pueblo y los sectores de la amplia clase media, ya perciben con toda claridad que el TLC es para que esa oligarquía se apropie, definitivamente, de los bienes más preciados del patrimonio público nacional.

En el Sí al TLC, hay un grupúsculo de enorme influencia cuya base de poder es la plata que han concentrado abusivamente, valiéndose de la gran red de tráfico de influencias que han construido en veinte años de neoliberalismo, amén de los más sofisticados sistemas de evasión, elusión, fraude fiscal y saqueo indiscriminado de la cosa pública. El Sí al TLC no tiene base social y, por eso lo que van a hacer es presionar, intimidar, chantajear, no convencer, en, al menos, dos segmentos de población.

El primer segmento lo constituyen la clase trabajadora de sus fábricas y empresas. Las están convirtiendo en campos de concentración, con jornadas de adoctrinamiento ideológico, chantajeando hasta con el despido si no votan por el SÍ. Es más, en varias cadenas de supermercados ya tienen listas las camisetas que deberán ponerse, obligadamente, sus empleados, con el Sí al TLC. Estamos presenciando una gigantesca operación de terror propagandístico con los atropellos más evidentes a la libertad de expresión de cada persona trabajadora en el Sector Privado, agrediendo el libre albedrío de cada cual para decidir.

El segundo segmento de esa oligarquía pro TLC, son los sectores más pobres, de más miseria económica, aglutinadas en las zonas de marginalidad de las áreas rurales y urbanas. La oferta de bonos de vivienda, de becas escolares, de títulos de propiedad, de comestibles, de arreglo de caminos y hasta entregas de dinero en efectivo, están empezando a aflorar para comprarle votos para el Sí con los recursos públicos.

De ahí la enorme importancia que está tomando la organización cívica del No al TLC en cada comunidad. Los comités patrióticos cantonales, creciendo inconteniblemente, podrán contrarrestar la ofensiva antiética, de agresión psicológica y de terrorismo ideológico en que la oligarquía pro-TLC está desarrollando su campaña por el Sí al TLC.

Hoy está completamente claro que el TLC de los oligarcas, perjudica a las grandes mayorías de la ciudadanía costarricense. Por eso es que tanta resistencia ha generado. Por eso es que será derrotado en las urnas. La gente ha tomado nota de que tan sólo es para beneficio exclusivo de la mayoría oligárquica: la misma que fue derrotada en el Combo, la misma de los grandes escándalos financieros con préstamos del exterior, la misma de Alcatel, la misma del cierre del Banco Anglo, la misma de Alterra y Riteve, la misma que le adeuda millones y millones a la Caja, etc., etc.

TLC: LA TRANSPARENCIA Y LA VERDAD, CONTRA LA PLATA Y LA MENTIRA

Gracias a las convicciones democráticas del Diario Extra, en el campo del respeto a la Libre Expresión, ANEP publica, semanalmente, en días miércoles, esta columna.

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Esa oligarquía neoliberal criolla, hoy en orgiástica relación financiera con sus homólogas asesinas de los países centroamericanos ya atrapados en el TLC, acusa al cristalino, multifacético y amplio movimiento de oposición a ese “tratado”, de responder a intereses de gobiernos extranjeros, concretamente a los de las hermanas naciones latinoamericanas de Cuba y de Venezuela.

Nada más falso. Nada más calumnioso. Carente de argumentos, derrotada en el debate, acabada en el plano de las ideas, desmoralizada porque a pesar de sus millones, el Sí al TLC es lo que se reduce, ante el impetuoso avance del No al TLC; esa oligarquía neoliberal, representada por el régimen arista, no tiene más armas que acudir a la infamia y a la mentira.

A través de sus periódicos, notamos que sus “informaciones objetivas”, los artículos de sus columnistas asalariados y de los amanuenses a su servicio, así como sus “editoriales”, dejan abierta constancia de la pobreza intelectual, de la miseria de pensamiento, del sectarismo y del totalitarismo más dogmáticos que les carcome su raciocinio, mostrando a las claras que es mejor seguir el consejo de nuestro corazón, decidiéndonos firmemente por el No al TLC.

La organización ciudadana en las comunidades está brotando inconteniblemente. Un amplio movimiento cívico de resistencia se está articulando solito, creativamente, en medio de una gran tolerancia; con un fervor patriótico capaz de enfrentarse al poder de la plata de esa oligarquía neoliberal codiciosa, angurrienta y lujuriosamente ostentosa; mentirosa, difamadora y calumniadora.

No hay un centavo del exterior en el extraordinario, pujante y patriótico movimiento contra el TLC. La plata más limpia, la plata más cristalina, que en cantidad es poca pero que en ética le gana a la otra, la plata que pone la clase trabajadora, que ponen los intelectuales y académicos de su salario, que aportan las amas de casa, que ponen empresarios y cooperativistas patriotas, que dan los agricultores producto del sudor de su frente; esa es la plata que ha venido financiando la lucha contra el TLC y con la cual se enfrentará los gastos del referéndum, a sabiendas de que, seguramente, no se podrán financiar plenamente.

Pero hay mística, hay compromiso, hay emoción, han militancia, hay tolerancia, hay diversidad; hay razones, argumentos, estudios, planteamientos y fundamentos de sobra; hay amor y cariño a la tierra que nos vio nacer; en fin, hay corazón para ganar esta batalla cívica, la más importante desde que los y las compatriotas de hace ciento cincuenta años defendieron y sellaron nuestra primera independencia.

Esos valores éticos, esa enorme cultura cívica, ese profundo concepto humanista del ser costarricense, aunado a un profundo estudio de la perversidad del nefasto y anticristiano TLC, es lo que nos tiene ganando esta batalla. Ellos, esa oligarquía neoliberal criolla y sus aliadas sangrientas de la región, no pueden competir contra nosotros, el amplio, diverso, plural, tolerante y patriótico movimiento contra el TLC.

Por eso sólo les queda inventar fantasmas del pasado, acudir a la mentira, a la calumnia; solamente les queda faltar a la verdad e insultar. Están agotados. Están exhaustos. No han podido doblegar al noble pueblo costarricense. Se quedaron sin argumentos. Están gastados. Démosles el golpe de gracia, enterrando “su” TLC en las urnas, en el referéndum venidero.